viernes, junio 29, 2007

Cursos Paraguay

1º Curso
De izquierda a derecha
Atrás: M.Celia Taboada de Ramírez, Yoli Jiménez de Domanisky, Lucy Rivarola de Sanabria, M.Inés Zavala de Fernández, P.Javier, Marta Elena Vera de Hünicken, Perla Giménez de Caballero Carolina Peña de Peralta
Adelante: Elizabeth (Liza) Ferraro de Cabral, M.Teresa Rodríguez, Lila Britez, Cira Bejarano de Santarelli, Dina Samudio de Gómez, Diana Aldana de Bracho
bajo: Lux Elena Ramírez de Villalba y Stella Duarte de Capli
2º Curso
De izquierda a derecha
Arriba: Mamilyn Gómez de Vera, Norma Pistilli de Figueredo, Maque López Moreira, Any Méndez de Giménez; Lil Martínez de Fleitas; Ada Centurión de Morinigo
Abajo: (P.Javier) Eli Ortigoza, Martha Arréllaga de Abente, Mirtha Oviedo de Estigarribia, Chantall Santarelli de Brítez, Donatella Bonifazi de Bogado y Fanny Zapattini de Daniel.


3º Curso

De izquierda a derecha: Sofía Mangelós de Dami, Carmen Duarte de Vega, Gloria Cárdenes de Amarilla, Lady Cuquejo de Saguier, Olga Irala de Adorno, Rossana Pompa de Cáceres, Miriam Iribas de Giménez, Beverly Ocampo de Callizo, Bettina Sosa de Dacosta, M.del Carmen (Pelusa) Swain de Agüero, junto al Padre Javier, Cristina Barrail de Pecci, al otro lado Susana Espínola de Martínez y Carmen Ruiz de Sosa.

4º Curso

De izquierda a derecha
De pie: (Lux Elena Ramírez de Villalba, educadora), Ruth Hanspach de Chauvel, Emy Irala de Benítez, Ana María López de Arzamendia, Sofía Velázquez, Gloria (Marita) Barua de Souberlich.
Sentadas: Irene Bareiro de Chamorro, Miriam Garcete de Fernández, (Lucy Rivarola de Sanabria, educadora), Mariza Baez de Vera, Nidia Maciel de González, Luz María Hierro, Patricia Sierra de Sánchez
Cursos Región Metropolitana

Por favor curso 6º envíen sus fotos. Gracias!

2º Curso
De izquierda a Derecha
De pie: M.Isabel Mendizabal de Nicholson, Guillermina Agüero de Brito, Silvia D'Osualdo de Sánchez, Finita Beveraggi de Noacco, Cristina Ventura de Visciglio, P.Nicolás, Martha D'Osualdo de Duggan, Tareka Araujo de Saravia, M.Marta Díaz de Echavarría y Graciela Licio de Horga.
Abajo: Hilda Ruggiero de Montervino, Isabel Caputto de Gortari, Cristina Fezza de Celso, Angelina Tagle de Vidal y M.Inés Ocampo de Lagos.

4º Curso
De izquierda a derecha
de pie: Beatriz Gómez de Bigliardi, Elena Ayanz, Marina Llanez de Nordenstohl, Matilde Di Battista de Giménez y Alicia Lasalle de Dighero.
Sentadas fila dell medio: Raquel Sestua de Antonioli, Marta Martinez Quintana de Perez Pesado, Nelba (Ketty) Sander de Cordovin,
Ana (Pinky Rivero de Fernandez.
Sentadas abajo: María Blaquier de Salaber, Rosita Torres de Buduba y María (Pelusa) Colobatti de Bieule.


8º Curso
De izquierda a derecha: Zulma Carrizo de Andrada, Cecilia Etcheberry de Arancedo, Leonor Galdi de Cudugnello, Graciela Mutz de Moutous, Maia Ramallo de Hary, Silvina Roca de Cáceres, Mariasun Alberdi de Schulmeier, PK, Adriana Bertuch de Dukarevich, Mary Muro de Cabana, Malvina Salas de López Alconada y Lidia Scardino de Besga.


Curso 10º
De derecha a izquierda, la que tiene la Bandera de curso es Rosa Mercau de Andrada, al lado, de remera roja, nuestra jefa territorial M.Inés Erice de Podestá, atrás, de derecha a izquierda, Nora Bravo de Bracci, Elsa Dolfato de Tre, Graciela Almira de Greco, Ana Lucía Ivaldi de Pérez, RosaLoacci de Ciola y terminando la fila Hilda Weingandt.

