jueves, octubre 31, 2013

Indulgencia Plenaria

Condiciones para Indulgencia Plenaria
 Fuente: www.vatican.va

PENITENCIARÍA APOSTÓLICA

EL DON DE LA INDULGENCIA

 La celebración del Año jubilar no sólo constituye una ocasión singular para aprovechar el gran don de las indulgencias, que el Señor nos hace mediante la Iglesia, sino que también es una feliz oportunidad para volver a presentar a la consideración de los fieles la catequesis sobre las indulgencias. Por eso, la Penitenciaría apostólica publica, para utilidad de cuantos realizan las visitas jubilares, este aviso sagrado.
 INDICACIONES DE ÍNDOLE GENERAL
SOBRE LAS INDULGENCIAS


1. El «Código de derecho canónico» (c. 992) y el «Catecismo de la Iglesia católica» (n. 1471), definen así la indulgencia: «La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos».
2. En general, para lucrar las indulgencias hace falta cumplir determinadas condiciones (las enumeramos en los números 3 y 4) y realizar determinadas obras (en los números 8, 9 y 10 se indican las que corresponden al Año santo).

3. Para lucrar las indulgencias, tanto plenarias como parciales, es preciso que, al menos antes de cumplir las últimas exigencias de la obra indulgenciada, el fiel se halle en estado de gracia.
4. La indulgencia plenaria sólo se puede obtener una vez al día. Pero, para conseguirla, además del estado de gracia, es necesario que el fiel

- tenga la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial;
- se confiese sacramentalmeпte de sus pecados;
reciba la sagrada Eucaristía (ciertamente, es mejor recibirla participando en la santa misa, pero para la indulgencia sólo es necesaria la sagrada Comunión);
ore según las intenciones del Romano Pontífice.

5. Es conveniente, pero no necesario, que la confesión sacramental, y especialmente la sagrada Comunión y la oración por las intenciones del Papa, se hagan el mismo día en que se realiza la obra indulgenciada; pero es suficiente que estos sagrados ritos y oraciones se realicen dentro de algunos días (unos veinte) antes o después del acto indulgenciado. La oración según la mente del Papa queda a elección de los fieles, pero se sugiere un «Padrenuestro» y un «Avemaría». Para varias indulgencias plenarias basta una confesión sacramental, pero para cada indulgencia plenaria se requiere una distinta sagrada Comunión y una distinta oración según la mente del Santo Padre.
6. Los confesores pueden conmutar, en favor de los que estén legítimamente impedidos, tanto la obra prescrita como las condiciones requeridas (obviamente, excepto el desapego del pecado, incluso venial).

7. Las indulgencias siempre son aplicables o a sí mismos o a las almas de los difuntos, pero no son aplicables a otras personas vivas en la tierra.

ASPECTOS PROPIOS DEL AÑO JUBILAR
Cumplidas las necesarias condiciones, indicadas en los números 3 y 4, los fieles pueden lucrar la indulgencia jubilar realizando una de las siguientes obras, enumeradas aquí en tres categorías:

8. Obras de piedad o religión
O hacer una peregrinación piadosa a un santuario o lugar jubilar (para Roma: una de las cuatro basílicas patriarcales, es decir, San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo, o también a la basílica de Santa Cruz de Jerusalén, a la basílica de San Lorenzo en Campo Verano, al santuario de la Virgen del Amor Divino o a una de las catacumbas cristianas), participando en la santa misa o en otra celebración litúrgica (Laudes o Vísperas) o en un ejercicio de piedad (vía crucis, rosario, rezo del himno «Akáthistos», etc.),

- o hacer una visita piadosa, en grupo o individualmente, a uno de esos lugares jubilares, participando en la adoración eucarística y en meditaciones piadosas, concluyéndolas con el « Padrenuestro », el « Credo » y una invocación a la Virgen María.
9. Obras de misericordia o caridad

- O visitar, durante un tiempo conveniente, a hermanos necesitados o que atraviesan dificultades (enfermos, detenidos, ancianos solos, discapacitados, etc.), como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos;

- o apoyar con un donativo significativo obras de carácter religioso o social (en favor de la infancia abandonada, de la juventud en dificultad, de los ancianos necesitados, de los extranjeros que, en los diversos países, buscan mejores condiciones de vida);

- o dedicar una parte conveniente del propio tiempo libre a actividades útiles para la comunidad u otras formas similares de sacrificio personal.

10. Obras de penitencia

Al menos durante un día

o abstenerse de consumos superfluos (fumar, bebidas alcohólicas, etc.);
o ayunar;

- o hacer abstinencia de carne (u otros alimentos, según las indicaciones de los Episcopados),
entregando una suma proporcional a los pobres.

Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 29 de enero de 2000.
Card. WILLIAM WAKEFIELD BAUM
Penitenciario mayor

Mons. LUIGI DE MAGISTRIS
Obispo titular de Nova
Regente


 

viernes, octubre 18, 2013

Indulgencia Plenaria



PENITENCIARÍA APOSTÓLICA


DECRETO

El Sumo Pontífice, Francisco, informado por el Revmo. Heinrich Walter, Superior General del Instituto de los Padres de Schoenstatt y Presidente de la Presidencia General de la Obra Internacional de Schoenstatt, sobre las celebraciones jubilares con las que se conmemora el centésimo aniversario del día en que el Siervo de Dios Joseph Kentenich – en ese momento sacerdote de la Sociedad del Apostolado Católico – impulsado por la renovación de la vida religiosa, fundó en Schoenstatt, cerca del pueblo de Vallendar, la Obra mencionada anteriormente. Esto se produjo a través de un acto de consagración, una alianza de amor con María bajo el título de Madre Tres Veces Admirable, Reina y Victoriosa.

Deseoso de hacer partícipes a los piadosos fieles del don divino, impulsado por su amabilísima solicitud por la Iglesia universal y por su particular afecto a los miembros de la Obra Internacional de Schoenstatt , el Sumo Pontífice benignamente concede la indulgencia plenaria que se ganará con las acostumbradas condiciones (confesión, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice), a todos los miembros de la Obra de Schoenstatt y a otros fieles Cristianos que estén celebrando el jubileo, sinceramente arrepentidos, unidos de corazón a las finalidades espirituales del Año de la Fe. Esta Indulgencia plenaria podrá ser obtenida desde el 18 de octubre (2013) hasta el 26 de octubre de 2014 por cuantos participen en algunas de las celebraciones del Año Jubilar o realicen algún piadoso ejercicio o al menos dediquen un adecuado espacio de tiempo a piadosas meditaciones concluidas con la oración del Padre Nuestro, con el Credo, y con invocaciones a la Madre Tres Veces Admirable, Reina y Victoriosa. Estas acciones pueden realizarse en cualquier día en Schoenstatt, en ciertas celebraciones a ser determinadas en la ciudad de Roma y en todos los santuarios de Schoenstatt del mundo.

Aquellos miembros de la Obra de Schoenstatt que, por enfermedad o por otras graves causas, están impedidos para participar en las celebraciones jubilares, pueden, en el mismo lugar en que se ven impedidos, obtener la Indulgencia Plenaria, a condición de un profundo desapego de todo pecado y el propósito de cumplir, apenas sea posible, las acostumbradas tres condiciones exigidas, así como unirse espiritualmente a los sagrados ritos, rezando y ofreciendo los propios sufrimientos o limitaciones a Dios misericordioso por medio de María.

Con el fin de que la consecución de la indulgencia divina confiada al poder de abrir y cerrar de la Iglesia, sea de más fácil actuación para los operadores de la caridad pastoral, esta Penitenciaría con ardiente premura ruega a los Padres y Sacerdotes de Schoenstatt que se presten, con pronto y generoso ánimo, a la celebración de la Penitencia y a la fuente de administración de la Sagrada Comunión a los enfermos.

Válido desde ahora para todo el Año Jubilar, no obstante cualquier disposición en contrario.

Dado en Roma en la sede de la Penitenciaría Apostólica, el 2 de octubre del año 2013.

(gez.) Kardinal Mauro Piacenza
Großpönitentiar

(gez.) Msgr. Krzysztof Nykiel
Regent

jueves, octubre 17, 2013

Carta de Alianza

 
Carta de Alianza
Octubre 2013
Queridos hermanos:

¡Feliz día de la Alianza! Este 18 de octubre comenzamos el último tramo de la peregrinación espiritual hacia el 18 de octubre de 2014 donde celebraremos el centenario de la Alianza de Amor con la Sma. Virgen en Schoenstatt.

Una fiesta jubilar, como la que queremos celebrar el año que viene, se prepara con mucho anhelo y se la “peregrina” durante mucho tiempo. Hay que preparar muy bien el corazón para poder gustar y apreciar tantas bendiciones. Por eso hemos caminado del 2010 al 2011 el Año del Padre Kentenich, del 2011 al 2012 el año del Santuario, del 2012 al 2013 el Año de la Misión, y a partir de hoy, 2013 al 2014, comenzamos el año jubilar de la Alianza de Amor.

¿Qué es un año jubilar?

En la tradición judía se anunciaba el comienzo del tiempo de gracias con el sonido de un cuerno de carnero, “yobel” en hebreo, de ahí la palabra “jubileo”. El jubileo es un tiempo de gracia destinado a promover la santidad de vida, consolidar la fe, favorecer la reconciliación, la comunión fraterna y las obras de solidaridad en el seno de la Iglesia y en la sociedad.

