martes, diciembre 07, 2010

Mes de María 2010
Días previos a la Inmaculada – 8.12. 2010

Del “Espejo del Pastor”, estrofas 5428-5430)

“La gracia que te preservó de las rebeliones interiores,
y mantuvo siempre todo lo bueno en ti,
se me dispensa diariamente en abundante medida
para gloria de Dios y mi propia salvación.
Así un día en la eternidad, poseeré aquello para lo cual fui elegido
y que perdí dolorosamente por el pecado de Adán:
la santa sujeción de los instintos.

Respondiendo a mi más profundo anhelo y al llamado al amor,
quiero reconquistar una porción de la gloria de la impecabilidad
que la bondad de Dios un día, en el cielo,
habrá de regalarme por completo”

En horas difíciles, cuando surgen malos deseos en nosotros, la imagen de la Inmaculada nos purifica, nos eleva, nos transfigura, nos atrae y cautiva.

Cuando sentimos anhelos de pureza y nobleza, la Iglesia nos señala a la Inmaculada, el ser humano nuevo y plenamente redimido.

Con su pureza, la Inmaculada despierta, toda y satisface el anhelo más profundo de nuestra alma.

La virginidad de la Santísima Virgen entraña una total intangibilidad e integridad del cuerpo y del alma.

Cuando nos arrodillamos ante la gran Inmaculada, en nosotros se despiertan muchos pensamientos, emociones, anhelos, esperanzas y expectativas.

De corazón felicitamos a María, la Inmaculada concepción, por su gloria nos alegramos al contemplarla porque en ella vemos como en un espejo, la gloria que Dios ha pensado para nosotros.

Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba para el Mes de María de 2010

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