jueves, octubre 23, 2008

Dios nos busca – Dios nos habla – Dios nos envía

PLATICA DEL 18 DE OCTUBRE DE 2008 EN LA IGLESIA DE PEREGRINOS DE SCHOENSTATT

P. Heinrich Walter

¡Querida Familia de Schoenstatt, queridas hermanas y hermanos en la fe!

Hemos escuchado fuertes y eficaces palabras de la Escritura sobre la cercanía de Dios al hombre. “Tomó pues Dios al hombre y lo dejó en el Jardín del Edén para que lo labrara y lo cuidara” (Gen. 2,15). Este proceso de creación continúa viviendo en lo profundo de nuestras almas a través de los milenios. El anhelo por este Jardín del Edén es para el hombre un núcleo de esperanza, que ha recibido como gratuito regalo, del cual no puede disponer, y que nos permite alzarnos de nuestros desengaños, limitaciones y pecados. No nos contentamos: tiene que haber más de lo que hay hasta ahora. Una mirada a nuestro tiempo nos muestra con claridad que el hombre ha realizado el mandato de Dios en forma impresionante. La tierra ha sido labrada y arada muchas veces hasta en lo más profundo. El hombre ha hecho uso de los recursos naturales hasta del viento y del sol. Ha salido del orbe y ha explorado el universo. Ha investigado las células de la vida hasta sus últimos componentes. Al mismo tiempo ha olvidado quién creó este Jardín del Edén y quién cofió al hombre su cuidado. Recae el hombre siempre sobre sí mismo, se convierte así en medida de la creación con lo cual se exige más de lo que puede soportar.
En la Semana de Octubre hemos contemplado nuestro tiempo y hemos dado nombre a los signos de los tiempos. Teniendo presente estos procesos, una imagen se me presentó ante los ojos: en todas estas conquistas se nos extravió el fundamento: que todo sucede por mandato de Dios y en Su presencia. Teniendo a la vista el relato de la Creación, podemos decir que hoy Dios busca de nuevo a Adán, que se ha escondido. Adán, ¿dónde estás?

1. Dios nos busca: “dónde estás tú?”
En nuestro entorno muchos viven como si Dios no existiera. Hace algunos años parecía que todo era realizable. Las crisis globales nos han dejado pensativos y fomentan la angustia, la angustia de no poder comprender lo que sucede, de no poder dominar la situación. ¿En quién deberíamos confiar?

Un anhelo por lo espiritual está despierto. Se habla de un regreso de lo religioso en todas sus dimensiones. Las solas prácticas de meditación no pueden dar respuestas adecuadas. El Dios personal está a la búsqueda del hombre que se ha extraviado en el mundo sólo bidimensional que él se ha edificado. ¿Percibimos la búsqueda que hace de nosotros, escuchamos la solicitación que hace de nuestro amor? En el Encuentro
Mundial de la Juventud (WYD) se podía percibir esta búsqueda y solicitación. En el país más secularizado del mundo, el centro de la ciudad de Sidney fue, durante toda una semana, una gran escuela de fe. Esto es lo que dió ánimo especialmente a los jóvenes.

En esa atmósfera espiritual, muchos jóvenes encontraron el camino de la confesión, lo que en sus lugares de origen nunca lo habrían hecho. Durante una semana se creó un ambiente cristiano en el cual podían suceder milagros. La exigencia de la verificaión en la vida diaria, exige, sin embargo, más de lo que un Encuentro puede dar. En la Escuela del P. Kentenich aprendemos paso a paso a comprender a Dios como el Pastor que se preocupa de nosotros, que nos conduce a las verdes praderas de la plenitud de vida y que también acompaña nuestro camino a través de oscuros desfiladeros. Dios es la persona que está ante mí, que se interesa por mí, que me busca: puedo ser su ocupación predilecta. En esta confianza se pueden comprender todos los vagabundeos y las angustias de nuestros días y darles respuesta.

