martes, septiembre 30, 2008

Fechas importantes octubre 2008

01. Santa Teresita del Niño Jesús



02. Santos Ángeles Custodios
04. San Francisco de Asís
04. Muere José Engling en Cambrai
6/10/64 Santa Sede dispone la independencia Jurídica de la Obra de Schoenstatt
07. Nuestra Señora del Rosario
12. Nuestra Señora del Pilar
13. Última aparición de Nuestra Señora de Fátima


15. Santa Teresa de Jesús












18 de 1914 Primera Alianza de Amor. Fundación de Schoenstatt

18. 45 años Bendición Santuario de Belgrano
18. 40 años Bendición Santuario Villa Warcalde. Córdoba


19. Día de la madre en Argentina
20/10/65 El Santo Oficio suspende todos los decretos contra el P.Kentenich
22/10/65 IV Hito: Pablo VI confirma la resolución del Santo Oficio
27. Acta de Prefundación

domingo, septiembre 28, 2008

José Engling
Apertura de la "fase romana" del proceso de beatificación

ROMA, P. Joachim Schmiedl. Se podía oír la audiencia semanal desde la plaza de San Pedro cuando Mons. Pappalardo, de la congregación vaticana para las causas de los santos, abrió las diez cajas lacradas que contenían en total 13000 folios. Sucedió el 24 de septiembre. 102 años atrás, en este mismo día, José Kentenich hacía su primera profesión como pallottino. Y en 2008 se entregan en Roma las actas del proceso de beatificación del más notable de sus discípulos: José Engling.

En un trabajo conjunto entre los Padres Pallottinos y miembros de la Obra de Schoenstatt, se efectuó una investigación sobre la fama de santidad de José, que concluyó el pasado 17 de junio en Tréveris. El vice postulador de la causa, P. Joachim Schmiedl, y Waldemar Stemle de la Rama de Hombres, de Nürnberg, llevaron las actas en auto a Roma y las entregaron allí el 22 de septiembre. Estaba allí una delegación de miembros de los Institutos de Schoenstatt residentes en Roma y de los Padres Pallottinos con el postulador general, P. Jan Korycky. En la apertura de las actas y documentos se hizo patente la importancia internacional de José Engling por la presencia de schoenstattianos y Pallottinos de cinco países.

En la fase romana sigue una importante tarea: analizar los documentos que, sobre el fundamento de la así llamada "Positio", deben sentar un juicio favorable sobre el heroísmo de las virtudes en José Engling. Además, es un requisito para la beatificación la comprobación de un milagro realizado por su intercesión.

Poco antes del 90º aniversario del fallecimiento de José Engling

Con las actas del proceso de beatificación de José Engling, han llegado ahora a Roma las causas de tres hijos e hijas espirituales del Padre Kentenich. Ya está allí desde hace algunos años la documentación de los procesos de Mario Hiriart y de la Hna. M. Emilie. También está muy cercano el cierre del proceso diocesano de Don João Pozzobon, del mismo modo que el del Padre Kentenich.
Poco antes del 90º aniversario del fallecimiento de José Engling – que será conmemorado por muchos schoenstattianos entre el 3 y el 5 de octubre, en Merville y Cambrai, los lugares donde ofreció su vida y donde murió – es una gran alegría que se haya logrado abrir en Roma el proceso de su beatificación. Y cuando comencemos a contarnos mutuamente nuestras historias con José Engling, probablemente no dejaremos de sorprendernos. En todas las comunidades de Schoenstatt – y entre los Pallottinos, al menos entre los mayores – el ejemplo de la vida de José Engling ha sido crucial para la decisión vocacional de una gran cantidad de sus miembros.

Fuente: www.schoenstatt.de

jueves, septiembre 25, 2008

Profanación Santuario de Comodoro Rivadavia
"Santuario del Mar y de la Paz "

Argentina – 25 de septiembre de 2008

Queridos hermanos en la Alianza:

Con gran dolor tengo que comunicarles que el Santuario de Comodoro Rivadavia fue profanado en la madrugada del 21 de septiembre pasado.

Según las noticias que me han llegado, esa madrugada un grupo de personas ingresó por una ventana del Santuario (que está elevado a nivel de un 1º piso) y, ya dentro, se dedicaron a prender fuego a distintos objetos causando grandes destrozos pero sin afectar el altar.

Juana Otalora, coordinadora de Comodoro, contaba muy apenada que con gran esfuerzo la Familia de Schoenstatt estaba haciendo mejoras en el Santuario a fin de tenerlo bello y renovado para la fiesta del 15ª aniversario el próximo 30 de octubre.

¿Qué significa este ataque a un Santuario de María? Ella es la Mujer vestida de Sol que tiene como misión ofrecer a todos la Luz del Bien y la Verdad de Cristo. Ella es la Madre del Salvador que debe dar a luz a los hijos de la Luz. Ella siempre estará en lucha contra las fuerzas de la oscuridad, que hoy se manifiestan de mil formas diferentes: violencia, crímenes, corrupción, exclusión social, tráfico de drogas, esclavitud de personas, etc. Todas esas formas de mal y oscuridad son las que abundan en nuestras ciudades hoy, en torno a nuestros Santuarios. Es nuestra realidad de luces y sombras. Duele pensarlo y decirlo, pero lo que le sucedió a la Casa de María también le sucede a sus hijos hoy. Duele reconocer que ya no se respetan ámbitos sagrados, pero tampoco se respeta el ámbito sagrado de la vida humana.

Estas constataciones lejos de desanimarnos nos confirman en la enseñanza profética de nuestro Fundador, el Padre José Kentenich, que decía: "Nosotros, que caminamos en las tinieblas, debemos comprendernos como los precursores de esta gloriosa nueva época, aunque también nuestro camino deba pasar por oscuridades y tinieblas....". Y en otro párrafo continuaba: "La vida cristiana está en constante movimiento. Como decía Don Bosco: "el demonio trabaja por diez, nosotros, por eso, debemos trabajar por cien". ¡Nada sin ti, nada sin nosotros es nuestro lema! Las cosas no resultan sin nosotros; tiene que darse en nuestra vida una voluntad plasmadora". (P.K. Curso pedagógico 1950)

Queridos hermanos, los invito a hacer actos de desagravio por el Santuario de Ntra. Madre y Reina en Comodoro (rezar rosarios, participar en la Sta. Misa y ofrecer Capital de Gracias con esta intención) y asimismo acompañemos a nuestros hermanos de Comodoro Rivadavia con gestos de cercanía y solidaridad fraterna, especialmente en este tiempo próximo al 15º aniversario del Santuario.
Unidos en la Alianza, les mando un cordial saludo y mi bendición,
P. José Javier Arteaga

Desde el Santuario discípulos-misioneros para una Patria Familia

sábado, septiembre 20, 2008

Recuerdos del Padre Kentenich
Testimonio del P.Nicolás Schwizer

PARAGUAY, martes, 20 noviembre 2007 (ZENIT.org).-
...el padre Nicolás relata, por ejemplo, su último encuentro con el fundador: «Fue cuando todos los seminaristas hicimos una peregrinación a Cambrai (Francia). Fue el 15 de julio de 1968, dos meses antes de su muerte. Empezamos nuestra peregrinación en Schoenstatt para pedir la bendición del Padre. Pero era muy difícil llegar junto a él. Entonces nos pusimos debajo de su ventana y empezamos a cantar hasta que logramos llamar su atención. Abrió la ventana, nos saludó. Después de un rato desapareció. Volvió enseguida y empezó a tirar por la ventana: caramelos, bombones, chocolates… Finalmente nos dio la bendición para el viaje y se despidió de nosotros».
«Cuando ya estábamos subiendo al ómnibus -añade– vimos de repente como salió por una puerta lateral para ir a rezar su rosario en el parque (…) Y de nuevo nos habló un rato. Pero lo que quedó grabado para siempre en mi memoria es mi despedida personal de él. (…) Y siguió hablando un largo rato, mientras mantenía mi mano en la suya. Y la aferraba fuerte, de tal modo que no podía retirarla. Después nos dejó. Pero a mí me quedó la pregunta ¿qué quiso decirme al retener tanto tiempo mi mano? ¿No sería un signo de su especial cercanía y vinculación de Padre y Fundador? ¿O quería darme ánimo y fuerza antes de dejar este mundo? De cualquier modo lo considero un gesto de despedida muy cariñoso y significativo».Y concluye que, a través de los encuentros con el padre José Kentenich le quedaron tres imágenes en la mente y en el corazón: «El fundador de una gran obra, padre de una gran familia, y yo he sido llamado a ser hijo de este gran padre y a ser cofundador con él; el Padre espiritual y guía para mi vida sacerdotal, cuyo reflejo he de ser, junto con mi comunidad de padres; el santo para nuestro tiempo, que se hizo santo en medio de el mundo de hoy, mundo complejo y difícil, el gran modelo de vida para mí y para todos nosotros que somos sus hijos y seguidores».



