jueves, diciembre 17, 2009

El Puente

Año 3 Nº 12

diciembre 2009




Sumario

a) “Carta para nosotras” de Graciela Horga
“Hoerde hoy: misión y desafío”

b) “Esto nos pasa” aporte del Curso 10º
“En tiempos de crisis firmes en la esperanza”

c) “Mujeres hoy y acá” aporte del Curso 2º Py
“Feminismo o femineidad”

d) A la sombra del Santuario: aporte del Curso 11º
“El problema de la pobreza en la Argentina”


“Carta para nosotras”
“Hoerde hoy: misión y desafío”

Graciela Licio de Horga
Pertenece al 2º Curso “Filia Patris, Inscriptio Cordis in Cor, Corazón de la Iglesia,
Nuevo Nazaret”, es Sub Jefa de la Región Metropolitana y Educadora del Curso 18º

Queridas hermanas de Federación:

Es para mi una gran alegría poder estar en contacto con ustedes a través de Fede Red, para compartir algo de las experiencias vividas en Alemania, en el Congreso de las Federaciones. Eli ya ha contado muy bien lo que fue el Congreso; y también Marilen, con su carta tan expresiva, ha transmitido lo que todas pudimos experimentar: somos una gran Familia. Y como Familia del Padre, hemos estado cálidamente unidos por los mimos ideales. Nos sentimos una sola Federación en la diversidad de estados de vida.

Ser Familia de Schoenstatt es una experiencia que las madres pudimos vivir especialmente una noche en que nos reunimos para rezar el Rosario. Fue delante del Santuario de la casa Marienland donde nos alojábamos. Nos reunimos madres de Alemania, Brasil, España, Chile, Sudáfrica, Portugal, Paraguay y Argentina, todos los países que tenían representación ( de madres ) en el Congreso. Cada misterio fue rezado por un país en su idioma y los demás respondían, cada uno, en el suyo propio.

Fue una experiencia maravillosa de comunión, común unión realmente vivida que nos dejó una inmensa alegría en el corazón y donde pudimos experimentar el ser realmente Familia del Padre, "unidad en la diversidad". Terminamos tomadas de la mano y rodeando el Santuario con el propósito de lograr la liberación del Santuario Original.

Hoy quiero decirles que evocar y recordar los 90 años de Hoerde nos reencendió, volvimos con el firme propósito de ser cada día más federadas de oro, dispuestas "como en orden de batalla" para renovar el mundo en Cristo, como lo pedía nuestro Padre. Nos dijo el P. Mosbach en su conferencia "Hoerde es evocación, pero evocar debe traer consigo renovación". Por eso, evocar Hoerde es actualizarlo, traerlo al hoy, darle un nuevo sí al Padre Fundador, a su idea predilecta y tener total disposición para la misión.

La consigna de Pablo "el amor de Cristo nos apremia", no sólo no ha perdido vigencia a lo largo de estos 90 años sino que hoy, toma nuevas y redobladas fuerzas. Hoerde nació como respuesta necesaria para las dificultades de su época: "como instrumentos en manos de la Madre y Reina celestial queremos movilizar todas nuestra fuerzas para la renovación religiosa y moral del mundo". Alemania, desvastada por la guerra, vivía una dura y difícil realidad a nivel social, político y económico.... “lo que una juventud fue capaz de dar por la pureza y grandeza moral, no debe ni puede sucumbir, debe seguir existiendo y abarcar círculos más amplios, levantando de las ruinas de la derrota, una nueva generación."

También nosotros estamos viviendo una dura y difícil realidad; si bien no hemos pasado una guerra, nuestra sociedad está cada vez más alejada de Dios, con las consecuencias que ello acarrea. Hoy es un imperativo que unamos a la consigna paulina la aspiración de nuestro Padre: formar el hombre nuevo en la nueva comunidad. Nuestra sociedad necesita con urgencia un cambio donde se recreen y reafirmen los vínculos, los valores evangélicos, donde el hombre abandone el egoísmo individualista y la masificación que le hace perder su originalidad, no sabe para qué fue creado. Nuestro Padre nos enseñó a mirar los signos del tiempo para descubrir en ellos la voluntad de Dios. Esos signos hoy nos hablan, tenemos que ponernos en camino y trabajar por una renovación integral del hombre y de la sociedad, renovar la cultura, el ámbito laboral, la política, la educación.

