sábado, diciembre 26, 2015

Primera Consagración Curso 20

El 18 de diciembre de 2015 selló su Primera Consagración el curso 20.

PRIMERA CONSAGRACION, CURSO 20
“AMADA DEL PADRE MISERICORDIOSO ENCIENDE AL MUNDO CON ESPERANZA Y ALEGRIA”
Y finalmente nuestra hora de consagración llegó!!!!!!Después de oraciones, búsquedas, encuentros, partidas…. finalmente nuestro tan esperado día llegó!!!!!
El viernes 18 de diciembre llegamos todas juntas a San Isidro, y allí el Santuario nos estaba esperando…. Era un día espectacular!!!! Desde que llegamos fuimos Amadas!
Tuvimos el honor de la visita de Lux Elena, que generosamente vino desde Paraguay para acompañarnos. Nuestras educadoras, Malvina e Isabel, ya estaban allí, esperándonos también.
En el salón, rezamos nuestra decena del rosario coronado. Lux Elena nos alentó a ser Portadoras de Cristo en nuestros tiempos. Lo grandioso que sería si permitiéramos que la Mater cambiara nuestra vida…y que sumemos nuestros pequeños actos diarios a nuestra misión!!! Dios nos eligió para ser sus hijas, y nos invitó a crecer en la espiritualidad de Schoensttat.
Votamos nuestra nueva madre de Curso, que fue anunciada por el Padre Javier más tarde en la misa: Elena R.V. de Udaquiola.
El Padre Javier celebró nuestra Consagración. Nos enumeró hechos para sentirnos AMADAS por Dios y cuan amadas!
Destacó que éramos el primer curso en consagrarse en el año de la Misericordia, y que el Santuario de San Isidro, era Puerta de Misericordia!!!!!
Nos recordó  que Dios perdona siempre, siempre y todo. Por su infinita MISERICORDIA.
Nos invitó a estar siempre encendidas, porque el que no lo está no puede ENCENDER a nadie.
Somos hijas,  no queremos vivir sin Dios y María. Queremos ayudar a María. Somos  sus HIJAS y queremos colaborar en la Misión. El Padre Javier nos invita a que en cada lugar que vayamos formemos familia.
Gracias Padre Javier por encender a tantas personas, gracias por acompañarnos en este día!!
Encendimos nuestras velas, nos entregaron las medallas. Ofrecimos rosas amarillas, ellas nos representaban a nosotras con mucha alegría! Como la alegría que tuvimos al escuchar las campanas del Santuario que repicaban por nosotras. Como la alegría de nuestras educadoras, Malvina Salas e Isabel Gortari, sin olvidar a nuestra querida Hna. Mariela, quienes creyeron en nosotras desde el principio. Viajaron con lluvia, con calor, resistieron fuertes vientos internos, lágrimas, risas… mucho compartido. Mucho ofrecimiento por parte de ellas. Decirles gracias es poco, qué lindo compartir con ellas todo!
Nos acompañaron también Nelly Pazos, nuestra jefa de región metropolitana,  como otras federadas  y nuestras educadoras nos agasajaron con un riquísimo té, acompañadas con la sonrisa constante de la Hermana María Luz. Agradecemos todos los rezos por nosotras. Gracias!! Nos sentimos muy acompañadas.
Realmente nos sentimos Amadas por el Padre Javier, la Hna. María Luz, Lux Elena, nuestras educadoras Isabel y Malvina, Isabel Nicholson, y por toda la Federación representada allí. Nos fuimos rebosantes de gracias, dispuestas a encender el mundo!!!!!!!



Podrán ver en este link un video preparado por Pussy.


viernes, diciembre 25, 2015

Navidad


 Por la entrañable Misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la Paz. (Lucas 1, 78 -79)
Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre… Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida.” (Papa Francisco, MV 1-2)
Queridas madres, en esta Navidad del Año santo de la Misericordia, quiero agradecerles por su entrega a la comunidad y a la misión. Las invito a seguir trabajando en sus ambientes, anunciando la Alianza de Amor y, como María, haciendo el Bien a cada persona. “¡Quien me vea te vea!”
Desde el Santuario de nuestra Madre, les envío un cordial saludo y la bendición del Señor para Uds. y sus familias.
¡Feliz Navidad y bendecido 2016!

P. José Javier Arteaga

jueves, diciembre 24, 2015

Hoy es Nochebuena y llego a ustedes para desearles que con mucha esperanza nos acerquemos al pesebre donde el Niño Jesús nos regala toda su ternura y nos muestra el rostro misericordioso del Padre.

Recordando los 50 años del segundo "Milagro de Nochebuena", les deseo una feliz Navidad junto a sus familias y un bendecido 2016.

Con mucho cariño, Inés E. de Podestá




Novena de la misericordia- noveno día

Novena Navideña 2015:
Navidad de la misericordia
P.Guillermo Carmona

Noveno día: El ladrón más inteligente de la historia.  
Oración inicial
Padre, has enviado al Hijo como prenda de tu amor.
Por amor se hizo carne y vino a nosotros en este mundo.
Por amor se entrega como ofrenda y alimento sobre el altar.
Allí quiere reinar siempre entre nosotros
y habitar en nuestra cercanía.
Amor dio al Hijo la vida en la Madre y Esposa.
Por amor, a través de su Palabra,
vive y continúa activo en nuestras filas
como fuente de la eterna verdad divina,
llena de ardor y refulgente claridad.
Del Amor eterno con diafanidad vemos fluir torrentes de amor,
derramarse por cielos y tierra
y retornar a su fuente. (Del HP).
(Rezamos: Padre nuestro; 10 Ave Marías y gloria).

1. Texto bíblico: Lucas 23, 33-43
“Cuando llegaron al lugar llamado ‘del Cráneo’, lo crucificaron junto con los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Jesús decía: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’. Después se repartieron sus vestiduras, sorteándolas entre ellos.
Sobre su cabeza había una inscripción: ‘Este es el rey de los judíos’.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: ‘¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros’.
Pero el otro lo increpaba, diciéndole: ‘¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo’. Y decía: ‘Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino’.
Y él le respondió: ‘Te aseguro, hoy estarás conmigo en el Paraíso’”

2. Reflexión
El villancico “Tristeza de Navidad” vincula la Nochebuena con la cruz. Curioso título y curiosas afirmaciones: “Llorarán también, tu muerte Señor, las estrellas que alumbran por tu amor. Quién como el zorzal, mi niño Jesús, cantará, si pudiera, para velar tu sueño feliz, porque al despertar, ya comenzarás a llevar la cruz.”
Hay dos signos que siempre recuerdan el amor misericordioso de Dios: el pesebre y la cruz, el comienzo y el aparente fin. Belén es puro regalo del Padre; la cruz es la misericordia vuelta a los hermanos: “Nadie tiene más amor que aquél que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). Ambos, pesebre y cruz, nos traen salvación. Mirar al Niño y mirar la cruz nos redime y nos salva.  
La cruz puede ser un motivo de lejanía o rebeldía de Dios. Pero puede ser también una oportunidad para sanarnos. Así interpretamos la escena del Calvario que hemos escuchado o leído: no todo fue insulto y burla a Jesús en el momento de la Cruz. También hubo compasión.
Nada sabemos con certeza sobre la vida del “buen ladrón”. Según una tradición apócrifa se llamaba Dimas, de allí la devoción que se cultiva en ciertos lugares a “San Dimas”.
        ¿Qué fue lo que conmovió a ese hombre a dirigirse a Jesús pidiendo clemencia? ¿Habrá sido la mirada del Señor, mirada de misericordia y de perdón? En su cara abofeteada y escupida, la mirada de Cristo -mirada que había llamado a Mateo y a tantos otros- debió haber traspasado el corazón del que compartía la misma desventura.
Según la tradición ambos ladrones habían delinquido, robado y extorsionado. En el caso del “buen ladrón”, su inclinación se transmutó en fuente de salvación y de gracia. Tres privilegios robó él aquella tarde y que se hallan en la respuesta del Señor: “hoy estarás conmigo en el Paraíso”. San Agustín reflexiona: nadie pudo haber ido tan rápido y seguro (“hoy”), en la mejor de las compañías (“conmigo”) y al mejor lugar inimaginable (“al Paraíso”).
Así como los pastores en la Noche Buena habían recibido el premio por haberse olvidado de sí mismos y arriesgado a la aventura, así también el buen ladrón fue premiado por haber creído, confiado y arriesgado.
Imagino que Jesús tiene que haber valorado, como pocas veces en su vida terrena- la palabra del compañero de suplicio aquella tarde. Quizás brilló su rostro como habrá brillado el del Niño en medio de la noche. Jesús había declarado la alegría del cielo por un pecador que se arrepiente y ahora, en el momento más trágico de la historia, veía como ese hombre se tornaba un hijo pródigo. Si Jesús hubiera podido, se habría desclavado por unos momentos de la cruz, para abrazar al hijo que volvería muy pronto a la casa del Padre.
Y todo esto en un instante. Toda conversión es cosa de un instante, pero suele tener una preparación. No se explicaría así la reprensión de Dimas al otro ajusticiado: “¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él?" Ilusiones, vanidades, honores, títulos, dineros, goces, todo pierde valor ante la vida que se va. Quizás entendió el buen ladrón que la Justicia divina es muy superior a la justicia humana. El temor humano se torna temor de Dios y este temor lo salva: es el respeto ante quien no puede ser engañado porque es misericordioso.        
En esta Nochebuena la promesa de Jesús puede ser un dardo de fuego en la conciencia de quienes acudimos al pesebre. ¡Qué contraste!  ¡Qué injusticia condenar a un inocente! Yo, al igual que Dimas en esta Noche Santa, con mi corazón arrepentido, veo la Luz y alabo la inocencia. Y pido en el pesebre que yo también pueda robar un día y para siempre la Misericordia del Padre.