LOS ÚLTIMOS RECUERDOS DEL PADRE

P. Humberto Anwandter
(Transcripción de cinta, de una conferencia, julio 2006)

Yo había viajado a América Latina y regresé a Schoenstatt el 7 de septiembre de 1968. Antes de partir, cuando me despedí del Padre, estaba delicado de salud y cuando regresé lo encontré muy bien. Primero hablé por teléfono con él y le conté algo de la visita a América del Sur, le hablé de Chile, después de Ecuador y él me interrumpió:
“Disculpe, padre, vienen llegando las Hermanas que estaban en el día de los católicos en Essen, yo lo llamo después en la semana”.

Después supe que el Padre había bajado a Marienau y que estaba preparando la Semana de Octubre. Cuando él se retiraba a trabajar no se le podía ver. El viernes 13 me llamó el rector de la casa Marienau y me dijo: “Padre te invita mañana a almorzar”. Después, en la mañana del sábado 14 me llamó como a las 11 AM: ‘disculpe, pero el Padre no va a poder porque llegó un obispo que quiere conversar con él, entonces quedará para otra oportunidad’. En la tarde, como a las 5 PM, recibí otro llamado: ‘el Padre lo invita a cenar’.

Fue mi último encuentro con él. Llegué a Marienau; en el comedor estaban Mons. Schmitz y el Vicario Engel. Me dijeron: ‘acaban de llamar al Padre por teléfono, es Mons. Tenhumber y ya viene y dijo que comenzáramos’. Comenzamos y a los pocos momentos llegó el Padre, muy jovial, lo saludamos y dijo:
“Ud. tiene mucho que contar, pero primero voy a contar algo, Mons. Tenhumber quería hablar conmigo porque lo llamó Mons. Wissing…”

Se trataba del futuro Santuario en Bonn, en Kreuzberg, una colina donde se alza una antigua Iglesia que estuvo a cargo de los franciscanos. Allí está una réplica de la escala santa y es un lugar de peregrinación. Los franciscanos lo entregaban, entonces Mons. Tenhumber y Mons. Wissing querían que se construyera un Santuario para Bonn. Monseñor Wissing decía que era necesario para los misioneros extranjeros que venían ahí, para que tuvieran un lugar de contacto con Schoenstatt y Monseñor Tenhumber decía que era apropiado para los políticos de Bonn. Opinaba que el primer contacto con Schoenstatt no podía ser con el Santuario original, pues no van a ir a Vallendar, pero si conocen Schoenstatt en Bonn, será el primer paso. Sin embargo, tenían problemas económicos y le dijeron al Padre que hablara en la semana de octubre para que la Familia se sintiera responsable. Y así el Padre nos contó:
“Yo le dije que en este momento la Familia no está en condiciones, las comunidades están construyendo las casas generalicias y no tienen medios económicos para este proyecto, pero sí para Capital de gracias, pero que tuviera confianza porque si tras eso está la Mater, ella moverá el corazón de alguien que pueda aportar dinero para construir”.

Después se logró financiamiento. Los Padres de Schoenstatt ni las Hermanas de María podían asumirlo y lo tomaron los Hermanos de María.

A continuación le conté de Sudamérica, de Brasil, Argentina, Chile, Ecuador. Todo esto se lo llevó en el corazón. Después de un momento me dijo:
“Ahora usted va a comer y yo voy a conversar un poco sobre la semana de octubre”.

Acababa de salir la famosa encíclica Humanae Vitae y el Nuncio había venido a hablar con él a pedirle que apoyara esta Encíclica porque de parte del episcopado alemán hubo una reacción no muy favorable a ella. Él estuvo dispuesto.

En el año 1968 estaba gobernando Frei con la famosa revolución en libertad. Le conté que un jesuita, el P. Roger Veckeman había desarrollado un proyecto de reforma social. Había escrito en la revista Mensaje un artículo sobre ese proyecto y la doctrina social de la Iglesia. Por ese entonces había mucha inquietud sobre el aporte de Schoenstatt en esa dirección. El Padre me respondió:
“Hable con el Vicario Engel, yo traté ese tema cuando vino la crisis en Alemania, a fines de los años 30; los principios que están allí, hoy tienen validez”.

Más tarde, aquí en Chile, se editó el libro “Desafío Social” que hizo traducir Rodrigo Ossandón cuando fue presidente de USEC y contienen esas conferencias.

Después, pasando a otro tema, hizo un alcance interesante. Yo le dije, en Chile se quiere iniciar el Movimiento en una parte de Sudamérica donde aún no esté y los países más indicados podrían ser México o Colombia.

“¿Por qué motivo?” preguntó.

Le dije: porque son dos países grandes, muy católicos, tienen vocaciones y Schoenstatt no está ahí todavía. Entonces dijo dos cosas:
“No bastan los motivos objetivos para algo. Tienen que llegar a México y a Colombia, pero la pregunta es el cuándo, cuál es el momento; yo nunca he hecho algo sólo porque objetivamente es así, siempre he esperado una señal de la Providencia que me diga que aquí está la puerta abierta, que es el momento adecuado; les aconsejo que esperen, Dios les va a mostrar el momento oportuno y el lugar oportuno”.

Eso vino después porque un sacerdote mexicano estaba estudiando en Roma, allá se encontró con Monseñor Cox que trabajaba en la Secretaría de la familia. Conoció Schoenstatt y él comenzó con el Movimiento en México. Las Hermanas estaban ahí y pidieron ayuda a los padres. El Padre agregó:
“Cuando se comience una fundación, no envíen a una persona sola; tiene que ser una comunidad, al menos tres. No sólo para que tengan compañía sino porque Schoenstatt es muy complejo y no se puede esperar que una sola persona haya captado todo y tenga internalizada la espiritualidad de Schoenstatt en forma armónica; lo natural es que cada uno acentúe un determinado aspecto. Es importante una comunidad porque entonces se complementan; si se envía una sola persona, dentro de un plazo breve hay que enviar una segunda y luego una tercera”.

Después del tema de la semana de octubre, le dije: Padre en Sudamérica lo están esperando, especialmente en Chile. Y respondió:
“Espero ir a Sudamérica, pero cambié algo en el plan de viaje…”.

En ese momento, en América del Sur, Schoenstatt estaba en Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Ecuador y habían ayudado a financiar un pasaje de ida y vuelta para el Padre con Capital de gracia y con el ‘otro capital’ y se le entregó oficialmente el 2 de febrero del año 1967. Estaban los Padres en un terciado internacional y las Hermanas en un pro-capítulo. Las Hermanas y los Padres de Sudamérica fuimos a entregarle al Padre el pasaje. Se lo dimos en un sobre cerrado: Padre aquí está el Capital de gracias para su pasaje para América del Sur.
“¡Ah, bien!”.

¡Ábralo! Lo abrió y dijo:
“¡Un pasaje Lufthansa!”.

Se sorprendió porque pensó que era una cosa simbólica, expresión del Capital de gracia.
“¿Pero que fecha tiene?”.

Ud. tiene que fijar la fecha.
“¡Ya veremos, cuando la Providencia lo muestre! Pero espero que no demore mucho. Mi ruta de viaje será la siguiente, primero voy a Bellavista pues ahí ocurrió el acontecimiento del 31 de mayo y partí al exilio, luego recorreré toda América Latina para terminar en Milwaukee y desde allí regresaré a Schoenstatt”.

La Hermana Aloysa, que era una de sus cuatro secretarias, nos contó que más adelante de ese año 1967, el Padre le preguntó:
“¿Cuándo vence el pasaje que me regalaron los sudamericanos para viajar?”.

Yo creo que vence pronto, hay que ir a revisar… vence el dos de febrero del próximo año (1968).
“Entonces hay que renovarlo porque no puedo viajar”.

Después, en agosto le preguntó a la Hna. Aloysa cuándo vencía el pasaje y ella le respondió que a comienzos del año siguiente –1969– a lo que respondió:
“Ah, este año no será necesario prolongarlo porque viajo antes”.

Después, esa noche del 14 de septiembre me dijo:
“Viajaré, pero hay un cambio, no voy primero a Bellavista, antes iré a Milwaukee porque ha pasado demasiado tiempo, por gratitud a todas esas personas que hicieron tanto por mí durante esos años, de allí a Bellavista y después hago la gira”.

Esa fue su intención expresada esa noche antes de morir. En ese momento el Padre no tenía ningún presentimiento que iba a partir pronto, él tenía planes para la Semana de Octubre, además tenía la intención de viajar. Ese día al despedirse me dijo:
“Ahora me vienen a buscar porque esta noche regreso arriba, a la casa de formación, ya que mañana tengo Misa con la Provincia de Metternich”.


Esa es la primera provincia del Jardín de María. Pronto llegó la Hna. Benhilde en auto a buscarle. Cuando estaba ante el ascensor ya para despedirse, el Vicario Engel le dijo: ‘Padre, ¿esta vez no le envía nada a los padres?’. Porque siempre que iba les enviaba un regalo.
“Tiene razón”, dijo.