No podemos tener una mirada pesimista ni sólo lamentarnos por lo que está pasando. Nuestra fuerza está en la Alianza de Amor, "alegres por la esperanza, seguros de la victoria, con María hacia los tiempos más nuevos", decía nuestro Padre. Aliadas a nuestra Madre y Reina, tenemos que hacer vida el legado de Hoerde. Lo que hemos recibido de los primeros, tiene que fructificar en nosotros y por nosotros. "El Movimiento es ahora de ustedes, de ustedes depende el florecimiento de nuestra Federación", les dijo el Padre a los congregantes en año 1919. Es un mensaje para nosotras hoy, que no podemos desconocer.

"La Federación soy yo", ¿es así? ¿Estoy verdaderamente dispuesta a que así sea? ¿ Me dejo encender por lo que vivieron los congregantes en Hoerde?

Hoerde es hoy un desafío para cada federada porque hoy se hace vivo en nosotras. Es nuestra responsabilidad ser "pars motrix" de la Obra de Schoenstatt; estamos llamadas a ser parte activa en la renovación del mundo en Cristo, a promover el hombre nuevo en la nueva sociedad, basada en los valores del Evangelio. Hoerde es desafío ante esta realidad difícil que vivimos. Pero no podemos perder la esperanza. Como madre federada, tengo que imprimir mi estilo de vida en todo lo que hago y digo. Mi testimonio tiene que estar lleno de esperanza, porque como dijo el P. Javier en nuestro Retiro "la esperanza es el motor que me mueve".

Hoerde fue una semilla hundida en tierra. El legado recibido tiene que fructificar y ésa es nuestra tarea. "Dones son tarea", lo sabemos, y Hoerde tiene que marcar con un tinte especial nuestra acción apostólica.

No podemos dejar que se debilite el ardor del fuego que encendió a los primeros congregantes: ese mismo ardor tiene que acompañar nuestro apostolado. "Todo reino se mantiene por la fidelidad a las fuerzas que le dieron origen" ( P K ).

¿Cómo podríamos hoy, nosotras, ser federadas de oro, apostólicas, aspirando a la santidad, viviendo la comunidad, si no somos fieles a lo que Hoerde nos dejó?

Dice el P. Ernst "la memoria viva de los primeros es desafío e impulso" ( pág. 7 J. de Hoerde ). Es desafío e impulso para la toma de conciencia de que hoy, 2009, la Federación soy yo.

Federación es misión y vocación de vida, hemos sido llamadas y dimos nuestro sí libremente. ¿Para qué fuimos llamadas? ¿cuál es nuestra misión? Ser constructores de una nueva comunidad, "levaduras en la masa, columnas de fuego que iluminen el camino en medio de la superficialidad y tinieblas de nuestro tiempo" ( P. Ernst ). Para esto necesito ser fiel al legado de Hoerde y de nuestro Padre y Fundador, vivir en fidelidad la Alianza de Amor y arder por Schoenstatt. Ser magnánima, tener total disponibilidad de corazón, librarme de ataduras y egoísmos para entregarme a la misión para la que fui convocada. Ser madre federada me hace darme por entero, con amor magnánimo en todo lo que hago, "es buscar a Dios, encontrar a Dios y amar a Dios en todas las cosas, creaturas y personas" ( P K ).

En la Jornada de Hoerde, F. Ernst tituló su conferencia "Como San Pablo, antorchas de fuego para el mundo". Eran jóvenes, con el encendimiento y el entusiasmo propio de esa edad. Pero la realidad que vivían, necesitaba mucho de esos ideales. También leyó este poema:

"Queremos hombres valientes y sin vacilaciones,
y no alfeñiques que oscilen como un junco
que cada ráfaga tiende por el suelo.
Queremos robles y no hiedras trepadoras,
cuya existencia se agota en aferrarse
a la fama de quien con ellas se corona.
Queremos hombres que enarbolen,
en tiempos difíciles,
la santa enseña de la cruz.
Y hacerlo con mano firme,
a pesar de los odios y agravios
que nos prodiguen.
Queremos ser hombres que sin miedo ni dudas,
libren las batallas de Dios
por nuestro pueblo y por la Patria."