Adelante -de abrigo azul- nuestra educadora Silvia D'Osualdo de Sánchez, a su lado, Susana Montal de Primatesta -de campera marrón- le sigue Ana María Martín de Torreiro, nuestra madre de curso con el abrigo azul en el brazo, luego Pamela Brañas de Gaia, la más joven del curso y abajo con la bandeja, Irma Fariña de Ponte

Curso 11º

Atrás, izquierda a derecha: Nancy Fernandez, Alicia Ragonese de Griffo, Graciela (Tatela) Llames Massini, Matilde Priani, Martina Bielsa de Figueras, Silvia Mikitiuk, Nelly Bayeta de Pazos, Susani Palma de Ojam
adelante centro: Marta Siri, Ana Mendizabal de Aristi, Ana María Fernández de Figueiras






Curso 14º

De izq a derecha
de pie: Gladys Guerreño de Manzione, Mariana Gristelli -madre de curso-, Mirta Otranto de Celso, Silvia Inchaurbe de Alonso, Perla Valenzuela, PK, Ana Del Carril de Hellemeyer, Emilia Seoane de Calcagno, Indiana Castelli de Tellechea, Mabel Petroni de Mattar.
abajo: Alejandra Muñoz de Fernández G., Patricia Posse de Fernández B y Mirta Pacheco de Constanzo
Curso 16º

De izquierda a derecha

De pie : Claudia Russo de Scaiano, Clara Picaia de Urti, Maria Ester Acuña de Cavallero, Silvia Fontañez de Robledo, Mercedes Quargnenti de Tarletta, Roxana Picchio de González, Graciela Heredia de Silva, Marisa Moran de Vázquez, Marta Menna de Valotta.
Abajo : Rosi Vilacha de Sica, Nora Heredia de González y Cecilia Casas de Bañato.


Curso 18º
De izquierda a derecha
De pie: Stella Maris Fernández Löbber de Mónaco, Anabella Kasatkin de Maloberti, Alejandra Sykes de Senestrari,
Cecila Barni de Díaz Lastra, Graciela Arzeno de Tittarelli, (Graciela Licio de Horga y Martha D'Osualdo de Dughan, educadoras) y Lucía Villarreal de Balduzzi.
Abajo: Leonor Cullen de Rossi, Diana Sykes de Biscione, Lucía Ravignani de Mendizábal , Marina Berri de Pereyra y Ma. Celia Morra de Biaus.

Año jubilar dedicado a san Pablo

Queridas madres de Federación: Pienso que para cada una de nosotras es muy importante la proclamación del Santo Padre de un año jubilar dedicado a san Pablo. Recordemos las palabras de Federico Ernst, en la conferencia que dio en la Jornada de Hörde, donde nos impulsa a seguir las huellas de san Pablo. Sólo el fuego de la gracia “hará del perseguidor un seguidor de Cristo”. Nuestro apostolado –dice- debería apoyarse en los tres pilares: amor a Cristo, amor al prójimo y amor al sacrificio (“Siguiendo Las Huellas de San Pablo”). Nosotras aspiramos, como nuestros hermanos mayores llegar a ser "otros Pablo". Les transcribo la noticia.

Benedicto XVI convoca el año de san Pablo (junio 2008-junio 2009)
En la basílica de san Pablo Extramuros
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 28 junio 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha convocado este jueves un año jubilar dedicado al apóstol san Pablo (del 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009), al celebrarse los dos mil años de su nacimiento.La Basílica de san Pablo Extramuros en Roma fue testigo de la proclamación durante la celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, patronos de la ciudad de Roma.«Este “año paolino” podrá celebrarse de manera privilegiada en Roma, donde desde hace veinte siglos se conserva bajo el altar papal de esta basílica el sarcófago, que por parecer común de los expertos y según una tradición incontestable conserva los restos del apóstol Pablo», explicó durante la homilía.El obispo de Roma consideró que «en la basílica papal y en la contigua abadía benedictina del mismo nombre podrán tener lugar una serie de celebraciones litúrgicas, culturales, y ecuménicas, así como diferentes iniciativas pastorales y sociales, inspiradas en la espiritualidad de Pablo ». «Además, podrá dedicarse una particular atención a las peregrinaciones que desde diferentes partes quieran venir de manera penitencial ante la tumba del apóstol para encontrar beneficio espiritual», añadió. Asimismo, el Santo Padre anunció que se organizarán «congresos de estudio y publicaciones especiales sobre los textos de Pablo para dar a conocer cada vez mejor la inmensa riqueza de la enseñanza encerrada en ellos, verdadero patrimonio de la humanidad redimida por Cristo». Por otro lado, dijo, «en todas las partes del mundo, podrán realizarse iniciativas análogas en las diócesis, en los santuarios, en los lugares de culto por parte de instituciones religiosas, de estudio o de asistencia, que llevan el nombre de san Pablo o que se inspiran en su figura y su enseñanza».El Papa explicó que este año debe tener una importante «dimensión ecuménica».«El apóstol de las gentes, particularmente comprometido a llevar la Buena Noticia a todos los pueblos, se entregó totalmente por la unidad y la concordia de todos los cristianos», recordó. «Que él nos guíe y proteja en esta celebración de los dos mil años, ayudándonos a avanzar en la búsqueda humilde y sincera en la plena unidad de todos los miembros del Cuerpo místico de Cristo», concluyó.

jueves, junio 28, 2007


El Santuario del Hogar

Primero muchos tienen una imagen de la Mater. Es lo que llamamos Rincón schoenstattiano. Después de la Alianza de amor van construyendo y conquistando de a poquito su Santuario‑Hogar. Algunos se apuran. Sienten la necesidad imperiosa de la Mater en su casa; otros se toman más tiempo. Pero cada familia auténticamente schoenstattiana verá tarde o temprano que no pueda seguir adelante sin tener a la Mater en el centro de su hogar.

