jueves, noviembre 18, 2010

Mes de María 2010
2ª. Semana: 19.11. Fe práctica Divina Providencia

Con razón nos preguntamos: ¿cómo podríamos nosotros, con nuestro pasado, contarnos en el círculo de esos osados aventureros sin una clara indicación de la fe en la Divina Providencia que nos ha conducido victoriosamente hasta ahora a través de todas las oscuridades del tiempo?

A esto se agrega, todavía, que dado a que debemos cumplir nuestra tarea en medio del tiempo moderno con sus constantes cambios -y no tras los muros conventuales- que constantemente permanezcamos extraordinariamente dependientes, en nuestro ser y actuar, a lo que nos dice la Providencia divina o la palabra de Dios expresada en el tiempo. Ella es simplemente el riel que no cambia en las mutaciones del tiempo. Es el ancla a la que se agarra con toda firmeza el barco de nuestra vida y de nuestra Familia. Es la torre indestructible contra la que se azota la fuerza de un mar tormentoso. Es la brújula que nos muestra siempre con gran amplitud -a diferencia de otras órdenes- la dirección para el cambio en nuestro estilo de vida y de trabajo que, no tratándose de las cuestiones más fundamentales, es tan variable.

De éstas y otras consideraciones semejantes se deduce de nuevo y más profundamente la convicción de que nuestra meta final ha estado indisolublemente unida con la fe en la divina Providencia y que debe permanecer así para siempre. Con razón podemos hablar, en este sentido, de una especie de “dogma” de Schoenstatt (Gedanken zur juristischen Bindung der Martienschwestern, 1962)

Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba para el Mes de María de 2010

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