Queridas hermanas , sé que no tenemos la edad de estos muchachos pero sí el entusiasmo y el deseo de cambiar, también nosotras, nuestra realidad. Y lo podremos hacer, cada una dentro de sus posibilidades, de la mano de nuestra Madre y Reina.

Que Ella nos ilumine en este tiempo de gracia para poder renovarnos y ofrecer nuestro corazón cuna al Niño Jesús y a todos aquellos que lo necesiten.

Les deseo una muy bendecida y feliz Navidad en compañía de sus familias.

Graciela Horga ( F.P.)
2º Curso- Región Metropolitana.


b) “Esto nos pasa”
¡En tiempos de crisis firmes en la esperanza!

Aporte del 10º Curso de Bs As
“Hija de la Divina Providencia, Instrumento de luz”

Pensando en nuestra Patria no podemos evitar ver todo lo terrible que estamos viviendo, cómo nos atropellan, nos quitan lo nuestro y hasta nos matan, la vida no tiene ningún valor para el que nos enfrenta con un arma en la mano.
Somos concientes de la corrupción y falta de moral que existe en todo ámbito de cosas y estratos.
Aquellos cuya obligación es cuidarnos, nos descuidan, nadie se ocupa de nada, no se asumen responsabilidades. Nos sentimos inseguros, acobardados, descreídos, desmoralizados, desesperanzados, despersonalizados, divididos, alejados de Dios. Este alejamiento nos acerca lentamente al abismo, por lo tanto, el caos reina en todas partes.

A pesar de todo este negativismo, emerge por sobre este infierno, un pensamiento fuerte y liberador:
¡El pueblo y la Patria tienen que salvarse! ¿Qué pretende Dios de esto?
“El buen Dios se esconde. ¿Qué quiere? Quiere ser buscado… Quiere despertar en mí fuerzas que me hagan tender hacia El, fuertes anhelos que acrecienten el amor”. (*1)
Quiere que lo busquemos y nos dejemos ayudar y transformar totalmente por El. Quiere que oremos, que seamos testimonio de vida, que seamos instrumentos de luz en medio de las tinieblas y que aportando al Capital de Gracias y unidas en Alianza de Amor conquistemos el “Terruño soñado del Padre”.

Nuestro Fundador decía: “Es característico en nosotros descubrir siempre la voluntad de Dios interpretando los tiempos, las dificultades de la época. Es característico en nosotros no huir ante las dificultades sino, por el contrario, interpretar las dificultades de la época como tareas queridas por Dios para el tiempo. Ésta es la Fe en la Divina Providencia aplicada concretamente”. (* 2)
“Ser hijo de la Providencia significa estar convencido de que cada situación, alegría, sufrimiento, desilusión… es parte esencial del plan de la omnipotencia, de la sabiduría y del amor de Dios”. (*3)
“ A pesar de los obstáculos más grandes Dios sabe cómo alcanzar la meta que dio a mi vida… en el instante preciso Dios alcanza su meta ”. (*4)

Si nos preguntamos cuál es el medio capaz de salvar a nuestro pueblo de la destrucción, sabemos la respuesta: cada uno de nosotros debería esforzarse más en amar a la Patria.
Pero esforzarse seriamente, fundamentalmente manteniendo una actitud positiva frente al desastre, no perdiendo la esperanza y la confianza en Dios. Ya que hay personas, situaciones y ejemplos dignos de destacar. ¿Por qué no enfocarnos en eso? ¿Por qué no destacar los buenos ejemplos? Y mejor aún, ser uno mismo un buen ejemplo.

Cuando falleció Mercedes Sosa, León Gieco le hizo un homenaje en Tucumán, allí lo acompañaba un joven, junto a su banda, todos con capacidades diferentes.
Este joven, que no tiene ni brazos ni piernas, pero una fuerza, una polenta en el escenario, nos hizo pensar que también hay personas que superando serias, enormes dificultades, le dan un sí a la vida y son ejemplos. La verdad es que nos conmovió a muchos la despedida que se le hizo a esta cantante, que no siendo creyente nos dio testimonio de amor cristiano, viviendo intensamente, amando a su familia, a sus amigos, a su trabajo. Un periodista decía que ella siempre invitaba a sus recitales a aquellos músicos y cantantes que no la estaban pasando bien económicamente o estaban solos, es decir, que compartía su escenario con todos. Ese fin de semana de su partida no se escucharon malas nuevas, se vio desfilar a miles de personas frente a ella despidiéndose, rindiéndole homenaje. Una mujer que hizo de su don una tarea de frutos abundantes.

