jueves, diciembre 07, 2006

Significado y contenido del Adviento

(Charla M.Rosa Reinhardt, Jornada Región Cuyo 25 de noviembre de 2006)

Durante cuatro semanas preparamos nuestro interior para la llegada del Señor en Nochebuena. Él llega con todas las gracias como la primera vez. Es tiempo de conversión, de cambiar de ruta, de decidirnos por Cristo, preparando su camino y allanando sus senderos. Adviento es tiempo de espera, de oración, de alegría, de esperanza.
Adviento significa venida, encuentro con Jesús vivo. Cristo está viniendo hoy y aquí a nosotros, dentro de nosotros, nos hace solidarios de su persona y de su misterio redentor. El adviento es radicalmente cercanía y presencia del Señor.
Los grandes testigos del Adviento:
Son tres: el profeta Isaías, Juan el Bautista y la Virgen María.
Isaías sacude la conciencia del pueblo para crear en él actitud de espera, para ello exige pureza de corazón. "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande".
Juan el Bautista señala quién es el Mesías que ya ha venido. El mismo es modelo de austeridad y de ardiente espera.
María es la figura clave del Adviento. En Ella culmina la espera de Israel. Es la más fiel acogedora de la palabra hecha carne. La recibe en su seno y en su corazón, Ella le prestó su vida y su sangre, hizo posible la primera Navidad y es modelo y cauce para todas las venidas de Dios a los hombres. María por su fidelidad es tipo y madre educadora de toda la Iglesia. Dentro de su humilde simplicidad de aldeana de su tiempo fue educando a Jesús: alimentó a quien era la Vida, enseñó a hablar a la Palabra, enseñó a caminar al único camino, enseñó el nombre de las cosas a quien era la Verdad, enseñó a decir gracias a la Fuente de todas las Gracias.

Actitudes fundamentales del Adviento
Actitud de espera
: La humanidad desencantada y desamparada necesita de Dios. El adviento nos ayuda a comprender mejor el corazón del hombre y su tendencia insaciable de felicidad.
El retorno a Dios: la experiencia de frustración, de contingencia, de pérdida de la libertad exterior e interior puede suscitar la sed de Dios. La fidelidad a Dios hace la verdadera historia del pueblo.
La conversión: con Cristo: el reino está cerca, dentro de nosotros. La voz del Bautista es el clamor del Adviento. "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas, que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios” (Is.40,3.5). El adviento nos enseña a hacernos presentes en la historia de salvación, a entender el amor como salida de nosotros mismos y la solidaridad plena con los que sufren.
Gozo y alegría: El reino de Cristo es interior y profundo. La venida del Mesías es el anuncio del gran gozo para el pueblo, de una alegría que conmueve hasta el mismo cielo cuando un pecador se arrepiente.

Un grupo de jóvenes decidió escribirle una carta a Jesús que lleva por título “NO VUELVAS, NO VALE LA PENA”. Presentamos lo esencial de su contenido:
“Se acerca Navidad, el día que tu quieres volver a la tierra. Hemos pensado que no vale la pena que vuelvas. Las razones por las que nos parece inútil tu vuelta son muchas:
En la fiesta de Navidad todos los años pasa lo mismo: unos días de fiesta, mejores comidas, vestidos elegantes mucha bebida, regalos, noches sin dormir...Y llega el día siguiente de los Reyes y todo y todos continúan como antes de las fiestas.
Vemos que son muchas las cosas que van mal por aquí: gente sin trabajo o mal pagada, gente que tiene casa y familia, pero viven como si no la tuvieran, matrimonios que viven malamente, pueblos que no se ayudan y en las ciudades: atentados, violaciones, miseria, etc... y en muchas parte del mundo guerra y hambre.
Tu Navidad es un comercio para alimentar a los que ya están hartos. Se hacen regalos a quienes ya tienen o a aquellos de quien se espera algún favor. Los hermanos de lejos o que no son de los nuestros no reciben ni una miga de nuestras cosas. ¿Ves? No despiertes a los pastores, no llames a los ángeles, quédate en el cielo, lo pasarás mejor. Aquí interesa más el dinero, las armas que el “Niño del Portal” y lo que nos puede decir.
Acabamos diciéndote “con los hombres”, no adiós, arregla esto como puedas porque sigues con los hombres. Tuyos,...”

