lunes, julio 21, 2014

Presidencia Internacional

Mensaje para el Jubileo 2014
En el año del jubileo nos unimos desde todos los continentes con el lugar de nuestra fundación, el
Santuario de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt. Somos testigos de la presencia actuante de María y volvemos nuestra mirada a 100 años de historia conducidos por la Divina Providencia.

Damos gracias por la gran fecundidad de aquellos pequeños comienzos. Agradecemos que la
comunidad de los Palotinos nos haya entregado el Santuario como regalo jubilar.

Nuestro Fundador, el P. José Kentenich, en medio del drama histórico de la primera guerra mundial, escuchó la suave voz de Dios. En aquel gran giro de la historia mundial supo reconocer que Dios quería comenzar algo nuevo a través de María. Creyó ciegamente en esa iniciativa de Dios y a ella consagró toda su vida. Los jóvenes estudiantes palotinos se embarcaron en su salto de fe. Esta es la hora de nuestra fundación. A la sencilla y solitaria Alianza sellada el 18 de Octubre de 1914 la llamamos: “nuestra Alianza de Amor.”

Desde aquella hora de fundación hemos experimentado la conducción del Dios de la vida y de la
historia. A lo largo de los decenios nos ha hablado permanentemente a través de la evolución de los
tiempos, de los acontecimientos en la Iglesia y de las inspiraciones en los corazones de muchas
personas. El Dios providente nos ha planteado muchos desafíos. La fe de nuestro Fundador y de la
Familia de Schoenstatt fue probada a menudo y así también conducida a una mayor maduración.

Con gratitud recordamos la vida y el actuar de los testigos del tiempo de fundación y de los
primeros 100 años. Ellos son nuestros modelos y compañeros de camino.

La Alianza de Amor es el germen a partir del cual se ha desarrollado todo, es la posición segura
desde la que enfrentamos todos los desafíos y es la cosmovisión que guía nuestro pensar y actuar.
Esta Alianza nos conduce a las profundidades de la fe. Así es como muchos han sido conducidos a
sellar expresamente una Alianza con Cristo y una Alianza con el Espíritu Santo. Con especial alegría ofrecemos ahora como regalo el símbolo de la mirada del Padre para el Santuario de Gracias. Es expresión de que en la Alianza de Amor con María buscamos en última instancia la vinculación con Dios, el Padre.

La Alianza de Amor es nuestra forma de vivir la fe, la forma en la que escuchamos a Dios y la
forma como nos unimos a María y seguimos a Cristo. Mediante la Alianza configuramos la cultura
de la vida diaria y nuestro apostolado. En los procesos de cambio en la Iglesia y en la sociedad
recorremos el camino de las vinculaciones. La vitalidad de la Alianza la experimentamos en cuatro
vivencias centrales que, como una corriente de vida, hacen fecundo nuestro Movimiento:
Vivimos vinculados a ese lugar que llamamos Santuario. A través de estos lugares estamos
arraigados espiritualmente y en conexión con lo sagrado. Las vinculaciones locales las cultivamos en
diferentes niveles. Esto genera arraigo. Lugares se transforman en fuente de fuerzas.

Confiamos en la figura paternal del P. José Kentenich, hombre de Dios. El carisma del Fundador
vive en nosotros. Esto genera unidad, espíritu de Familia y pasión por la misión. Su carisma nos
confiere seguridad en el pluralismo de las opiniones.

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