jueves, mayo 31, 2007

Fechas a tener en cuenta Junio


03 Santísima Trinidad





10 Corpus Christi




15 Sagrado Corazón de Jesús
16 Inmaculado Corazón de María
16 Consagración Perpetua 8º Curso
16 Primera Consagración 14º Curso
21 Llegada del Padre Fundador a Milwaukee
22 y 23 Retiro Región Metropolitana





24 Nacimiento San Juan Bautista
27 Fallecimiento de Don Joao Pozzobon
29 San Pedro y San Pablo
Boletín on line


Junio 2007 Nº 2


Sumario

1. Carta de Beatriz Bigliardi para Nosotras
Beatriz Bigliardi es Sub Jefa Territorial, pertenece al 4º curso de la Región
Metropolitana y nos envía su saludo con reflexiones sobre el 31 de mayo. Y para acercarnos más hemos colocado su foto

2. Miradas y respuestas sobre La Mujer y sobre La Iglesia
desde el Ideal del 4º y del 5º Curso.

· “Esto nos pasa” no llegó.

· “Mujeres Hoy y Acá” lo puedes leer más abajo

· “A la Sombra del Santuario” lo puedes leer más abajo


3. Círculo de Adoración de la Federación de Madres
Argentina – Paraguay
Cómo se gestó, quienes lo anhelaron y las que se sumaron, todo esto en una muy buena crónica de Cristina Celso. Lo puedes leer más abajo

Carta de Beatriz Bigliardi
Sub Jefa Territorial


Queridas madres de Federación:

El nuevo aniversario –58 años- del tercer hito de la Historia de Schoenstatt, es la ocasión que la Divina Providencia ha puesto a mi alcance para compartir con ustedes algunas reflexiones nacidas a la sombra del Santuario de la Liberación y del Amor a la Iglesia de La Plata, donde nació mi vocación a la Federación.
Este Santuario, fue bendecido el 15 de agosto de 1965, pocos meses antes de que nuestro Padre y Fundador, a su regreso de Milwaukee, se entrevistara con S. S. Pablo VI comprometiéndose a que él y su fundación empeñarían todas sus fuerzas para la realización del programa de renovación de la Iglesia surgido del Concilio Vaticano II.
Para nosotras, como hijas fieles de nuestro Padre, este esfuerzo implica necesariamente dar a conocer, mediante nuestro apostolado del ser y del hacer, la riqueza de la misión del 31 de mayo en un tiempo en que están seriamente comprometidas las raíces cristianas de nuestra cultura.
Hoy, la desintegración de la familia, el generalizado relativismo moral, la falta de respeto de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, el individualismo y la incapacidad de contacto personal, la violencia e inseguridad han alcanzado niveles de deshumanización que hasta hace poco eran impensados.
Nosotros tenemos el “secreto” para hacer frente a estos desafíos. Nuestro Padre nos señaló el camino el 31 de mayo de 1949, recapitulando proféticamente el carisma y la misión de Schoenstsatt, al servicio de La Iglesia y la sociedad:
“Desde hace años venimos diciendo que uno de los mensajes nucleares de Schoenstatt, es el de la paternidad de Dios y de sus imágenes terrenas, sus transparentes, como caminos de vital importancia para despertar en forma viva y eficaz una profunda e íntima filialidad frente al Padre Dios” (palabras del P. Kentenich en el Santuario del Padre, Nuevo Schoenstatt en marzo de l952)
En estrecha comunidad de corazones, como Federación de Madres, formamos parte de una familia que, de acuerdo al querer del Padre se asume patrocéntrica, mariana, filial, fraterna y misionera y como tal, hermanadas en Cristo, participamos “en la misión evangelizadora de la Iglesia, viviendo y forjando el organismo natural y sobrenatural de vinculaciones y particularmente por nuestra condición laical en el mundo, contribuyendo a conducir toda la creación según los planes del Padre Dios.” (del Documento Fundamental de la Misión Nacional de la Familia Schoenstattiana en Argentina).
En un artículo publicado en la Revista del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Alemania, del 1 de febrero de 1999 se sintetiza con claridad y profundidad que la única manera de llevar adelante nuestra misión es solidarizarse con lo acontecido el 31 de mayo de 1949 a través de una profundizada renovación de la Alianza.
Nos corresponde a nosotras tomar conciencia, como allí bien se dice, que quien quiera llevar adelante la misión de un profeta, tiene que adherirse estrechamente al profeta y en cierto modo vivir una existencia profética, que sólo puede intentarse ejercitando intensamente la Fe en la Divina Providencia, con el auxilio del Espíritu Santo.
Hoy los signos de los tiempos nos desafían e impulsan a inscribirnos en el corazón de la Mater para desde su Santuario animarnos a rezar y vivir decididamente con amor y confianza filial:

“Sí, Padre, vamos contigo!
Nuestro corazón en tu corazón,
Nuestro pensamiento en tu pensamiento,
Nuestra mano en tu mano. Amén.

Tu Alianza, nuestra vida!
Hombre de Dios, Padre y Profeta, vamos contigo!”

En la fuerza de la Alianza de Amor las abrazo fuertemente a cada una y quedamos en eso permanecemos fieles.

Beatriz Gómez de Bigliardi
4to. Curso
“Filia Confidens Fidelis Adjutrix Patris Amoris”



Mujeres hoy y acá

El Padre Raniero Cantalamessa, en la homilía del Viernes Santo en el Vaticano, el 6 de abril de 2007, nos muestra en ella cuan importante es y ha sido el papel de la mujer en la sociedad. Nos dice que después de María fueron las únicas en haber seguido a Cristo por Él mismo, por gratitud del bien de Él recibido.

