sábado, mayo 16, 2009

Clausura de la fase diocesana del proceso de beatificación de Don João Pozzobon

Breve crónica del viaje a Santa María debido a la conclusión del proceso diocesano de Don Joao
P. Juan José Riba

En calidad de vicepostulador de la causa de canonización fui invitado a participar de la sesión de clausura de la misma. Así fue que el jueves 7 de mayo tomaba el avión que me llevó a Porto Alegre. De allí en bus recorrí los 300 km que me separaban de Santa María, la ciudad de Don Joao. Al llegar al filo de la medianoche me estaba esperando el P.Argemiro Ferracioli, postulador de la causa de la misma.

Enseguida nos encaminamos a la casa de los Padres. En el viaje y luego en la casa dialogamos sobre el gran día que, Dios mediante, viviríamos el viernes: la sesión de clausura del proceso diocesano de Don Joao. Fue un bello momento para compartir anécdotas y prepararnos juntos para el gran día.

El 8 de mayo, día de la Virgen de Luján, amaneció algo nublado, con un poco de viento. Por la mañana pude peregrinar al Santuario Tabor, a donde había llegado tantas veces Don Joao, y celebrar allí la Eucaristía. El Santuario no ha perdido para mí todo ese ambiente sobrenatural que lo acompaña. Ahí recordé y pedí por todos los misioneros a lo largo y ancho de Argentina que como otros Joaos seguían esforzadamente el camino abierto por él, llevando a la Peregrina a todos los lugares donde Ella le indicaba.

Por la tarde el P.Antonio Bracht, Superior de la Comunidad de los Padres de Schoenstatt en Brasil, me acercó a la capilla de Nuestra Sra de las Gracias, que en vida ayudó a construir Don Joao y que se levanta al lado de su casa. Ahí me mostró algo nuevo: la nueva tumba donde se colocaron los restos mortales de nuestro querido diácono peregrino. Es una tumba de mármol negro, grande, sobria que se erige en la parte de atrás de la capilla. Una cruz grande, desnuda, que cuelga de la pared destaca el lugar. Sobre la tapa, cual centinela, hay una imagen peregrina y una pequeña leyenda: Joao Luiz Pozzobon 1904-1985. No había nadie, sólo nosotros dos. Ello nos dio tiempo para arrodillarnos a rezar. La verdad es que el lugar invita a la oración.

La ceremonia de clausura

A las 19 hs partimos hacia el Santuario diocesano de la Sma Virgen dedicado a “María, Medianera de todas las gracias”. Ahí se llevaría a cabo la sesión de clausura. Al llegar ya había gente esperando. Se podía ver a los parientes de Don Joao, sus hijos y nietos, Hnas de María, miembros del Movimiento de Schoenstatt y de la Iglesia local, sacerdotes, pallottinos. Ahí pude saludar a mucha gente conocida, que como yo estaba impaciente para que ya comenzara todo.
En la zona del altar se habían colocado dos mesas: en el centro una para el jurado eclesial y a la derecha, otra para los postuladores y representantes del Movimiento de Schoenstatt. A la izquierda estaba colocada en un pequeño altar la Peregrina original que había llevado Don Joao a lo largo de los años. Detrás del altar en una pantalla gigante se reflejaban las imágenes del proceso a lo largo de los años. Varias veces apareció la figura inconfundible del P.Esteban Uriburu.
Poco antes de las 19.30, la hora de inicio, un coro de unas 30 personas cantó algunas canciones para ir preparando el ambiente. Luego Roberto, el presentador, saludó a todos los presentes. Entre las autoridades presentes se encontraban varios intendentes, personal de la base aérea, profesores, empresarios, y gente sencilla. Todos estaban allí para honrar esta “hora inédita” como lo describió el P.Argemiro. Posteriormente invitó a pasar y ocupar sus lugares al obispo, a los miembros del Tribunal, a los postuladores y representantes de la Familia de Schoenstatt.
Inmediatamente después, el obispo Mons Elio Rubert, de manera solemne declaró la apertura de la sesión de clausura del proceso. Luego de eso el presentador invitó a aquellas personas que darían una alocución explicando el sentido de esta hora. El primero en hablar fue el obispo, quien destacó la importancia que tiene para la iglesia local de Santa María este proceso de canonización de un hijo de esa diócesis. Agradeció al Tribunal y, en especial, al postulador el P.Argemiro por el inmenso trabajo que realizó para que ese momento se volviera realidad.

Luego del obispo se acercó al micrófono el P.Argemiro, el cual describió el contenido de las cajas que todos podíamos ver a los pies de la Auxiliar y delante de la mesa del jurado y que llevaría a Roma. Destacó que todos estábamos viviendo un “día inédito” en nuestra vida. Al final exhortó a todos que lo acompañen en su próximo viaje a Roma, a donde presentaría la documentación ante la Congregación de las causas de los santos.
Finalmente tomó la palabra el P.Antonio Bracht. Resaltó la importancia que tiene Don Joao para la Familia de Schoenstatt y el mundo de hoy.
El segundo paso comenzó con la invitación a jurar ante el obispo a todos los miembros del jurado y los postuladores. En el juramento se destaca que hemos trabajado cuidando buscar la verdad y que guardaremos reserva de todas las personas que han actuado en el proceso. Luego de leer la fórmula cada uno firmó el documento correspondiente. Por mi parte lo hice en español pues estoy convencido que Don Joao es un santo internacional, no sólo brasileño y había que destacar con un pequeño gesto esta dimensión.
Todas esas hojas con los juramentos correspondientes fueron colocadas en la última caja, la cual fue posteriormente lacrada y sellada. En ese momento la prensa se abalanzó para no perder detalle como se derretía la cera y se la colocaba encima de la cinta que cubría la caja para luego ser sellada. Posteriormente se colocaron todas las cajas en cinco valijas iguales de color rojo y negro en las que viajarán con destino a la ciudad eterna. El P.Argemiro fue comisionado por el obispo para que hiciera esto en los próximos días.
La sesión terminó con la bendición del obispo y un canto entonado por el coro y acompañado por todos los presentes.
Al final de la sesión todo el mundo se saludaba, sacaba fotos, contemplaba las cajas que una a una eran colocadas en las valijas. La familia de Don Joao estaba en pleno (habrá habido unas 50 personas entre niños y adultos que participaron de la misma). Con su presencia nos recordaba el misterio de la familia a la cual tanto había amado Don Joao y por la cual comenzó su Campaña en el año 52.
Luego de muchos saludos volvimos a la casa cansados pero alegres de todo lo que habíamos vivido. En torno a la mesa fuimos compartiendo todas las vivencias que habíamos tenido de ese día único que nos tocó participar...

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