En la Iglesia un jubileo es un gran acontecimiento religioso y un año de gracias, ya sea celebrado por toda la Iglesia como el Jubileo del año 2000, o por una comunidad como en el 2005 el año jubilar ignaciano para los jesuitas. En nuestro caso el 2013 – 2014 se trata de los 100 años de la Alianza de Amor con la Sma. Virgen en el Santuario, los 100 años de Schoenstatt.

¿Cómo viviremos este año jubilar?

Es una antigua tradición en la Iglesia que al comenzar un año jubilar se abre y se traspasa una “puerta santa”. Este 18 de octubre nuestra Familia de Schoenstatt también abrirá la puerta santa del Santuario y al pasar por ella entraremos en un año de gracias y renovación.

En este año de gracias queremos expresar al Señor y a la Sma. Virgen:

1.    Nuestra gratitud y alegría por todo lo recibido en estos 100 años, especialmente por el don de la Alianza de Amor, por seguir a Cristo en las huellas del P. Kentenich, por la bendición de los hermanos y ser Familia, por la misión recibida y compartida, y especialísimamente por el regalo inesperado del Santuario original en este año.

 2.    Nuestro arrepentimiento y perdón por las infidelidades a la Alianza de Amor; por las egoísmos, mezquindades y malicias para con los hermanos; por las veces que impedimos la unidad y la concordia familiar; por encerrarnos y negarnos a salir y compartir los dones recibidos gratuitamente.


3.    Nuestro compromiso como expresión de agradecimiento, especialmente compromiso por consolidar la unidad fraterna, renovarnos en la misión y anunciar la Alianza de Amor como clave para desarrollar la vida personal, familiar, eclesial y social: la Cultura de Alianza.  

Mientras les escribo viene a mis oídos la conocida canción de nuestra Familia, “Caminando en la Alianza, en la fe probada del ayer, caminando en la Alianza, hacia un nuevo amanecer”. Se trata de caminar a lo largo de este año con la Alianza ardiendo en nuestro corazón, con la Alianza sirviendo a los hermanos, con la Alianza anunciando la presencia de Cristo salvador y de María en nuestras vidas. Caminando en la Alianza hacia un nuevo amanecer… Sí, hacia un nuevo día, un nuevo tiempo, hacia un nuevo siglo de Schoenstatt.

¿Qué esperamos de un año jubilar?

“¿Qué quiere un año jubilar? ¡Una nueva fundación!

¿Qué quiere un año jubilar? Quiere despejar los fundamentos de la familia, para construir nuevamente sobre estos fundamentos.

¿Qué quiere un año jubilar? Probar si todo lo que ha surgido y crecido es sano y bien orientado, o si está torcido y debe ser enderezado” P. Kentenich, octubre 1951.

El Año de la Alianza de Amor con María nos interpela interiormente a una renovación personal y comunitaria. Renovación en los ideales y en la misión para edificar un mundo nuevo en Cristo, como nos invita permanentemente el Papa Francisco. Como Familia de Schoenstatt argentina, en este año jubilar, queremos asumir la invitación del Papa Francisco de construir una cultura del encuentro, una Cultura de Alianza. El Papa nos dice: El encuentro y la acogida de todos, la solidaridad y la fraternidad, son los elementos que hacen a nuestra civilización verdaderamente humana. Ser servidores de la comunión y de la cultura del encuentro. Permítanme decir que debemos estar casi obsesionados en este sentido” (SS. Francisco a los sacerdotes, Río de Janeiro, 27/7/2013).

Al iniciar este año jubilar, bendecimos y abrimos las puertas del Santuario. “Atravesar el umbral” del Santuario significa la certeza de que el costado de Cristo y el corazón de María, como la Iglesia, están abiertos para todos sus hijos y que cada peregrino al entrar en él recibe las gracias especiales del año jubilar. La apertura de la puerta del Santuario nos recuerda también que cada uno de nosotros está llamado a ser un Santuario abierto para encontrarnos con el hermano. Atravesar el umbral del Santuario representa el compromiso de vivir este año jubilar en Alianza de Amor con María y trabajar cada día por una nueva cultura del encuentro con el hermano y con Dios, una cultura de vínculos y de diálogo sincero, una cultura de la verdad y la reconciliación, una cultura del trabajo y el bien común, una Cultura de Alianza.

Como aquel 18 de octubre de 1914 hoy le volvemos a decir: ¡Ven Madre, quédate con nosotros, acompáñanos, edúcanos, renuévanos en Cristo y envíanos a la misión!

En este día saludamos especialmente a la Familia de Schoenstatt en Buenos Aires que hoy celebra los 50 años del Santuario de Belgrano, “Tabor de María, corazón de la ciudad”.

Queridos hermanos, desde el Santuario les deseo un bendecido comienzo del año jubilar y ¡feliz día de Alianza!

P. José Javier Arteaga

 

¡CON MARÍA ARDAMOS POR LA MISIÓN!