Si miramos alrededor nuestro siempre son más los buenos que los malos, siempre es más lo positivo que lo negativo, el gozo que la tristeza, sólo hay que saber mirar con los ojos de Dios y no perder la esperanza. Practicar la alegría, la paciencia, la confianza. Y hablar más de cosas buenas y nobles, de realidades sí, pero con los pies en la tierra y el corazón en el cielo, cerquita de Jesús y de María.
¡Seamos positivo !
¡Conquistemos la virtud de la esperanza! Que no es fingir que no existen los problemas. Es tener fe, es una fuente de fortaleza y renovación en nuestro interior, que nos guiará desde la oscuridad hacia la luz.

Nuestro P. Fundador se dejó plasmar íntegro como instrumento en las manos de la MTA, y nos dejó un enorme legado, un estilo de vida audaz, distinto, amoroso. Formas llenas de esperanza para que contribuyamos a cambiar por amor al mundo. ¡Hagámoslo! .Como lo han hecho Odette y Alfredo Vallendor, un matrimonio de nuestra comunidad que han cumplido 60 años de casados manteniéndose fieles a sus promesas de amor y cuidado. Han trabajado arduamente contagiando a otros la misión que el P. K. les diera de propagar el Santuario Hogar ¡Qué orgullo para nosotros!.

¿ Y por qué no, también hablar de nuestra comunidad de Villa Ballester? Tan pequeñita pero corajuda que construye a los pies de la MTA su salón para albergar a cuantos deseen experimentar calidez y protección maternal. Este enorme emprendimiento, muy superior a nuestros magros ahorros, requirió de muchos esfuerzos, muchos corazones confiados y perseverantes y de manos que trabajaron arduamente para que viésemos poco a poco realizado nuestros sueños. Fue emocionante el día de la inauguración ver el conjunto de guitarras de los chicos de la “Casa del niño María de Nazaret”, signo de esperanza de una vida mejor en medio de tanta carencia material y de tanta abundancia de amor.

Y el testimonio del albañil que colocó el piso del salón… Nos habían donado el piso y los materiales para colocarlo, pero no teníamos dinero para la colocación. El dijo: “Lo hacemos igual”. Cuando se recibe la donación para pagar su trabajo, él responde: “Vieron que había que tener fe”. ¡Gracias Señor!

Por todo esto, hermanas federadas, seamos testimonio de esperanza, antorchas del Espíritu Santo y “Con María Reina, construyamos una Patria para todos”.

Pamela Brañas
Nora Bracci
“Hija de la Divina Providencia, Instrumento de luz”
10º Curso RMet

Bibliografía
Conferencia del P. Kentenich del 9-11-1945
*1 Dios ¿Dónde estás? Pág 72
*2 Dios ¿Dónde estás? Pág 59
*3 Dios ¿Dónde estás? Pág 14
*4 Dios ¿Dónde estás? Pág 47


c) “Mujeres hoy y acá”

“Feminismo o femineidad”

Aporte del 2º Curso de Asunción
“Corazón Fuerte al Servicio del Padre”

Ya en 1967 al P.Kentenich le preocupaba la imagen de varón y mujer que estaba surgiendo en la era industrial, y las consecuencias que esto acarrearía para el mundo. El Padre intuye ya en esa época que la confusión de identidad sexual pone en peligro la civilización occidental, a esto él le llamaba La Crisis de los Sexos.

Hubo una larga época de hegemonía masculina. El varón impuso su manera de ser hasta el extremo. Como una reacción ante ello, emergen los movimientos feministas de reivindicación de la mujer. Y gracias a eso estamos hoy aquí sentadas, mujeres que son profesionales, que son amas de casa por elección, mujeres líderes, mujeres que se dedican al arte, a la política, etc. No hay ninguna duda de todo lo que aportó para la vida de la mujer el movimiento feminista y creo que no vale la pena recordarlo en este momento porque ya lo sabemos.

