sábado, julio 18, 2009

"El Puente"

Año 3 Nº 9

Julio 2009




Sumario

a) “Carta para nosotras” de Manica Richardson de Centeno
En esta carta nos ofrece una reflexión sobre la Vida Sacerdotal y nuestro compromiso
con los Sacerdotes.

b) Esto nos pasa: “Espiritualidad en acción”
Ante la velocidad que nos impone el tiempo actual, el 5º Curso nos recuerda valores
que podemos alcanzar a través de la autoeducación con el método probado del Horario
Espiritual.

c) Mujeres Hoy y Acá: “María, el ideal de la mujer filial ¿Quién sino yo?”
El 6º Curso nos anima a ser instrumentos libres, como María, en las manos del Padre,
impulsadas por el Espíritu Santo y a semejanza de El.

d) A la Sombra del Santuario: “Fidelidad de Cristo, Fidelidad del Sacerdote - Año
Sacerdotal – Año de Alegría y Esperanza”
El 7º Curso nos pone al tanto del Año Sacerdotal y del Año Jubilar por los 100 Años de
la Ordenación Sacerdotal del P Kentenich. Nos cuentan una lindísima iniciativa en el
Santuario de Villa Warcalde para dar cobijamiento a los Sacerdotes y un testimonio de
la ordenación del P Federico y del P Facundo en el Santuario.

a)
“Carta para nosotras”
de Manica Richardson de Centeno – 5° Curso Mza - Jefa Región Cuyo

Queridas hermanas federadas:

Como ya todas saben nuestro Papa Benedicto XVI acaba de proclamar un Año Sacerdotal a partir del 19 de junio de 2009, conmemorando el 150 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, san Juan María Vianney, patrono de los párrocos.

Este año sacerdotal terminará con una Reunión Internacional en Roma, los días 9-10-11 de julio del 2010.

Con motivo de esta proclamación, quiero aprovechar este espacio para hablar de:
el sacerdote, el hombre que tiene la vocación de ser “otro Cristo”

Hoy, en particular, la tarea pastoral prioritaria de la nueva evangelización, que nos atañe a todos, requiere de una gran entrega, nuevos métodos y una nueva expresión para el anuncio y el testimonio del Evangelio. Exige por lo tanto sacerdotes radical e integralmente inmersos en el misterio de Cristo y capaces de realizar un nuevo estilo de vida pastoral.

En la actualidad es difícil vivir el ministerio sacerdotal en un mundo en el que la visión común de la vida comprende cada vez menos lo sagrado, en cambio la "funcionalidad" es lo que impera, incluso, dentro de la conciencia eclesial.
Es por eso que el sacerdote necesita una creciente conversión hacia su identidad, una conversión para ser cada vez más auténticamente aquello que es. Para que una renovada y alegre conciencia del “ser” determine su “hacer”, o, en todo caso, para poder ofrecerse de tal manera que sea Cristo el que actúe a través de él.

La espiritualidad del sacerdote no puede ser otra que la de Cristo, único y Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento. Y Cristo, el Hijo de Dios, es el Buen Pastor que da su vida por la Iglesia.

Cada sacerdote debe ser un obrero trabajando en la construcción de la única Iglesia de Cristo, viviendo fielmente la comunión de amor con el Papa, con los obispos, con sus hermanos sacerdotes y con los fieles. El amor hacia la gente debe ser esa clase de amor que es capaz de dar la vida, que obliga a la solidaridad auténtica con los que sufren, con los hermanos espiritualmente débiles y con los pobres de toda pobreza.

A nadie escapa la crítica situación por la que hoy en día atraviesa el tema de las vocaciones sacerdotales y en su análisis podemos reconocer muchas y variadas causas.
Uno de los asuntos de los cuales más se habla en algunos ambientes eclesiásticos y no eclesiásticos y hacia el cual más de una denominación cristiana orienta sus críticas, es la disciplina actual de la Iglesia Católica según la cual quien desea ser sacerdote debe profesar votos de castidad perpetua (celibato).

Se oyen con frecuencia expresiones como: "La Iglesia impone a los sacerdotes el celibato", o bien en forma interrogativa: "¿Por qué los sacerdotes no se pueden casar?". Si bien se entiende que el celibato es una reglamentación eclesiástica, una "ley" de la Iglesia, sin embargo no es del todo correcto hablar de "imponer" el celibato, o de "obligar" al mismo. En la Iglesia Católica nadie está obligado a ser célibe, porque nadie está obligado a ser sacerdote.
También podemos decir desde un primer momento, que se trata de una disciplina eclesiástica sujeta a cambio, que de hecho cambió y puede, teóricamente, seguir cambiando. No se trata de un dogma de fe. La hermana Iglesia Ortodoxa, que ordena sacerdotes "válidamente" según el juicio de la Iglesia Católica, admite hombre casados al sacerdocio. Es más, la misma Iglesia Católica en los países donde predomina el rito Bizantino (por ejemplo en Ucrania, por mencionar uno) ordena sacerdotes a hombres casados, los cuales continúan viviendo vida matrimonial después de la ordenación. Pero al mismo tiempo la Iglesia cree que el celibato sacerdotal es un don de Dios, y que sería un error cambiar la legislación actual. Y la bimilenaria Iglesia tiene sus motivos.

Hay una lógica de la consagración en el celibato sacerdotal.

