martes, mayo 25, 2010






¡Feliz Bicentenario de Argentina!

Acabamos de celebrar Pentecostés, el comienzo de la misión de la Iglesia y hoy celebramos el Bicentenario de la Revolución de Mayo, el comienzo de un proceso que culminará el 9 de julio de 1816 con la declaración de la Independencia. Tanto en nuestra Iglesia como en nuestra Patria necesitamos la presencia del Espíritu Santo, espíritu de verdad, de reconciliación, de unidad.

En Pentecostés el Espíritu Santo vino cuando “estaban todos reunidos en el mismo lugar”. Todos estaban unidos esperando la venida del "Paráclito". Nosotros, como país también tenemos que estar unidos celebrando el Bicentenario en paz, más allá de las diferencias y dificultades.
El Padre Kentenich nos dice: "¡Alegrémonos de vivir este tiempo! No miremos su desorden sino meditemos lo que Dios quiere con esta situación. ¡Cuántos impulsos recibimos a través suyo! Piensen en el envejecimiento y la parálisis que sufriríamos si no tuviéramos la vida, los vientos tempestuosos de la vida que nos mantienen vivos. ¡Agradezcamos de corazón!"

Para descubrir qué nos quiere decir Dios, necesitamos al Espíritu Santo, sabemos que el Espíritu Santo desciende en el corazón mariano, y Argentina tiene un corazón mariano. Por lo que si queremos construir una Patria nueva, unida en la diversidad y el respeto tenemos que pedir que descienda sobre nuestra Patria, diciéndole "Ven Espíritu Santo, ven".
¡Feliz día de la Patria!

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