El P. Fundador intuye una estrategia divina detrás de ello. Tal como el cristianismo original surgió en las familias, así también la renovación del mundo debe partir de los hogares. En ese círculo pequeño e íntimo la Mater quiere realizar su misión, al renovar la familia y educar hombres nuevos para el mundo de mañana. Y entorno a esas familias renovadas se van nucleando otras familias que experimentan el influjo del SH. Así, nuestros hogares obrarán como imán: atraerán a otros y así se ampliará el círculo más y más. Y concluye: “La renovación de nuestra familia, sobre todo la que se realiza a través del esfuerzo serio por el Santuario‑Hogar, parece ser un camino excelente para construir un mundo nuevo, un mundo totalmente nuevo en el que María pueda actuar como lo hizo en casa de Zacarías o en las bodas de Caná”.

Santuario abierto, apostólico. Si llegan nuestros parientes y vecinos a la casa y se acercan con fe al Santuario‑Hogar, entonces se convierte también para ellos en lugar de gracias. El Padre nos invita, por eso, a abrir nuestro Santuario, a ofrecerlo a nuestros hermanos necesitados. Cuando un pobre golpea a nuestra puerta y nos pide algo de comer, nadie de nosotros va a rechazarlo. Y lo mismo hemos de hacer cuando alguien busca ayuda espiritual. Y lo mejor que podemos regalarle es ponerlo en contacto con la Madre y Reina de la casa.

La Virgen misma parece estar ansiosa de encontrarse con todos sus hijos. Por eso quiere que se hagan más y más Santuarios‑Hogares. Y si la gente no llega a sus Santuarios, Ella toma la iniciativa, sale y los va buscando.
Pienso que la Campaña del Rosario es un ejemplo de ello. La Mater se hace Peregrina para visitar a todos sus hijos, regalarles sus gracias y obrar milagros en sus hogares. Por eso nos pide abrir nuestros Santuarios al mundo. Nos pide invitar a la gente que entre para que pueda experimentar lo que nosotros estamos viviendo.

Es verdad que nuestro primer apostolado debe ser la propia familia. Pero no debemos ser egoístas. La Mater también quiere enviarnos desde sus Santuarios y para ello nos ofrece la gracia de la fecundidad apostólica. Ella quiere utilizarnos como instrumentos, para que todas las familias de nuestro barrio, de nuestra ciudad y de nuestra patria se conviertan en familias de Nazareth. Tal como reina y educa en nuestras familias schoenstattianas, así quiere actuar también en las demás familias.

Ella pretende, a través nuestro, transformar el país en una Nación de Dios, donde Cristo es la cabeza y Ella el corazón. Y entonces, qué mejor obra apostólica podríamos realizar que llevar a todos nuestros hermanos hacia Ella. Y así la Mater puede cumplir su misión también con ellos y regalarles sus gracias y dones.

Si miramos las cosas en este contexto, nos damos cuenta de que nuestro Santuario‑Hogar es un regalo inmensamente grande. No podremos nunca agradecer lo suficiente por ello. Pero, por lo mismo, es también un desafío muy grande: no podemos defraudar a la Mater, tenemos que ponernos dócilmente a su disposición para sus grandes planes de conquista. Y, sobre todo, tenemos que tomar en serio nuestro Santuario‑Hogar, creer en la presencia de María en medio de nuestra casa, confiar firmemente en su poder de Madre y Educadora y entregarnos a Ella con un corazón filial.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Mostramos a nuestras visitas nuestro SH?
2. ¿Tengo momentos de oración en el SH?
3. ¿Si aún no lo tengo, qué estoy esperando?

Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio, escriba a: pn.reflexiones@gmail.com

jueves, junio 21, 2007


Consagración Perpetua


8º Curso – Región Metropolitana
“Filia Fidelis + Instrumentum Spei”

Queridas hermanas de la Fede:
Queremos compartir con ustedes algo de lo que pasa en nuestro corazón en estos momentos: todo gira en torno a un inmenso ¡Gracias!
Gracias al Padre y a la Mater por habernos elegido y acompañado en todos estos años.
Gracias por todo lo vivido en el curso con nuestra educadora que nos fue encaminando a esta meta y a los asesores que nos enriquecieron tanto.
Gracias por nuestras hermanas que nos precedieron Ana Lima y Florita Allende, que nos dejaron una huella que seguiremos para alcanzar la santidad.
Gracias a toda la Fede, nos sentimos tan acompañadas y tan fortalecidas por sus oraciones y Capital de Gracias. ¡Sin ustedes no sabemos como hubiéramos vivido esta consagración!
Y también a los Padres de Schoenstatt y Hermanas de María que nos han tenido muy presentes en sus oraciones comunitarias.
Son tantas las muestras de cariño y amor probado en oraciones y capital de gracias que nos hemos sentido especialmente mimadas y miembros de una gran familia.
Todo esto obró en nuestros corazones de manera maravillosa, permitiendo que nuestra Consagración Perpetua fuera una ceremonia muy vivida, muy serena, muy gozosa, muy de Cielo.
Gracias a nuestras autoridades territoriales y regionales de Federación y a las hermanas del curso 14 que sellaron su Primera Consagración esa mañana y a las Hermanas de María que guitarra en mano nos tenían una sorpresa ¡un regalo! nos cantaron con esas voces maravillosas una lindísima canción escrita por ellas sobre nuestro curso e Ideal ¡ahora tenemos 2 canciones de Curso!
Fue un momento de mucha alegría, risas y gozo junto a esta magnifica Familia del Padre.
Después nos fuimos a almorzar... a festejar, a abrir regalos y a compartir lo vivido.
Nuevamente ¡gracias! a todas y a cada una de nuestras hermanas de la Fede por todo lo que han preparado para nosotras y gracias a toda la Familia de Schoenstatt por sus oraciones y Capital de Gracias, nos sentimos muy acompañadas y mimadas.
Y sobre todo gracias a nuestras familias por acompañarnos en este camino y a nuestros amigos que aunque no comprenden mucho nos acompañan y nos piden oración.
Esperamos y a la vez nos comprometemos a responder a través de nuestro Ideal, siendo la “Hija Fiel, Instrumento de Esperanza” que el Padre pensó para nosotras.
¡Quedamos en eso, permanecemos fieles!
Maia Hary
8º Curso hfie

miércoles, junio 20, 2007

Del amor ideal al amor real

El Padre Fundador nos hace ver que la gran desilusión de nuestra vida podría ser la siguiente, creíamos que nuestra vida en común iba a ser como la de los ángeles: unidos por una profunda unión de corazones y por un cálido amor mutuo.

Durante el noviazgo; al inicio de un matrimonio o de una comunidad se ama muchas veces una idea o un sueño. En aquel tiempo no veíamos nuestras sombras, ya que todo estaba iluminado por el primer amor. Pero después de haber vivido juntos durante años, despiertan a la realidad: se conocen mutuamente con sus debilidades y miserias. Aparecen los defectos: defectos míos y defectos de los demás. Y también aparecen, como parte de la vida, las manías, chifladuras y caprichos o lo que a mí me parecen tales.

Carlos Vallés cuenta cómo una vez asustó a un joven que le pedía consejo sobre su matrimonio en peligro. Le decía que la única solución que tenía era el divorcio. Y después del susto le explicó: Tenía que divorciarse de la mujer con quien se había casado, es decir, del sueño de mujer con que se había casado, de la imagen ideal de esposa perfecta que él mismo se había formado en su mente y había llevado de la mano al altar en pura fantasía romántica.

Lo que ahora tenía que hacer era divorciarse del sueño y volverse a casar con su propia mujer, su mujer real. Ahora debemos amar al otro tal como es, no como nosotros lo habíamos imaginado.

De lo contrario, surge el anhelo de que el tú se adapte a mis deseos de cambio. Incluso yo mismo intento cambiarlo. Y entonces el otro se cierra al no poder o querer hacerme caso. Y yo me siento ofendido y se lo hago saber. Me siento como sentado en un trono dispuesto a vigilar su conducta, a recibir sus disculpas o su adulación. Una forma primitiva de amor, tal como una manzana inmadura de gusto agrio.

Después vamos creciendo. Del amor idealizado hemos de pasar al amor real. Le permito al otro ser como es y lo acepto. Y entonces cambia la relación, hay más libertad, más respeto. Cuando estoy dispuesto a aguantar al otro, entonces he madurado. Ya no le hago entender que es una carga, que me causa dolor, que tendría que ser diferente, sino que lo acepto simplemente tal como es. Ese es el verdadero amor.

Por eso comenta el P. Kentenich que después de los primeros años “nuestra vida consiste en gran parte en sostenernos y sobrellevarnos mutuamente” (Milwaukee 13-1-1964, 7).

Cuando voy creciendo y madurando más todavía, entonces hasta me alegro de ello, lo voy haciendo con una sonrisa. “Cuanto más sacrificios ofrezcamos el uno por el otro, tanto más felices seremos” (Obra de las familias, 36), afirma el Padre. Aporto al Capital de gracias; le regalo a la Mater la carga que me significa el otro. Y así voy acercándome al Señor crucificado. Él aceptó y aguantó los clavos. Por eso, me alegro de que el Señor me acerque a su cruz, que me asemeje a Él.

