jueves, abril 18, 2013

Carta de Alianza
 
Abril 2013

Queridos hermanos en la Alianza:

El Papa Francisco nos sigue sorprendiendo, alegrando y enseñando con cada gesto y cada palabra. Su mensaje, simple y claro, es profundamente evangélico, sabio y oportuno. Hace unos días una mujer me decía que el mensaje del Papa la interpela a un cambio; un muchacho me decía que nuevamente se siente “parte” de la Iglesia y que siente una alegría por la Iglesia que hacía tiempo no tenía. Hoy leí el mensaje que el Papa envió a los obispos de Argentina reunidos en asamblea plenaria. Les decía: “Que toda la pastoral sea en clave misionera. Debemos salir de nosotros mismos hacia todas las periferias existenciales (...). Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro. Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma. La enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autoreferencial; mirarse a sí misma, estar encorvada sobre sí misma como aquella mujer del Evangelio. Es una especie de narcisismo que nos conduce a la mundanidad espiritual y al clericalismo sofisticado, y luego nos impide experimentar “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”.

Una Iglesia que sale y es solidaria. Todos recordamos las tormentas de principio de mes que se abatieron sobre Buenos Aires y luego sobre La Plata, que inundaron muchos barrios y en pocas horas arrasaron con vidas humanas, bienes y recuerdos. Un desastre. En medio de tanto dolor e impotencia (y bronca por la incapacidad de reacción rápida y eficiente del estado y por el uso desvergonzado de la situación para rédito político), nuestro pueblo reaccionó solidariamente, como siempre, poniéndose al hermano al hombro. Desde todas partes de país llegaron ayudas (y siguen llegando). Mil variadas formas de ayuda, porque la solidaridad es creativa y esforzada. Aquí va un testimonio de una familia: “Nosotros fuimos de los tantos afectados en alguna medida, pero en la cuadra había vecinos en peores condiciones y con limitaciones de muy diversa índole, física, de compañía, de estructura de casa, etc. Grande fue nuestra sorpresa cuando temprano en la mañana aparecieron dos jóvenes preguntando casualmente en nuestra casa: ¿en qué los podemos ayudar? Por nivel de gravedad los derivamos a una vecina, sola, con la casa baja, sin parientes, sin equipos para sacar agua. Eran de City Bell y venían a ofrecer su colaboración a Tolosa. Y doy fe de que lo hicieron a baldazo corrido durante 8 horas o más. A la tarde llegaron como 4 más. Daba gusto verlos desarrollar su ímpetu juvenil en algo de tanto VALOR en esa circunstancia. Al día siguiente (ayer) aparecieron una docena de chicos y chicas del Colegio Estrada de City Bell, nuevamente ofreciéndose, y les pedimos que siguieran su camino hacia lugares cercanos más complicados. Vaya entonces nuestro reconocimiento a todos esos chicos y el agradecimiento de la vecina que nos comentaba -casi admirada por su actitud- “sin estos chicos no sé qué hubiera hecho””. Una Iglesia que sale y es solidaria…  

Una Iglesia que sale y es misionera. En el año de la corriente misionera el P. Ángel Strada nos decía en la Jornada de Delegados pasada que para realizar la misión hay que asumir los desafíos de nuestro tiempo: “María vivió atenta a los desafíos de su época, no recluida en una torre de marfil. Nosotros estamos desafiados por profundos cambios culturales y religiosos”.

La realidad de nuestra Patria nos está llamando a salir, a dar y anunciar. Como Iglesia y Familia misionera nos hacemos eco de este pedido del Papa en este tiempo de nuestra historia, como lo hemos hecho tantas veces y lo seguiremos haciendo siempre. Los obispos sacaron ayer este comunicado: “Los obispos argentinos, reunidos en la 105º Asamblea Plenaria, consideramos que los proyectos de ley que se encuentran en el Poder Legislativo en orden a regular el ejercicio de la Justicia presentan aspectos que merecen un profundo discernimiento por la importancia de la materia que tratan. Por ello se requiere de amplias consultas, debates y consensos previos en consonancia con la magnitud de los cambios propuestos. Entendemos que un tratamiento apresurado de reformas tan significativas corre el riesgo de debilitar la Democracia Republicana consagrada en nuestra Constitución, precisamente en una de sus dimensiones esenciales como es la autonomía de sus tres poderes”.  

Creo pertinente traer aquí el siguiente párrafo del Documento de los obispos latinoamericanos en Aparecida: “Constatamos un cierto progreso democrático que se demuestra en diversos procesos electorales. Sin embargo, vemos con preocupación el acelerado avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que, en ciertas ocasiones, derivan en regímenes de corte neopopulista. Esto indica que no basta una democracia puramente formal, fundada en la limpieza de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos. Una democracia sin valores, como los mencionados, se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo. (Doc. Aparecida, nº 74)

Queridos hermanos, en este 18 de abril pidamos firmemente a María, Madre de los argentinos, que ilumine las mentes, abra los corazones y disponga las voluntades hacia el diálogo y la paz. Que los Santuarios de Nuestra Señora de Schoenstatt sean en este tiempo focos de unidad, paz y renovación para todo el pueblo de Dios.

Tiempos difíciles exigen mayor entrega en la Alianza, misionera y solidaria.

Reciban un cordial saludo y mi bendición,

                                                            P. José Javier Arteaga

 

¡CON MARÍA ARDAMOS POR LA MISIÓN!

viernes, abril 12, 2013

BODAS DE PLATA

Queridas hermanas de Federación:
 
 En este día en que también recordamos cuando la mamá del P.Kentenich lo dejó en el orfanato, no sin antes consagrárselo a María, celebramos las Bodas de Plata de nuestra querida Federación de Madres.
 
Comparto con ustedes nuestra alegría y gratitud porque ese 12 de abril de 1988 recibimos una hermosa carta del P.Antonio Cosp en la que aceptaba al primer curso para comenzar la Candidatura.
 
Comparto con ustedes nuestra alegría y gratitud. Ese 12 de abril de 1988 recibimos una hermosa carta del P.Antonio Cosp en la que aceptaba al primer curso para comenzar la Candidatura.

 
El P.Antonio nos decía: 
“Quiero escribirles para dar paso a la experiencia fascinante de vivir como consagradas en la Federación. Por largo tiempo han estado ante las puertas de esta familia que hoy las acoge. El gran anhelo puede convertirse ahora en realidad... Me siento muy feliz en este momento que podemos vivir juntos y me complace pensar en lo orgulloso que estará el Padre por los avances pequeñitos de sus hijos. Si Argentina vive momentos tan particulares, nosotros debemos aportar nuestra riqueza y entrega. Minutos antes de la medianoche, queremos encender una luz que no se apague en la gestación de las culturas del Tercer Milenio. Agradezco de corazón el trabajo hermoso realizado con ustedes de parte de la Hermana Regina”...
 
Ya lo creo que ha sido una experiencia fascinante, y hemos podido descubrir el querer de Dios para nuestro curso. Agradecemos el que nos haya elegido y la paciencia que tiene con sus “altera María” que luchan por conquistar el esplendor del orden para encender el mundo en Cristo. Hemos recorrido un largo camino, y seguimos luchando para conquistar tan alto ideal. Nos alegra ver cómo la Federación sigue creciendo y que otras generaciones siguen nuestros pasos.
 
Agradecemos de corazón todo el amor y dedicación de la Hna Regina y del P. Antonio y la confianza que pusieron en nosotras para fundar la Federación. Sabemos que no es mérito nuestro celebrar los 25 años, sino que es obra de la Mater, quien nos ha acompañado en todo momento como hizo con el P.Kentenich desde que su madre se lo entregó. Agradecemos también a los asistentes que continuaron su obra y a cada una de ustedes por su entrega a la misión del Padre.
 
Tomadas de la mano del Padre, continuamos nuestro camino: “Con María, alegres por la esperanza y seguros de la victoria hacia los tiempos más nuevos”, un cariño grande a cada una
 
M.Inés E. de Podestá
¡Que quien me vea, te vea! 
Buenos Aires, 12 de abril de 2013

Queridas Madres de Federación:
Con muchísima alegría comparto este día de gracias y bendiciones especiales al cumplirse 25 años de la fundación!
Seguramente todas pueden estar inmensamente agradecidas porque el Padre y nuestra Madre llamaron a la vida a esta Comunidad en la que cada una encuentra su lugar y su camino de santidad y de entrega a la misión. Seguramente cada una puede decir: ¡qué sería de mi si no existiera la Federación de Madres!
Creo que podemos aplicar estas palabras de nuestro Padre, dichas a la primera generación de Schoenstatt, también a nosotras hoy, como Federación de Madres:
“Un movimiento (la Federación) no puede existir -y menos en un tiempo de cambio como lo estamos experimentando actualmente- sin dirigentes sobresalientes y eficaces. Sí, por eso debe­mos tener en cuenta que también seamos semillas para un tiempo nuevo. La se­milla primero debe caer en la tierra. Debe morir, entonces dará fruto maduro en abundancia.
¿Dónde están las semillas de entre nosotros? ¿Dónde están aquellos de los cuales se podrá decir y cantar: 'han entregado todo por el movimiento' (por la Federación)? El tiempo de hoy descansa sobre sus hom­bros
Si me apoyo sobre los hombros de las generaciones anteriores, esto significa para mí: ¡Por ellos! Veo en­tonces las generaciones futuras ante mí. No sólo doy una mirada retrospec­tiva, no sólo me detengo en el presen­te, mi mirada abarca también el futu­ro. ¡Por ellos! El hombre heroico no piensa en sí mismo. ¡Por ellos! ¡Sí, por las generaciones futuras!
Nosotros debemos ser los mensajeros. Schoenstatt  (la Federación) no se ha hecho sin la colaboración vi­gorosa, desprendida y heroica de los primeros portadores. Y Schoenstatt no debe seguir construyéndose sin noso­tros. Por lo tanto: Madre tres veces Admirable, transfórmame en mensajero de tu gran misterio de Schoenstatt. Te quiero anunciar. Quiero anunciar tu misterio por medio de mi ser. Quiero encarnar el misterio de Schoenstatt hasta la punta de mis dedos. Entonces anunciaré el gran misterio. ¡Hazme mensajero de tu misterio!”  P.K. 10 de diciembre de 1933
Con mucha alegría las acompaño en esta fiesta, en este Jubileo y les deseo que puedan ser muy fecundas en su misión. Para mí es un gran regalo ser parte también – desde mi lugar – de esta Comunidad de Federación y compartir con ustedes esta misión tan grande.
La Región Canaa podrá vivirla comenzando su Retiro. Seguramente ellas podrán rezar en forma especial por todas.
Y la Región de Cuyo podrá ofrecer como regalo especial de este Jubileo, la Consagración perpetua del Curso 12.
Todos signos de la fecundidad y al mismo tiempo de la bendición del Padre.
Reciban un saludo muy grande y cuenten con mi oración especial! Hna. Mariela

jueves, abril 04, 2013

Inundaciones
 
Queridos hermanos en la Alianza de cada diócesis del país:

por los gravísimos daños causados por el temporal de ayer en la zona de La Plata hasta Buenos Aires, necesitamos toda la ayuda posible. A continuación les mando muy importante información de Cáritas. ¡Ayudemos! Muchas gracias,

P. José Javier Arteaga

 Solidaridad con los afectados por el temporal e inundación
  La ayuda que más ayuda es aquella que se organiza
A raíz de los inmensos daños provocados por las lluvias que se precipitaron copiosamente los últimos días y que afectaron a miles de familias en Capital Federal, zona metropolitana de Buenos Aires, la ciudad de La Plata y zona de influencia, Caritas Argentina invita a solidarizarse con todos los hermanos damnificados.

La situación que viven las comunidades afectadas por las pérdidas y destrozos ocasionados es, en muchos casos muy grave. Cáritas Argentina está presente en las diferentes zonas más castigadas acompañando a quienes perdieron bienes, sufrieron daños en sus hogares y no cuentan con servicios de agua, energía eléctrica, comunicación y transporte.

Estamos necesitando la colaboración de todos.

 Quienes deseen sumar su aporte, lo pueden hacer a través de la donación de:
1.   Colchones
2.   Frazadas
3.   Sábanas y almohadas
4.   Ropa
5.   Calzado
6.   Pañales
7.   Artículos de limpieza e higiene personal
8.   Leche larga vida
9.   Alimentos no perecederos

 

 Los centros de recepción de estas donaciones son:
1.   Santuario San Cayetano - Cuzco 150 – Liniers – C.A.B.A.
2.   Colegio Marín – Av. Del Libertador 17.115 – San Isidro
3.   En todas las parroquias en la ciudad de La Plata
 
En el interior del País: Pregunte en Cáritas de sus Parroquias cómo se puede ayudar a estas zonas.


Para colaborar con dinero desde cualquier lugar del país, se habilitó la siguiente cuenta bancaria:

Cuenta Corriente Banco Nación Nº 35869/51 - Sucursal Plaza de Mayo 0085 
CBU 01105995-20000035869519
A nombre de: Cáritas Argentina Emergencia


CUIT 30-51731290-4


Tener en cuenta que las donaciones deben estar en condiciones para poder ser utilizadas en forma inmediata por nuestros hermanos damnificados.

Más allá de la ayuda material que se envíe, invitamos a todos a unirnos en oración y solidaridad para acompañar en estos momentos difíciles a nuestros hermanos que sufrieron esta catástrofe.


Todos tenemos la oportunidad de ofrecer un gesto concreto de solidaridad y amor por los hermanos sufrientes.



Cáritas Argentina – Comisión Nacional
Balcarce 236 – CP (1064), Buenos Aires
Telefax: 4342-8650 / 7931 / 7936
comunicaciones@caritas.org.ar
www.caritas.org.ar

 

miércoles, abril 03, 2013


Reconocer a Cristo


 Padre Nicolás Schwizer
 
 N° 143 –  01 de abril de 2013

A veces envidiamos la suerte de los contemporáneos de Jesús. Creemos que, si hubiéramos tenido el privilegio de vivir en tiempos de Cristo, lo habríamos reconocido y, por consiguiente, habríamos cambiado realmente nuestra vida. Sin embargo, probablemente no nos habríamos dado cuenta de que Él estaba presente, y aunque Él nos lo hubiera dicho, no lo habríamos creído.

Pensemos, p.ej., en los posaderos de Belén. Si hubiesen sabido que Dios estaba allí, le habrían abierto la puerta, lo habrían acogido, porque eran personas religiosas, como nosotros. Pero creyeron que se trataba de refugiados de quién sabe dónde, un par de desconocidos. Y no los quisieron recibir. ¿Nosotros los hubiéramos recibido? ¿Cómo creer que Dios podría presentársenos de esa manera?

Probablemente ni siquiera sus milagros nos habrían convencido. Porque creyeron en sus milagros sólo aquellos que creían ya en él. Y sobre todo, somos tan ligeros y olvidadizos que ni siquiera un milagro habría producido en nosotros una impresión duradera. Sería posible, por eso, que Jesús estuviera largos años a nuestro lado y que no lo conociéramos.

¿Bajo qué condiciones nosotros habríamos reconocido a Cristo? En el fondo, comprendemos y apreciamos en los demás sobre todo lo que deseamos y anhelamos nosotros mismos. Sólo encontramos aquello que buscamos, y sólo a los que llaman a la puerta se les ha prometido abrirla. Es nuestra propia condenación, si no tenemos vida interior, ni apetito religioso, es porque no somos sensibles más que a las apariencias exteriores.

Solamente los que tenían un granito de fe viva, de vida espiritual se fijaban en Jesús; se sentían atraídos por Él, sin poder decir muchas veces el por qué. Sentían que al acercarse a Él se despertaban las más profundas y las más vivas regiones de su ser. Y no querían ya preguntarle quién era, porque estaban seguros de que era el Señor. ¿Quién otro hubiera podido llegar hasta lo más íntimo de sus almas?

Los que lo reconocieron al Señor, en aquel tiempo, son los mismos que también hoy en día hubieran reconocido a Cristo.

Porque hoy Cristo sigue estando presente entre nosotros. No nos ha dejado huérfanos: “Yo estoy con vosotros todos días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20).


 La verdad de la Encarnación consiste en que Dios se solidariza con los hombres. Lo que se hace a los hombres, se hace a Dios: estamos tan cerca de Él, como estamos cerca de nuestros hermanos.



 Aparentemente, Él se parece a todo el mundo: un pobre se parece a todo el mundo; un sacerdote se parece a todo el mundo; un santo nos parece igual que todo el mundo; una hostia es, en apariencia, un poco de pan. Pero bajo todas esas apariencias Cristo mismo vive, obra y nos habla a nosotros. Nos parece que a nuestro alrededor no hay más que hombres, llenos de defectos y faltas. Y en verdad es Dios mismo que está en medio de nosotros, aunque no lo reconozcamos.


 ¿Qué mujer cree que va a encontrar a Dios en su marido? No es posible; lo conoce demasiado bien, sabe lo que vale y lo que no vale. Y sin embargo conocemos todos la palabra de San Pablo: “Esposas, respetad a vuestros maridos, como si se tratase del Señor” (Ef 5, 22).


¿Y qué marido reconoce a Dios en su esposa? “Maridos, amad a vuestra mujer como Cristo ama a su Iglesia” (Ef 5, 25).


Así Dios vive en cada ser humano, esperando que lo descubramos para empezar a creer en Él y en su presencia. Y permanentemente Cristo sale a nuestro encuentro, en cada hermano.


 
No aguardemos, por eso, hasta el último día para saber que es Cristo mismo quien tiene hambre en el hermano, que tiene sed, que está solo o enfermo, que tiene necesidad de nosotros. ¡Qué nuestra fe se anticipe a aquel terrible juicio final, en el que todos nos daremos cuenta de que Dios era Hombre y habitaba precisamente a nuestro lado!


Preguntas para la reflexión


1. ¿He pensado en ver a Jesús en mi cónyuge?
2. ¿Respeto a mi cónyuge y familiares como a Jesús?
3. ¿Qué ayuda doy a los más necesitados?

Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio, escriba a: pn.reflexiones@gmail.com

lunes, abril 01, 2013


Fechas importantes abril 2013

06/4/1945.- P.Kentenich sale del campo de concentración de Dachau
07. De la Divina Misericordia
08. Anunciación del Señor  (se trasladó del 25/3 por ser Lunes Santo)
12/4/1894.- P.Kentenich es Consagrado a la Sma. Virgen
18. Día de Alianza
19. Fundación Congregación Mariana
28. San Luis María Grignon de Montfort