Preguntas para la reflexión
-      El gozo de Jesús: ¿Qué motivos puede alegrar el corazón del Niño en esta noche?
-      Dimas le pidió a Jesús algo muy grande. ¿Qué pedidos le quiero hacer al Niño en esta noche?
-      La conversión es un proceso de humildad y de verdad. ¿Qué puede hacernos más humildes esta noche y veraces ante el Niño?
-      ¿Qué me dice a mi Jesús en este día? ¿Puedo escucharlo?

Acción sugerida

Cultivar la alegría de Jesús en este tiempo de Navidad. Vivenciarlo especialmente cuando surgen las dificultades, conflictos o los problemas.
 

miércoles, diciembre 23, 2015

El Puente N° 3/2015 - Carta editorial

CARTA EDITORIAL



“Cristo tiene que nacer de nuevo. Por eso hay que permanecer fieles a lo que quisimos desde la primera hora: cultivar el amor a María Santísima. Precisamente porque ella no sólo es el camino hacia una vida de intimidad con el Padre del cielo sino también camino para que Cristo vuelva a nacer de nuevo hoy, en estos novísimos tiempos (P. Kentenich).





El Puente N° 3/2015 - Arde por la misión

ARDE POR LA MISIÓN DEL PADRE...
en camino hacia la Iglesia de las nuevas playas

Aporte de Lucy de Sanabria 
Curso 1 - Región Paraguay


"Volvimos con un compromiso que no podemos ignorar. Debemos ser capaces de transmitir el amor del Padre Kentenich, el sentirnos hijas de un verdadero Padre. ¡Somos parte de una gran familia!" 





Navidad de la Misericordia-octavo día

Novena Navideña 2015:
Navidad de la misericordia
 P.Guillermo Carmona
Octavo día: La ventaja de ser pequeño y recibir la visita…

Oración inicial
Padre, has enviado al Hijo como prenda de tu amor.
Por amor se hizo carne y vino a nosotros en este mundo.
Por amor se entrega como ofrenda y alimento sobre el altar.
Allí quiere reinar siempre entre nosotros
y habitar en nuestra cercanía.
Amor dio al Hijo la vida en la Madre y Esposa.
Por amor, a través de su Palabra,
vive y continúa activo en nuestras filas
como fuente de la eterna verdad divina,
llena de ardor y refulgente claridad.
Del Amor eterno con diafanidad vemos fluir torrentes de amor,
derramarse por cielos y tierra
y retornar a su fuente. (Del HP).
(Rezamos: Padre nuestro; 10 Ave Marías y gloria).