El espíritu de familia consiste en gran parte en el amor que es capaz de llevar la carga de los demás. Es una de las tareas más difíciles en la familia. De todos modos, la vida cotidiana nos muestra: Mientras vivamos en esta tierra, habrá discusiones y desavenencias. La obra maestra consiste en sobrellevarlas sin perder la unión de corazones. La obra maestra consiste en aprovechar las contrariedades, para crecer y unirnos más profundamente.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Me cuesta aceptar los defectos ajenos?
2. ¿Qué me dice la frase: “con alegres sacrificios se sobrellevan”?
3. ¿Insisto que los demás actúen conforme a lo que a mí me parece correcto o me gusta?

Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio, escriba a: pn.reflexiones@gmail.com

martes, junio 19, 2007

CURSO 16º


Y para que nos vayan conociendo un poquito más, les enviamos esta foto, fue el día en que sellamos nuestra Alianza Filial, en nuestro Santuario de Nazaret en Villa Ballester, antes de ir a Sion.

De pie : Claudia Russo de Scaiano, Clara Picaia de Urti, Maria Ester Acuña de Cavallero, Silvia Fontañez de Robledo, Mercedes Quargnenti de Tarletta, Roxana Picchio de González, Graciela Heredia de Silva, Marisa Moran de Vázquez, Marta Menna de Valotta.

Abajo : Rosi Vilacha de Sica, Nora Heredia de González y Cecilia Casas de Bañato.



Carta de Alianza junio 07
Hace unos días la región de Buenos Aires y el gran Buenos Aires se vio sumida en una densa niebla que duró casi una semana. Las consecuencias fueron graves: caos en los aeropuertos dejando varados a miles de viajeros; choques y heridos en varios caminos y autopistas; por la oscuridad y el frío aumentó el consumo eléctrico lo cual llevó a la saturación y a reiterados apagones de luz en muchos barrios. Demás está decir que el humor popular estaba por el piso y la gente decía entre enojada y resignada “¡todo por la niebla!”.

Ayer a la noche participé de una reunión de la Obra Familiar y un matrimonio contó la hermosa experiencia vivida en Aparecida, Brasil. Fueron en peregrinación con un grupo de argentinos para participar en el encuentro con el Papa Benedicto XVI y en la apertura de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Contaron del fervor y la alegría vivida en esos días; testimoniaron de la fe viva de la iglesia reunida en ese santuario mariano. Nos trasmitieron el ardor de los discípulos de Cristo y la fuerza de los que no pueden callar lo que han visto y oído. Fue un verdadero testimonio de fe y vida. Pero al final hicieron una simple pregunta, que penetró en el corazón de los que los escuchábamos como una fina aguja: “¿por qué al llegar aquí todo pareció apagarse?”. Se hizo un silencio y un hombre respondió muy elocuentemente: “¡Es también por la niebla, pero de nuestra alma!”.

Qué acertado el término “la niebla del alma” para expresar ese estado de tibieza espiritual y relativismo existencial en que caen, o caemos, muchos católicos. Qué diferente la actitud del alma de María, despierta y dispuesta al querer de Dios y a las necesidades del hombre. En la misa final de la V Conferencia en Aparecida, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, presidente del CELAM, decía algo al respecto:

“Bastó una insinuación del Ángel Gabriel, y ella se puso en camino, presurosa, hacia el hogar de su prima Isabel. Prefirió no quedarse en casa, adorando a Jesús recién concebido en su seno. Es claro, nunca tuvo la tentación de separar el amor a Dios del amor al prójimo. A ambos amores, entrelazados en su alma, se dedicaba con todo el corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas. Tampoco la detuvieron los peligros del camino. María, llena de valor, si bien muy joven, partió con el Niño. Como custodia viva, salió esa primera procesión de Corpus sostenida por la confianza en Dios y animada por el amor. María misionera salió de Nazaret, simplemente para servir. Servía a Dios y serviría a su pariente necesitada. Había tocado su alma el que vino a servir y no a ser servido, y al instante dejó la Virgen el calor del hogar. Optó por el riesgo del camino de Jesús.”