Recuerda el P. Cantalamessa que "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena" (Jn 19, 25).
Por una vez pongamos aparte a María, su Madre. Su presencia en el Calvario no requiere de explicaciones. Era "su madre" y eso lo dice todo, las madres no abandonan a un hijo, aunque esté condenado a muerte. ¿Pero por qué estaban allí las otras mujeres?.. Llegadas con Jesús de Galilea, esas mujeres le habían seguido, llorando, en el camino al Calvario (Lc 23, 27-28), ahora en el Gólgota observaban "de lejos" (o sea, desde la distancia mínima que se les permitía).
Estas "piadosas mujeres", son igualmente "Madres Coraje". Desafiaron el peligro que existía en mostrarse tan abiertamente a favor de un condenado a muerte. Jesús había dicho: "Dichoso aquel que no halle escándalo en mí" (Lc 7, 23). Ellas fueron las únicas que no se escandalizaron de El.
Es cierto que Jesús murió también por los pecados de las mujeres, pero históricamente sólo ellas pueden decir: "Somos inocentes de la sangre de éste" (Mt 27, 24).
Siempre ha surgido la cuestión de ¿cómo es que las "piadosas mujeres" son las primeras en ver al Resucitado y a ellas se les dé la misión de anunciarlo a los apóstoles?
La respuesta es que fueron ellas porque habían sido las últimas en abandonarle muerto e incluso después de la muerte acudían a llevar aromas a su sepulcro. (Mc 16,1).
A ellas no se les había prometido "doce tronos", ni ellas habían pedido sentarse a su derecha y a su izquierda en su reino. Le seguían, "para servirle" (Lc 8, 3, Mt 27, 55), eran las únicas, después de María, en haber asimilado el espíritu del Evangelio. Habían seguido las razones del corazón y estas no les habían engañado.
En si, su presencia junto al Crucificado y el Resucitado contiene una enseñanza vital para nosotros hoy. Nuestra civilización, dominada por la técnica, tiene necesidad de un corazón para que el hombre pueda sobrevivir en ella, sin deshumanizarse del todo. Debemos dar espacio a las "razones del corazón".
A la potenciación de la inteligencia y de las posibilidades cognoscitivas del hombre no le sigue con el mismo ritmo, lamentablemente, la potenciación de su capacidad de amor.
Aunque sabemos muy bien que la felicidad o la infelicidad en la tierra no dependen tanto de conocer o no conocer, sino de amar o no amar, de ser amado o no ser amado.
Estamos ansiosos de incrementar nuestros conocimientos y tan poco de aumentar nuestra capacidad de amar: el conocimiento se traduce automáticamente en poder, el amor en servicio. Ya San Pablo escribió: "La ciencia hincha, el amor en cambio edifica"(1 Co 8, 1).
De todo lugar brota la exigencia de dar más espacio a la mujer. La experiencia diaria demuestra que la mujer puede "elevarnos", pero que también puede hacernos caer. También ella tiene necesidad de ser salvada por Cristo. Pero una vez redimida por El y "liberada", en el plano humano de antiguas discriminaciones, puede contribuir a salvar nuestra sociedad de algunos males que se ciernen amenazantes: violencia, voluntad del poder, aridez espiritual, desprecio por la vida...
Sólo hay que evitar repetir el antiguo error según el cual la mujer, para salvarse, debe dejar de ser mujer y transformarse en hombre.
El prejuicio está tan enrraizado que las propias mujeres han acabado a veces ,en que para afirmar su dignidad, han creído necesario asumir actitudes masculinas, o bien minimizar la diferencia de sexos.
¡Qué agradecidos tenemos que estar a las "piadosas mujeres"! A lo largo del Camino del Calvario, sus sollozos fueron el único sonido amigo que llegó a los oídos del Salvador, sobre la cruz, sus "miradas" fueron las únicas que se posaron con amor y compasión en Él.
No sólo por el papel desempeñado en la Pasión, sino también por el de la Resurrección, las piadosas mujeres son ejemplo para las mujeres cristianas de hoy. Jesús dijo a las mujeres: "Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán" (Mt 28, 10).
"Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos" (Mt 28, 8).
Mujeres cristianas, seguid llevando a los sucesores de los apóstoles y a nosotros, los sacerdotes y colaboradores suyos, el gozoso anuncio: "El Maestro está vivo! !Ha resucitado! La vida ha triunfado, en Cristo, sobre la muerte, y así sucederá un día también en nosotros.
El P. Cantalamessa termina su Homilía con las siguientes palabras: Junto a todas las mujeres de buena voluntad, vosotras sois la esperanza de un mundo más humano.
Finalizando con una oración a la primera de las "piadosas mujeres" e incomparable modelo de éstas, la Madre de Jesús.

Reflexión a la luz del Ideal

Esta homilía del Padre Cantalamessa realmente nos ha conmovido y pensamos que seguramente ha de conmover a toda mujer.
Creemos que da para un profundo examen de conciencia, en el cual nosotras, como Madres de Federación, nos debemos sentir interpeladas.
El Sumo Pontífice ha dicho que el gran problema de Occidente es el olvido de Dios, un olvido que se difunde.
En la actualidad la necesidad de fe es mayor que nunca dada la complejidad de los temas a enfrentar: desvalorización del matrimonio y de la familia, la falta de respeto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la paz social, el materialismo, la ausencia de los principios cristianos, etc.
Como nos dice el P. Cantalamessa, esas mujeres que acompañaron al "Condenado" han sido "Madres Coraje" que no abandonaron a Cristo, aunque todo se hacía muy difícil no se escandalizaron…
También hoy la fidelidad a nuestros Ideales, la coherencia de vida a la hora de tomar decisiones en el día a día, es nuestro seguro frente a los desafíos que nos propone nuestro tiempo.
Sólo si encarnamos vitalmente desde cada una de nosotras y desde cada curso un rayo de las magnificencias de María, podremos encender el mundo.
Nos preguntamos:
¿En nuestra situación personal, cómo puedo aspirar a ser como estas mujeres?
Heroicamente Filial y Heroicamente Fiel, con mi familia, con mis amigos, con el trabajo, como ciudadana y con Dios.
¿Cómo luchar en nuestros ambientes por una imagen auténtica de la mujer cristiana?

· ¿Mi presencia eleva el ambiente donde estoy?
· ¿Mi palabra ilumina el diálogo?
· ¿Mi servicio impulsa y dignifica creadoramente a quien lo necesita?

Nuestra "gran respuesta" está en nuestro Ideal, en particular ser "Hija confiada", ser heroicamente confiadas, cuando todo nos sale mal o cuando nos sentimos dejadas de lado porque el "mundo" no comparte nuestros ideales. Al sentirnos elegidas y enriquecidas por el Amor de Dios, queremos ofrecer a los demás esta fe que sostiene nuestra existencia y de la cual nacen convicciones y sentimientos que iluminan y fortalecen nuestro vivir frente a las vicisitudes y obligaciones de nuestra vida social, cultural, económica y política.

