martes, mayo 23, 2017

Mes deMaría - Día 23

La gracia de la fecundidad apostólica
No solo gracias de cobijamiento y transformación debemos esperar de la Virgen en el Santuario. También nos tiene preparada otra gracia: la gracia de la fecundidad apostólica o de misión.
Debemos ser nosotros como cada bautizado y confirmado? No, no solo como cada bautizado y confirmado, sino como autentico apóstol debemos y podemos ser, si la Santísima Virgen nos regala en el Santuario esta gracia de la fecundidad apostólica y, por así decir, nos envía al mundo como sus apóstoles escogidos.
También la virgen, como la fiel colaboradora de Cristo, ha hecho de esta tarea su misión propia. Siempre nos señala hacia más adelante, hacia su Hijo.
Después que nos ha vinculado a ella por la Alianza de Amor, luego que nos ha regalado hogar en el Santuario, y una vez que nos ha dado ricas gracias de transformación, quiere enviarnos como instrumentos en sus manos, para que podamos anunciar a muchos hombres la Alianza de Amor con Dios.
Si la Madre de Dios nos manda como sus apóstoles, somos entonces instrumentos en sus manos.
Pocos de nosotros tendremos la tarea de realizar el oficio apostólico a través de grandes conversiones. Es nuestra vida sencilla en la Alianza de Amor, el apostolado  del ser, los que deben hablar más fuerte que una larga platica. Los hombres deberán poder captar a través de nuestra vida, que hemos sellado una alianza de amor, que pertenecemos a la Madre de Dios; que  ella hemos encontrado un hogar y que en ella quiere educarnos para la santidad. Esta es la verdadera gracia de misión, la que vamos a implorar en el Santuario.  

ORACION

Madre piensa tú en mí,
Entonces mi pensar será luminoso y claro.
Habla tú por mí
Y mi hablar será puro y veraz.
Madre, actúa tu por mi
Sera entonces justo mi actuar,
Santificado será mi trabajo
Y también mi descanso.
Penetra toda mi existencia,
Llena todo mi ser
De tal manera que en mi pueda verse
Tu manera de ser y de actuar.



Y me consagro a ti, diciendo: Oh Señora mía, Oh Madre mía. . . . .


PROPOSITO

Como cristianos nos toca testimoniar este mensaje, viviéndolo en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida profesional y familiar, dejando a Dios la posibilidad de iluminar al mundo con la luz que emane de nuestras vidas

Irene Bareiro


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