viernes, diciembre 24, 2010

¡FELIZ NAVIDAD!

Queridas Madres federadas:

Con muchísima alegría quiero compartir con ustedes este acontecimiento de gracias!

Jesús quiere volver a nacer entre nosotros para regalarnos el infinito amor del Padre y llevarnos a su corazón. Quiere que encontremos nuestro hogar de hijas en su corazón, para poder conducir a muchas personas a Él.

Ante el Pesebre rezaré mucho por cada una y le llevaré a Jesús todas sus luchas y aspiraciones, todos sus anhelos y preocupaciones, para que El les regale la honda experiencia de su cercanía y de su gracia que sana, ilumina, sostiene e impulsa a lo grande.

Estamos al final de un año que ha sido muy bendecido para nuestra Federación. El Capítulo y el Encuentro territorial nos han dejado una experiencia muy profunda de que somos una Familia rica y bendecida. Que como Federación de Madres tenemos una gran misión y una riqueza incalculable para regalar a nuestro tiempo tan necesitado y enfermo.

El Padre ha elegido a cada una de ustedes y le ha confiado un tesoro: la Vocación de federada. Ese tesoro tenemos que cuidarlo porque es maravilloso y lo llevamos en vasijas de barro. Sin embargo, nunca les faltará la gracia para poder llevarlo a la plenitud en su vida, para hacerlo florecer. Y al mismo tiempo esa vocación las llevará a ustedes a la plenitud y a la realización y felicidad plena.

En un tiempo en el que se desprecian los valores nobles y grandes, la vida de cada federada debe brillar anunciando que es posible pasar por la noche y por el lodo y seguir creyendo en las estrellas.

Así nos anunció nuestro Padre a María. Ella fue la mujer noble y pura que vivió en medio de la miseria de su tiempo y sin embargo conservó su corazón intacto para que Dios le regalara a su Hijo. Y se hizo portadora de ese Niño que debía salvarnos y regalarnos el camino hacia la plenitud.

Queridas madres, les deseo y les imploro en la oración esa gracia: ser María, portadora de salvación para todos los que tienen contacto con ustedes. En primer lugar para sus familias.

Que en estos días de Navidad y Año Nuevo puedan regalar a todos la experiencia de saber que la Salvación está y que sólo hay que tender la mano para recibirla. Que puedan regalar mucho amor y misericordia para que puedan creer que Dios es Amor y Misericordia. Que puedan aceptar a cada uno tal como es, aunque esté viviendo situaciones que nos cuestan, para que puedan creer que Dios siempre nos espera y nunca dejamos de ser hijos.

Desde mi primera Navidad paraguaya, bien cálida en todo sentido, las saludo con mucho cariño y gratitud por todo lo que me han regalado en este año. Por toda la confianza y la disponibilidad, por toda la riqueza y el ejemplo que me ennoblece e impulsa a luchar por lo más alto.

En camino hacia el Centenario de la Alianza y en fidelidad al Padre y a la misión que nos ha confiado, las saludo y las llevo al Pesebre

Hna. Mariela

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