Como dijera el P. Kentenich, hoy más que nunca necesitamos la conciencia de una misión divina. Nuestra MTA nos quiere utilizar como sus instrumentos para la renovación del mundo.
La Fe Práctica en la Divina Providencia es el ejercicio, que como hijas de nuestro Padre estamos llamadas a practicar, "con la mano en el pulso del tiempo y el oído en el corazón de Dios".
Se ha dicho que el hombre de hoy no cree en ninguna "Buena Nueva" que se le anuncie con palabras, lo único capaz de impactar al hombre moderno es el Evangelio hecho vida en los cristianos, lo que alguien ha llamado el "quinto Evangelio". Así fue la evangelización en los primeros tiempos del cristianismo.
Como federadas, ¿cómo respondemos a este desafío?
Con su Sí María trajo a Cristo al mundo. Todos los que participamos de la conciencia de una misión divina, podemos llegar a ser, con la ayuda de la gracia y bajo la luz de cada uno de nuestros ideales, los que ayuden a que Cristo siga naciendo en la vida de los hombres.
Como "hijas confiadas" sentimos que es urgente que se recobre la confianza en la capacidad y la fuerza de la fe para incidir positivamente en la configuración de una nueva cultura.
Como "colaboradora del amor del Padre", sentimos que ese amor nos empuja a recuperar la esperanza y confianza que nos hace ver que sin estridencias debemos aprender a ser, por encima de todo y de acuerdo a nuestras circunstancias, como estas mujeres que cita el P. Cantalamessa en su Homilía.

Cada una podría hacer una lista de lo que nos proponemos en esta línea, es una magnífica oportunidad que la Misericordia divina pone a nuestro alcance. No la dejemos pasar, no tengamos miedo, nuestra Aliada, está con nosotras y nos dice: "Animo que yo estaré con vosotros hasta el final de los siglos!


4° Curso - "FILIA CONFIDENS FIDELIS ADJUTRIX PATRIS AMORIS"
“Hija confiada, fiel colaboradora del amor del Padre”
Equipo de trabajo: Beatriz Bigliardi, Pinki Fernandez, Alicia Dighero, Maria Salaber y Marina Nordenstohl



A la sombra del Santuario

Un tema importante y de total actualidad que queremos destacar, es el mensaje y la tarea que nuestro Santo Padre encomendó a todos los fieles comprometidos con el Señor, en su discurso inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, el 13 de mayo último, en Aparecida, Brasil.

Como todas sabemos el Papa Benedicto XVI estuvo en ese país haciendo una visita pastoral, que culminó con la inauguración de dicha Conferencia.
En su discurso, el Papa trazó un claro itinerario que orientará el compromiso de la Iglesia católica en América Latina.

Él afirmó la absoluta prioridad de la fe y cómo ésta ha entrado en relación con nuestros cuestionamientos profundos y con nuestras necesidades personales y sociales más urgentes.

Con mucha sencillez y capacidad pedagógica nos ha marcado un camino que nos sirve para liberarnos del aislamiento del yo, ya que nos lleva a la comunión y que, a su vez, nos indica la responsabilidad hacia el otro, especialmente cuando éste es frágil, pobre y vulnerable.

En nuestras comunidades eclesiales de América Latina hay muchos laicos y laicas maduros en la fe que están activos y entregados al Señor, junto con movimientos eclesiales, catequistas e institutos de vida consagrada.

Sin embargo, se percibe un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia Católica debido al secularismo, al hedonismo, al indiferentismo y al proselitismo de numerosas sectas y expresiones seudo religiosas.

Su Santidad nos incita a una renovación y revitalización de la fe en Cristo quien es “nuestro único Maestro y Salvador y el que nos ha revelado la experiencia única del Amor infinito de Dios Padre a los hombres”.

Benedicto XVI resaltó también la importancia de la familia para llevar a cabo la renovación de la Iglesia, porque ella constituye uno de los tesoros de los pueblos latinoamericanos ya que es escuela de fe, impulsora de valores humanos, cívicos y respetuosa de la vida humana a la que acoge con generosidad y responsabilidad.

El lema de esta Conferencia General es “Discípulos y misioneros de Cristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida”.
Este lema fue el que inspiró el de nuestra Familia para este año: “Desde el Santuario, discípulos misioneros para una Patria Familia”.

Dice Benedicto XVI que es la Iglesia la que tiene la tarea de alimentar la fe del Pueblo de Dios y por lo tanto nosotros, los fieles de este Continente, en virtud de nuestro Bautismo, estamos llamados a ser discípulos y misioneros de Cristo. Todo bautizado recibe de Cristo el mandato de la misión: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará” (Mc 16, 15).

Para ser discípulos y misioneros de Jesucristo debemos estar profundamente enraizados en Él. Debemos estar realmente convencidos de que Dios es la realidad fundante, un Dios de rostro humano que nos amó hasta la cruz; si comprendemos la dimensión de este amor de Cristo, hasta el extremo, vamos a responder a ese amor con un amor semejante.

Dios nos convoca a formar parte de su familia y esta familia universal es la Iglesia católica. La fe nos libera del aislamiento del yo porque nos lleva a la comunión, ya que el encuentro con Dios es también encuentro con los hermanos.
Esta convocatoria de responsabilidad hacia el otro, señala especialmente “la opción preferencial hacia los pobres que está implícita en la fe cristológica”.

¿Cuál es la manera de conocer realmente a Cristo para poder seguirlo, vivir con Él, encontrar la vida en Él y comunicarlo a los demás, a la sociedad y el mundo?

Para ser discípulos y misioneros de Cristo es condición indispensable el conocimiento profundo de la Palabra de Dios.

El Papa propone que la realidad sociopolítica de América Latina sea atendida con fieles laicos bien preparados. Somos los fieles laicos quienes estamos llamados a trabajar movidos por la caridad, a favor de sociedades más justas, sin comprometer el nombre de la Iglesia en nuestras opciones o decisiones políticas.

El Santo Padre nos llama a colmar la notable ausencia, en el ambiente político, comunicacional y universitario, de voces e iniciativas de líderes católicos de fuerte personalidad y de vocación abnegada, que sean coherentes con sus convicciones éticas y religiosas.

La Iglesia tiene la vocación de formar las conciencias, comprometerse con la verdad y la justicia y educar en las virtudes individuales y políticas; y nosotros los laicos debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad en la vida pública.

El Papa llama a los fieles laicos a trabajar a favor de sociedades más justas para lo cual recomienda que debemos ser educados en el orden intelectual, en el afectivo y en el estrictamente espiritual. Para ello la Doctrina Social Cristiana (DSC), la experiencia eclesial de los movimientos laicales y la Eucaristía, son los principales recursos.

¿Cómo responderemos a la convocatoria de nuestro Santo Padre?