Pero lo que hoy podemos observar es el hecho de que la mujer, en lugar de impregnar la cultura con su modo de ser, ella (la mujer) se ha apropiado de esa modalidad masculina extrema… como si fuera su propio ideal. ¿Y cuáles son las consecuencias de esto? La cultura contemporánea es, para todos los efectos, una cultura masculinizada. Por lo tanto, tendríamos que revisar los argumentos que sostienen que la cultura actual es una cultura feminista…

¿A qué nos referimos cuando decimos esto? Las mujeres actualmente también tenemos tendencia a valorar más el hacer que el ser, a tener más que a ser más, a realizar las mismas actividades que el varón, aunque ellas vayan en contra de nuestra propia naturaleza femenina, como los deportes violentos, la carrera por el poder, el servicio militar, etc.

Es muy común encontrarnos con mujeres que ya no creen en el matrimonio o que ya no quieren tener hijos. Mujeres cuyo principal objetivo es desarrollarse en el campo profesional, relegando o postergando su maternidad a un segundo plano. Que tienen “sexo”, como los hombres, sin involucrarse con la otra persona (lo que siempre criticábamos a los hombres). Que prefieren estar solas a comprometerse en una relación.

Tenemos que tener en cuenta que el “feminismo” no es lo mismo que la “feminidad”. Lo primero tiene que ver con la reivindicación de los valores y derechos de la mujer. Lo último, con la interioridad, con lo que llevamos por dentro: nuestro “ser” mujer, nuestra naturaleza femenina.

Nuestro Padre Fundador nos dice al respecto:
“No es admisible que la mujer aspire a la misma modalidad que el varón: Igualdad de valor, sí, igualdad de modalidad, no”.
En otras palabras: Iguales en valoración, diferentes en modalidad.
La originalidad de la mujer se define por la tendencia a lo personal, por el elemento afectivo, espiritual y maternal.

-La mujer se orienta fuertemente por la relación con personas (los vínculos son muy importantes para la mujer); el varón por la relación con objetos.

-Para la mujer tiene más importancia el elemento afectivo espiritual, para el varón el ideológico.

-La mujer está orientada a la maternidad, el varón hacia lo útil.

La predisposición hacia lo maternal, hace que la energía de la mujer sea una energía creadora. Anhela servir a la vida. Psicológicamente, la mujer tiende al establecimiento de relaciones vitales. Está más cercana a la vida, y por ende a aquél que genera la vida; y es “hogar” para muchos. Es creadora de “hogar” en cualquier lugar donde le toque actuar (no solamente para sus hijos).
Posee una sensibilidad mucho mayor para la comprensión de un tú personal (creer en lo bueno que hay en el otro y en su misión, una comprensión enaltecedora del otro).
Y ésta es la misión de la mujer, según la propuesta de nuestro Padre Fundador: crear “hogar” no solamente para nuestros hijos, sino en cualquier ambiente donde nos toque actuar, así podemos contribuir a cambiar el mundo.

La esencia de la femineidad

El ser de la mujer es virginal maternal. La virginidad y la maternidad son propias de toda mujer. La mujer casada también posee el rasgo virginal. La maternidad también es propia de la mujer consagrada.

Según la visión del P.Kentenich se comprende virginidad como preservación de sí misma y lo maternal como donación de sí misma.
Recibiendo, la mujer transforma lo que recibe, dándole vida y orientación. Es su modo de influir en los hombres y en la sociedad.

Tendencia a lo maternal.

La mujer posee un “plus” en fuerza espiritual creadora, o sea una cuota mayor de tendencia hacia lo maternal. Ello radica en que la mujer cuando ha conservado su nobleza- posee una ilimitada capacidad, disposición y apertura para el sufrimiento. Es muy importante tener esto en cuenta, a la hora de formar a las jóvenes, de manera que no eduquemos seres infantiles en lugar de madres, muñequitas (barbies) en lugar de verdaderas y auténticas mujeres que tengan capacidad, apertura y disposición para el sacrificio.

Complementación del varón y la mujer.