María, como primera discípula y misionera de Cristo, es nuestro mejor modelo y a su vez es la modeladora de nuestra alma. Ella implora al Espíritu para que disipe la niebla de nuestras almas y de nuestras miradas a fin de vivir en la luz del bien y la verdad. Con María queremos construir una Patria Familia. Pero ¿por dónde comenzar? Por la propia familia y el propio ambiente. ¿Y con qué comenzar? Son muchos y variados los desafíos que se nos presentan como Iglesia en esta gran tarea y nuestros obispos nos recuerdan en el documento “El compromiso ciudadano y las próximas elecciones” que tenemos que reflexionar y trabajar muy firmemente a favor de:

la vida, don de Dios y el primero de los derechos humanos que debemos respetar. Corresponde que la preservemos desde el momento de la concepción y cuidemos su existencia y dignidad hasta su fin natural;

la familia, fundada en el matrimonio entre varón y mujer, es la célula básica de la sociedad y la primera responsable de la educación de los hijos. Debemos fortalecer sus derechos y promover la educación de los jóvenes en el verdadero sentido del amor y en el compromiso social;

el bien común, es el bien de todos los hombres y de todo el hombre. Debemos ponerlo por sobre los bienes particulares y sectoriales.

la inclusión, debemos priorizar medidas que garanticen y aceleren la inclusión de todos los ciudadanos. La pobreza y la inequidad, no obstante el crecimiento económico y los esfuerzos realizados, siguen siendo problemas fundamentales. Decía el card. Errázuriz en la homilía de Aparecida: “Nuestra cultura siempre fue favorable a la vida. Las acciones de arrancarla de este mundo, fueron rechazadas. La Virgen María salió presurosa, a apoyar a su pariente estéril para que tuviera la felicidad de traer al hijo tan esperado, a Juan, a este mundo. Y de prisa partió a Egipto con José, para salvar la vida del Niño, que el poderoso de entonces, el rey Herodes, quería extirpar. Proclamaremos de manera convincente que toda vida humana es sagrada, y requiere para sí un trato digno y enaltecedor. Nos seguiremos oponiendo a la pena de muerte, a la violencia, a la tortura, al aborto, a la eutanasia y a la lacerante miseria, que no se condice con la dignidad de la vida humana, que fue creada a imagen y semejanza de Dios. Nuestra opción es la vida para todos, particularmente para los pobres y abandonados. Nuestro “no” a la anticultura de la muerte nace con fuerza de nuestro “sí” a la vida.”

Queridos hermanos en la Alianza, que en este nuevo 18 la Sma. Virgen implore sobre nosotros el Espíritu de verdaderos discípulos y misioneros que, como Ella, amen, sigan y anuncien al Señor. Queremos vivir y anunciar la unidad, la concordia y el diálogo: queremos vivir una cultura de Alianza. Que el Espíritu Santo disipe toda niebla de nuestro entendimiento, corazón y voluntad y nos impulse a creer más firmemente y a trabajar sin descanso por la Patria Nueva.

Desde el Santuario reciban un cordial saludo y mi bendición,

P. José Javier Arteaga

lunes, junio 04, 2007

Cierre de la V Conferencia en Aparecida - 31 de mayo 2007
Homilía Cardenal Francisco Javier Errázuriz

Queridos hermanos, celebramos esta Eucaristía haciendo memoria del acontecimiento de Pentecostés. Estamos reunidos con María, la Madre de Jesús, y aun después de partir de este santuario seguiremos viviendo, bajo el impulso del Espíritu Santo, del ardor que él nos infunde, de la comunión que él forja entre nosotros y de la abundancia de los carismas y ministerios que él regala a su Iglesia. Seguiremos sirviendo pastoralmente con la urgencia de las puertas del Cenáculo muy abiertas, y con el ejemplo de la predicación de Pedro, lleno de valentía, de confianza y convicción.
Nos inspira esta mañana la fiesta de la Visitación de María. Recordamos a la Sma. Virgen , que llevando a Jesús en su seno, se apresuró a visitar a su pariente Isabel.
Maria misionera
Fue la primera acción misionera de María que nos narran los Evangelios. Bastó una insinuación del Ángel Gabriel, y ella se puso en camino, presurosa, hacia el hogar de su prima Isabel. Prefirió no quedarse en casa, adorando a Jesús recién concebido en su seno. Es claro, nunca tuvo la tentación de separar el amor a Dios del amor al prójimo. A ambos amores, entrelazados en su alma, se dedicaba con todo el corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas.
Tampoco la detuvieron los peligros del camino. María, llena de valor, si bien muy joven, partió con el Niño. Como custodia viva, salió esa primera procesión de Corpus sostenida por la confianza en Dios y animada por el amor. María misionera salió de Nazaret, simplemente para servir. Servía a Dios y serviría a su pariente necesitada. Había tocado su alma el que vino a servir y no a ser servido, y al instante dejó la Virgen el calor del hogar. Optó por el riesgo del camino de Jesús.
Notable enseñaza la suya. No se entretuvo fuera de la vivienda de Isabel. Nos dice el Evangelio que entró a la casa. No le basta al misionero un saludo al pasar, ni las distracciones de afuera. Ha de entrar apenas abierta la puerta, como Jesús en el corazón de la humanidad. Entró y saludó con un efecto admirable. De inmediato saltó de alegría el precursor en el seno de su madre. La alegría y la acción del Espíritu Santo son dones inseparables del saludo de María, por voluntad de Dios. En sus horas de aflicción, un prisionero en un campo de concentración imploraba estos dones con una sencilla jaculatoria: “¡Salúdame, María!'.
Isabel la saluda cordial y humildemente, movida por la fe. Pareciera que la estaba esperando. ¿Pareciera, tan sólo? Es una verdad impactante: Todos los seres humanos están esperando a Jesús. Fueron creados para ir a su encuentro y para acoger su presencia y sus dones. Es la certeza que pueden tener los misioneros. Aún quienes los reciben con indiferencia o los rechazan, nacieron para encontrarse con el Señor: con su vida, con su verdad y con su camino. Si todos lo supieran: ¡El Señor es su luz y su salvación, su canto y su paz!
María misionera comparte con Isabel su maravillosa experiencia. Está feliz, porque el Señor ha mirado la pequeñez de su sierva y hace grandes cosas a favor suyo. Cuando el misionero está lleno de gozo y de paz porque ha encontrado y sigue encontrando a Dios en su propia vida y en la historia, su testimonio asombra y contagia Así el discípulo capaz de contemplar a Dios le prepara el camino a Jesús. Le preguntarán por las razones de su esperanza. Quienes tienen más sed de Dios, querrán compartirlas. En el espíritu de Nuestra Señora ocurrirá el despertar misionero de nuestra Iglesia en América Latina y el Caribe.
María discípula
María misionera acababa de recibir el anuncio del ángel en la hora de la Encarnación del Verbo, había vivido una hora de gracia única como discípula de Dios. Ya lo sabía; se lo decía su propia experiencia: había sido escogida por el Señor. Pero se sentía muy pequeña, hasta el punto de turbarse ante el saludo del ángel. Así se estremece la existencia del discípulo ante el don gratuito del llamado de Dios. El ángel acababa de llamarla por su propio nombre: Alégrate, llena de gracia.
A la discípula inmaculada le era familiar la lectura orante de las Escrituras. Ese mundo era su verdadera casa. Vivía en el espacio interior de la Palabra de Dios y de la historia de alianza de su pueblo con Dios, su Esposo y Hacedor. Se identificaba con ella. En esa decisiva, Dios le pidió su conformidad y el don de su vida. De su aceptación obediente pendía el cumplimiento de los designios de Dios y el bien de su pueblo. Es el camino de todos los verdaderos discípulos del Señor. En la ‘lectio divina' lo encuentran. En ese espacio lo admiran y lo contemplan, lo escuchan y conversan con él, descifran el querer de Dios, se convierten y le responden: con palabras y con el don de su vida, para colaborar con él.
El diálogo que sostuvo con el ángel Gabriel nos entreabre una ventana por la cual podemos asomarnos a la espiritualidad de María, discípula y misionera. Su sinceridad no conocía límites. Tampoco su voluntad de colaborar con Dios, su Esposo y Señor. Pero ¿como podría concebir si toda su vida le pertenecía virginalmente a su Señor? Tanto el discípulo como el misionero necesitan la palabra del Ángel, y saber que para Dios no hay nada imposible. Desde entonces, desde la roca de esa confianza inconmovible, en cada una de las circunstancias de su vida, sobre todo en las más difíciles, María podría decirse: “Para Dios no hay nada imposible, he aquí a la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Esta melodía se unía al Magnificat en su espíritu, colmado de asombro y santidad. Como ninguna persona humana vivió la alegría y la libertad de la donación a Dios para realizar con él lo que va más allá de toda expectativa y de todo sueño humano, para abrir con su gracia el espacio interior de la nueva y eterna alianza, alianza de vida, de amor y de paz.
Comprometida con la vida de las personas y de los pueblos