1. Texto bíblico: Lucas 19,1-10
Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicómoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: ‘Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa’. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: ‘Se ha ido a alojar en casa de un pecador’. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: ‘Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más’.
Y Jesús le dijo: ‘Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido’”.

Después de la lectura dejamos un tiempo para la reflexión personal del texto escuchado o leído. Puedo comentar alguna de las siguientes preguntas:
-      ¿Qué mensaje trae el texto?
-      ¿Cómo lo interpreto?
-      ¿Qué me dice a mí personalmente?

2. Reflexión
Jericó tenía fama de ser una de las ciudades de Israel donde vivían muchos sacerdotes, que llevaban por cierto una vida muy distinta al del personaje de la meditación de hoy. Era, por lo visto, conocido: tenía dinero y poder y era temido en la ciudad. También él trabajaba para el gobierno romano.
Quizás le había llegado el rumor de que Jesús estaba cerca a los publicanos y pecadores, que hacía milagros y que no era querido por los dirigentes máximos del pueblo. Zaqueo tenía, por tanto, un punto en común con Jesús: el no ser bien visto por los sacerdotes y levitas.
¿Qué curiosa asociación se habrá despertado en Zaqueo para que tenga el deseo de conocerlo? ¿Habrá sabido que uno de los discípulos, Mateo, había sido como él, recaudador de impuestos en Cafarnaúm? No lo sabemos.
Más allá de ciertas confabulaciones, más allá de la curiosidad natural por conocer a un “famoso”, podemos intuir que Zaqueo vivía en una gran soledad e insatisfacción. Es probable que no tuviera amigos (¡su mala reputación!), sino solamente a sus familiares más cercanos. Poseía más de lo que necesitaba, era rico, pero el dinero no le bastaba para darle sentido a cada día. No era feliz.
La acción de Zaqueo no deja de tener rasgos simpáticos: sube al árbol como lo hacíamos como niño, no le teme al ridículo y prescinde de su categoría y condición social. El sicómoro al cual subió no podía saber que le fuera una tabla salvadora. Las palabras de Jesús lo sorprende: ¿Cómo conoce mi nombre? ¿Qué quiere de mí? ¿Me pedirá plata?
Conocemos el desenlace de la historia. Zaqueo lo recibió en su casa y mientras la gente no saldría de su asombro y de su enojo, se produjo un diálogo que, desgraciadamente, el Evangelio no comenta. En ese encuentro Zaqueo recibió la salvación y volvió a la gracia.
    No se entiende el comportamiento de Jesús sino es por el final del texto bíblico: “Este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
En Belén, Jesús toca la puerta del corazón de cada uno de los que llegan hasta él. No discrimina, no elige, no exige: las puertas del pesebre están abiertas para todos los que, como Zaqueo, desean recibirlo. El Apocalipsis describe algo maravilloso cuando esto se produce: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Apoc 3,20).
Vale la pena ir a Belén para que el encuentro produzca su fruto: la conversión. A partir de ese momento él no extorsiona, no dibuja los números, no chantajea ni hace trampas.
Un signo del encuentro con Jesús en Belén será la disponibilidad para ser solidario y ayudar: “Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”.
Me gustaría que en la mirada del Niño todos pudiésemos leer su invitación: hoy quiero hospedarme en tu casa. Y como Zaqueo, que  bajó enseguida del árbol y lo recibió muy contento, tú y yo lo podamos recibir con alegría. Es la salvación que “hoy” ha llegado al corazón.

Preguntas para la reflexión
1.   Si a Zaqueo la altura física no le impidió ver a Jesús, ¿qué realidades pueden impedirnos a nosotros “subirnos al sicómoro” para verlo y encontrarlo?
2.   Zaqueo fue despreciado y marginado por ser cobrador de impuestos para Roma. ¿De qué manera nuestra comunidad acoge a las personas despreciadas y marginadas?
3.     El encuentro de Jesús con Zaqueo nos recuerda una experiencia tantas veces repetida: la de personas que cambiaron de vida después de haber conocido a Jesús. ¿Conocemos a alguien que vivió esta experiencia? ¿Cuándo y dónde se dio lo sucedido en Jericó?
4.     ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy?  