El hombre y la mujer están llamados a complementarse. Cada uno tiene su punto fuerte. Los dos se necesitan. El hombre si no aprende de la madre su capacidad para el amor y la entrega personal (ternura), corre el riesgo de permanecer rudo y tosco. Sin ayuda de la mujer puede llegar a ser el trabajador o el gana pan, pero no se convertirá en compañero ni en padre. A la inversa, la mujer que no aprende a asimilar los valores más típicos del hombre (firmeza), tiene el peligro de enredarse en su riqueza de sentimientos, poniéndose excesivamente susceptible, rencorosa, subjetiva. O volviéndose muy insegura y concediendo una importancia desproporcionada a los detalles. Ante los hijos, tiende a sobreprotegerlos. Ante Dios, su fe puede volverse muy sentimental y apegada a ritos.

La mujer tiene la función de complementar la autoridad del padre ante los hijos.
El ansia de poder del padre es moderada por la abnegación de la madre.
La nerviosidad del padre es moderada, a su vez, por la paciencia, abnegación y entrega de la mamá.

Este equilibrio de los sexos es importante no sólo para el desarrollo de cada ser humano, sino también de la sociedad y la cultura. Hoy vivimos en un mundo unilateralmente masculino, donde el valor supremo es el trabajo y la eficacia. Por eso sentimos un mundo frío, impersonal, utilitarista. Urge que la mujer aporte su mayor sentido para lo humano: los valores del corazón. Por eso necesitamos mujeres verdaderamente femeninas, como lo fue nuestra Madre María.

Ada Centurión
Curso 2º Py
“Corazón Fuerte al Servicio del Padre”


d) “A la sombra del Santuario”
“El problema de la pobreza en la Argentina”

Aporte del Curso 11º de Buenos Aires

Durante estos últimos meses los obispos argentinos han venido señalando la gravedad del problema de la pobreza en nuestro país.
La situación no nos es desconocida, pero el señalamiento insistente de los pastores hacia tal cuestión la entendemos como un claro llamado a despertarnos y a hacernos responsables para superar urgente este flagelo.

La primera intervención que levantó fuertes cruces de opinión, fue la publicación de la exhortación que hiciera el Papa Benedicto XVI, con motivo de la colecta Más por Menos, en la que “alienta a los cristianos y a quienes participen de la colecta a un esfuerzo solidario que contribuya a reducir el escándalo de la pobreza y la inequidad social, dando así cumplimiento a las exigencias evangélicas que exhortan a hacer posible una sociedad más justa y solidaria".

A esto le siguieron las palabras que el Cardenal Bergoglio expresara con ocasión de las fiestas de San Cayetano, en el santuario de Liniers: "Vivimos situaciones de pobreza escandalosa, de falta de trabajo... El mundo de hoy es muy cruel. Excluye borrando los rostros de la gente para luego no sentir nada cuando los desecha como sobrantes. En nuestra ciudad lo vemos todos los días. Hay gente que tiene sitio y hay gente que sobra y es dejada de lado, tirados en verdaderos volquetes existenciales... Cuánta gente duerme en la calle, en plena Plaza de Mayo, como material de descarte. El mundo de hoy borra los rostros reales haciendo que los veamos sólo por la televisión. Uno ve, pero no siente”.

Pocos días después, al celebrarse un Seminario sobre Políticas Públicas, organizado por la “Escuela de Posgrado de la Ciudad Argentina” (EPOCA), la Universidad del Salvador y la Carlos III de Madrid, en el Hotel Alvear de la ciudad de Buenos Aires, el Cardenal se expresó con crudeza y precisión reclamando “una respuesta ética, cultural y solidaria para resolver la deuda social en el país, que incluye a millones de argentinos, la mayoría, niños y jóvenes".

Con palabras similares el Arzobispo de Buenos Aires, se dirigió a los jóvenes peregrinos a Luján, en su homilía del primer fin de semana de octubre.

LA DEUDA SOCIAL

Detengámonos en el análisis que Bergoglio ofreció en el mencionado seminario de septiembre, ya que presenta el diagnóstico preciso y el señalamiento de las causas que generan esta situación.

El cardenal habla de la “deuda social”: “La deuda social exige la realización de la justicia social”. Esta expresión contiene la gravedad del problema: si hay una deuda, hay deudores. La solución está en el orden de la justicia, no en el de la buena voluntad o de la dádiva de quienes más tienen. Deuda social y justicia social, “juntas, nos interpelan a todos los actores sociales, en particular al Estado, a la dirigencia política, al capital financiero, a los empresarios, agropecuarios e industriales, sindicatos, a las Iglesias y demás organizaciones sociales". Queda muy claro que estamos involucradas en el saldo urgente de tal deuda.

