lunes, diciembre 06, 2010

Mes de María 2010

Días previos a la Inmaculada – 7.12. 2010
Del “Espejo del Pastor”, estrofas 5423, 5424

“En ti veo encarnado en una vida de plenitud y perfección
mis aspiraciones más profundas. Tu serenidad jamás es alterada
por las mociones de la carne:
eres simplemente un “huerto cerrado”.

Jamás experimentaste un instinto desordenado,
jamás la menor tendencia al orgullo, ni envidia ni odio,
ni ambición o impaciencia: ¡Tan fuerte era el amparo
que lo dispensaba la tierna bondad del Padre!”

La Iglesia nos muestra el ideal del ser humano plenamente redimido: la Inmaculada. Y cuanto más nos resplandece su figura, cuanto más divinizada, espiritualizada, virtuosa y llena de alma, tanto más dolorosamente sentimos en nuestra naturaleza cuán lejos estamos de ella, y en nosotros se enciende un ardiente anhelo de ser cada vez más similares al ser humano plenamente redimido. De nuestra alma brota entonces una ferviente súplica: “¡Madre, si yo fuese como tú!”

Al contemplar a la Inmaculada, un santo resplandor iluminará todo nuestro ser. Nuestros ojos irradiarán como el sol, y todo resonará y cantará en nuestra alma con gran alegría y júbilo.

¡Qué bueno es Dios! En la Santísima Virgen Dios rescató la idea de la pureza y santidad originales del ser humano en el paraíso y la trajo a este valle de lágrimas terrenal. Por eso la Santísima Virgen se nos presenta como la concebida sin pecado, la sin macha.

Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba para el Mes de María de 2010

No hay comentarios.: