martes, mayo 17, 2011

Carta de Alianza
Mayo 2011
 





Queridos hermanos en la Alianza:

Hace un año, el 8 de mayo del 2010, desde una punta a la otra del país, celebramos como Iglesia los 200 años de la Patria. Bajo un sol radiante en un cielo claro y limpio hubo festejos en basílicas, catedrales, parroquias y santuarios, en hospitales, ermitas y en las plazas. Espiritualmente unidos encendimos una “luz de esperanza”, y le pedimos a María que nos ayudara a ser una Patria de hermanos, para todos.

Un año después, ya sin grandes festejos, seguimos trabajando y pidiéndole a María que nos ayude a encontrar caminos de unidad y diálogo, de verdad y justicia, de desarrollo y equidad. Caminos y personas que estén dispuestas a caminar esos caminos, especialmente si pensamos que éste es año de elecciones.

Hace tiempo leí que un joven argentino, viendo las grandes necesidades de su pueblo, le dijo a su padre: “papá, quiero ser útil a mi gente”, y le pidió que lo llevara a Buenos Aires para estudiar. Podría haber dicho: “papá, vos y los mayores hagan algo; los políticos y el gobierno mejoren la situación”, pero era tanto el dolor por su gente que lo llevó a ponerse él mismo al frente para ayudar a los suyos. Ese joven entregado y fiel hasta el final fue Ceferino Namuncurá; así comenzó su camino de liderazgo y santidad, con un único gran anhelo: “quiero ser útil a mi gente”.

Argentina necesita líderes que sirvan al bien de todos; líderes honrados e idóneos que promuevan el diálogo y que impulsen un desarrollo orgánico de la sociedad. Dirigentes en todos los niveles de decisión y en todas las áreas de la sociedad.

Pero Argentina necesita también buenos ciudadanos motivados por ese gran ideal: “quiero ser útil a mi gente”. De nada sirve pedir por buenos líderes si nosotros, los ciudadanos, no nos hacemos cargo de nuestras responsabilidades cívicas para, desde allí, exigir efectividad, idoneidad y ejemplaridad a nuestros líderes. Seamos hombres y mujeres que concientemente concibamos nuestras grandes o pequeñas responsabilidades diarias como un aporte a la construcción de una sociedad mejor. Quiero ser útil a mi gente.

El P. Kentenich también sirvió a su gente al buscar caminos de solución a la crisis social desde la Alianza de Amor con María. En una oportunidad dijo: “Aprovechemos toda oportunidad para actuar en el mundo de hoy, no nos quedemos en el mero plano de las ideas. Hablamos de renovación moral, y la justicia y el amor son parte de esa moral. Colaboremos en la solución de esta crisis en el medio en que nos hallemos. Seamos “santos sociales”, hombres hondamente arraigados en Dios, convencidos de nuestros ideales, que quieren ser por el camino de Schoenstatt uno con la gente, para llevar a los pueblos a la Iglesia, hacia Cristo”. (Jornada pedagógica 1930)

El santo social comprometido con Cristo y con su tiempo, del cual nos habla el P. Kentenich, tiene rasgos concretos. Como las 4 estrellas de la Cruz del Sur, 4 son las características que lo guían:

1. Es un hombre íntimamente unido a Dios, anclado en Él. Dios es la roca sobre la cual funda su vida, sus convicciones y sus decisiones. Un Dios que es bueno y fiel.

2. Es un hombre servicial y veraz. Su acción no es individualista, sino en comunión y participación: sirve desinteresadamente a su gente y lo hace con sentimientos sinceros: busca el bienestar y el desarrollo de su gente; sirve, respeta y cuida la vida y no busca sacar demagógicamente provecho político.

3. Es un hombre práctico y trabajador, no se queda enredado en elucubraciones o fantasías, sino que busca la plasmación concreta y sencilla de las cosas. No descansa hasta alcanzar el objetivo con eficiencia y creatividad.

4. Es un hombre de Alianza, a imagen de María siempre busca unir el mundo de Dios con el mundo de los hombres, se vincula con los hombres como hermano, y entre ellos es factor de unión y concordia.

Queridos hermanos, que el santo social sea luz para nuestro quehacer diario y modelo a la hora de pensar en los líderes que necesitamos.

El 25 de mayo los invito a unirnos en oración por la Patria; agradezcamos por el don de esta bendita tierra y pidamos a María por la unidad, la paz y el progreso de los argentinos. A las 11 hs. un grupo celebraremos la Santa Misa en el Santuario de Luján y, en representación de toda la Familia de Schoenstatt, renovaremos la coronación a la Sma. Virgen como “Reina de la Patria Familia” hecha hace 23 años. Esa es nuestra herencia y nuestra misión: una Patria con corazón de familia.

Les deseo un bendecido día de Alianza.

P. José Javier Arteaga

HEREDEROS DEL PADRE, PROFETAS DE LA VIDA

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