Y volvió al comedor, miró y había una cesta con frutas que le había enviado la Hna. Superiora de Sonneck. Con una sonrisa dijo:
“Esto es para los pobres padres de Sonneck...”.

Ese fue el último regalo. Cuando subió al ascensor fue la última vez que lo vi con vida.

Para mí fue un impacto muy grande porque yo lo vi sano. Al día siguiente tenía la Misa en Schoenfelds, antiguo noviciado, justamente a las siete y cuarto. Yo ya estaba revestido en la sacristía para salir y la Hermana me dijo: padre, espere un momento porque acaban de llamar a la Superiora al teléfono, ya vuelve. La Hermana volvió, pero en vez de ponerse en su puesto fue a la sacristía y me dijo: padre, rece especialmente por nuestro Padre porque acaban de llamar desde la Iglesia de la Adoración y sufrió un desmayo. Nunca pensé que había fallecido porque lo había visto el día anterior y pensé que sólo fue un desmayo. Cuando terminé la Misa fui inmediatamente a Sonneck y en la portería estaba el P. Bodo Erhard, el Superior General, haciendo llamados. Me llamó la atención porque nunca estaba a esa hora ahí. Después le pregunté: ¿cómo está el Padre? Y me dijo: ¿no sabes lo que ha pasado? Claro que sé, le dije, tuvo un ataque y por eso te pregunto como está. Dijo: no, el Padre murió.


Yo había escuchado eso que pasa a veces, que uno escucha algo y que no se registra, nunca lo había entendido. Esa vez me pasó. Había oído: el Padre ha muerto e interiormente era como una moneda que uno quiere echar en una ranura y no entra. No sé cuanto duraría, pero pasó un momento en el que yo no lo comprendía. Entonces me dijo: si quieres te llevo arriba. Llegué poco después de las ocho, el Padre estaba tendido donde hoy día está la alfombra, tenía desabrochado el cuello, con un pañuelo doblado bajo la barbilla, parecía como si durmiera, me arrodillé, puse mi rosario en sus manos, recé un momento, renové la alianza y después me despedí de él con un beso en la frente.

El P. Bodo me dijo: te espero fuera y trae al P. Menningen. Me impactó mucho ver al P. Menningen, estaba en una esquina de lo que hoy es la capilla del Fundador, sentado en un taburete. Estaba anonadado. Nunca lo había visto así. Cuando le dije: ‘padre, ¿vamos?’ Se dejó llevar como un niño. Para él era como si le hubieran movido el piso, no sabía a que atinar. La muerte del Padre lo pilló muy de sorpresa.

Estos son los recuerdos de la última vez que estuve con el Padre antes de su muerte, ese día 15 de septiembre de 1968.

Artículo publicado en revista Vínculo Nº 204, septiembre 2006.

jueves, septiembre 18, 2008

Carta de Alianza de septiembre de 2008

Queridos hermanos en la Alianza:

El 15 de septiembre recordamos el 40º aniversario del fallecimiento del P. José Kentenich, nuestro Padre Fundador. En muchas catedrales y parroquias de Argentina y del mundo se celebraron Misas en su memoria. Una memoria viva que para nosotros es misión y constante desafío.

El Papa Juan Pablo II nos decía en el Encuentro con el Movimiento el 20 de septiembre de 1985 en Vaticano, con motivo del centenario del nacimiento del Padre Fundador. “Desde muchas naciones os habéis reunido para agradecer por el don que Dios os hizo en la persona del P. Kentenich.” Ese don de Dios se manifestó en la vida del P. Kentenich con rasgos muy concretos.

1. Padre
El P. Kentenich fue un claro reflejo de la paternidad de Dios para muchos hombres y mujeres de todo el mundo. Un sacerdote, luego de una larga charla con el P. Fundador, le preguntó: “¿Padre, tiene Ud. alguna intención por la que quiere que yo rece?” y el Padre le contestó: “Sí, rece para que pueda cobijar en mi corazón a millones de personas”.
Vivimos en un tiempo carente de personalidades paternales (no confundir con paternalismo), un tiempo de enorme orfandad y abandono. Esos fueron los mismos dolores que padeció el niño y el hombre Kentenich por la ausencia de su propio padre. Justamente en aquello que Dios lo iba a distinguir como Su instrumento, en ello mismo el Señor debía formarlo, probarlo y educarlo. Es la misteriosa pedagogía divina que aprovecha lo pequeño, lo débil o torcido para sus santos planes de redención. El P. Kentenich anunció con su vida que Dios no es una idea metafísica, un concepto filosófico ni un personaje de la historia, sino un verdadero Padre que ama incondicionalmente. Al respecto decía: “La razón última de la “ausencia” de Dios en tantas almas debemos buscarla en la carencia de personas que lo reflejen. Por lo tanto si nosotros no somos reflejos de Dios misericordioso le quitamos a los hombres de hoy la posibilidad de creer en Él.”

2. Profeta del Dios de la Vida
Desde el más profundo espíritu evangélico, el P. Kentenich, nos enseña que Dios es un Dios vivo y para la vida: “Si queremos vivir en compañía de Dios, si queremos vivir en la presencia de Dios, como se decía antiguamente, si queremos tener un trato de amistad con el Dios vivo, entonces hay que contemplar a Dios en todas partes; hablar con Dios en todas partes, fundados en la fe y el amor…”
Mons. Zollitsch, presidente de la conferencia episcopal alemana, decía al respecto: “Muchos de nuestros contemporáneos –incluso muchos bautizados que se consideran cristianos –viven hoy como si Dios no existiera. No cuentan más con la acción de Dios en este mundo, en sus vidas, en su vida cotidiana. En Schoenstatt buscamos al Dios de la vida, contamos con Él y su acción, día tras día. Hemos aprendido y practicado, día a día, en la búsqueda de las huellas de Dios, la fe practica en la Providencia Divina.”

3. Aliado y misionero de María
Desde que su mamá lo consagró a la Sma. Virgen a los 9 años, en momentos muy difíciles para ella, María fue su madre, su guía y consuelo, su educadora. En ese acto ya está el germen de la Alianza de Amor que más tarde dará origen a Schoenstatt. Él fue el primer aliado de María en Schoesntatt y su gran misionero. Él mismo revela la misión que le confió Dios al respecto; “…mi misión fue y es anunciar al mundo el misterio de María. Mi tarea es proclamar a la Sma. Virgen, revelarla a nuestro tiempo como la Colaboradora permanente de Cristo en toda su obra de Redención, como la Corredentora y la Medianera de las Gracias. Revelar a la Sma. Virgen en su profunda unión a Cristo y con la misión específica que Ella tiene desde el Santuario de Schoenstatt para el tiempo actual” (16 de noviembre de 1958). Proclamar el misterio de María significó para el P. Kentenich mostrarle a los hombres la Madre fiel, el “libro de oro” del cristiano, la imagen, modelo y modeladora del hombre nuevo en Cristo. Pero Kentenich no se queda con María como Madre a amar e imagen a imitar, sino que busca movilizar lo mariano en el seno de la Iglesia para gestar una nueva cultura, que a instancias de María, sea más cristiana, más solidaria, justa y fraterna, y por ello más humana.

4. Comprometido con el hombre y su tiempo
El P. Fundador supo acuñar esa genial frase que define todo su ser y su actuar: “Con la mano en el curso del tiempo y el oído en el corazón de Dios”. Él no predicó una religiosidad espiritualista, desentendida del hombre y su tiempo sino bien anclada en el corazón de Dios y encarnada en el mundo. Pasó dos guerras mundiales, experimentó la degradación humana en un campo de concentración, pasó hambre, crisis económicas y pobreza; vivió con y como su pueblo. En cada tiempo supo buscar las respuestas para las problemáticas del hombre y la sociedad en el corazón mismo de Dios; asimismo buscó caminos de aplicación sencillos y profundos para que llegaran al corazón del hombre. Fue valiente para denunciar todo lo que atentara contra la dignidad y la integridad del hombre como hijo de Dios. Fue fiel y franco con su Iglesia, asumiendo que tiempos de grandes cambios requieren renovación, creatividad, valentía y un nuevo ardor en el modo de vivir y transmitir la fe.

Querida Familia de Schoenstatt, al comenzar estas líneas les decía que la memoria del P. Fundador es memoria viva, que nos motiva y desafía a la misión. Mons. Tenhumber, obispo de Münster, Alemania, dijo una vez a la Familia de Schoesntatt que éramos “la carta de presentación de la santidad del Padre”. Una carta de presentación que de nosotros depende que sea “legible, motivadora y atractiva”. Por nuestra intensidad y calidad de vida en la Alianza, por nuestra valentía para vivir auténtica y creativamente nuestra misión, la Iglesia y la sociedad recibirán lo que nosotros mismos hemos recibido en la persona del Padre Fundador. O no. En este nuevo 18 podemos estar infinitamente agradecidos por el Don recibido pero también recordemos que somos deudores del Padre y de su fundación.