Compromiso sugerido

Invitar a almorzar, cenar o tomar té a alguien que sabemos que está solo y que se alegraría de recibir esta invitación. Si no resulta estos días previos a la Navidad, podemos hacer el firme propósito de hacerlo entre Navidad y Año Nuevo. 

martes, diciembre 22, 2015

El Puente N° 3/2015 - Carta para nosotras


CARTA PARA NOSOTRAS


                                                                                                       Hna. María Luz Affronti

"Schönstatt es una obra divina y por eso un extraordinario don para cada una. Don que tenemos que cuidar y valorar. Nuestra vocación a la Federación de Madres es sagrada. No hay un límite para seguir creciendo en esta vocación. Tenga la edad que tenga o si ya son muchos los años de pertenencia. Siempre debo volver al primer amor que me llamó a este carisma y dentro de este carisma a la Federación de Madres. Comenzar cada día de nuevo en la aspiración a la santidad. ¡Cuidar, respetar, crecer en el amor a mi vocación y a la de las demás!"



Navidad de la Misericordia-Séptimo día

Novena Navideña 2015: 

Navidad de la misericordia
P.Guillermo Carmona

Séptimo día: Quién se humilla será ensalzado - Volver a la casa perdonado.
Oración inicial
En el pobre y pequeño establo de Belén,
das a luz para todos nosotros al Señor del mundo.
Tal como muestras al Niño a pastores y reyes
y te inclinas ante él adorándolo y sirviéndolo,
así queremos con amor ser siempre sus instrumentos
y llevarlo a la profundidad del corazón humano. (HP, 343).
(Rezamos: Padre nuestro; 10 Ave Marías y gloria).
1. Texto bíblico: Lucas 18, 9-14
“Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, de pie, oraba así: "Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas".
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!".
Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.
Después de la lectura dejamos un tiempo para la reflexión personal del texto escuchado o leído. Puedo comentar alguna de las siguientes preguntas:
¿Qué mensaje trae el texto?
¿Cómo lo interpreto?
¿Qué me dice a mí personalmente?
2. Reflexión
Jesús se remite a dos personajes conocidos de su tiempo, hermanos de sangre, de la misma raza, pero tan diametralmente opuestos, que cuesta reconocerlos como tales.
Dos personas, dos historias, dos actitudes y forma de rezar ante Dios. En consecuencia, también dos juicios diferentes de parte de Jesús.
Dos personas. Por un lado el fariseo: los fariseos pertenecían a una secta judía, que observaban al extremo la obediencia de las leyes y las formas. Estrictos en la forma de vivir, eran autoreferentes y críticos de frente a los demás judíos. Por sobre todo parecen enfermos de su yo.
Por el otro, un publicano. Los publicanos eran personas no gratas en Israel; se los consideraba indecentes porque a veces explotaban a los otros y les cobraban el impuesto que exigían los romanos. Por lo general eran tratados con odio y mucha bronca.
Dos actitudes:
La del fariseo, llena de soberbia, narcisismo y vanidad. ¡Cuantas veces él se refiere a sí mismo en su oración! Creía que era posible comprar el beneplácito de Dios por el cumplimiento de las reglas exteriores y se pavoneaba de hacerlo.
La del publicano, que reconocía su miseria, quizás su culpa y se humillaba, sabiendo que nadie podría ganar la cercanía de Dios sin considerarse un pecador. Y él tenía razones suficientes para sentirse así. Por eso le suplicaba a Dios misericordia y perdón.
Mientras el Fariseo “oraba consigo mismo”: sus oraciones no llegaban más allá del sonido de sus palabras, el Publicano realmente oraba de corazón: “Señor, sé propicio, que soy un pecador”.
Dos juicios de Jesús: uno, el publicano, volvió justificado; no así el fariseo. Solo el arrepentimiento y el perdón alivian. La soberbia siempre enferma.
Esta parábola quiere indicarnos la actitud con que debemos acudir a Belén. No llegamos allí porque hemos comprado la entrada a una obra de teatro, que distrae y aburguesa. Llegamos porque “somos justificados por la fe” (Rom 3,28). Nuestra colaboración en esa fe es la única condición ante la cual el Padre -y solamente Él-puede justificar.
Para llegar a Belén no hay que compararse con nadie, hay que reconocer la verdad sobre sí mismo y dejar que la mirada compasiva del Niño nos devuelva la salud. No quedarse en las meras apariencias, sino esperar que el juicio íntimo del Padre (“que ve en lo secreto”) nos legitime y autorice para adorar a su Hijo.
Llegamos a Belén porque somos pequeños. Como los pastores. Llegamos con la humildad, sabiendo que “aquél que se ensalza será humillado y quien se humilla será enaltecido”.
¿Habrá rezado María aquella noche nuevamente la oración que pronunció, cuando estuvo en la casa de Isabel y aún llevaba a Jesús en su vientre? Es probable:
“Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.” (Lucas 1, 50-53).
Preguntas para la reflexión
¿Por qué el publicano experimentó el agrado y la benevolencia divina? ¿Cómo interpreto yo a esa luz la justicia divina?
¿Por qué el que se ensalza será humillado y quien se humilla será ensalzado?
¿Qué puede significar hoy, rezar con humildad?
¿De qué lado me ubico normalmente, del publicano o del fariseo?
Compromiso sugerido
Recordar alguna persona a quien he juzgado por su lejanía a la fe y que más tarde me ha dolido haberlo hecho. Rezar por ella.
Meditar el “Magnificat” de la Virgen, si es posible, en un lugar santo, por ejemplo, el Santuario del Hogar:
“María dijo entonces: ‘Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡Su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre”. Lucas, 1, 46-55.

