martes, agosto 23, 2011

¡Quiero ser como él!


ARGENTINA, Juan Barbosa. En el Santuario de La Solidaridad, emplazado en Villa Warcalde, Córdoba, el P. Alberto Eronti y el P. Guillermo Mario Cassone, en misa concelebrada, agradecieron a la querida Madre de Dios, en la conmemoración de María Reina, sus 40 años de Sacerdocio. Ante una concurrencia muy nutrida, la celebración convocó tanto a integrantes de la Familia de Schoenstatt de Córdoba actual, a integrantes de las de Paraná, San Luis y La Plata, como a los “jóvenes de otros tiempos”. ¡Un gozo para el alma! según una clara descripción de un feliz y entusiasta asistente.

Un paseo por la historia

En una soleada y muy fresca tarde, los sacerdotes concelebraron junto a otros cinco, entre los que estaba su hermano del Curso Verbum Patris, el P. Guillermo Carmona, la Santa Misa de María Reina, ante una nutrida y muy entusiasta concurrencia.

Ya en el arribo, los abrazos eran moneda corriente y las caras alegres un común denominador incluso durante la celebración misma. El no poder contener semejante contento en el alma, podían notarse sin ser un avieso observador…

El coro, integrado por 4 otrora jóvenes de Schoenstatt y hoy con sus hijos rodeándolo, le daba un marco cercano y contagiante y la presencia de familiares cercanos, causaba un clima de recogimiento que desafiaba, triunfando sobre él, al fresco reinante por esas horas. En la prédica, el P. Guillermo Mario recordó con mucho cariño a los hermanos lasallanos (dos de ellos, sus profesores en tiempos de estudiantes, presentes en esa tarde), a sus padres y a los del P, Alberto, a la Ermita situada donde hoy se emplaza el Santuario, a sus hermanos de grupo juvenil, algunos presentes también en la Misa.

Resaltó la conclusión que le brotó luego de conocer al P. José Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt: ¡Quiero ser como él!

Reconocimiento y agradecimiento

El P. Alberto, hacia la finalización de la Misa, agradeció especialmente a su amada Mater por toda esta vida de fidelidad, a su familia por el apoyo incondicional, a sus formadores que tanto confiaron en él, a sus hermanos de Curso, a sus amigos que tanto lo apoyaron, a las Hermanas de María por su fiel custodia del Santuario donde nació su vocación.

En el ágape posterior, un testimonio de su paternidad se dio naturalmente en una charla. Una integrante de la Obra de Familias, conversaba animadamente con otra, ambas amigas, junto a sus maridos, por más de 25 años. En un momento de la charla, una le comentaba a la otra que “el P. Alberto fue quien respondió a nuestro pedido y nos llamó para comentarnos de una jornada para matrimonios que se haría en el Santuario”. La otra, más antigua en el Movimiento, no salía de su asombro… El P. Alberto, en ese entonces, los había llamado para recomendarles la atención de este matrimonio que vendría a la Jornada, quienes vivían desde hace muy poco en Córdoba. ¡Impresionante paternidad descubierta 25 años después!

Dos hijos predilectos del Santuario de Córdoba

Se ponía el sol en esta Tierra de María que es Villa Warcalde, y la Ermita original, vecina al lugar donde se emplaza el Santuario, lucía más radiante que nunca. Dos de sus hijos predilectos, cuya vocación despertó hace más de 50 años, hoy se unían junto a muchos integrantes de la Familia de Schoenstatt en una celebración… ¡Hacia el Padre!



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