“Ustedes, a su manera pueden ayudarme a llevar la responsabilidad
y compartir la misión de la Familia…
Quien tiene una misión debe cumplirla, aunque un salto mortal siga al otro.”
(P. J. K., 31 de mayo de 1949)

Sí, Padre; ¡tu herencia nuestra misión! Aquí estamos, vamos contigo, nuestra mano en tu mano, nuestro corazón en tu corazón.

P. José Javier Arteaga

lunes, septiembre 15, 2008

40º aniversario del fallecimiento del Padre Kentenich

Homilía de Mons. Robert Zollitsch, Iglesia Peregrinos, Schoenstatt.

Querida Familia de Schoenstatt, hermanas y hermanos en la fe:

No solamente en Schoenstatt contemplamos, en estos días, lo sucedido hace cuarenta años. Lo hacen muchas otras personas en nuestro país, sí, y en toda Europa. Se lo ha comunicado de varias maneras en numerosos debates televisivos y en una gran cantidad de artículos en periódicos y revistas. Pues el año 1968 marcó una clara incisión. Para nosotros, en Schoenstatt, es el hecho de que el Padre y Fundador de nuestra Familia concluyó su vida terrenal y regresó a la Casa del Padre, y que desde entonces tenemos que continuar nuestro camino hacia el futuro sin un contacto inmediato y directo con él.

Para nuestro país (Alemania), para toda la Europa occidental, el año 1968 significa un enorme sacudón. Las protestas y la rebelión de la generación del ’68 cambiaron dramáticamente a nuestro país y a nuestra sociedad, a todo el mundo occidental.

Estábamos todos sumamente sorprendidos, no solamente por la inesperada partida de nuestro fundador, sino también por el estallido de disturbios, la revuelta estudiantil y los secuestros y asesinatos atribuidos a las Brigadas Rojas. Y sin embargo el Padre Kentenich, que tenía la mano en el pulso del tiempo y que sabía interpretar las voces del tiempo, ya desde hacía muchos años había señalado que un mundo viejo estaba en llamas y nacía un mundo nuevo. Él, que veía el desmoronamiento religioso, la revolución, una revolución del ser, se adelantó y se esforzó desde mucho tiempo atrás para preparar a su Familia para esto. Sí, él estaba convencido de que en Schoenstatt había anticipado la respuesta

La noche del 12 de septiembre de 1964 me encontré con el Padre Kentenich en Milwaukee. Durante un largo paseo tuvimos una conversación muy personal. Hablamos sobre los puntos notables en la historia de la Familia y llegamos muy pronto al 31 de mayo de 1949 y a la cuestión de la teología y la psicología de las causas segundas. Pero muy pronto noté que para el Padre Kentenich mis preguntas e inquietudes estaban dirigidas a un tiempo demasiado pretérito, a la historia. Lo que más le preocupaba a nuestro Padre en ese momento, y lo que quería darme, era otra cosa. Para él estaba muy claro: el Concilio Vaticano II era el gran cambio tan esperado.

Él estaba convencido de que ahora Schoenstatt sería comprendido, ahora se presentaría para nosotros el gran desafío. Habló acerca de que el Papa Juan XXIII había abierto ampliamente las ventanas y las puertas de la Iglesia; con ello la Iglesia penetraría en el mundo y reconocería las cuestiones de la actualidad. Destacó lo importante que era que la Iglesia, al parecer una roca inquebrantable, se pusiera en movimiento. Habló de una ”roca movediza”. Una roca que se pone en movimiento, avanza y produce una poderosa conmoción. El Padre Kentenich quiso abrirme los ojos para el kairós y dirigir mi vista hacia el futuro. Es válido mirar hacia atrás para asegurarse y para agradecer. Pero esto debía llevarme a mirar al futuro: esto es lo decisivo.

Esto caracteriza también su proceder después de su regreso a Schoenstatt; sus manifestaciones en los últimos años de su vida lo muestran con gran claridad.
Así dijo claramente en abril de 1968: "Vivimos una revolución como jamás la hemos experimentado hasta ahora. Todo se tambalea” (30 de abril de 1968). Y orienta la mirada de su audiencia hacia adelante, a lo que estaba creciendo. No se quedó sólo en las observaciones. Para él, siempre se trataba de sacar conclusiones, para así encontrar la respuesta a los desafíos del presente y del futuro. Confiando en la acción del Espíritu Santo, vislumbró la forma de la Iglesia del futuro. Así lo expresó poco antes de su muerte: "Todos nosotros estamos llamados a colaborar, en nuestro modo, en la construcción, por así decirlo, de una nueva Iglesia, y quizás se nos va a regalar una Iglesia renovada en múltiples aspectos” (charla a sacerdotes, 17-2-68). Para él era muy claro que la Iglesia debía marchar hacia las nuevas playas si quería formar el futuro del mundo y de la sociedad.

Marchar a las nuevas playas del tiempo, marchar hacia los tiempos más nuevos. Éste es el legado de nuestro fundador, y no solamente en el saludo que envió a la Jornada de los Católicos, en 1968, en Essen. Éste es hoy el imperativo de su testamento para nosotros. Y si observo la situación de la Iglesia en Alemania, entonces podemos decir: vale justamente para hoy.

Muchos de nuestros coetáneos – incluso muchos bautizados que se consideran cristianos – viven hoy “etsi Deus non daretur”, como si Dios no existiera. No cuentan más con la acción de Dios en este mundo, en sus vidas, en su vida cotidiana. En Schoenstatt buscamos al Dios de la vida, contamos con Él y su acción, día tras día. Hemos aprendido y practicado, día a día, en la búsqueda de las huellas de Dios, en la fe practica en la Providencia Divina. Con esto experimentamos que el Dios vivo y todopoderoso actúa en medio de nosotros. Y no lo hace solamente hoy. Quiere mostrarnos el camino al futuro. Esto vale para nosotros personalmente, para nosotros como Familia de Schoenstatt; vale para el camino de la Iglesia en el futuro y para el aporte de nuestra Familia como Movimiento de renovación.

Se trata de anunciar de nuevo al Dios de la vida, de regalar a muchos la experiencia de la fe práctica en la Divina Providencia y la Alianza de Amor, y entregar todo esto a la Iglesia en su camino al futuro. El camino de nuestra Familia – fuera de los muros de Schoenstatt – se trazó en 1919 en Hörde, por la fundación de la Federación Apostólica: Renovación de la Iglesia por el compromiso de sus miembros, por el apostolado de los laicos, por la vocación de todo cristiano a esforzarse por construir el Reino de Dios. Esto lo ha cimentado el Fundador en su Familia desde el principio, como un encargo de Dios. A partir del Papa Pío XI y de la Acción Católica, y especialmente desde el Segundo Concilio Vaticano, hablamos frecuentemente de la ”madurez de los laicos”.

Y algunos pregonan hoy por todas partes la fórmula "es la hora de los laicos”. Sabemos que no es "la hora de los laicos” porque tengamos pocos sacerdotes. La escasez de sacerdotes es, en todo caso, una señal de Dios que nos desafía y nos obliga a reflexionar profundamente cuál es la dignidad y la misión de todo cristiano. Como Movimiento laical, esto se ha dado en nuestra Familia desde sus comienzos. Podemos brindar una larga experiencia y un camino de fe probado de lo que aportan laicos activos y comprometidos en la vida de nuestra Iglesia.

Por eso podemos experimentar cómo muchas mujeres y muchos hombres de nuestra Familia asumen responsabilidades en sus ramas, en nuestras comunidades y consejos parroquiales. Continuamente me asombro al ver cuántas personas se comprometen por nuestros santuarios y centros de Schoenstatt y se preocupan por su vida y su fecundidad. No lo hacen en absoluto como "suplentes”, sino basados en su propia vocación por la Familia y la sociedad. Si vemos todo lo que ya ha sido posible hacer, podemos estar realmente asombrados.

Me impresiona, por ejemplo, cuando me entero cómo la juventud masculina de Schoenstatt en Austria desde hace unos años organiza sus campamentos sin tener asesores, y qué vida dinámica hay en la Familia de Schoenstatt húngara, o como por iniciativa de innumerables laicos la Virgen Peregrina de Schoenstatt llega a tantas casas y es recibida por personas que sin ella no encontrarían un camino a la Iglesia.

Aquí podemos hacer un valioso servicio a la Iglesia, mostrándole un camino al futuro, tratando de expresar y vivir de una manera probada la comunión entre sacerdotes, religiosos y laicos, en un clima de respeto mutuo y de benevolencia. Aquí se hace evidente que la vocación no comienza con la ordenación sacerdotal o con la profesión religiosa, sino que cada cristiano tiene su vocación.

Justamente en el cuadragésimo aniversario del fallecimiento del Padre Kentenich, podemos agradecerle por esto, porque él nos ha mostrado hace mucho este camino. Nos podemos alegrar por todo lo que vive nuestro Movimiento. A la vez tenemos el desafío de preguntarnos cómo seguimos por este camino, cómo lo llenamos hoy de vida. Sobre todo, cómo apoyamos a la Iglesia a seguir con valor su camino al futuro.

