sábado, noviembre 21, 2009

MES DE MARÍA
3 minutos diarios con el P.Kentenich en este mes de María
Reflexión elaborada por los Padres de Schoenstatt de Córdoba, Argentina

21 de noviembre

Por esa razón, muchas veces, tanto en teólogos cuanto en laicos comprometidos en su vida cristiana, se ha hecho costumbre en la Iglesia ver a María como el símbolo del Espíritu Santo. Para el Padre tenemos suficientes símbolos, al igual que para Cristo. Para el Espíritu Santo, en cambio, se está comúnmente en apuros. El símbolo es la paloma. Pero ¿dónde están aquí los puntos de comparación? En última instancia, es más profundo considerar a María como el símbolo del Espíritu Santo. Porque el Espíritu Santo es la entrega, el amor en persona, y la Santísima Virgen, por su parte, es el amor personificado. (EEUU marzo de 1963)
A menudo cantamos: “La mirada eterna de Dios Padre reposa sobre ti en silenciosa complacencia”. ¿En compañía de quién nos encontramos, entonces? En compañía de la Trinidad. “La mirada eterna de Dios Padre reposa sobre ti en silenciosa complacencia.” Por tanto, no solamente nuestra mirada reposa sobre la imagen de la Virgen Santísima, sino también la mirada de Dios, del Padre, del Uno y Trino reposa sobre ti en silenciosa complacencia. Pienso que debería ascender aún más: no sólo hoy, no sólo en este mes, no sólo en la era cristiana, la mirada de Dios –por expresarnos con imágenes– rodeó con amor la imagen de María. (Schoenstatt, Mayo 1931).

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