Ya a principios de la década de 1930 nuestro Padre Fundador comenzó a hablar del santo social.
En la jornada de 1930 (Industriepädagogische-Tagung) él lo describió de esta manera:

“Debemos descender, inclinarnos ante el pueblo sencillo. Nuestro tiempo clama por el santo social, que integra la unión a Dios con un corazón lleno de sentimientos auténticos, con la disposición y la fuerza de ayudar al pueblo sencillo. Por eso, observen hoy el anhelo por los santos sociales, por aquellos hombres que están íntimamente unidos a Dios, anclados en Él, pero que tienen la valentía, desde esa decisión por Dios, de unir el mundo con Schoenstatt, de descender más profundamente hacia los pueblos para elevarlos a Dios, hacia Cristo, hacia la Iglesia”.

“Filia Inmaculata Patris, instrumento de tu amor”
Nuestro Documento Fundamental, dice refiriéndose a nuestra misión:

“…Mirando a la Inmaculada, pedimos la gracia de amar y comprender a todos los seres en su limitada condición humana, mostrando el rostro misericordioso de Dios, nuestro Padre.

…Trataremos de ser mujeres sencillas, sin apegos materiales… con pureza en el obrar y en la entrega al otro.

…con amor, nos dispondremos al servicio allí donde nos toque actuar. Si soy instrumento, educo, vinculo… Si tengo amor, tengo y doy paz, aprendo a crecer en confianza y esperanza… El amor vence todo”.

Nuestro compromiso es en primer término nuestra familia, allí es donde más nos tenemos que esmerar para formar al hombre nuevo. Por eso debemos ser siempre abnegadas, generosas y coherentes, para así lograr promover los valores necesarios para desarrollar personalidades maduras.

También tenemos muy claro que el santo social es el que se compromete con los problemas sociales en el sentido propio de la palabra y a estos problemas los encontramos en todos los lugares donde nos toca actuar: en el barrio, en la parroquia, en nuestro lugar de trabajo, entre las personas que trabajan para nosotras…
Siempre hay alguien en nuestro entorno a quien podemos ayudar y tratar de acercar a Dios.

¡Que María nuestra madre acreciente en nosotras el amor y el espíritu de discípulas y misioneras, para poder ser instrumentos fieles en sus manos!

“Filia Inmaculata Patris, instrumento de tu amor”
5º Curso
Grupo de trabajo: Virginia Camiri, Gigi Fontana, Elvirita Yaciófano, Manica Centeno y Cheli Díaz Araujo




Crónica sobre el Círculo de Adoración de Federación de Madres


De izquierda a derecha 1º fila: Rosita Buduba 4º; detrás Inés Podestá 1º; Hilda Montervino 2º; Carolina Peralta de Py; Pelusa Bieule 4º.
Detrás de Inés: Beatriz Bigliardi 4º; detrás apenas se la ve a Luisa Ruete +; de saco colorado: Cristina Celso 2º; de turquesa: Dolores Villanueva 6º; a su lado Leonor Cudugnello 8º
Detrás de Cristina: Malvina López Alconada 8º; Pinki Fernández 4º; de celeste Matilde Giménez 4º; Ana María Tonellier 3º.
Detrás de Cristina e Hilda, Alicia Dighero.




En la jornada de inicio de Comunidad Oficial de la Región Metropolitana del año 2005, el tema fue la Eucaristía, y especialmente la Adoración. Allí quedó de manifiesto el deseo de tener un Círculo de Adoración y así nació esta “ idea predilecta” que comenzó a desarrollarse “de puertas para adentro” en el 6º grupo de Comunidad Oficial de la región Metropolitana, hasta el jueves 2 de marzo de 2006 , fecha en la que fue constituido oficialmente el Círculo de Adoración de Federación de Madres. El anhelo de tenerlo caló muy hondo en las entonces integrantes del grupo, el 6º : Pinki Fernanez, Leonor Cudugnello, Rosita Buduba, Hilda Montervino y quién escribe: Cristina Celso.
La propuesta hecha a todos los cursos tuvo muy buena repercusión y fue tomada con gran entusiasmo, fervor y compromiso.
El jueves 2 de marzo de 2006 fue la Constitución oficial del Círculo de Adoración de Federación de Madres que, en iniciativas individuales y grupales y en el anhelo y en el corazón ya hacía mucho tiempo que había comenzado. La misma se llevó a cabo con la celebración de la Santa Misa en Confidencia presidida por el Padre Javier, con la presencia de la Hermana Mariela e Inés Podestá . En el curso de la misma, Inés , como jefa territorial tomó el compromiso de las madres a realizar Adoración formando parte del Círculo de la Federación de Madres.
Se nombraron las encargadas regionales: Yoli Castro (Cuyo), Perla Caballero, Teresa Rufinelli (Paraguay), Mili Ramacioni ( Mediterránea), y Rosita Buduba (Metropolitana).

La meta del Círculo de Adoración en la Federación de Madres consiste en ser en Alianza de Amor con la MTA y unidas al Fundador, “el corazón (orante) adorante o adoratriz o adorador” de nuestra Comunidad.
Transcribimos a continuación las condiciones para pertenecer al Círculo de Adoración:
“Después de haber sellado su 2ª Consagración, todas las madres que están dispuestas a cumplir las siguientes condiciones podrán pertenecer al Círculo de Adoración:
Deberán ser madres federadas que animadas por un profundo amor a la Eucaristía, quieren adorar a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar y buscar en El la fuente de gracias para enriquecer a la Federación, Schoenstatt y la Iglesia.
Ellas cultivan, animan y estimulan el espíritu de adoración frente a las Personas de la Santísima Trinidad y frente a la voluntad de Dios, y se comprometen a hacer mensual, semanal o diariamente un determinado tiempo de adoración, en lo posible frente al Santísimo.
Las madres del Círculo de Adoración tratan de cumplir ejemplarmente sus obligaciones como federadas. Como “pequeñas Marías orantes”, se esfuerzan en la vida cotidiana por “vivir espiritualmente en el Santuario”, aspirando a una vida interior basada en la fe práctica en la Divina Providencia.
Con responsabilidad ellas interceden especialmente por
· Todas las federadas y sus familias
· Por las intenciones de la Federación de Madres, de la Familia de Schoenstatt y la Santa Iglesia
· Por nuevas vocaciones para nuestra comunidad y toda la Obra de Schoenstatt.
· En todas las intenciones que les son encomendadas”.