Si miramos con ojos atentos a nuestro alrededor, notamos una tendencia creciente a la individualización, al hecho de que cada vez más existen y son aceptados paralelamente distintos conceptos de vida. No queremos aceptarlo sin crítica, y al destacar también la importancia de la comunidad, tenemos que darnos cuenta de este estado de ánimo que marca a los hombres de nuestro tiempo. A ellos no les gusta que se les diga lo que hay que hacer, lo que hay que dejar. Mientras que en muchas parroquias estas personas difícilmente encuentren un hogar, nosotros tenemos en Schoenstatt – de nuevo fundamentado por el Padre Kentenich – un valioso acceso que permite que este tipo de personalidades experimente la belleza de la fe.

Pues son los procesos mentales de cada uno a los cuales el Padre Kentenich da una importancia clave, diciendo por ejemplo: “Por favor, no acepten nada ciegamente. Por favor, examínenlo y acepten solamente lo que ustedes mismos hayan experimentado”. Él acoge en su espiritualidad las experiencias individuales. Las verdades inquebrantables no se incorporan desde afuera a su espiritualidad; el Padre Kentenich es consciente de que la huella de Dios está grabada en cada persona. La idea conductora es: lo que vive en mí, lo que yo mismo he experimentado, me puede conducir a una relación con lo sobrenatural.

La vida se enciende en la vida. No comienza con lo que anuncian los dogmas como verdadero y seguro. La historia de la vida de cada individuo juega un rol fundamental. En la Alianza de Amor esto se evidencia de un modo ejemplar. Aquí vale mi vocación personal, mi formación en la fe individual. No hay una postura prefabricada de lo que corresponde: lo determinante es cómo cada individuo vive plenamente la Alianza de Amor en su camino de fe personal. Así el Padre Kentenich toma en serio lo confirmado por Dios por medio del profeta Isaías, “Te he llamado por tu nombre. Eres mío” (Isaías 43,1).

Con esta visión el Padre Kentenich llega al alma de nuestro tiempo y a la vez nos conduce hacia el futuro. Pues justamente en la Alianza de Amor estamos invitados a sellar esta alianza también entre nosotros, a vincularnos recíprocamente en red y aportar a la comunidad. El Padre Kentenich sabía que en toda acentuación del proyecto de la propia vida, los hombres tienen un gran anhelo de poder desarrollar relaciones profundas y duraderas. Por ese motivo, este vínculo – por medio de la Alianza de Amor con María – es tan valioso porque toca los estratos más íntimos de nuestra alma.

El acceso individual y personal, que cuida fuertemente de no coartar la libertad individual, es lo que hoy hace especialmente atractivo a este camino. “Tanta libertad como sea posible”, esta premisa de nuestro Fundador, en la que expresa todo su respeto por la vocación personal de cada individuo, es un indicador de caminos decisivo de cómo hoy la gente puede llegar a un encuentro personal con la fe. Donde ellos vean primero órdenes y prohibiciones, va a llegar a muy pero muy pocos. Allí donde algo llegue a mí personalmente, donde se tocan los estratos más profundos del alma, donde se toman en serio mis cuestionamientos religiosos, en forma de invitación y sin presión, aquí se abren los caminos a la fe en el Dios vivo, una gran oportunidad que se nos da en nuestro Movimiento por el camino personal en la Alianza de Amor y por la valoración de la propia vocación.

Queridas hermanas, queridos hermanos:
Estas indicaciones y experiencias que tenemos ante la vista en este cuadragésimo aniversario del fallecimiento de nuestro Fundador, quieren hacer claro para nosotros: Schoenstatt puede aportar a la Iglesia muchas riquezas de su tesoro. No tenemos que ocultarnos en las catacumbas, al contrario, podemos, conscientes de nosotros mismos y con espíritu de conquista, colaborar en la formación del camino a la Iglesia del futuro. Me parece que de vez en cuando olvidamos que Schoenstatt nació como un movimiento de renovación. El Padre Kentenich nos exhorta, con sus palabras de saludo a la Jornada de los Católicos de 1968 en Essen, como en un legado, a tener el futuro ante la vista mientras nos anima a ir “alegres por la esperanza y seguros de la victoria, con María, hacia los tiempos más nuevos”.

Desde mucho antes de ser obispo recibo continuamente, de muchos responsables en las parroquias, manifestaciones de aprecio por el compromiso de los schoenstattianos. Son cumplidores, sencillos y fieles. Se puede confiar en ellos y son frecuentemente el apoyo de la comunidad parroquial. De lo que raras veces escucho hablar es de la fuerza innovadora que hay en nosotros, que era para el Padre Kentenich una intención fundamental cuando hablaba de su visión de la Iglesia. ¡Tengamos el valor de asumir esta intención de nuestro Fundador! Sí, tenemos que dar hoy a la Iglesia un mensaje moderno, verdaderamente desafiante.

Justamente ésta fue la intención de nuestro Padre y Fundador. No deleitarse en el pasado, no querer conservar todo, sino ver cómo trasladar los contenidos de la fe a los tiempos más nuevos, y cómo poder traducirlos. Esto lo llevó a él a la confrontación con la Iglesia, sin dejar de amarla. Y reconoció en esto la misión de Schoenstatt de colaborar con la construcción de la “Iglesia en las nuevas playas” y así hacer realidad la visión de la Iglesia del Concilio Vaticano II. El desafío y el encargo del cuarto hito se han transformado hoy en una oportunidad concreta. Las puertas están ampliamente abiertas para nosotros. Podemos ver como una señal para esto, con fe en la Providencia, que en nuestro tiempo se puede construir y concretizar en Roma el Centro internacional de Schoenstatt en el corazón de la Iglesia, lo que hace tanto tiempo había anhelado el Padre Kentenich.

Queridas hermanas, queridos hermanos:
Queremos retomar las posibilidades que se nos ofrecen hoy. Estemos dispuestos y tengamos el valor de entregar nuestro multifacético tesoro a la Iglesia de nuestros días. Estemos dispuestos a embarcarnos en este viaje y también – como schoenstattianos – a seguir nuevos caminos. Tengamos el valor de ir adelante en este camino de la Iglesia hacia el futuro y así entusiasmar de nuevo a los hombres por la fe. La cosmovisión que nuestro Padre Fundador nos ha dejado es decisiva y fundamental. Con el mismo impulso queremos llevar adelante su espiritualidad a nuestro tiempo. Lo que tenía actualidad en su tiempo, no necesariamente será actual por siempre.

Pero su actitud fundamental es para nosotros su legado y tarea permanente. Tenemos que transmitir esto continuamente a nuestro tiempo, para no dar a las nuevas cuestiones de nuestra época las respuestas de hace cuarenta o cincuenta años. Veamos, justamente en vistas al gran jubileo del año 2014, dónde se nos abren las puertas por las que podemos pasar para continuar propagando la misión del Padre Kentenich. Pasemos por esas puertas con valor y seguros de nosotros mismos para entregar a la Iglesia el esperado y valioso servicio, y aportar a la renovación y profundización de la fe.

Mons. Dr. Robert Zollitsch

Arzobispo de Friburgo
Presidente de la Conferencia episcopal alemana
EL PUENTE

Año 2 Nº 7

Setiembre 2008

"Madres serviciales, alegres y respetuosas"

a) “Carta para nosotras” Carolina Peralta, Jefa de la Región Paraguay nos acerca al querido P. Nicolás, a la fecundidad de su vida a través de la cruz y como sigue enseñando con su testimonio.

b) "Esto nos pasa” En el artículo "Queremos ser Nación" el curso 15º de Cba nos invita a reflexionar, tomar conciencia y ponernos en acción para mejorar la sociedad y contribuir a la paz.

c) "Mujeres Hoy y Acá” El curso 16º nos muestra desde su Ideal,como crecer en la alegría y reflejarla en la vida diaria.

d) “A la Sombra del Santuario”En “Madres Federadas Discípulas Misioneras para el mundo de hoy” el 4º Curso Py comentan las similitudes entre lo que propone el Documento conclusivo de Aparecida y la pedagogía deSchoenstatt.

a) “Carta para nosotras”

Carolina Peña de Peralta es Jefa Regional de Paraguay. Pertenece al 1º Curso Asunción: “Alegría del Padre Arde por la Nación de Dios”

Queridas Madres de federación:

En este espacio de “Cartas para nosotras”, quiero recordarle a nuestro querido Padre Nicolás.

El 13 de diciembre próximo harán 8 años de su accidente. Muchos interrogantes pasaron por nuestras mentes: ¿Por qué Señor? ¿Por qué permitiste que esto ocurriera? Su vida sacerdotal era tan fecunda. En especial para nosotras, pues nos dedicaba su tiempo, nos sentíamos muy mimadas, era muy paternal y le teníamos tan cerca. Arreglando papeles de federación encontré varios materiales que nos había regalando, entre ellos se encuentra el poema La Palmera de Port Said .