lunes, diciembre 21, 2015

Navidad de la Misericordia-Sexto día

Novena Navideña 2015:
Navidad de la misericordia
P.Guillermo Carmona

Sexto día: ¡Bienvenido al hogar! La fiesta sin par.

Oración inicial

En el pobre y pequeño establo de Belén,
das a luz para todos nosotros al Señor del mundo.
Tal como muestras al Niño a pastores y reyes
y te inclinas ante él adorándolo y sirviéndolo,
            así queremos con amor ser siempre sus instrumentos
            y llevarlo a la profundidad del corazón humano. (HP, 343).
(Rezamos: Padre nuestro; 10 Ave Marías y gloria).

1. Texto bíblico: Lucas 15,11-32
“Jesús dijo: “Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de herencia que me corresponde’. Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. El hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!’. Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros’. Entonces partió y volvió a la casa de su padre.
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: ‘Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus servidores: ‘Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado’. Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso. El le respondió: ‘Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero y engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo’. El se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: ‘Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!’.
Pero el padre le dijo: ‘Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado’”.

Después de la lectura dejamos un tiempo para la reflexión personal del texto escuchado o leído. Puedo comentar alguna de las siguientes preguntas:
-      ¿Qué mensaje trae el texto?
-      ¿Cómo lo interpreto?
-      ¿Qué me dice a mí personalmente?