Actualmente son muchas las madres que se han unido al Cïrculo de Adoración… a todas nos mueve un profundo amor al Santísimo Sacramento y tenemos aun otro anhelo predilecto…y es que no falte la Adoración allí donde haya una madre de Federación.
¿Podremos llegar a ser: “Ángeles custodios” de la Adoración?

Según dice el Cardenal Bergoglio: “Yo quisiera que esta comunidad especialmente se contagiara de esta "enfermedad" entre comillas. Que se contagiaran de ganas de adorar con la puerta abierta. Que vayan entrando y se vaya creando un clima de adoración. Que sea una comunidad orante. (…)
Contagiar la adoración es capitalizar el tiempo perdiéndolo... "perdiéndolo en Su presencia".(…)
Bueno, eso es lo que les deseo. Que adoren en comunidad, que adoren intercediendo y que adoren contagiando”.

Por tanto queremos seguir adorando en comunidad y adorando, interceder ante el Señor y contagiar a muchos… a todos… el deseo de acercarse al Santísimo Sacramento que se ofrece por amor a nosotros cada día.




Tristeza de amor

Tu corazón se entristece si yo no vengo Señor
a adorarte en tu Santuario... en silencio a estar con Vos.
No permitas que no crea en tu tristeza de amor;
mas… busque siempre alegrarte y acompañarte Señor.

Maestro, dulce Maestro conquista mi corazón,
y el corazón de otros hombres que no se acercan a vos .
y acercándose te adoren, alegrándote Señor,
como se alegra el amante que da vida por amor .

Eucaristía: milagro que a los hombres quiere dar
torrentes de amor y gracia...destellos de eternidad.

Cristina Celso . Filia Patris

Desde ese momento, presidió nuestras reuniones una hermosa estampa de Juan Pablo II sosteniendo la custodia con el Santísimo Sacramento, pues Él, Jesús Sacramentado, era el centro de nuestro trabajo.
Y así nos abocamos en primer lugar, a fortalecer nuestra propia experiencia de Adoración como manantial inagotable de inspiración para esta dulce tarea.
Asesoradas por el Padre Alberto, pensamos que lo conveniente era comenzar por un Círculo menor de Adoración[1] , pero en vistas a llegar a ser un Círculo mayor[2].
Nos pusimos a recabar bibliografía sobre el tema para poder ofrecer a las futuras integrantes del Círculo y a todo/a interesado/a en el tema.
Practicamos canciones relacionadas con la Adoración para que en futuras Horas Santas todas pudiésemos participar cantando, y tuviésemos entre el material también canciones adecuadas para utilizar en las mismas.

[1] Los integrantes se comprometen a realizar Adoración una vez por semana, cada 15 días , por mes, etc, 15’, 30’, 1 h. etc.
[2] Adoración diaria.








miércoles, mayo 30, 2007



Reflexiones Padre Nicolás Schwizer


La importancia del padre en la autoridad y la dignidad personal

1. La autoridad. El vínculo a Dios es, el más importante. Pero el camino hacia Dios pasa por una sana vinculación a los padres. A través de ellos, el niño se forjará su vivencia e imagen fundamental de la autoridad.

Si la vivencia es positiva, entenderá la autoridad como poder de amor y de servicio, protector y estimulante del propio crecimiento. A través de una vivencia negativa de los padres, verá la autoridad como poder opresor, injusto, violento y temible.
La primera experiencia condiciona la futura relación a toda autoridad: Dios, sacerdotes, profesores, jefes de trabajo o de la política.

2. La dignidad personal. De esta experiencia de la autoridad de los propios padres depende otra, sumamente importante: la experiencia de la propia dignidad personal.

Esta condiciona de modo profundo la seguridad existencial, la capacidad de amar y la creatividad de la persona. Quien no se sienta digno y valioso, será un eterno inseguro frente a la vida, un acomplejado, incapaz de aceptarse y amarse a sí mismo. Tampoco será capaz de amar a los demás. Porque no podrá reconocer serenamente los valores de los otros, sin ver en ellos rivales que despiertan su envidia, que lo ponen a la defensiva o que busca destruir para afirmarse a costa de ellos.
Todos conocemos a personas de este tipo, con quienes es difícil o imposible convivir. Inseguros, tampoco se animarán a desplegar sus talentos personales, retrocederán ante los obstáculos, no asumirán con gusto las tareas que tengan por delante.

3. Nuestra tarea de padres. Una conciencia sana de la propia dignidad surge de un solo modo: sintiéndose amado, especialmente por los propios papás.

Nuestra gran tarea de padres es dar este amor a nuestros hijos, a través de hechos concretos:


Dedicándoles tiempo para hablar y jugar con ellos, prefiriendo escucharlos a ellos antes que al televisor, acariciándolos, preocupándonos por sus necesidades y anhelos, etc.

Con esto les decimos: Ustedes valen, son para nosotros lo más precioso que tenemos, mucho más que las cosas y el dinero. Tienen una dignidad única: son personas y son nuestros hijos. Y ellos lo van a creer, porque lo sienten en cada momento. Se van a sentir de verdad personas (y no cosas) y van a atreverse a mirar la vida sin miedo. Podrán, a lo largo de su vida, vivir una sana vinculación con ellos mismos, con el prójimo y con el trabajo.

4. El padre. Todo esto que suena tan hermoso es muy difícil de realizar.
El problema afecta, sobre todo, al padre. Porque la madre posee mucho más sentido para la relación personal. Su unión física de nueve meses con el hijo, se traduce normalmente después en una vinculación afectiva profunda.
El padre, en cambio, se identifica mucho más con los valores funcionales e impersonales del mundo del trabajo.

Le gustan el cambio, la velocidad, la eficacia. Le cuestan el diálogo personal, el cultivo lento y paciente de un vínculo de amor. En el hogar es, generalmente, más distante que la madre.

5. El desafío. La renovación de la familia exige la reconquista de nuestra paternidad. Sin ello, nunca seremos hombres capaces de crear un mundo nuevo, un mundo realmente humano. Sin rescate de la paternidad, nunca seremos hijos felices, verdaderos hermanos y cristianos plenos.