Ante esto, el P.Kentenich nos advertiría: “¿qué podemos hacer concretamente en nuestra situación? ¡Defender la idea de la Justicia y del Amor!... Tenemos que destacar los principios de la Justicia y el Amor donde tengamos oportunidad de hacerlo en nuestros círculos.”

Cuando el Arzobispo se refiere a las raíces de la pobreza indica que existen causas estructurales y actitudes personales y corporativas que cambiar: “Esto nos obliga a trabajar para cambiar las causas estructurales y las actitudes personales o corporativas que generan esta situación”.

Existen “causas estructurales” en la pobreza cuando sistemas, instituciones, políticas públicas y conductas generalizadas en la sociedad, funcionan en forma deficitaria, ineficaz o injusta provocando o aumentando el problema. Es decir, la pobreza no es un problema generado por los pobres, sino por circunstancias comunes que nos involucran a todos. “La existencia de condiciones de extrema pobreza y de estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades” violan hoy los derechos humanos de los excluidos.

Se señala además la necesidad de cambiar “actitudes personales” y “actitudes corporativas”. Muchas veces, no sólo faltan políticas de estado eficientes, sino que además se vuelve indispensable superar las actitudes mezquinas y egoístas de sectores de la sociedad que se concentran unilateralmente en sus propios intereses a cualquier costo, lo que el Cardenal señala como “actitudes corporativas”.

Obviamente debemos convertir también, nuestras “actitudes personales”, revisando la responsabilidad de cada una de nosotras, en la cuestión de la superación de la pobreza.

Al respecto vale la pena recordar lo que el P.Kentenich nos decía acerca de esto: “El espíritu capitalista entendido como el espíritu de Mamón, es inmoral en todas las circunstancias. Es un afán de lucro sin barreras y debe ser combatido por lo tanto como una herejía de vida cristiana ... pero no debemos olvidar que también tengamos en nosotros el espíritu de Mamón. Por lo tanto debemos combatir en nosotros también, el espíritu capitalista. Es el espíritu del egoísmo sin límites”.

Por eso, “acostumbrarnos a vivir con excluidos y sin equidad social, es una grave falta moral que deteriora la dignidad del hombre y compromete la armonía y la paz social".

El Cardenal señala también, un camino indispensable para la resolución del problema: “a través del diálogo lograr los acuerdos que nos permitan transformar esta realidad.” No podemos abandonar el diálogo.

El diálogo debe conducirnos a encontrar recursos concretos que permitan a los excluidos salir de su situación. El mero “asistencialismo” mantiene y condena al excluido en su lugar de excluido. “No podemos responder con verdad al desafío de erradicar la exclusión y la pobreza, si los pobres siguen siendo objetos, destinatarios de la acción del Estado y de otras organizaciones en un sentido paternalista y asistencialista, y no sujetos, donde el Estado y la sociedad generan las condiciones sociales que promuevan y tutelen sus derechos y les permitan ser constructores de su propio destino"

¿QUÉ PODEMOS HACER?

Finalmente y de acuerdo a la pregunta que el P.Kentenich seguro nos dirigiría hoy a nosotras: ¿qué podemos hacer concretamente?

Con seguridad, no conformarnos con cualquier práctica puramente “asistencialista” y comprometernos urgentemente en lo que pueda aportar al desarrollo y a la inclusión de los excluidos. Por ejemplo, participar en programas de capacitación, micro emprendimientos, micro créditos. Preocuparnos por los niños, la nutrición, el afecto, el procurar un hogar sin negar ni ocultar el de origen, sino compensando su carencia. Y aportar a la evangelización de los criterios con relación a la acumulación y a la distribución equitativa de bienes en nuestros círculos, en consonancia con la oración de nuestro Padre Fundador:

“Los hombres que se aferran a sus bienes,
a sus posesiones, que fácilmente desplazan
la verdadera imagen de Dios,
ellos te clavan
al madero del desamparo y la ignominia,
el que con fuerza, sacude y despierta las conciencias”

Curso 11º RMet


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