Este poema fue leído por el Padre Kentenich en octubre de 1966 cuando el Padre Nicolás hizo su primer contrato con los Padres de Schoenstatt y a su vez, el Padre Nicolás nos lo leyó en la homilía del último retiro que nos dictó a la Federación de Madres en Paraguay.

Me emociona leerlo pues en él encontramos la respuesta de Dios del Por qué:

“De todas tu fuiste la más querida,
y te he causado dolor solamente
para que al final
por encima de todas las demás puedas elevarte.”

“Tu pobre corazón, no desesperes
si el hacha profundamente te hiere,
la primavera sanará tus heridas,
y brillará de nuevo la luz del sol”

“Aun cuando tempestades rujan en torno tuyo,
no te desanimes en tu dolor
Piensa en el sabio Jardinero, ahí arriba
y en la palmera de Port Said.”

Sin duda hoy más que nunca el Padre Nicolás nos sigue enseñando con su testimonio de vida, la fecundidad de la vida a través de la cruz, el camino más difícil sin dudas, aún para los cristianos.

Una de las grandes inquietudes del Padre Nicolás siempre ha sido las vocaciones sacerdotales y religiosas, por eso su trabajo desde el Circulo de Sión, pidiendo oraciones y entrega por esta causa. Indudablemente que luego de su accidente, es decir de su entrega total, el milagro ha comenzado.

En una carta de abril del 2001, escribe el Padre Antonio Cosp:

En 42 años somos tres los padres paraguayos y un novicio. NADA para la magnitud de la misión. El desafío actual es que en los próximos 42 años, en el 2043 sean 50 y a ellos se les agregue otros 50 diocesanos. Cincuenta es un numero exacto pero a la vez significa- haciendo un juego de palabras – sin cuenta… innumerables. Les recuerdo el rezo diario de la jaculatoria que nos une “Envía Señor operarios a tus mies y apiádate de tu pueblo”.

Cada uno sabe qué otro aporte espiritual quiere brindar. Todo lo que hacemos por la recuperación del Padre Nicolás quiera Dios también aplicarlo a esta gran intención.

Hoy, a casi 8 años de su accidente, las vocaciones paraguayas suman alrededor de nueve. Indudablemente el milagro ha comenzado.

Pidamos como territorio Argentina-Paraguay seguir aumentando vocaciones que den su sí a la vida sacerdotal rezando la jaculatoria mencionada anteriormente.

De múltiples maneras la vida sacerdotal del Padre Nicolás sigue siendo muy fecunda. Nos trasmite el amor de Cristo a través de sus fichas de reflexión, iluminando vidas. Esas tan valiosas que recibimos por Internet a través de su hijo amado Javier Cabral de Ciudad del Este.

Estas fichas llegan a cerca de 3000 o más personas de 40 países y en diferentes idiomas. Los que reciben manifiestan la alegría, la vida que despierta en ellos. La utilidad de los mismos como material de trabajo para sus grupos, sus reflexiones siguen transmitiendo y retransmitiendo vida.

La vida del Padre Nicolás es un lenguaje de amor, que humanamente cuesta mucho entender. Por eso, hoy quiero agradecerle al Señor, por el testimonio de vida de nuestro querido Padre Nicolás y pedirle que nos regale la gracia de poder aceptar como Él las dificultades de cada día, con alegría, y con la convicción de que todo está en su plan de amor. Pedirle que encienda en nosotras el fuego del amor divino para poder superar todas las desilusiones de la fe y la esperanza.

Que el Señor nos haga comprender que como cristianos debemos llevar una parte de su cruz, a cargar de tal manera que despertemos esperanza en otras personas.

Gracias Padre Nicolás !!!!!!!

Carolina Peralta

b) "Esto nos pasa”

Aporte del Curso 15º - Córdoba

“Hija Amada, Santuario de Luz y Alegría”

“Queremos ser Nación”

Desde hace un tiempo, los argentinos vivimos desconcertados, no encontramos respuestas, a los interrogantes que surgen, ante actitudes de la clase dirigente y representantes del Pueblo. Sentimos impotencia, cuando vemos actuar impunemente y en nombre de la democracia, la prepotencia y el patoterismo, y donde cada vez más, reina la sensación dolorosa, de que no hay salida.

Y es que uno de los aspectos fundamentales que salieron a la luz, fue la falta de diálogo y disposición, o voluntad de acercamiento, entre las partes, para tratar de consensuar, aceptando las diferencias, es decir, el disenso, siempre en el marco del respeto y la libertad, entendiendo además, que la autoridad y el poder, deben ser entendidos como servicio, buscando siempre el bien común. Los medios de comunicación, haciéndose eco del conflicto, muchas veces en lugar de informar, causaban más confusión, generando sentimientos de desánimo y pérdida de esperanza en cuanto a llegar a una solución.

Y es allí, en esos momentos de oscuridad, que surge clara y esperanzadora, la voz del Maestro que nos dice "…Venid a mi, todos los que estén afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.” Y entonces unidos en la oración elevamos nuestra plegaria diciendo: "…Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos…”. Aquí estamos Señor, “…heridos y agobiados…” , venimos a buscar tu corazón para descansar en él, queremos escuchar tu voz para apaciguar nuestro corazón… ¡Queremos ser Nación! una Nación, unida, solidaria, cimentada en valores, en el respeto, la tolerancia, verdad, justicia, y paz.

Y Tú, Señor, que siempre nos escuchas, nos enviaste una señal, para que tengamos la certeza de tu amor. Y así, surgió de esa clase dirigente cuestionada, un verdadero representante “del Pueblo”, que fiel a sus convicciones, siguiendo la voz interior, que no es más que Tu voz, Señor, dentro de cada hombre, de cada mujer, privilegió con su voto, el bien común, sin importar su situación personal e institucional.

Y es aquí donde queremos detenernos en nuestro caminar, para reflexionar, tomar conciencia y ponernos en acción como madres federadas y almas de familia, ya que es desde la familia que mejoraremos la sociedad, contribuyendo a la paz.

Siguiendo nuestro Ideal Hija Amada, Santuario de Luz y Alegría, y como madres y esposas amorosas, nos sentimos llamadas a cultivar el respeto, la tolerancia, paciencia y en especial el diálogo, que sentimos, tan necesario para poder acercarnos, siendo esta herramienta fundamental para conocernos, estrechar vínculos, acogerlos, y dar ese consejo que sólo el amor inmenso de una madre o un padre pueden dar, transmitiendo, confianza, protección y paz.

Siempre invocando la ayuda del Espíritu Santo, para que con su don de Sabiduría, nos indique el buen camino que nos lleve al Padre. Como decía el Padre Kentenich: "…Aquel que a otros guía, debe juntar las manos, permanecer cerca de la Cruz, brindarse a todos, regalar mucha confianza y hacer crecer desinteresadamente, todo amor, olvidándose de si mismo en el servicio y yendo por la vida como el Buen Pastor.” (Art.66 Const.).

Como discípulas – misioneras, estamos llamadas a intensificar nuestra respuesta de fe, a vivir de acuerdo al modelo propuesto por el Maestro. María, Primera Discípula, de Jesús, es ejemplo de caminar la vida, mirando al cielo con los pies bien puestos en la tierra, escuchando a Dios en la oración íntima, percibiendo y dando respuestas a las necesidades de los hermanos, atenta lo que el soplo del Espíritu Santo va suscitando en su corazón.

María también es la “…Servidora del Señor…” transformando su vida en misión. Misión de traer a Jesús al mundo, misión para servir, iluminar y promover a su Hijo. María es el modelo. Como Federadas y a ejemplo de nuestro Padre Fundador, estamos llamadas a vivir de una manera coherente con el Evangelio, buscando la verdad de lo terreno pero con los ojos puestos en nuestro Padre, buscando el bien común y brindando esperanza ante cualquier desesperanza.

Como Hija Amada Santuario de Luz y Alegría, la actitud que vivimos en este tiempo fue la de confiar, no desesperar y transmitir a los demás con nuestro testimonio ese mensaje, el mensaje de Filialidad, de ser amados por “…Dios que es Padre, es Bueno y bueno es todo lo que El hace…” (PK)

Esta ardua, pero hermosa misión que Dios nos ha regalado, en su infinito amor, de cobijar, irradiando luz y alegría a los demás, queremos hacerlo desde nuestro originalidad, en nuestras familias, trabajos, comunidades, como nos lo enseñó nuestro Padre y Fundador, descubriendo las necesidades del tiempo y conociendo el alma humana.

“…Con la mano el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios.” (PK), para construir una Nación, tierra de esperanza.-

Ana María Alanis de Monte, Nora Jalil de Maluf, Patricia Ferreyra de Bertonazzi, María Florencia Ramaccioni de Teruel

Curso 15º Región Mediterránea: “Hija Amada, Santuario de Luz y Alegría”

c) “Mujeres Hoy y Acá”

Aporte del Curso 16º Villa Ballester – Bs As

Para comenzar debemos recordar nuestro Ideal de Curso, "Hija Predilecta del Padre, Instrumento de Amor y Alegría".