Preguntas parta la reflexión

1. ¿Soy conciente de lo que implica mi labor de padre, de sus consecuencias?
2. ¿He notado algunas actitudes como las señaladas en mis hijos: inseguridad, envidia…?
3. ¿Cómo soy en mi hogar?... distante, cercano…
Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio, escriba a: pn.reflexiones@gmail.com
Cursos Región Cuyo

1º Curso

De izq a derecha

Atrás: Sarita Tohmé, Sylvia Ruiz Guiñazú, Stella Gandolfo y Norma Cremaschi

Paradas: Leonor Fornés, Sonia Barraud, Salma Morcos, Susana Corti, Coca Suárez, Betty Viggiani, Yoli Castro, Cristina García
Sentadas: Alicia Moyano, Isabel Danús, Licy Frúgoli, M.Rosa Reinhardt, Lila Contino e Inés Podestá



5º Curso

Martha, Virgina Caliri, Manica
Cheli, Elvirita, Gigi, Susilén y Virginia Padilla







12º Curso
De izq a derecha: Atrás: M.Laura Jofré de Iraira, Victoria Ramírez Dólan de Correas, Carolina Innaco de Anselmi, Cecilia González de Favier y Agustina Jofré de Jardel

Adelante: Inés Corti de Fozzatti y M. Julia Podestá de Flamarique



17º Curso


De izq a derecha
Atrás: Blanquita Sánchez de Maschi, Stella Fernández de Gandolfo (educadora) Norma Arce de Salafia (prefecta) e Isabel G. de Danús (educadora), Gabriela Brandi de Yerfino (de rojo, pelo largo).
Adelante: Ely Abramo de Boato, Marisa Francesconi de Sesto, Liliana L. de Tupalle, Rubi de Panonto, Adriana Gimenez de Facello, Lucía Capozzelli de Licari y Yolanda de Tonelli

jueves, mayo 17, 2007




Carta de Alianza mayo 2007

En estos día hemos sido testigos de la visita del Santo Padre, Benedicto XVI, a Brasil y de la apertura de la V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano en el Santuario de Aparecida. Y digo “testigos” en el sentido evangélico, ya que hemos contemplado y escuchado al Papa que viene a traernos su mensaje, a congregarnos en torno al Pastor y a animarnos a ser, con él, mensajeros de la Vida en Cristo a nuestros pueblos. El cardenal Francisco Javier Errázuriz, presidente del CELAM, al saludar al Santo Padre le decía:
“Nos emociona este encuentro tan esperado con Vuestra Santidad junto a Nuestra Señora Aparecida en esta ciudad santa, verdadera capital de la geografía de la fe. Nos llena de gratitud y confianza la oración interrumpida de nuestra Iglesia, que implora con María, la Madre de Jesús, para sus pastores y para quienes colaboran con ellos, como también para toda la Iglesia, una nueva irrupción del Espíritu Santo, un nuevo Pentecostés.”

Éste es el gran pedido y el anhelo: que la V Conferencia sea una irrupción de Vida y Gracia, un nuevo Pentecostés para la Iglesia en América.

El lema de la V Conferencia ha sido una de las fuentes para nuestro lema de año de Familia Nacional: discípulos y misioneros de Cristo.

¿Qué significa para nosotros ser hoy discípulos de Cristo?

1. Un llamado:
Jesús llama a su seguimiento: “Ven y sígueme” (Lc, 18, 22) En esa experiencia se funda la vida del discípulo: el Señor me llamó. No es el discípulo el que elige al Señor, sino el Señor es el que llama al discípulo; Dios tiene la iniciativa (Jn. 15, 16-17)

2. Un encuentro personal:
Cuando el llamado es respondido libremente se produce un verdadero encuentro. El encuentro personal con Jesucristo es la razón de vida del discípulo. Por el encuentro vital con Cristo el discípulo descubre quién es y para qué vive; encuentra el sentido de su vida. “La iglesia vive por ese encuentro y es la razón más profunda de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra caridad” (Doc. de Part., Nº 39, CELAM)

3. En comunión eclesial:
El llamado personal de Cristo a cada discípulo es manifestación de un amor exclusivo pero no excluyente. Por eso la conciencia de ser llamados crea entre los discípulos la comunión fraterna. Esa comunión fue el intimo deseo de Cristo en la oración a su Padre: “Te pido Padre que todos sean uno, lo mismo que lo somos tú y yo.” (Jn. 17, 21) El verdadero discípulo de Cristo está unido a la comunidad eclesial por su vínculo a una parroquia, a un movimiento, a una comunidad, etc. y participan activamente en ellos según su identidad y vocación (Doc. de Part. Nº 66-73).

4. Discípulos para la misión:
Ser discípulo de Cristo implica ser enviado a continuar la misión de Cristo en la tierra. Nadie es verdadero discípulo del Señor si no se siente, también, impulsado a anunciar su Reino. “Como el Padre me ha enviado yo también los envío a ustedes” (Jn. 20, 21). El campo de la misión es cada ambiente, todo el mundo, todas las realidades, comenzando por la propia de cada día. Especial atención nos merecen los más pobres, y una urgencia actual es la defensa de la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural (Doc. Part. 78-88).

5. Con María, la primera discípula y misionera:
Ella encarna el modelo de la que escucha el llamado del Señor, responde libremente, participa en comunión y sale a compartir lo recibido (Lc. 1, 26-56). Según el Padre Kentenich, María es “modelo y modeladora” del discípulo del Señor, prototipo de la Iglesia misionera. Como Madre de la Iglesia Ella, hoy, sigue implorando la fuerza del Espíritu Santo sobre los discípulos de su Hijo para que en Él y con Él sigamos construyendo el Reino del Padre aquí en la tierra.

6. En la escuela del Padre Fundador:
El Señor ha inspirado en la Iglesia a los largo de los siglos muchas comunidades, movimientos y familias espirituales que dan respuesta a las necesidades de los hombres en un tiempo determinado. Los Fundadores son así padres que dan vida espiritual en Cristo, caminos que conducen a Él. Por el vínculo con el Padre Kentenich nos sentimos llamados a ser discípulos de Cristo con un marcado carácter mariano, familiar y apostólico. Esa es su herencia y nuestra misión.

Como Familia de Schoenstatt queremos acompañar a nuestros obispos reunidos en Aparecida y pedir sobre ellos la Luz del Espíritu Santo. Queremos responder, como María, con prontitud y decisión al llamado del Señor. Queremos ser presencia viva de Cristo para las necesidades y anhelos de nuestro pueblo.

Querida Familia de Schoenstatt, en este mes que festejamos Pentecostés y el 25 de mayo, pidamos a la Sma. Virgen que el Espíritu del Señor inunde nuestros corazones con la fuerza de su amor, que irrumpa en un nuevo Pentecostés para la Iglesia, y desde cada Santuario nos envíe como discípulos y misioneros para anunciar y construir la Patria Familia.

Desde el Santuario les deseo un bendecido día de Alianza.

P. Javier Arteaga
Nuestra disposición para recibir los dones del Espíritu Santo
(Mañana 18, día de Alianza, también comenzaremos la novena al Espíritu Santo. El P. Nicolás nos regala una reflexión para prepararnos para su venida).

¿Qué podemos y debemos hacer para que el Espíritu de Dios venga a nosotros y nos llene con sus dones? ¿Cuáles han de ser nuestras actividades y disposiciones interiores para atraer y recibir al Espíritu Santo?

1 Una primera disposición: Deberíamos despertar más aún en nuestros corazones el anhelo por el Espíritu Santo y sus dones. Es el mismo anhelo que tenían los apóstoles y la Santísima Virgen cuando estaban reunidos en el cenáculo esperando el Espíritu Santo prometido. Es la súplica: ¡Ven, Espíritu Santo! Te esperamos con ansias, porque somos tan débiles, porque necesitamos tu poder transformador. Deberíamos despertar profundos afectos de ansias para que Él tome en sus manos nuestra educación, nuestra transformación en auténticos hijos de Dios, en hombres sencillos con alma de niño. Por eso, tenemos que llegar a ser hombres y mujeres del anhelo por el Espíritu de Dios.

2 Una 2ª disposición: Debemos esforzarnos más por estar en silencio, por estar solos y tranquilos interiormente. Se trata de un recogimiento y una soledad llena de Dios. Las fuerzas del alma deben estar concentradas no en nosotros sino en Dios. Solamente así podremos escuchar lo que el Espíritu Santo nos sopla. Si a nuestro alrededor y, sobre todo, si en nuestro interior hay tanto ruido, tantas voces ajenas, tanto espíritu mundano, entonces no podremos escuchar al E. Santo. Y si no lo escuchamos, tampoco sabremos lo que Él desea y nos sugiere. Y así nunca vamos a darnos cuenta de su presencia en nuestra alma ni vamos a creer en su actuación e influencia en nuestra vida.

3 Otra disposición es la oración humilde. Dice el Padre: “Me parece que ha llegado el momento en que hemos de juntar las manos y orar. Necesitamos mucho más de oración que de ejercicios.
Por supuesto, eso no quiere decir que debamos dejar de practicar la filialidad.

Pero sabiendo que sólo poseemos las velas y que es el Espíritu Santo quien debe henchirlas, nos sentimos en dependencia total frente a Dios. Debemos cultivar, entonces, el heroísmo de la oración humilde”. Hemos de ser maestros de la oración y de la humildad.

4. Una última disposición que atrae al Espíritu Santo, es el espíritu mariano. Sabemos que María, el día de Pentecostés, se encontró en medio de los apóstoles. Y no dudamos de que sobre todo por su poderosa súplica maternal el Espíritu Divino vino sobre cada uno de ellos. Y así también nosotros hemos de unirnos a ella en la espera del Espíritu Santo.

Habremos escuchado ya alguna vez las palabras de San Grignion de Montfort, la que el Padre Fundador repetía tantas veces: El Espíritu Santo quisiera encontrar en las almas a la Santísima Virgen, quisiera encontrar actitud y espíritu marianos, quisiera encontrar un amor profundo hacia ella. Y cuando Él descubre en un alma a María, entonces no le queda más remedio que penetrar en esta alma con sus dones y obrar milagros de transformación.

¿Y la causa de esto? Como en la Encarnación el Espíritu Santo y la Virgen colaboraron para que naciera Jesús, así el Espíritu de Dios quiere también hoy en día cooperar con María, para que Cristo, el Hijo del Padre, nazca y viva en cada alma.

Por eso, no es casualidad que el Padre nos invita a ampliar nuestra Alianza de Amor sellando esa misma Alianza también con el Espíritu Santo. Entonces, Él nos dará sus dones, el don de la sabiduría, para que todos podamos conquistar el espíritu de la filialidad

Preguntas para la reflexión

1. ¿Tengo momentos de silencio durante el día?
2. ¿Me considero una persona mariana?
3. ¿Pensé alguna vez en la Alianza con el Espíritu Santo?

domingo, mayo 13, 2007

Feliz día de la madre!
Para Chile y Paraguay

Es algo enteramente natural tener una madre y amarla. Sin ella no habríamos venido al mundo y la casa paterna no tendría el calor del hogar que nos hace sentirnos en familia, acogidos y seguros. La mamá desempeña un papel fundamental e irreemplazable: forma el hogar, une a los hijos entre sí y con el padre. La mamá es el lugar de convergencia natural de la familia: su amor nos hece sentirnos "en casa". Con su cariño y su cuidado, con su fe a toda prueba, su servicio abnegado y su donación sin límites, la madre educa a sus hijos a quienes quiere más que a sí misma: los conforta, les exige, y cuando caen, los levanta y anima a seguir creciendo.

María, por ser madre de Cristo es nuestra madre. Si es nuestra verdadera madre, debemos sacar las consecuencias que de allí se desprenden para nuestra vida personal y para el Pueblo de Dios. Por eso queremos encender nuestro corazón en un cálido e íntimo amor a María, confiamos como niños en sus manos de madre y educadora y nos dejamos formar por ella, para que, de ese modo pueda dar nuevamente a luz a Cristo en nuestro corazón.

María, en la Alianza, se nos regala con toda la fuerza y ternura de su amor materal. Sintámonos siempre hijas pequeñas frente a nuestra Madre, María, que nos ama, no porque seamos buenas, sino porque ella es buena, y sólo nos pide confianza y cariño filial ("La hora de María" P. Rafael Fernández, págs 35/37)

Feliz día de la madre para nuestra hermanas de Chile y Paraguay!