2. Reflexión
La lectura de este conocido texto nos despierta algunas preguntas, como por ejemplo, ¿Dónde estaba la madre, cuando el hijo se marchó? ¿Por qué no le pidió que se quedara? ¿Qué habría pasado si el hijo menor, antes de encontrarse con su padre, se hubiera encontrado con su hermano mayor? ¿Habría entrado? ¿Se habría celebrado la fiesta? ¿Por qué se fue el hijo de la casa? Pero estas preguntas, por lícitas que sean, no hacen al meollo de la parábola. Ella ilustra el amor que libera, amor reconquistado en la misericordia.
El padre no le impide al hijo la aventura de la libertad: no cierra la puerta, no indaga, no se enoja, no enseña ni protesta (por lo menos no aparece en la descripción de Jesucristo). Él sólo respeta el libre albedrío, es decir, el riesgo de optar erróneamente. En el entretanto, ¿habrá rezado el padre por su hijo? No lo sabemos; sólo se nos dice que estaba vigilante y a la espera.
Una y otra vez nos llama la atención la alegría del padre cuando avizora al hijo y sale a su encuentro. Es la opuesto a que probablemente haría cualquier padre, que tiene un hijo que se comporta de esa forma: le habría pedido una rendición de cuentas, le recriminaría su vida licenciosa, le daría el sermón que merecía. Pero nada de esto sucede: en lugar de “ponerlo en penitencia”, lo abraza, lo besa y le prepara una fiesta. Le habrá dicho, es probable: “Bienvenido a casa, hijo. Te extrañábamos, nada era igual sin tu presencia. Tu vuelta nos devuelve la vida y el sentido de este tiempo.” Quizás habrá agregado: “Tu madre y yo nos preguntábamos cada noche, dónde estabas, si estabas bien, si precisabas el cariño”
La Navidad es el regreso del hijo pródigo al amor del Padre misericordioso. Jesús Niño nos representa a todos, los que quedamos en la casa y los que nos fuimos de ella. En ese Niño desvalido que nace en Belén, el Padre nos recibe a todos de vuelta a su corazón y al hogar. En Él volvemos. No hay preguntas, no hay quejas, sólo el llanto de Jesús que recuerda el dolor lacerante de la lejanía, las bellotas de los cerdos y la tragedia de no haber hallado la felicidad en cosas engañosas.    
Leer la Navidad con ojos del hijo pródigo es el ejercicio propio de este año. Si llegásemos a tomar en serio la enseñanza de esta parábola, habría un antes y un después. Sólo es necesario reconocer lo tonto que hemos sido al irnos del hogar; sabíamos que en la finca de “mi” padre había suficiente pan y mucho amor.
Es bueno pedirle al Niño que nos haga comprender que en su nacimiento Dios nos devuelve el anillo, el vestido nuevo y las sandalias: reivindica nuestra dignidad. Allí tendremos ternura y empleo suficiente. Los dueños de la finca siempre nos reciben porque son padres de verdad.
Ojalá que nunca seamos como el hijo mayor: la inmisericordia es un pecado pernicioso. El regreso es tarea de cada uno. El abrazo se lo dejamos al Padre y a la Madre. La bienvenida es de hermanos sin rencor.
Es el premio que nos regala Jesús en Navidad. Y sin tener demasiada conciencia, como los pastores aquél día, vamos a su encuentro en medio de la noche.   

Preguntas para la reflexión
1.   ¿Regresó el hijo menor solamente por interés, porque tenía hambre, o habrá tenido alguna otra razón?
2.   ¿Qué actitudes o acciones pueden parecerse a la del padre misericordioso?
3.   ¿Qué comportamientos descubrimos en la sociedad y en la Iglesia que nos recuerdan quizás al hermano mayor?
4.   ¿Qué le dice este año de la misericordia a nuestro corazón?

Compromiso sugerido

Escribirle una tarjetita a cada uno de los hijos (o de los más amigos que cada uno tiene), manifestándole un valor o virtud que descubrimos en ellos. El texto tiene que expresar la alegría del encuentro y de poder participar todos en la mesa común del amor y aprecio mutuo.

domingo, diciembre 20, 2015

Navidad de la misericordia-Quinto día

Novena Navideña 2015:

P.Guillermo Carmona

Quinto día: El amor no olvida a nadie y encuentra lo perdido.

Oración inicial
Tu santuario es nuestro Belén, en cuya aurora Dios se regocija.
Allí diste a luz virginalmente al Señor,
quien te eligió por Madre y Compañera.
En esa admirable fecundidad nos trajiste al Sol de Justicia.
Para que nuestro tiempo pueda mirar la Luz eterna,
erigiste benignamente a Schoenstatt.
Como Enviada de Dios y Portadora de Cristo, quieres
desde el santuario, recorrer el mundo en tinieblas.
Con alegría sumerge nuevamente al Señor en mi alma, y, al igual que tú, me asemeje a él en todo;
hazme portador de Cristo a nuestro tiempo
para que se encienda en el más luminoso resplandor del sol.
El universo entero con gozo glorifique al Padre,
le tribute honra y alabanza por Cristo, con María,
en el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

1. Texto bíblico: Lucas 15,1-7
“Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: ‘Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos’.
Jesús les dijo entonces esta parábola: ‘Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido". Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse’.
Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido’.
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte”.