Respuesta de Jesús: Jesús les agradece la carta a los jóvenes asegurándoles que siempre deben explicarle lo que sienten y las cosas que les pasan por negras que les parezcan. Jesús les dice: Me habéis escrito “no vale la pena que vuelvas”. Aquí, estáis equivocados, tengo que explicar dos cosas: cómo estoy entre vosotros y dentro de vosotros y otra cómo casi todos los hombres me buscan y me suelen encontrar. Ahora, ya cerca de Navidad, quiero recodar algunas maneras de celebrarla:
-cada vez que piensas en los otros entiendes la Navidad
-cada vez que rezas y ayudas a rezar descubres la Navidad
-cada vez que te decides a perdonar, consolar, comprender, crear alegría, anticipas la Navidad
-cada vez que descubres tus miserias y las aceptas o cuentas contigo mismo y conmigo deseas la Navidad
-cada vez que los novios, cada vez que los esposos se tratan como María y José disfrutas la Navidad
-cada vez que los mayores ven a los pequeños como semejantes a mí, hacen venir la Navidad
-cada vez que buscas a los pobres, a los que no tienen nombre, a los necesitados, celebras y haces celebrar la Navidad.
Sois suficientemente listos y buenas personas para continuar la lista y encontrar la manera de celebrar tu Navidad, mi Navidad, nuestra Navidad. Saludad de mi parte a los que os cuesta saludar. Estoy con vosotros y con cada uno de vosotros, Jesús”

Durante los primeros años del cristianismo, éste era llamado “el camino”, camino de luz y plenitud que debemos descubrir mientras caminamos por la vida.
No sólo hay luz, también hay tinieblas, por eso nos equivocamos en nuestro andar, porque además no vemos bien, caminamos a veces entre muchas tentaciones, especialmente el poder y el dinero.
Lectura del Evangelio de Marcos, 10-46
Simbólicamente Marcos ubica al ciego junto al camino. Recordemos que mujeres, niños, ciegos, enfermos, estaban excluidos del templo, pero el reino de Dios es para todos, es un Dios cercano, un Dios que reúne.
El ciego junto al camino ve lo que otros no pueden ver, su fe lo va a liberar. Jesús, el Dios que viene a nosotros le pregunta “qué quieres que haga por ti” y eso nos pregunta cada día de nuestra vida. “Qué quieres que te haga” y como Bartimeo le decimos: Señor que pueda ver. Ese Jesús que nace anualmente dentro de nosotros, que nos preparamos durante el adviento para recibirlo espera nuestra respuesta. Nada mejor que en este tiempo invernal de la historia le digamos “que yo pueda ver”. Que pueda ver la muerte, la injusticia, la destrucción, la angustia, el desconcierto, el miedo, la inseguridad, la indigencia material y moral de sus hijos, que pueda ver dentro de mí todo lo que me aleja de Él para poder decirle algún día “Jesús, qué quieres que haga por Ti”. Jesús, que pueda ver todo el nuevo año con los ojos de la fe, aunque me sumerja en la oscuridad podré encontrar la luz.
Tu fe te ha salvado, tu fe te ha curado. Es lo mismo que decir: tu confianza te ha salvado. “De repente vio y le iba siguiendo por el camino”, ese es nuestro deseo, ver por la gracia de la fe y en comunión con María acompañarlo por el camino. Jesús, el eterno enamorado del hombre nos busca siempre para darnos todo. Está reflejado en un soneto de Lope de Vega que ilustra lo que hemos dicho anteriormente:
Qué tengo yo que mi amistad procuras?
Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta
Cubierto de rocío, pasas las noches del invierno a oscuras?
Oh, Cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí
Qué extraño desvarío si de ingratitud el hielo frío
Secó las llagas de tus plantas duras!
Cuántas veces el ángel me decía: "alma asómate ahora
A la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía!
Y cuánta hermosura soberana.
Mañana le abriremos respondía
Para lo mismo responder mañana".

Que esta Navidad que se acerca, cuando el Hijo de Dios abre ante nosotros la perspectiva de la infinitud del Padre, nos encuentre dispuestas para pedir al niño que nos haga ver como a Bartimeo, y así como sus discípulas y misioneras, desde el Santuario ayudemos a construir una patria Familia.

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