miércoles, mayo 09, 2007

Retiro de Federación de Madres de Mendoza

El 4 y 5 de mayo tuvimos el retiro anual de Federación de Madres.Este año se hizo en el "Foyer de Charité" en el departamento de Rivadavia. Realmente el lugar es maravilloso, con un parque espléndido, que sumado al otoño mendocino fueron el marco ideal para la meditación y el silencio.Comenzamos el viernes con un té comunitario -como siempre- donde se presentaron las integrantes del nuevo curso Nº 17. Las chicas están felices de incorporarse a Federación y para ellas fue el primer retiro.Luego del té, donde nos hablamos todo -como sucede siempre que se juntan más de dos mujeres-, comenzamos con la primera charla del P. Javier y entramos en un clima de meditación, silencio y oración.Luego la cena, tuvimos adoración al Santísimo, oración de la noche y a descansar en silencio para respetar el clima de meditación.El sábado comenzamos con el desayuno, luego la oración de la mañana y después la 2º charla referida al arrepentimiento y la misericordia de Dios Padre.Posteriormente meditamos en silencio y a media mañana tuvimos la 3º charla referida a la reconciliación y el perdón.Luego de la meditación almorzamos tratando de seguir manteniendo el silencio propicio para el encuentro con Dios y con nosotras mismas.Después algunas fueron a descansar, a caminar por el parque o a rezar el Rosario.A las tres de la tarde volvimos a hacer adoración al Santísimo y luego la 4º charla referida a la conversión y al compromiso apostólico.Terminamos el retiro con una hermosa Misa que compartimos todas las hermanas de Federación.Las charlas del Padre Javier fueron muy movilizadoras, y ricas para la reflexión y la meditación.La asistencia fue del 100% de las federadas de Cuyo y el Padre Javier nos felicitó por el silencio.
Cecilia Favier - Curso Nº 12 - Mendoza

martes, mayo 01, 2007

Curso 10º



Nos gustó la inquietud de conocernos, asi que aquí estamos el 10º curso de Villa Ballester, en la entrada del Santuario de Florencio Varela, es una foto del día de nuestra Tercera Consagración, realizada el 24/9/2006,
Nuestro Ideal es "Filia Divinae Providentiae, Instrumentum Lucis" (Hija de la Divina Providencia, Instrumento de Luz).
De derecha a izquierda, la que tiene la Bandera de curso es Rosa Andrada nuestra hermana que vive en San Luis, Merlo, al lado, de remera roja, nuestra jefa territorial Inés Podestá; en medio de las dos, atrás, siempre de derecha a izquierda, Nora Bracci, Elsa Tre, Graciela Greco. De bufanda naranja Ana Lucía Pérez; al lado, de chalina marrón, Rosa Ciola, terminando la fila Hilda Weingandt. Adelante, de abrigo azul, nuestra educadora Silvia Sánchez, a su lado de campera marrón, Susana Primatesta, le sigue Ana María Torreiro -madre de curso- con el abrigo azul en el brazo, al lado Pamela Gaia, la más joven del curso. Abajo con la bandeja, Irma Ponte. En total somos once de las catorce que comenzamos.
Nos despedimos con la esperanza, que propuso una de nuestras hermanas de la Fede, que mirando las fotos cuando nos veamos personalmente nos reconozcamos. Ojala que con este vernos comencemos a estrechar vínculos fraternos, llenos del amor de nuestro Padre y Fundador. Ana María Torreiro.
(Para agrandar la foto, se ponen sobre ella y le dan un click)

Reflexiones

P.Nicolás Schwizer

Ser madre

Transparente del Espíritu Santo
La mujer viene asociada con el Espíritu Santo. Y cuando históricamente quiso tomar morada en medio de los hombres, lo hizo en el corazón de una mujer. María, desde la Anunciación, se convierte no sólo en madre, sino también en morada y en santuario del Espíritu. Y desde ese momento, cada mujer y cada madre será para siempre morada e imagen del Espíritu Divino.

Madre y virgen
Cuando el Padre explica la esencia de la mujer, lo eterno en ella, entonces utiliza distintas expresiones. Una de ellas dice que la mujer es madre y virgen. Eso vale para toda mujer, independiente de su estado de vida. También la mujer casada debe ser no sólo madre sino también virgen. Maternidad y virginidad se condicionan para la fecundidad plena del alma femenina. Por eso, una auténtica mujer y madre debe cultivar ambos principios.

Maternidad es la DONACIÓN de sí misma: el servicio, la preocupación por la vida, la entrega personal, abnegada y amorosa, el encuentro personal.

Virginidad, en cambio, es RESERVA de sí misma: la pureza, la delicadeza, la interioridad, la receptividad, la filialidad y apertura a Dios.
El elemento que hoy en día se está perdiendo es la virginidad, es decir, la interioridad, la dependencia y filialidad hacia Dios, hacia lo grande y noble. Pero la pérdida de esa riqueza virginal implica también la perdida de la donación maternal. Quien no es hija, no puede ser madre. Maternidad y virginidad, ambos mundos tienen que complementarse. El modelo lo encontramos en la Mater: Encarna no sólo el espíritu sino también la realidad del ser madre y virgen.

Cada madre, cada mujer que quiere llegar a su madurez plena tiene que aprender a cultivar y equilibrar estos dos factores: maternidad y virginidad, reserva de sí misma y donación generosa de sí misma, receptividad y obsequiosidad.



Misión frente al padre y la cultura
¿Y cuál es su misión frente al padre? Entonces, el Padre Kentenich solía citar unas palabras de San Bernardo: “El varón no es elevado ni redimido a no ser por la mujer”. Y no lo refería solamente a la Mater, sino también a la “pequeña María”, la mujer redimida.

En una de sus pláticas en Milwaukee interpretó en ese contexto el origen de la mujer: Como dice la Escritura, cuando Dios hizo al varón, tomó tierra. Y después le dio su aliento. Por eso, ¿cómo aparece el varón? Es una unión entre tierra y espíritu, entre lo más bajo y lo más alto, entre el instinto y la inteligencia. Y entonces formó la mujer, de la costilla del hombre. Y eso, ¿qué significa? Ella es un ser intermedio, entre lo más bajo y lo más alto, entre instinto e inteligencia, sacado del corazón del hombre. ¿Cuál es, por eso, la grandeza de la mujer? Ella es el corazón de toda la creación. ¿Y qué enseña eso al hombre? Que necesita un corazón; que el centro del hombre es el corazón. Y la gran misión de la mujer y madre es complementar al hombre mediante su corazón. Pero también tiene que ser el corazón y el alma de toda la cultura.

Y lo eterno de la mujer es entonces, simplemente, su corazón, su corazón puro y entregado. Su aporte más central tiene que ser el corazón, símbolo de su amor, y el cultivo de su corazón. Todo su trabajo dentro y fuera del hogar, debe ser dirigido por el corazón, por el amor. Por eso, la obra maestra en la educación de la mujer y de la madre es la educación del amor, la educación del corazón.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Cómo madre, como mujer, me siento una transparente del Espíritu Santo?
2. ¿Qué me dice la frase de San Bernardo?
3. ¿En qué formas manifiesto mi ser corazón?