2. Dios nos habla: “Te saludo...”
En el relato de la Creación escuchamos que Dios creó al hombre a su imagen. El hombre es un “partner”, un socio o compañero de Dios y tiene parte de la soberanía de
Dios sobre la creación. Dios puso al hombre en el Jardín del Edén. Dios es el que actúa.
Después de la expulsión y luego de la larga historia del Pueblo de Israel con la realización de la Alianza, decidió el Dios de la historia interpelar nuevamente al hombre y lo hizo en forma insospechada. Conocían la promesa del Mesías pero no podían concebir que sucedería su cumplimiento de tal modo. Dios habló, por medio del ángel, a una persona humana, a María. Con ese “te saludo, llena de gracia” comenzó el diálogo con María que culmina con su “si”.A través de esto, Dios llegó a ser un ser humano, uno de nosotros siendo sin embargo el Unico redentor para todos. En el misterio de este diálogo ejemplar, muchos hombres y mujeres, en la historia de la Iglesia, acogieron Su llamado. Siempre se trató del llamado de Dios expresado a una persona. De allí surgieron caminos de fe, comunidades, reglas de órdenes religiosas y movimientos. Así fue también en el caso del P.Kentenich aquel 18 de octubre, que hoy lo tenemos tan vivo ante nuestros ojos. Dios le habló por pequeños acontecimientos y a través del corazón de los jóvenes estudiantes que estaban en torno a él. Dio un valeroso “si” e invitó a María a tomar posesión de ese lugar. La alianza de entonces será fecunda hoy, sólo si nosotros, en los nuevos desafíos, escuchamos el llamado de María y decimos nuestro “Si”. Este es, primero, un proceso enteramente personal, pero también aquí se juega la comunidad de nuestra Familia, en la cual tenemos entrelazado nuestro destino.

3. Dios nos envía: “Ya es tiempo”.
En estos días de la Semana de Octubre he oido decir varias veces, que el tiempo está maduro para algo nuevo entre nosotros, para una nueva etapa en nuestro Movimiento.
Se ha hablado de “empezar de nuevo con un total nuevo frescor del corazón”. Se habla de iniciativa divina, de una irrupción de lo divino. Si Él quiere impulsar algo nuevo, primero hace experimentar las miserias. Mientras más limitados nos ponemos ante Él, tanto mejor puede Dios intervenir. Debe tratarse primeramente de Dios. Contar con
Dios cada día, recibir un sentido para captar su acción; esa es la actitud que aprendemos en la escuela de la Stma. Virgen.

Es tiempo para un proceso pentecostal. A los discípulos se les dijo entonces que no debían quedarse inmóviles mirando al cielo. Experimentaron que Él está en medio, en cada uno de ellos Aprendieron a mirarse unos a otros con respeto y consideración. En la
Semana de Octubre se ha hablado de un nuevo solidarizar. Las ramas y las comunidades hacen menos jugadas individuales sino que buscan la cooperación en proyectos e iniciativas. El “estar con los otros” nos permite mirar más allá del horizonte alemán. Si miramos sin envidias ni celos a Africa, Asia y América latina, se relativizan nuestros impasses y muchos estancamientos. Alegrémonos de la vida de los latinos y de la alegría en la fe de los africanos. Antes recibieron más de nosotros, ahora puede suceder a la inversa.
Un “estar con otros” con movimientos y comunidades comprende amplios círculos.
Llega el tiempo en el que por parte nuestra se deberá destinar a ello mucha más fuerza y personal.

Es el tiempo para la nueva generación. ¿Acaso no podríamos dejarles más espacios libres para su propia iniciativa, para que con sus pares maduren hacia un nuevo anillo de desarrollo? Se trata de la próxima generación que está esculpida según los rasgos del tiempo moderno.

Es el tiempo de una inciativa en la zona del Rin. Quiero decirlo en forma provocadora. Después de cien años del Movimiento de Schoenstatt, no debería haber una sóla Parroquia de los Decanatos circundantes, que no sepa lo que es Schoenstatt y por qué se juegan los schoenstattianos. Quienes vienen del extranjero se extrañan de lo poco que se conoce Schoenstatt en Coblenza. ¿No le podríamos hacer un regalo a la Santísima Virgen con una iniciativa misionera hasta el año 2014, en la cual puedan participar hasta los bávaros?

Es tiempo de encender nuevamente el fuego. En una entrevista, el jefe de la famosa
Escuela de Administración de Saint Gallen, ante la pregunta de la futura viabilidad de una empresa, dijo: “Sólo si la Directiva puede transmitir su alegría a los colaboradores y a los clientes, es posible un éxito duradero. Tienen ellos su olfato al viento, poseen espíritu emprendedor y no se detienen nunca... Hoy se mantiene en el mercado sólo el que cultiva y transmite sus valoress. Quien quiera subsistir por decenios, necesita confianza y valor para el riesgo... La tradición viva no consiste en la adoración de la ceniza, sino en la conservación del fuego...El fuego en los ojos debe convencer”.

Hermanas y hermanos,
Con esta apertura para captar nuevo fuego, queremos rogar a la Stma. Virgen que el fuego en nuestros ojos pueda convencer.

P. Heinrich Walter
Traducción autorizada: Monte Sión, Schoenstatt
Fuente http://www.schoenstatt.de/

No hay comentarios.: