viernes, noviembre 26, 2010

Mes de María 2010
3ª. Semana: 26. 11. El Capital de Gracias
Esto es lo que María aceptó en 1914: descender y desde aquí, inmunizar al mundo contra el demonio y conducirlo nuevamente a Cristo. Ésta es la primera promesa que Ella hizo: “me estableceré en este lugar para vencer desde aquí al demonio en el mundo; con ese fin formaré un gran movimiento de educación; a ustedes, a quienes he llamado hasta aquí, los escogeré como instrumentos para realizar esta tarea.

¿Y qué exigencia nos puso a nosotros? Sabemos ya que no existe una Alianza con Dios que no exija un sacrificio como símbolo de la entrega total. Nos hizo una doble exigencia:

Debíamos estar dispuestos a dejarnos formar, y a entregarnos en serio a Ella para que nos pueda formar como sus instrumentos para realizar sus fines.

Sabemos cómo respondió la Familia a esta Alianza: Primeramente se entregó en la forma de las Contribuciones al Capital de Gracias. Pero cuando las dificultades se hicieron mayores y el demonio ganaba más terreno en Europa, nos dimos cuenta que debíamos entregar más a la Santísima Virgen. Entonces Ella tomaría la responsabilidad de velar por nosotros en medio de los grandes combates de la época. Eso fue en el año 1939, cuando los nazis ocuparon nuestra Casa de Formación en Schoenstatt. Temíamos que también cayeran sobre nuestra pequeña comunidad y usaran de la violencia con nosotros.

El 31 de mayo de 1939 formamos un círculo en torno al Santuario y juramos a nuestra Madre: Acéptanos, acepta nuestro Poder en Blanco, acepta nuestra vida, pero ayuda a Schoenstatt a que en todas partes salga victorioso de los extraordinarios combates que se han desatado.

Lo que hicimos en 1939 no fue otra cosa sino un acto de fidelidad a la Alianza que sellamos con la Virgen en 1914… Siempre nuestro pensamiento era el siguiente: si nosotros somos fieles a la Alianza, Ella también lo será. Lo que tenemos que hacer es entregarnos a nuestra Madre, entonces Ella combatirá nuestras batallas… Sabemos cuán fiel se ha mostrado desde esa entrega; cómo, a partir de esa Alianza, emprendió una marcha triunfal a través del mundo (Bendición del Santuario de Bellavista, Chile, el 20 de mayo de 1949).

Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba para el Mes de María de 2010

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