viernes, noviembre 28, 2008

Corona de Adviento

La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios Sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno.

Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica.

En este Adviento podríamos preparar la "Corona de Adviento", no sólo para adornar nuestra casa, sino también para vivir interiomente esta preparación a la venida de Jesús.

La corona tiene diversos símbolos:

La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.

Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.

Las cuatro velas: Nos hacen pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.

Las velas pueden ser de diferentes colores, todas rojas, o blancas o verdes, o moradas. Algunos acostumbran usar diferentes colores: una morada, una roja, una rosa y una blanca. Hay quienes acostumbran poner tres velas moradas y una rosa o blanca. Se prenden primero las moradas que nos recuerdan que es tiempo de penitencia, de conversión. La blanca o rosa significa la alegría de la llegada de Jesucristo.

Las manzanas o globos rojos que adornan la corona: Representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.

El listón rojo: Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

La corona se podría colocar en un sitio especial de la casa, un lugar fijo donde se quedará todo el adviento y donde la puedan ver los niños para que constantemente recuerden la venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.

Si no se ha llevado la corona a una parroquia para bendecirla, podrá hacerlo el papá o la mamá con la siguiente oración:

Señor Dios, bendice con tu poder nuestra Corona de Adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Oración para cada domingo
Jesús, ven entre nosotros, queremos compartir tu venida, queremos recibirte con un corazón transformado. Nosotros esperamos que nos regales tu luz, tu paz y tu amor.
¡Ven, Señor Jesús!

Primer domingo
La primera vela será la luz de mi alegría y mi sonrisa. La ofreceré a todos sin distinción, generosamente y por propia iniciativa.
Encendemos Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir en la noche al encuentro del amigo que viene. En esta primera semana queremos prepararnos para recibirte con alegría.
¡Ven, Señor Jesús!

Segundo domingo



La segunda vela será la luz de mi plegaria sencilla y sincera. Ofreceré mi oración al Señor pidiendo por mi familia, amigos, seres queridos, mi patria, y todos los que necesitan de su amor y comprensión.
Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como símbolo encendemos estas dos velas. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor Jesús!

Tercer domingo





La tercera vela será la vela de mi perdón
Tenderé mi mano a todos para que me perdonen. Tenderé mi mano para ofrecer reconciliación y perdón.
Me dice Jesús: "Si tú quieres que Dios te perdone, debes ser capaz de perdonar...".
Y en estas situaciones es más grande el que da que el que recibe.
Cuando encendamos estas tres velas, cada uno de nosotros quiere ser luz como Jesús, para regalar amor y misericordia como Él nos regala.
¡Ven, Señor Jesús a salvarnos, envuélvenos con tu luz y caliéntanos con tu amor!

Cuarto domingo
La cuarta vela será la vela de mi cariño. Repartiré buenas palabras, gestos amables y llenos de ternura.
Mi intención es amar porque Dios nos amó primero, porque donde hay amor verdadero, allí está Dios, porque Dios es amor.
Al encender estas cuatro velas, pensamos en María, su Madre y nuestra Madre. Ella esperó al Niño con ternura, con alegría y sus brazos fueron la cuna más hermosa. Preparémonos para que encuentre en nuestros brazos y en nuestro corazón ese amor y esa alegría.
¡Ven pronto, Señor, ven a salvarnos!

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