viernes, diciembre 07, 2007


EL PUENTE

Año 1. nº 4. Diciembre 2007

Sumario

A) “Carta de Adviento para nosotras” 1º curso Py
Lux Elena Ramírez de Villalba nos cuenta cuales son los puntos que encontraron en común en el Congreso Internacional y nos sugiere
propósitos para el tiempo de Adviento.

B) “Esto nos pasa” aporte del 2º Curso Py
Este artículo presenta un panorama actual de la crisis de la
familia y como el 2º Curso Py, a la luz de su Ideal: “Corazón Fuerte, al Servicio del Padre” nos impulsa y renueva en la misión de hacer familia.

C) “Mujeres Hoy y Acá” aporte del 9º Curso
El 9º curso nos muestra como su ideal “¡Toda tuya! Corazón de familia como manantial de vida” es “la respuesta de arriba a la necesidad de abajo”
que es volver a mostrar el verdadero rostro de la mujer de hoy,

D) “A la Sombra del Santuario” aporte del 10º Curso
El 10º curso “Hija de la Divina Providencia Instrumento de luz” basándose en Aparecida, ahondando en el pensar del Padre y en las palabras de Mons Errázuris, nos ofrece este artículo que hecha luz sobre como ser discípulas y misioneras para “que nadie sufra la ausencia de Dios”
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A) “Carta de Adviento para nosotras”
de Lux Elena Ramírez de Villalba

Pertenece al 1º Curso “Alegría del Padre, Arde por la Nación de Dios” de Asunción - Paraguay
En la Federación de Madres Lux Elena es 2da Consejera Territorial, sub jefa del Consejo Regional de Paraguay y co-educadora del 4º Curso Py

Durante el Adviento, la Iglesia quiere llamar nuestra atención sobre el hecho de que la Santidad auténtica y equilibrada reside en el coraje de hacer de cada día un nuevo recomenzar.

Si tratamos de encontrar esto en la historia de nuestra Familia de Schoenstatt, recordemos que, en plena guerra mundial, el P. Kentenich dijo: “En este caos ponemos a punto un programa que equivale a un solemne compromiso para la vida interior”.
Como Familia hemos permanecido fieles a ese principio, nos avocamos con seriedad a encarnar concretamente la vida espiritual, la vida con Dios, en Dios, por Dios.
Pero sentimos al mismo tiempo y a menudo la extrema inestabilidad de la vida interior, pensemos nomás en nuestro cuerpo: ¡qué de tormentas tiene que soportar! y así también con más razón, ¡cuántas tormentas tiene que soportar nuestra alma!

Hoy estamos entusiasmados, pero ¿y mañana? Por el Adviento la Iglesia nos quiere recordar que hace falta un gran coraje para sobrellevar cada día.
Es por eso que tendríamos que tener ideas claras y justas para la vida interior, para tornar nuestro día, hacia el Sol, hacia Dios.

Cuando Francisco de Asís estaba en su lecho de muerte, dijo a sus hermanos que le rodeaban: ¡vamos, llegó el momento de comenzar! también nosotros deberíamos concebir así nuestra existencia.

Este coraje es posible cuando dentro nuestro tenemos el gran deseo de vivir nuestro Ideal; Ideal Personal, de Curso. Es este Ideal al que la Iglesia lo hace resplandecer delante de nuestros ojos a lo largo de las 4 semanas antes de Navidad.

¿Qué anunciaba el canto de los ángeles a los pastores? “Encontrarán a un recién nacido. Este es el objetivo que se nos da para Adviento, un nuevo nacimiento, volver a ser hijos de Dios.

Como mamás, en estas semanas, tendremos un papel importante que desarrollar; a partir de nuestro Ideal, preparar nuestra familia para que Jesús nazca en nuestro hogar.

En el último Congreso Internacional de Federación de Madres, hemos conversado sobre los puntos que nos unen a las diferentes comunidades, en el esfuerzo por lograr un Estilo de Vida de Federada.
Les cuento los puntos y les sugiero algunos propósitos para Adviento.