- Somos hijas predilectas, sí, porque el padre nos eligió especialmente.
Él contempla nuestro interior y nos ubicó estratégicamente para cumplir un propósito, una misión que consiste en formar una personalidad cristiana armoniosa: ser santas en la vida diaria.

- Instrumento de amor y alegría: Somos el vehículo perfecto para ofrecer al mundo una imagen directriz, un modelo de mujeres nuevas. Para ser ejemplo y dar testimonio de verdaderas cristianas para otros cristianos que profesan nuestra fe y así ser luz de amor para convivir en armonía entre naturaleza y gracia.

LOS 1.000 ESPEJOS

Vos... Con qué pie te levantás ? No eres responsable de la cara que tienes, eres responsable de la cara que pones...

Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.

El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir las escaleras se topó con una puerta entreabierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1000 perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. ¡El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él! Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para sí mismo: ¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!

Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; vio como los 1000 perritos le gruñían a el. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le ladraron también a él. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: ¡Qué lugar tan horrible es éste! ¡Nunca más volveré a entrar allí!

En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: "La Casa de los 1000 Espejos". "Todos los rostros del mundo son espejos..."

Decide cuál rostro llevarás por dentro y ése será el que mostrarás. El reflejo de tus gestos y acciones es lo que proyectas ante los demás.

Las cosas más bellas del mundo no se ven ni se tocan, sólo se sienten... con el corazón...
Autor desconocido


Cada una de nosotras entra en la vida (la casa de los 1000 espejos) con una cara, con una actitud, con un ideal. Ese ideal debe reflejarse en nuestra vida, o sea que los demás vean plasmado nuestro ideal y ellos podrán reflejar como en un espejo el valor que yo muestro.

Si soy una persona alegre, la doy todo el tiempo, los demás se contagian y viven la alegría con nosotros. Pero, ojo, también el miedo, la tristeza o el mal modo se reflejan y se transmiten con actitud; y tal como en la casa de los 1000 espejos, la vida, nos devuelve la misma “actitud” que yo le presento.

La cuarta estrofa del “Cántico al terruño” nos habla de la Alegría. Ése es nuestro tema dentro de las ideas fuerza:
“¿Conoces aquella tierra transida de alegría,
Porque en ella el sol nunca tiene ocaso:
Donde los corazones viven en el reposo
Por la posesión de los bienes eternos;
Donde los abundantes dones de Dios
Reconfortan el corazón y la voluntad;
Donde el amor, como una vara mágica,
Transforma con prontitud la tristeza en alegría?

Yo conozco esa maravillosa tierra:
Es la tierra asoleada
Con los resplandores del Tabor,
Donde reina nuestra Señora tres veces Admirable
En la porción de sus hijos escogidos,
Donde retribuye fielmente los dones del amor
Manifestando su gloria
Y regalando una fecundidad ilimitada.
¡Es mi terruño, es mi tierra de Schoenstatt!”

La alegría es algo propio de la juventud y de los corazones jóvenes de espíritu. Por eso la alegría es algo característico de los schoenstattianos, o por lo menos, debería serlo.

El Padre dice que “el afecto de la alegría es uno de los afectos fundamentales de la naturaleza humana”. Es algo así como un derecho humano, el derecho a la alegría. El ser humano no puede existir, a la larga, sin la alegría, sin la felicidad. “El que no cultiva la alegría, echa a perder su carácter hasta la médula.”, dice nuestro P.F. Una naturaleza humana sin alegría es una naturaleza muerta…

La obra maestra de la alegría en los Evangelios es la Mater. En el cántico del Magnificat encontramos una manifestación de su gozo y júbilo interior: “Alaba mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.” Es el aspecto fundamental de su vida: su alegría brota de su interior, de esa riqueza que posee.

Nos muestra a nosotros cómo debe ser nuestra alegría: nacida del interior. Alegría y admiración por lo que ha hecho Dios en nosotros y a través de nosotros. Así nuestra vida sería una continua fiesta, una permanente resurrección.

Otro maestro de la auténtica alegría fue nuestro Padre Fundador. Sabemos que su vida fue una auténtica alegría, porque estaba íntimamente unido a la fuente de ella que es Dios. El Padre tuvo muchos de esos rasgos que ayudan a cultivar la alegría: Era capaz de admirarse, tener respeto y cariño frente a las cosas y especialmente frente a las personas. Sabía gozar con la originalidad de cada persona. Era capaz de hacerse niño con los niños, tonto con los tontos, sabio con los sabios… Sabía también reírse a carcajadas. En una palabra: supo encontrarle el verdadero sabor a la vida.

Si aspiramos a la santidad, siguiendo los pasos de María y del Padre Fundador, hemos de conquistar “una naturaleza de sol”.

Nuestra tarea, entonces, es educarnos para la alegría, hacernos hijos portadores y maestros de alegría.

Y para ello, tenemos que revisar sobre nuestra actitud de ahora:
¿Somos personas alegres, optimistas, que ven el lado bueno de las cosas? ¿O somos más bien pesimistas, andamos como las vacas siempre cabizbajos?
¿O dependemos en cada momento de nuestros estados de ánimo: hoy, alegres y contentos, mañana melancólicos y con mal genio? ¿Cómo reaccionamos ante los golpes y los problemas de la vida, ante el sufrimiento y la cruz?

Roxana Mariela de González, Cecilia de Bañato y Marta de Valotta.
Curso 16
“Hija predilecta del Padre, instrumento de amor y alegría”

Bibliografía:
“Hacia el Padre”J.K
“La santidad de la vida diaria”. Nailis
“Para nosotras” J.K


d) “A la Sombra del Santuario”
Aporte del 4º Curso – Paraguay

“Madres Federadas discípulas misioneras para el mundo de hoy”

Iglesia abierta al Espíritu de Cristo y al Espíritu Santo. Orar es abrirse al Espíritu para renovar el ánimo permanente de misión y es María a quien imploramos esta conmoción.

Leyendo el documento de Aparecida, encontramos en la conclusión del encuentro, el claro mandato de Dios de ir a evangelizar los pueblos, actuar como fermento y alma de la sociedad para que la misma se transforme en familia de Dios.

Encontramos similitudes entre la pedagogía que propone Aparecida y la pedagogía de Schoenstatt.

En Aparecida se destacan 5 aspectos fundamentales:
- El encuentro con Jesucristo.
- La conversión.
- El discípulo.
- La Comunión.
- La Misión.

El encuentro con Jesucristo podemos comparar con una de las gracias del Santuario: El cobijamiento, donde nos encontramos con María y la Santísima Trinidad.

La conversión, el discipulado y la comunión es a la sombra del Santuario la gracia de la transformación interior; la formación integral personal es fortalecida en forma comunitaria y a través de un acompañamiento espiritual. Éste es uno de los regalos que Hoerde nos ha dejado.

Según el documento de Aparecida, para volvernos Misioneros-Discípulos de Cristo debemos basarnos en cuatro ejes fundamentales:

a) Conversión personal y cambio de vida integral.
Un ejemplo que garantiza esta conversión es la Alianza de Amor con la Mater ya que la misma nos educa en la oración, el sacrificio y el Capital de Gracias y vamos creciendo en fecundidad.
“Nada sin ti, nada sin Mí”.

b) La vivencia comunitaria.
Es una comunidad eclesial y corresponsable en su desarrollo; para nosotras, Madres de Federación es la comunidad que cobija e impulsa.

c) Una formación bíblica doctrinal.
Es una herramienta fundamental y necesaria para el conocimiento espiritual, personal y comunitario. Nosotras contamos con los medios ascéticos: Intensa vida de oración y horario espiritual, ideal personal.

d) Compromiso Misionero de toda la Comunidad.
Las madres federadas queremos renovar el mundo en Cristo con la ayuda y la protección de María, queremos educar Apóstoles laicos en todos los estados de la vida y con estos ideales deseamos ayudar a la Iglesia fundando el reino de Schoenstatt porque trae “vida nueva”.

A través del tiempo, la Iglesia fue transformándose según los acontecimientos y los cambios que se fueron dando a nivel mundial. Podemos decir que la Iglesia es una comunidad en constante revisión. Antes del documento de Aparecida la misma tenía un carácter más bien sedentario. A partir de Puebla declara más su “carácter Peregrino”, y con Aparecida adquiere un “carácter Misionero”.

El Movimiento de Schoenstatt se distingue por su carácter “Apostólico”; nos formamos en la pedagogía del Padre Kentenich para ser mensajeros del hombre nuevo, co-creador de historias santas, aliadas de María, mujeres que no se sienten conformes con esta realidad. La madre federada debe brillar en su hogar, en su lugar de trabajo, en su apostolado, en la sociedad, donde le toca vivir. Siempre hay un horizonte por conquistar alrededor mío, con los míos en la sociedad.