Después de la lectura dejamos un pequeño espacio para la reflexión personal del texto escuchado o leído. Me pregunto:
-      ¿Qué mensaje trae el texto?
-      ¿Cómo lo interpreto?
-      ¿Qué me dice a mí personalmente?

2. Reflexión
No hay realidad más triste y penosa que perder algo que uno quiere mucho. Y cuando ese algo es una persona, un ser amado entonces la pena es insondable. Lo he vivido de cerca cuando a un matrimonio de Schoenstatt se le extravió un hijo. Ahí entendí que María y José también estuvieran preocupados cuando Jesús se perdió en el templo y se quedó discutiendo con los doctores de la Ley.
Esa y mucho más, es la tristeza de Dios cuando el hombre se aparta de su lado. La tristeza de Dios, incomprensible para el pensar griego y filosófico, se hizo siglos y promesas y lo llevó a buscar a ese pueblo, a ese hijo, que -en verdad- soy yo, sos vos.
El Niño que nace en Belén es la prueba máxima de esa búsqueda. Es la promesa cumplida, es la concreción de la búsqueda. Aquél que dejó su lugar junto al Padre, vino para buscar en su nombre lo que se había perdido. Las tres parábolas que leemos en el capítulo 15 de San Lucas hablan de pérdida y hallazgo. Son paradigmáticas referencias directas a Jesús.
Si nos fijamos bien hay verbos que indican, como todo verbo, una acción. Es el accionar de Dios y su parangón en el hombre: perder, buscar, hallar y alegrarse. Hay otros verbos: encender una lámpara, barrer la casa y hacerlo con diligencia.
Cada uno podría identificarse con la oveja y la moneda, que han sido perdidas y halladas. Y el escenario donde esto se desarrolla es también Belén: la noche simboliza la pérdida; la estrella orienta la búsqueda, el hallazgo de la humanidad representada en los pastores y la alegría de los ángeles cantando en los cielos. Es llamativa la alegría de la Nochebuena: condice con el gozo del encuentro. Los amigos, familiares y conocidos lo celebran. Hay alegría en la tierra y mayor gozo aún en lo alto.
Una consecuencia que surge de estas dos parábolas cuando las relacionamos a nuestra vida es la enorme dignidad y valoración de cada uno. Tan valioso soy para el Padre, que él no quiere que permanezca en la oscuridad sin saber dónde estoy y sin venir a recogerme. ¡Vales tanto, como el Niño desvalido y sonriente, como la cara pupila de los ojos de Dios!
De allí la fiesta. Todos están convidados. Si alguna vez en tu vida piensas que nadie se ha acordado de vos o te ha olvidado, recuerda que siempre estás presente en el corazón de tu Padre.
        Estos días previos a la Navidad, piensa en algún momento en que “te fuiste del corral” que te perdiste en algún lugar de esa casa, que es tu mundo. Y celebra el Amor de Dios que ha deja todo con una sola intención: besarte nuevamente.

Preguntas para la reflexión
1.   ¿Qué hace el buen pastor cuando pierde sus ovejas? ¿Qué podría significar esto en concreto en la vida de los hombres?
2.   ¿Cómo podría hoy darse esta fiesta que organiza el cielo y la tierra cuando lo que estaba perdido ha sido encontrado?
3.   ¿Qué habría pasado si el pastor se hubiera quedado en el rebaño con las 99 ovejas y hubiera abandonado a la perdida? ¿Puedes imaginarte esa situación en la vida del mundo y en la historia personal?
4.   ¿Qué podemos hacer nosotros, en concreto para buscar lo que está perdido?

Compromiso sugerido
Mandarle alguna tarjeta navideña a alguien que sabes que está lejos de la fe, pero que no obstante, celebra la Navidad con ese espíritu de esperar a que Alguien lo venga a visitar.