Cultivo de la vida sacramental y de oración:

· Participar de más misas extradominicales
· prepararnos para una buena confesión
· preparar nuestro corazón con la lectura bíblica diaria

Cultivo de una atmósfera favorable

Revitalizar nuestro Santuario Hogar, con símbolos propios del Adviento (mantener una vela encendida: “estamos atentas...”)

· Ir preparando poco a poco el pesebre.
· Ir arreglando y adornando la casa; nos preparamos para una gran fiesta, ¡es Jesús quien vendrá!

Un alto cultivo del Espíritu

La Iglesia nos pide en este tiempo: ayuno, oración y caridad.
Algunos propósitos de carácter semanal podrían ser:

Ayuno
En estos días se acumulan múltiples actividades, apuro, compromisos sociales, compras...que podrían dispersar nuestra atención, fuerza física y tiempo y podrían impedir crear el clima de recogimiento que buscamos.
Procuremos mantenernos calmas, serenas; en el mundo, pero sin ser del mundo; esa debería ser nuestra estrella en medio de nuestros esfuerzos.

· Organizar y calendarizar las actividades y necesidades (adelantar todo lo que ya podamos ir haciendo)

Caridad
Dejar un tiempo para compartirlo con otros que también nos necesitan;
· Visita de misericordia (visito al anciano, acompaño un enfermo, saludo personalmente a un miembro de la familia grande, compartir un plato de comida con el vecino)

Es un tiempo muy lindo, pero puede resultar corto si no lo aprovechamos bien. Utilicemos nuestro Horario Espiritual para asegurar los propósitos, y así tendremos ¡una feliz Navidad!
Lux Elena Ramírez



B) ESTO NOS PASA

Aporte del 2º Curso Asunción / Py
“Corazón Fuerte, al Servicio del Padre”

Las mujeres de hoy estamos inmersas en una sociedad en continuos conflictos. Las crisis están en todas sus dimensiones y en todos los ámbitos: de valores y de ética, en la pareja y en la familia, económicas y políticas, espirituales y religiosas, hasta en la identidad sexual.

Nos venden el espejo de la felicidad con una imagen donde nos estiran las arrugas, la silueta y el bolsillo.
Nos exigen correr y competir para lograr el éxito. Vivimos tan de prisa que ya ni reconocemos al rostro detrás del espejo. Terminamos en una marea de actividades que cada vez nos alejan más de nuestro mundo interior y de la esencia de nuestro ser como portadoras de vida.
Y entre todas las crisis actuales que nuestra sociedad atraviesa, nos preocupa, como Madres de Federación, la atención de aquellas que atacan principalmente a la familia.

En la Encíclica Familiares Consortio, Juan Pablo II afirma que ella constituye “el lugar natural y el instrumento mas eficaz de humanización y de personalización de la sociedad”
¿Qué mejor escuela de valores que la familia para construir personalidades sanas y maduras?
¿Cuántos conflictos, desde los personales hasta aquellos de carácter social, tendrían respuesta en el calor oportuno de un verdadero hogar?

Identificamos la crisis de la familia en los sucesos que a diario observamos en la sociedad:
- El aumento creciente de separaciones y divorcios
- Padres y/o madres ausentes en los hogares
- Núcleos familiares rotos por la migración de sus integrantes hacia otros países
- Crecientes índices de alcoholismo y drogadicción en menores de edad.
- El aumento de la delincuencia infantil y juvenil en las calles.
- La ausencia del diálogo y del tiempo compartido en familia.
- La asfixiante cultura del consumismo y del placer
- La necesidad de que todo sea inmediato
- La poca capacidad de los niños y jóvenes para manejar las frustraciones y enfrentar las consecuencias de sus actos
Estos y otros conflictos nos conducen a un abismo profundo, donde las virtudes de la fe, esperanza y caridad se tornan cada vez más lejanas. Con ello, nos encerramos en la soledad, ajenos de Dios y del mundo, que termina conduciéndonos a un irremediable vacío interior.

Uno de los grandes legados de nuestro Padre Fundador a la Iglesia Universal constituye la Pedagogía de Vinculaciones. A través de ella nos enseña que el secreto de la familia perfecta y santa está en vincularse personalmente por medio de lazos fuertes, estables y seguros que permitan al vínculo de amor personal crecer y tornarse resistente. Estos vínculos personales - que pueden ser naturales o sobrenaturales - nos arraigan en Dios, en los hermanos y en toda nuestra realidad cotidiana; siendo que la vinculación a Dios es la más importante porque nos da seguridad existencial y nos impulsa hacia el amor a los demás.

“Un hombre desvinculado de Dios es indeciso, inseguro, egoísta y por ello le cuesta desarrollar vínculos personales con los demás, quedando atado a las cosas materiales que le esclavizan”.
¡Con estas simples palabras el Padre describe perfectamente a nuestra sociedad actual!

La importancia de la familia es que en ella se concretan las primeras e imborrables experiencias de los vínculos de amor, las mismas que más adelante nos conducen a Dios. No podemos llegar a El sin experimentar el amor familiar. Es por eso que todo lo que permita al hombre crecer en vínculos familiares sanos y fuertes, encamina a la humanidad hacia su perfección.

Nuestra sociedad hoy vive fuertemente desvinculada, tanto natural como sobrenaturalmente; los hijos y los cónyuges ya no se sienten amados. No hay tiempo para hablar, escuchar, jugar o acariciar, menos aún para preocuparse por los anhelos individuales.
“La carencia de hogar es el núcleo del problema de la cultura actual. Por eso la gran tarea que tenemos que resolver en toda su amplitud es dar hogar” (P. Kentenich)
A la luz de nuestro ideal de curso “Corazón fuerte, al servicio del Padre” deseamos brindar nuestro granito de arena para la renovación de nuestras familias y de las familias de nuestra sociedad. Para ello anhelamos:
♥ Irradiar en nuestras familias el espíritu de una hija confiada, que transmite calor y alegría en el hogar, y que lo abandona todo en las manos misericordiosas y bondadosas del Padre.
♥ Como corazón, vivir nuestra maternidad de manera cálida y cobijadora, con donación y entrega encaminadas a los demás y a la misión.
♥ Como corazón fuerte, ser perseverantes y valientes, tener empuje para actuar y levantarnos tras los golpes y caídas que nos toquen vivir.
♥ Evangelizar a nuestras familias a través de nuestros actos, fortalecidas en la Alianza de Amor sellada con María y en unión con el Padre Fundador.
♥ Reunirnos en torno al Santuario Hogar para cultivar vínculos sobrenaturales periódicamente, en familia.
♥ Cultivar un ambiente de respeto, gratitud y diálogo con el cónyuge y los hijos.
♥ Ante las dificultades cotidianas, mantener la alegría destacando lo positivo.
♥ Animarnos las unas a las otras, unidas en un solo corazón, con fuertes lazos de amor, de manera de fortalecernos mutuamente en nuestras entregas.
♥ Aceptar la originalidad de nuestros hijos, reconociendo en ellos al Dios Creador.
Lo importante es tomar conciencia de que cada uno de los miembros de nuestras familias es un transparente de Dios y un camino privilegiado que nos conduce a El. Este sentir tiene su fundamento en la Alianza de Amor, ya que unidos y aliados a la Mater, caminamos juntos hacia el Padre.

Como Madres Federadas estamos comprometidas con la misión de nuestro Padre Fundador: la transformación del mundo a partir de la transformación de nuestras familias. Así, nuestra sociedad entera podrá afirmar un día: “¡cuánta santidad… es una familia de Schoenstatt!”

“Tu Santuario es nuestro Nazaret,
donde el Sol de Cristo irradia su calor.
Con su luz clara y transparente
da forma a la historia
de la Sagrada Familia;
y, en la venturosa unión familiar,
suscita una santidad cotidiana
fuerte y silenciosa
Para bendición de tiempos desarraigados,
en este Nazaret
Dios trae salvación a las familias;
Allí donde los hombres se consagran a Schoenstatt,
El quiere regalar con clemencia
santidad de la vida diaria” (Hacia el Padre 191-193)

Norma Pistilli
“Corazón Fuerte, al Servicio del Padre”

Bibliografía:Desafíos de Nuestro Tiempo 1 – P. José Kentenich
Retiros – P. Nicolás SchwizerEstilo de vida del curso 2 Asunción


C) MUJERES HOY Y ACÁ
Aporte del 9º Curso – Córdoba
“¡Toda tuya! Corazón de familia como manantial de vida”

¡Alegrémonos de vivir este tiempo! No miremos su desorden sino meditemos lo que Dios quiere con esta situación.
¡Cuántos impulsos recibimos a través suyo! Piensen en el envejecimiento o parálisis que sufriríamos si no tuviéramos la vida, los vientos tempestuosos de la vida que nos mantienen vivos. ¡Agradezcamos de corazón! P Kentenich

Situación actual

Mucho se ha hablado y se seguirá hablando de la crisis de la identidad de la mujer en el mundo actual. Nuestro padre se refería a ella con la profundidad que lo caracteriza, en la Jornada Pedagógica de 1950.
Allí observa como la mujer es cada vez más mundana, a tal punto de perder “ su sensor para lo Divino , para lo sobrenatural...” Ha perdido su propia identidad, la ha desfigurado tomando los valores del varón.
“Cuando la mujer ya no quiere ser más la servidora del Señor, se sume más y más en la esclavitud ante el hombre.” PK

Al desvincularse de Dios la mujer se mancilla y a su vez se degrada lo que está a su alrededor. Todo gira alrededor de su yo.
Esta crisis de identidad se da en un mundo donde prevalecen los valores de la eficacia, del éxito, del tener sobre el ser, en donde los valores espirituales y humanos se desdibujan o directamente no son tenido en cuenta.
Como consecuencia de todo esto, las familias padecen graves crisis.
De esta realidad tan preocupada por el hacer, la eficacia, el éxito nos hablaba hace poco el cardenal Bergoglio:

“La cantidad y calidad de los problemas con que nos enfrentamos cada día nos llevan a la acción: aportar soluciones, idear caminos, construir... Esto nos colma gran parte del día. Somos trabajadores, operarios del Reino y llegamos a la noche cansados por la actividad desplegada. Creo que, con objetividad, podemos afirmar que no somos vagos. En la Arquidiócesis se trabaja mucho. La sucesión de reclamos, la urgencia de los servicios que debemos prestar, nos desgastan y así vamos desovillando nuestra vida en el servicio al Señor en la Iglesia. Por otra parte también sentimos el peso, cuando no la angustia, de una civilización pagana que pregona sus principios y sus sedicentes “valores” con tal desfachatez y seguridad de sí misma que nos hace tambalear en nuestras convicciones, en la constancia apostólica y hasta en nuestra real y concreta fe en el Señor viviente y actuante en medio de la historia de los hombres, en medio de la Iglesia.
Al final de día algunas veces solemos llegar maltrechos y, sin darnos cuenta, se nos filtra en el corazón un cierto pesimismo difuso que nos abroquela en “cuarteles de retirada” y nos unge con una psicología de derrotados que nos reduce a un repliegue defensivo. Allí se nos arruga el alma y asoma la pusilanimidad.
Y así, entre el intenso y desgastante trabajo apostólico por un lado y la cultura agresivamente pagana por otro, nuestro corazón se encoge en esa impotencia práctica que nos conduce a una actitud minimalista de sobrevivir en el intento de conservar la fe.
Sin embargo no somos tontos y nos damos cuenta de que algo falta en este planteo, que el horizonte se acercó demasiado hasta convertirse en cerco, que algo hace que nuestra agresividad apostólica en la proclamación del Reino quede acotada.
¿No será que pretendemos hacer nosotros solos todas las cosas y nos sentimos desenfocadamente responsables de las soluciones a aportar? Sabemos que solos no podemos. Aquí cabe la pregunta: ¿le damos espacio al Señor? ¿le dejo tiempo en mi jornada para que Él actúe?, ¿o estoy tan ocupado en hacer yo las cosas que no me acuerdo de dejarlo entrar?”

Desde nuestro Ideal

“¡Toda tuya! Corazón de familia como manantial de vida”

Von Baltazar ha expresado sabiamente que “ los santos son las respuestas de arriba a las necesidades de abajo”
Relacionado esto con nuestro ideal de curso diremos: “nuestro ideal es la respuesta de arriba a esta necesidad de abajo de volver a mostrar el verdadero rostro de la mujer de hoy”

Toda tuya, que se expresa en la actitud fundamental: Entrega confiada.
El padre expresaba justamente “que el eterno ideal de la mujer radica en entregar, entregar y entregar eternamente.”

