"No temas recibir a
María"
Texto: Mateo 1, 18-25
“Lo escuchamos en este evangelio. Allí se nos decía que lo engendrado
en el seno de su esposa era obra del Espíritu Santo; que debía ponerle el nombre
de Jesús al niño que ella alumbraría, y que no tema llevar a su casa a María, su
esposa. Y cuando José se despierta hizo lo que el Angel del Señor le había
ordenado y recibió en su casa a su esposa.
Desde el punto de vista puramente natural? ¿Acaso no han sellado
literalmente una Alianza Jesús con María, la Sma Virgen con San José y este
último con ambos? El Dios vivo los reunió y mantuvo en una comunidad familiar
extraordinariamente delicada y profunda.(Para nosotras –PJK)
Formaron un hogar,. . . “¿Qué es el hogar? ¿En que pensamos al
hablar de hogar? Si nos preguntamos que ha sido lo que más profundamente ha
formado nuestro hogar, debemos decir que fue el cobijamiento, la seguridad, el
amor, que con total naturalidad recibimos de ese lugar, de esas
personas.
Un lugar, para ser un hogar necesita cobijamiento y amor. No
necesitamos mirar muy lejos de nosotros para ver como el hombre de hoy se siente
acosado, inseguro, solo, sin paz; para comprobar que buscan hogar.
Desde el Santuario de Schoenstatt, Dios ha respondido a ese grito,
regalando hogar a través de María.
Allí la Madre Tres veces Admirable se ha erigido su trono. Allí nos
dará cobijamiento, paz y seguridad. Allí quiere vincularnos, no solo a ella
misma, sino a la Santísima Trinidad, y con ellos a todos los que hasta ella
llegan.
En un mundo lleno de inseguridad, ella nos da cobijamiento; en un
mundo intranquilo, nos da paz; en un mundo falto de amor y lleno de odio, nos da
su amor.
Cuando nos sentimos amados y seguros, cuando experimentamos amor y
cobijamiento, cuando creemos que un tu vivo nos ama y nos ha acogido, solo
entonces tenemos hogar y solo entonces comenzamos a hacernos santos.
Confiados y esperanzados nos dirigimos a ella pidiendo esa gracia
para nosotros mismos y para muchos hombres. “(María si fuéramos como Tu –
PJK)
ORACION
Como la
avecilla, que no abandona su nido, ronda nuestro amor en torno al lugar
santo.
Donde la
lámpara del Santísimo arde y jamás se extingue, se consume nuestra alma para
desposarse contigo.
Por todos
los medios queremos arrebatar el mundo y los corazones hacia el cielo, hacia el
Padre.
Desde el
altar nos dirigimos, Señor, a dar forma a la vida
cotidiana.
Por
nuestra Reina, Soberana de Schoenstatt, sepulta al antiguo Dragón en las
tinieblas del infierno.
Todo sea
tu Reino, e igual a ti, su Cabeza; todo alabe con alegría a la Trinidad en las
alturas.
Amén.
(HP 162-170)
PROPOSITO
Hoy buscaré descubrir las cosas positivas que
hay en mi casa y en mi familia, y hare tres reconocimientos positivos a
ellos.
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