Schoenstatt tiene, por sobre todo un “carácter familiar”. Trabajamos con y en las familias para gestar un espíritu familiar y es por eso que las madres federadas tenemos conciencia que desde la familia forjamos una patria con “carácter familiar”.

Claudia Matteucci de Bachetta, Irene Bareiro y Ma. Adalia Martínez de Albertini
4º Curso Py

Bibliografía:
“La renovación de la Iglesia” P. José Kentenich.
“La Misión Continental para una Iglesia Misionera” – CELAM
Charlas del P. Javier Arteaga. Retiro Madres Federadas - Julio 2008 - Paraguay
“Jornada de Hoerde.”

Autoridad y obediencia

Un aspecto práctico en nuestro camino hacia Dios, lo constituye una correcta aplicación de la autoridad, un aspecto muy afectado por la crisis de Padre en el mundo de hoy, que ha provocado una crisis de autoridad en todos los ámbitos.

Conceptos errados de autoridad

Un privilegio. Para muchos la autoridad es simplemente un privilegio. Se tiene autoridad para provecho propio. Eso hace que muchos hagan todo lo posible por llegar al poder, porque a través de él pueden dominar a los demás y llenarse de bienes. Antes de llegar a él se puede prometer cualquier cosa; después se muestra el verdadero rostro olvidando las promesas. En el ámbito familiar se aplica el mismo estilo de autoridad: el padre de familia es un señor que tiene todos los derechos y privilegios y los demás miembros de la casa deben obedecerle. Este concepto ha sido, con certeza, el que más ha contribuido a desprestigiar la autoridad.

Una carga pesada. Para otros la autoridad es una carga pesada que se lleva de mala gana y ejerciendo una especie de labor policíaca: es preciso poner orden y controlar todas las cosas y personas. Todo debe pasar bajo su control personal. Fiscalizar, reprimir, ordenar y corregir parecen ser los términos que contiene la autoridad.

Un derecho de mandar. Muchos confunden lisa y llanamente autoridad con potestad, es decir, con el derecho a disponer de alguien. Pareciera como si la autoridad se confundiera con el poder de mando. La mayoría piensa que tiene más autoridad el que más puede mandar.
El término autoridad evoca dos cosas a la mentalidad actual: mandar y obedecer. La autoridad aparece como una limitación de la libertad y por eso se ha hecho odiosa en nuestra época orientada hacia la liberación.

Concepto evangélico de autoridad: El servicio
Jesucristo plantea el asunto de una manera diametralmente opuesta. Nos dice: “Los que gobiernan las naciones las dominan y se hacen llamar benefactores. Uds. no deben ser así... El que quiera ser el primero que se haga el último”.

Nos muestra su ejemplo diciendo que él no vino “a ser servido sino a servir”. Esto significa que sitúa la autoridad en el plano del servicio. Existe una flagrante contradicción entre el concepto evangélico de autoridad y el concepto que reina en nuestro tiempo.

Etimológicamente, autoridad viene del verbo del latín “augere”, que significa hacer crecer, aumentar, hacer nacer, dar origen. De ahí viene “auctor esse”, que significa aquel que genera la vida en cada uno. Ya en su origen el término autoridad se define por el servicio a la vida.

Libertad y obediencia. Una comunidad no puede ser fecunda sin espíritu de obediencia. Se trata de ver a Dios detrás de toda autoridad humana legítima. Quiere decir, me inclino, no ante la autoridad de un hombre, sino ante la autoridad de Dios que se manifiesta en él. Por eso, obediencia por amor a Dios. “Obediencia motivada por amor nos hace libres”, asegura el Padre Kentenich. Y cuanto más avanzamos por este camino, tanto más libres hemos de sentimos interiormente.

Obediencia es la gran señal de amor. El amor prueba su autenticidad en la obediencia. Es fundamentalmente fusión del yo con un tú. Pero la prueba de que esa fusión no es algo sentimental es que se exprese en mi deseo de fundirme con la voluntad de él. Es la gran prueba de amor de los hijos. Es la actitud fundamental de Cristo: “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre” (Jn 4,34). Es también la actitud fundamental de la Virgen María: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). La obediencia, actitud clave de Cristo y de María, es también la actitud clave de todo cristiano.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Me es fácil obedecer?
2. ¿Cómo actúo cuando tengo autoridad?
3. ¿De qué manera podemos ser diferentes?

Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio, escriba a: pn.reflexiones@gmail.com

lunes, septiembre 01, 2008

Los caminos del amor de Dios

P.Nicolás Schwizer

Dios me invita a recorrer con Él los caminos de su amor en mi vida. ¿Y cuáles son estos caminos? Son muchos y en la vida de cada persona son distintos. Pero existen tres caminos que no faltan y son los más difíciles de comprender y de aceptar como caminos de amor:

1. Camino de su misericordia y mi miseria. Para reconocer nuestra pequeñez ante Dios, debemos aprender a ver el amor de Dios, debemos meditar sobre nuestra vida con los ojos de la fe, tratar de encontrar a Dios en los sucesos de nuestra existencia. Debemos buscar cada día en nuestra vida la misericordia de Dios, meditar y postgustar nuestra miseria y su misericordia. Ésa tiene que ser nuestra meditación predilecta: postgustar las manifestaciones de su amor misericordioso en nuestra vida.

Pero no sólo la misericordia de Dios, sino también nuestra miseria personal tenemos que interpretarla como un designio del amor de Dios, aprender a ver el amor de Dios a lo largo de nuestra vida... ¿De qué miserias se trata? Miserias físicas, miserias espirituales y religiosas, miserias del carácter, miserias morales, nuestros fracasos e infidelidades.

2. Camino de las desilusiones. Uno de los caminos que Dios ha previsto para profundizar nuestro amor es el de las desilusiones: de nosotros mismos y de los demás: del cónyuge, de los hijos, de los parientes, de los amigos, etc.

Todas las personas tienen para nosotros una función de atracción. Deben atraer, despertar nuestro amor, pero luego transmitirlo a Dios.

Deben ser como la cuerda que nos lleva al corazón de Dios Padre. Pero podemos vincularnos también desordenadamente a las creaturas, de modo que no nos conduzcan hacia arriba. Y entonces Dios hace que nos desilusionemos de ellas. Tarde o temprano toda persona va a desilusionarnos. Pues toda persona tiene faltas y limitaciones humanas que no puede superar.

Nuestro corazón es tan grande que sólo puede sentirse satisfecho en el corazón de Dios, quien con frecuencia nos quita justamente eso a lo que más estamos vinculados. O nos desilusiona justamente de las personas más queridas. Por eso, cada decepción, cada pérdida dolorosa es siempre un llamado de parte de Dios: “¡Hijo, ven a mi corazón!”

Muchas personas se quiebran con las desilusiones, porque su vida no está orientada hacia el Señor, porque su amor no trasciende a la persona amada y no conduce al corazón de Dios. No viven su Alianza de amor con Dios Padre.

3. Camino del sufrimiento y de la cruz. Es la forma más fecunda para crecer en la Alianza de amor con Dios.

Para toda persona que se deja educar por la Sma. Virgen, llegarán momentos en que el alma estará completamente árida, seca. No siente nada, ni felicidad ni gusto en lo religioso. Es en esos momentos de sequedad, cuando muchos se quiebran. Quedan al pie de la montaña del amor, porque no logran decidirse por la entrega perfecta, no se dejan conducir a través de las oscuridades de la cruz.

¿Qué quiere lograr Dios con esa aridez del alma? Que nos desprendamos de una creatura a la cual estamos ligados demasiado profundamente: quiere desprenderme de mí mismo. Por eso Dios me educa para que me olvide de mí mismo y gire en torno a Él: que piense, que trabaje por Él, que me entregue a Él. Y así Dios busca conducirme a la cumbre de la santidad, busca conquistar mi corazón para Él. Mi amor tiene que ser purificado y desprendido no sólo de las demás creaturas sino, sobre todo, desprendido de mí mismo. Sólo de ese modo podré vivir profundamente mi Alianza con Dios.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Veo el amor de Dios en las dificultades?
2. ¿Cómo recibo las cruces?
3. ¿Cómo me afectan las desilusiones?

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Fechas setiembre 2008

05. Beata Teresa de Calcuta



08. Natividad de María

12. Dulce nombre de María

13/9/65. P.Kentenich recibe telegrama en Milwaukee ordenando presentarse en Roma


14. Exaltación de la Cruz




15. Nuestra Señora de los Dolores




15. “Dilexit ecclesiam”- Amó a la Iglesia: 40 años del fallecimiento del Padre Kentenich.
20/9/41. P.Kentenich es interrogado por la Gestapo en Coblenza quedando detenido
16/9/65 P.Kentenich sale de Milwaukee rumbo a Roma
24. Nuestra Señora de la Merced
25. Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás
29. Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
30/9/51. Se decreta la salida del P.Kentenich de Schoenstatt