Texto: Mateo 1,
18-25
“Si silenciosamente nos arrodillamos en el Santuario y
contemplamos la imagen de la Mater, sentimos cuan diferentes a ella somos, y
vemos en ella todo cuanto nosotros quisiéramos ser.
Surge entonces de nuestros labios la oración: “Madre, si
fuéramos como tú”… pero nuestro anhelo es la medida del cumplimiento. Este
anhelo es lo primero y es un importante paso para la gracia de la
transformación. Otros, antes que nosotras han seguido este camino. Fueron
hombres débiles como nosotros y luego fueron héroes. Pero el heroísmo es
silencioso y oculto. Queremos suplicar a la Madre de Dios que nos regale la
gracia de la transformación, con la que podamos ser héroes de la vida diaria,
por la que podamos ser cada vez un poco mejores, por la que nos asemejamos
siempre a ella. (María si fuéramos como tu –
PJK)
Aprendamos, de María y José, el valor religioso del
silencio. Rescatemos el sentido del silencio, expresión de un amor que cree y
confía. Aprendamos a creer en Dios que es Misterio. Aprendamos a creer en los
hombres, portadores del misterio de Dios. No exijamos saber y poseer allí donde
sólo cabe creer, a lo sumo adivinar, y en todo caso
confiar.
Como dice la Escritura: es bueno esperar en silencio la
salvación que viene de Dios.
ORACION
Silencioso y paternal te vemos detrás de cada suceso; te
abrazamos con amor ardiente y con ánimo de sacrificio vamos alegres hacia Ti (HP
77)
Y me consagro a Ti diciendo: Oh Señora mía, Oh Madre
mía . . . . . . . .
PROPOSITO
Hoy domingo, me doy tiempo para estar con el Maestro a
solas, descansar y estar con Él.
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