Describimos la misión nuestra como un envío para que nuestros pueblos en él tengan vida. Participando de la misión de Jesús, nadie como su madre se comprometió con la vida de las personas y de los pueblos. Aquí en su santuario, ella nos invita a partir y a comprometernos resueltamente con la vida.
Nuestra cultura siempre fue favorable a la vida. Las acciones de arrancarla de este mundo, fueron rechazadas. La Virgen María salió presurosa, a apoyar a su pariente estéril para que tuviera la felicidad de traer al hijo tan esperado, a Juan, a este mundo. Y de prisa partió a Egipto con José, para salvar la vida del Niño, que el poderoso de entonces, el rey Herodes, quería extirpar. Proclamaremos de manera convincente que toda vida humana es sagrada, y requiere para sí un trato digno y enaltecedor. Nos seguiremos oponiendo a la pena de muerte, a la violencia, a la tortura, al aborto, a la eutanasia y a la lacerante miseria, que no se condice con la dignidad de la vida humana, que fue creada a imagen y semejanza de Dios. Nuestra opción es la vida para todos, particularmente para los pobres y abandonados. Nuestro no a la anticultura de la muerte nace con fuerza de nuestro sí a la vida.
Es sorprendente la identificación de la Virgen con la vida de su pueblo. La contempla desde los ojos de Dios, y se compromete con ella desde la voluntad del Señor. Con los profetas de su pueblo tomó partido a favor de los pequeños y de los hambrientos, y cantó al poder de Dios, que había derribado de su trono a los poderosos y los soberbios. Los pequeños y los hambientos buscan la vida y son favorables a ella; los segundos la oprimen, la destruyen, y sufren las consecuencias de no conocer ni la alegría de ser hijos de Dios, ni la felicidad de ser hermanos. Desde sus tronos y desde su orgullo, ni viven ni dejan vivir. La joven de Nazaret lo sabe, y proclama con alegría la grandeza del Señor. Como pastores y profetas, ser enviados desde Aparecida, desde esta capital de un pueblo peregrino, cuya mayor alegría es el amor de Dios. Trabajaremos para que en nuestros pueblos la relación entre sus habitantes sea realmente fraterna: en las plazas y en los lugares de trabajo, en las familias y en las escuelas; sobre todo en las comunidades de la Iglesia , lugares santos de comunión y de paz.
Para la Virgen María , una convicción la urgía. La vida de su pueblo era inseparable del amor y la fidelidad de Aquel que es la fuente de la vida. Tenía la experiencia de la luz que brota del rostro de Dios, del amor inconmensurable de Dios, su Salvador, de la compasión de Jahveh ante los gemidos de su pueblo, de la bienhechora sabiduría de sus mandamientos y de sus caminos, y de sus innumerables dones. Para ella, la felicidad consistía en ser Esposa fiel de su Esposo y Señor. Por eso, compartiendo la vida de su pueblo, la vida verdadera, la de ser pueblo de Dios, peregrinaba anualmente al templo de Jerusalén, memoria de la cercanía y de la alianza del Señor. Partiremos de este lugar santo con este compromiso, prometiéndole al Señor que con ardor interior haremos todo lo que esté de nuestra parte, para que todos los que el Padre nos ha confiado, no sufran la ausencia de Dios, ni en su vida, ni en sus hogares, ni en los medios de comunicación social, ni en nuestras culturas, sino, por el contrario, tengan la alegría de proclamar: el Señor es mi luz y mi salvación, mi esperanza y mi canto, mi vida y mi felicidad.
La vida que buscamos para nuestros pueblos está íntimamente unida al anuncio misionero de Jesucristo, a dejarnos encontrar cada vez que venga hasta nosotros. Él, la Vida que estaba en el principio, vino a nosotros para que tuviéramos vida en abundancia. Y la Inmaculada llegó a ser madre de todos los vivientes, porque dio a luz a Aquel que es nuestra Vida. Nuestra Señora se dejó encontrar por él, y lo dio a conocer a los pastores y a los sabios de oriente.
Unió sus pasos a los suyos, y lo acompañó cuando entregaba su vida al Padre en el Calvario, para que todos viviéramos con él para siempre. Al partir, le ofrecemos a Jesucristo nuestros corazones, nuestros sacerdotes y diáconos, las familias de nuestras diócesis, los jóvenes y los niños, y le ofrecemos nuestro ministerio y nuestras iniciativas, para que siempre permanezcan abiertos a su presencia y a su bendición, a su sabiduría y al dolor propio y de los demás, a su vida y resurrección. Que la vida que Dios nos da brille en la ciudad puesta sobre el monte, llena de confianza, de gozo y de paz. Que acepte el envío misionero, y vaya a todos los que buscan la felicidad y la paz, a todos los que, aún sin saberlo, lo buscan a ël, nuestra Vida y nuestro gozo. Concluyamos nuestra meditación recordando con gratitud que la Virgen , en nuestra América, le abrió caminos de la vida nueva en Cristo a Juan Diego y todos los inditos de su pueblo y de tantas otras comarcas. Pidámosle que se acerque desde sus santuarios, como madre de Jesús y de nuestros pueblos soberanos, a todos los que tienen sed de cielo en esta tierra. En su santuario nos comprometemos a seguir implorando con ella el amor fuerte y la audacia del Espíritu Santo, para permanecer unidos y compartir nuestra alegría de ser cristianos con todos los que tienen sed de vida, sed de fraternidad y de Dios. Amén.
Curso 18º


De izq a derecha
Arriba: Stella Maris de Mónaco , Anabella de Maloberti, Alejandra de Senestrari, Cecila de Díaz Lastra, Graciela de Tittarelli, (educadoras, Graciela Horga, Martha Dughan) y Lucía de Balduzzi.
Abajo: Leonor de Rossi, Diana de Biscione, Lucía de Mendizábal , Marina de Pereyra y Ma. Celia de Biaus.

El 24 de mayo, día de María Auxiliadora, el curso 18º tuvo su jornada de inicio de candidatura en casa María Reina, Belgrano y luego la santa Misa en el Santuario "Tabor de María". La prefecta es Lucía Villarreal de Balduzzi. Como ellas dicen, "fue un día de cielo".
El curso 14º les dio la bienvenida: "Mi destino descansa en las manos del Padre" (P.Kentenich).