miércoles, julio 08, 2009

8 de julio, 99° aniversario de la ordenación del Padre Kentenich, el símbolo del Padre, regalado por él a la familia, comienza su peregrinación mundial.



Mons. Dr. Peter Wolf
Homilía en el envío del Símbolo del Padre

Celebración eucarística en el Santuario original el 8-7-09

Querida Familia de Schoenstatt, queridos hermanos:
Aún siento la alegría mutua y la gratitud a la Mater por la experiencia de la Conferencia 2014. Nos hemos reunido con personas provenientes de 33 naciones, y aunque muchos nos veíamos por primera vez, se sintió una profunda afinidad interior, como muchas veces ni se da entre parientes y miembros de una misma familia.

Durante cuatro días creció entre nosotros un clima que con derecho comparamos con la experiencia de Pentecostés en el Cenáculo de Jerusalén. En esos días nos dimos cuenta, por la vivencia compartida, que más allá de muchas fronteras hemos llegado a ser una gran familia universal.

Sentimos que la Alianza de Amor con la Mater define nuestro pensamiento común. Experimentamos que el Santuario se ha transformado en nuestro hogar, en nuestro terruño. Pudimos comprobar que, en nuestro Padre y Fundador, nos hemos hecho hermanos, que
queremos ser su Familia.

Desde entonces sentimos que caminamos juntos rumbo al año 2014, con la conciencia de que realmente tenemos algo para celebrar. Cuando salimos de la Conferencia, sentimos fuertemente la necesidad de contar, para los próximos años, con algo que nos una a uno con otro, comunidad
con comunidad, país con país.

En la propuesta de hacer peregrinar el Símbolo del Padre encontramos una expresión y un medio que nos vincule con el lugar santo de Schoenstatt del que venimos, y que se ha transformado en nuestra fuente común en la audacia de la fundación, el 18 de octubre de 1914.

Este símbolo hermosísimo nos recuerda el amor de Dios Padre y su Providencia Divina. Es para nosotros un signo elocuente de que la Alianza de Amor con la Mater madura hacia una Alianza con el Dios Trino. Siempre que este símbolo visite nuestros Santuarios nos unirá con el santo lugar del origen. Al mismo tiempo nos unirá con nuestro Padre y Fundador, que a lo largo de su vida testimonió e hizo experimentable de muchos modos el amor paternal de Dios.

La visita del Símbolo del Padre a muchos Santuarios en el mundo debe ser una invitación a contemplar los frutos que han surgido de la audacia de erigir el Santuario en tantos lugares y fundar Schoenstatt de nuevo enel espíritu de la Alianza de Amor. De este modo, la fuente única del Santuario original ha surgido – con frecuencia de un modo original – en muchos lugares, en muchos países y diócesis, para ser fecunda en nuestros países. Queremos percibir esta riqueza y traerla como ofrenda – a modo de gratitud por la cosecha – en el año del centenario, 2014.

Deseo, junto con el P. Heinrich Walter, el presidente de la Presidencia General: “Que este símbolo ayude a que la conducción divina nos entusiasme para que entremos en contacto vital entre nosotros y surja una corriente de vida que podamos introducir en la Iglesia en el año jubilar”.

Hoy quisiera proponer que aprovechemos la visita del Símbolo del Padre como una oportunidad para atestiguar y documentar la fecundidad del Santuario Original y de la Alianza de Amor. Al descubrir la originalidad de nuestros Santuarios filiales, podremos definir de nuevo y concretar
nuestros proyectos apostólicos. Incluso queremos atender también lo que la Iglesia necesita justamente hoy y lo que le abre camino al futuro. Así se hará realidad lo que nos propusimos en la Conferencia 2014.

Quisiera invitarlos a llevar esos documentos a la gran fiesta que se hará en Roma en el año jubilar 2014, para atestiguar ante el Santo Padre y ante la Iglesia todo lo que se ha desarrollado en solo cien años desde el acto de fundación. Podría imaginar que dejemos esos documentos, o una copia, en el Santuario Matri Ecclesiae, en Belmonte. Así podremos expresar que la corriente del Santuario original, en sus originales reproducciones en los Santuarios filiales, llegue como una bendición a la Iglesia, como lo anheló siempre nuestro Padre. Él estaba convencido de que Schoenstatt sería una bendición para la Iglesia y que honraría a la Madre de la Iglesia: Omnia Matri Ecclesiae.

Queremos ahora elevar nuestra oración en este sentido y llevar después al altar, en la solemne procesión de ofrendas, lo que nos conmueve y llena nuestra alma en este momento del envío. Es el aniversario de la ordenación sacerdotal de nuestro Padre y estamos, con la Iglesia, en el
comienzo del año sacerdotal. Celebremos la Eucaristía juntos por nuestra Familia internacional de Schoenstatt, para que la peregrinación del Símbolo del Padre deje una huella de bendiciones y de fecundidad, dondequiera las personas lo reciban y lo lleven de Santuario a Santuario, hasta que nos reunamos todos, como Familia, aquí y en Roma en el centenario de la Alianza de Amor, en el 2014.

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