lunes, mayo 22, 2017

Mes de María - Día 22



“¡Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan!” (Lc. 11,28)

María está en la vida pública de Jesús como debiéramos haber estado todos nosotros: callando, escuchando y obedeciendo. Cuando habla la boca misma de la Verdad eterna, cabe a las criaturas sola y exclusivamente esta silenciosa obediencia de fe. Cristo mismo lo subraya con suficiente claridad cuando expresa correctamente aquella alabanza de la mujer del pueblo.
Nadie mereció mejor esta alabanza que la madre virginal del Señor, quien no solamente llevo la Palabra de Dios en su seno, sino que ya antes la había concebido en su corazón y en su espíritu.
Nadie es mas madre, hermano y hermana del Señor que aquella cuyo ser integro era un fiat constante y un si viviente a la santa voluntad de Dios: “Quien cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”(Mc.3,35) Con esta palabras Cristo no quiere disminuir en modo alguno a su Madre, pero si aguzar la mirada espiritual para los verdaderos valores y para la verdadera grandeza de la figura de María.
(La actualidad de María – PJK)

ORACION

“La Omnipotencia envió a la nada como instrumento en las manos del Redentor,
y esta nada se reveló cada vez que estorbo sus planes.
Míranos, arrepentidos, de rodillas ante ti, a los que alejamos del mundo la salvación.
Quisimos seguir caminos propios y no ver, culpablemente, tus deseos;
Nos separamos de tu lado, de ti, a quien, temblorosos, aclaman cielos y tierra.
Arrepentidos confesamos nuestros pecados; ¡haz que encontremos perdón en Cristo!
En el futuro, guárdanos como pertenencia tuya y que solo a ti consagremos las fuerzas del amor.
Para que Cristo pueda actuar por nosotros y conducir a los hombres al cielo.
¡Recorra él en nosotros la tierra y con su Esposa extienda su Reino!
Envíanos al Espíritu de fortaleza del Señor para que por el surja la creación renovada:
El reino de Schoenstatt, nación de Dios, que se asemeja a la eterna Ciudad de Sion,
 . . . donde triunfa el amor y reinan siempre la justicia y la verdad.
Amen

Y me consagro a ti, diciendo: Oh Señora mía, Oh Madre mía. . . . .


PROPOSITO

Que aproveche toda ocasión para hablar de Ti, Señor, y así compartir lo que Tú me has dado. 
Irene Bareiro


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