Es la mujer que se pone en las manos de Dios Padre con total confianza pues sabe que su vida obedece a un plan amoroso de Él .Sabe que debe sobrellevar determinadas cruces.

Pero en todo lo que acontece en su vida ya sean alegrías, éxitos, fracaso, ve “ silencioso y paternal “ el rostro paternal de Dios “ que nos ama como la pupila de sus propios ojos”.
Es la mujer que mira a María, que la siente como su madre y educadora.
Ella nos da la gracia para dejar de girar en torno a nuestro propio yo para girar alrededor del Padre. Su querer es mi querer. Esta filialidad es la raíz de nuestro ser mujer. Es la que nos permite desarrollar, con madurez, la maternidad.
Esta maternidad que iremos desplegando en todos los ámbitos donde nos toque estar, pues allí donde estemos debemos construir ese hogar “cálido y familiar”

Queremos finalizar estas líneas con lo que Jo Croissant expresa tan bellamente sobre esta misión que se nos ha dado de ser: “Corazón de Familia”

“Ella es el corazón de la familia y protege su unidad . En torno a ella , todo se ordena y unifica, se armoniza y desarrolla. Todo se organiza , porque ella teje los lazos entre todos, envía a los hijos hacia el padre y al padre hacia los hijos, escucha, consuela, alienta, perdona , reconcilia y da a cada uno su lugar.
Ella esparce el bálsamo del amor y la ternura sobre todas las relaciones familiares.¡Qué alegría sentirse comprendido y amado!
Ella tiene la preocupación permanente de cada uno y no descansa mientras no estén todos satisfechos.”
Jo Croissant –La mujer sacerdotal

Paula de Palacio , Marta Maria Espina y Nuria de Platzeck
9º Curso
“¡Toda tuya! Corazón de familia como manantial de vida”


D) “A la Sombra del Santuario”

Aporte del 10º Curso - Villa Ballester / Bs As

“Filia Divinae Providentiae - Instrumentum Lucis”

La V Conferencia del CELAM en Aparecida, Brasil, ha sido sin duda el gran acontecimiento de este año en la Iglesia Latinoamericana.

El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) es un organismo de la Iglesia Católica que fue fundado en 1955 por el Papa Pío XII a pedido de los Obispos de América Latina y el Caribe. Cada encuentro es convocado por el Santo Padre, a pedido de los obispos, para dar nuevo impulso pastoral a la vida y la misión de nuestras Iglesias.

Desde su fundación, se han realizado solamente cinco encuentros: Río de Janeiro, 1955 ; Medellín, 1968 ; Puebla, 1 979 ; Santo Domingo, 1992 y el reciente de 2007. Por lo tanto, sus conclusiones y lineamientos, expresados en el documento aprobado por el Papa, están destinados a proyectarse como tarea a realizar para todo el próximo decenio.

¿En qué consiste la misma? Como lo expresa el Documento Conclusivo, en su introducción, se trata de dar un renovado impulso a la acción evangelizadora de la Iglesia, cuyos miembros están llamados por el bautismo a ser verdaderos discípulos y misioneros de Cristo, Camino, Verdad y Vida, para que nuestros pueblos tengan vida en Él. Allí nuestros pastores invocan a María: “Le hemos pedido, como madre, perfecta discípula y pedagoga de la evangelización que nos enseñe a ser hijos en su Hijo y a hacer lo que Él nos diga. (cf. Jn 2, 5)”

Llamadas a ser discípulas misioneras con una impronta original
En el documento anteriormente mencionado, los obispos expresan:
La Iglesia está llamada a repensar profundamente y a relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. No puede replegarse frente a quienes sólo ven confusión, peligros y amenazas, o de quienes pretenden cubrir la variedad y complejidad de situaciones con una capa de ideologismos gastados o de agresiones irresponsables. Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas de vida nueva para una América Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza del Espíritu. DC 11.

¿Qué significa para nosotras, federadas schoenstattianas, este tomar conciencia que se nos pide para relanzar con fidelidad y audacia nuestra misión como Iglesia?
Es reafirmar que nuestro discipulado y misión tiene un sello inalterable: María, un camino ascético-pedagógico: la Alianza de Amor y un punto de partida: el Santuario, taller del hombre nuevo, sin el cual – como dice nuestro Padre – no podemos hacer nada.
Nuestra vocación a la santidad como discípulos misioneros es vivir el encuentro íntimo y profundo con Jesús a través de María y por Ella, con Ella, ser configurados en Cristo y enviados a anunciar el Evangelio del Reino de vida.

Nuestro Padre Fundador ya en 1952, dirigiéndose a Mons. Schmitz, lo explicaba así:
“Para nosotros, la alianza de amor con la Virgen –tal como se desarrolló y se expresa en la historia- es una profunda renovación, confirmación y aseguración de nuestra alianza bautismal, es decir de la alianza con Cristo y el Dios trino. Cada consagración y cada alianza que expresamos y renovamos en ella, significa para nuestro pensar y querer una decisión nueva, libremente querida y elegida, por Cristo, su persona, sus intereses y su reino. Incluye un nuevo, terminante y vigoroso movimiento de la voluntad desde abajo hacia arriba. Incluye una decisión nueva por Él, el rey del mundo y de los corazones. Pero incluye simultáneamente un movimiento de gracias desde arriba hacia abajo, desde Él hacia nosotros. Es sinónimo de un crecimiento más profundo hacia una comunidad estrecha de amor entre nosotros, Él y el Dios trino.” (1)

El Padre reafirma y actualiza:
“Y en este tiempo de conmoción de todas las circunstancias, en este tiempo de revolución total, el Padre eterno planeó, desde la eternidad, otorgar a María el encargo de establecerse de manera especial en nuestros santuarios de Schoenstatt, para formar desde allí al hombre nuevo, al hombre que, según el plan de Dios, exige el tiempo que vendrá. (...)
Si preguntamos ahora cuál es, entonces la misión de la Santísima Virgen para este tiempo más nuevo, creo poder afirmar lo siguiente: ella tiene para esta nueva Iglesia, la misma tarea que tuvo para la antigua Iglesia, La antigua Iglesia no surgió sin que María pronunciara su “fiat”. Lo mismo vale para el tiempo actual. Ella debe pronunciar su “fiat” para que surja esta Iglesia más nueva que está en desarrollo y cuyos miembros somos nosotros”. (2)

Para asumir en plenitud el desafío de realizar, como discípulos misioneros de María, la tarea que nuestros pastores nos confían, haciendo nuestras las palabras pronunciadas por nuestro hermano en la Alianza, el Card. Francisco Javier Errázuris, en su homilía al cierre de la V Conferencia, imploremos a Dios para que como María vivamos “la alegría y la libertad de la donación a Dios para realizar con él lo que va más allá de toda expectativa y de todo sueño humano, para abrir con su gracia el espacio interior de la nueva y eterna alianza, alianza de vida, de amor y de paz”.
Que Ella nos renueve, con la gracia del envío apostólico, en el compromiso de vivir la vida verdadera, la de ser Pueblo de Dios, “prometiéndole al Señor que con ardor interior haremos todo lo que esté de nuestra parte, para que todos los que el Padre nos ha confiado, no sufran la ausencia de Dios, ni en su vida, ni en sus hogares, ni en los medios de comunicación social, ni en nuestras culturas, sino, por el contrario, tengan la alegría de proclamar: el Señor es mi luz y mi salvación, mi esperanza y mi canto, mi vida y mi felicidad”.
Desde el Santuario “nos comprometemos a seguir implorando con ella el amor fuerte y la audacia del Espíritu Santo, para permanecer unidos y compartir nuestra alegría de ser cristianos con todos los que tienen sed de vida, sed de fraternidad y de Dios”. Así sea.
Graciela Greco
10º Curso
“Filia Divinae Providentiae Instrumentum Lucis”
Bibliografía:
Documento de la V Conferencia del CELAM, Aparecida, Brasil
(1) Alianza de Amor – PJK – Ed. Padres de Schoenstatt
(2) Plática del 2 de octubre de 1966 –La actualidad de María – Ed. Patris

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