Jesús no exigía de todos sus discípulos la renuncia radical a la vida en familia, aunque les exigía a todos el primer lugar en su corazón cuando les decía: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí" (Mt 10, 37).

La exigencia de renuncia efectiva es propia de la vida apostólica o de la vida de consagración especial. Al ser llamados por Jesús, "Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan", no dejaron sólo la barca en la que estaban arreglando sus redes, sino también a su padre, con quien se hallaban (Mt 4, 22).

El apóstol Pablo afirma en su primera carta a los Corintios que ha tomado resueltamente ese camino, y muestra con coherencia su decisión, declarando: "El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido" (I Co 7, 32.34). Ciertamente, no es conveniente que esté dividido quien ha sido llamado para ocuparse, como sacerdote, de las cosas del Señor.

Estas constataciones nos ayudan a comprender mejor el porqué de la legislación eclesiástica acerca del celibato sacerdotal. La Iglesia lo ha considerado y lo sigue considerando como parte integrante de la lógica de la consagración sacerdotal y de la consecuente pertenencia total a Cristo, con miras a la actuación consciente de su mandato de vida espiritual y de evangelización.

Como dice el Concilio, el compromiso del celibato, derivado de una tradición que se remonta a Cristo, "está en múltiple armonía con el sacerdocio [...]. Es, en efecto, signo y estímulo al mismo tiempo de la caridad pastoral y fuente peculiar de fecundidad espiritual en el mundo"(Presbyterorum ordinis, 16).

El ideal concreto de esa condición de vida consagrada es Jesús, modelo para todos, pero especialmente para los sacerdotes. Vivió célibe y, por ello, pudo dedicar todas sus fuerzas a la predicación del reino de Dios y al servicio de los hombres, con un corazón abierto a la humanidad entera, como fundador de una nueva generación espiritual. Su opción fue verdaderamente "por el reino de los cielos" (cf. Mt 19, 12).

Jesús no promulgó una ley, sino que propuso un ideal del celibato para el nuevo sacerdocio que instituía. Ese ideal se ha afirmado cada vez más en la Iglesia.

Es verdad que hoy la práctica del celibato encuentra obstáculos, a veces incluso graves, en las condiciones subjetivas y objetivas en las que los sacerdotes se hallan. El Sínodo de los obispos las ha examinado, pero ha considerado que también las dificultades actuales son superables, si se promueven "las condiciones aptas, es decir: el incremento de la vida interior mediante la oración, la abnegación, la caridad ardiente hacia Dios y hacia el prójimo, y los demás medios de la vida espiritual; el trato fraterno y los contactos con los otros sacerdotes y con el obispo, adaptando mejor para ello las estructuras pastorales y también con la ayuda de la comunidad de los fieles"(ib.).

En este punto creo que realmente es importante darnos cuenta de que nosotros los fieles tenemos un enorme compromiso con nuestros sacerdotes. Debemos amarlos, respetarlos, agradecer su trabajo pastoral y su testimonio de vida. Tratar de estar a su disposición cuando ellos necesitan de nuestro apoyo, ya sea para colaborar con su tarea pastoral o ayudarlos económicamente si es necesario.

No es posible que un sacerdote, representante de Dios en el mundo, y que dedica su vida a predicar el Reino, tenga carencias de elementos imprescindibles como pueden ser remedios, en caso de enfermedad, ropa necesaria para desarrollar su tarea, dinero para sus traslados…

La misión del sacerdote es indispensable para la Iglesia y el mundo, para difundir y consolidar el Reino de Dios, para dar a conocer su amor y su verdad.

Hagamos nosotras el esfuerzo de rezar todos los días por ellos para que Dios les regale la gracia de seguir con fidelidad ese camino y para que las vocaciones sacerdotales se multipliquen.

Como el 8 de julio se cumplieron 99 años de la ordenación sacerdotal de nuestro Padre Fundador, se declaró el Año Sacerdotal Schoenstattiano que culminará el 8 de julio de 2010 cuando se festejarán los cien años.

Regalemos a la Mater mucho Capital de Gracias pidiéndole a Ella especialmente, que aumente las vocaciones sacerdotales en nuestra Familia de Schoenstatt.

Manica Richardson de Centeno


b) “Esto nos pasa”
Aporte del 5º Curso de Mendoza - RCyo
“Espiritualidad en Acción”

Toda actividad humana aterriza en el desgaste y cansancio. Somos una perpetua contradicción: queremos estar al mismo tiempo satisfechos e insatisfechos, concentrados y dispersos, en calma y en tensión.

Este mundo de hoy salta como estrellas errantes de un estado a otro, alegres, tristes; humildes, altivos; enojados, valientes, fugitivos; satisfechos, ofendidos, recelosos con los otros cien matices, teniendo como dice Quevedo “un breve descanso muy cansado” entre un estado y otro.

Hay que distinguir el cansancio de la fatiga, aunque nosotros a veces usemos indistintamente ambas palabras. Un hombre, después de un gran esfuerzo físico se siente cansado, pero tras un descanso conveniente se recupera y vuelve a la normalidad.
La fatiga, además de cansancio, contiene otros matices como vacío existencial, ausencia de sentido y de alegría de vivir.

El cansancio de tipo nervioso, que popularmente se llama estrés, altera notablemente el sistema inmunológico, bajan las defensas y las enfermedades encuentran una vía libre.

Una vida de persistente tensión, vivida superficialmente en una sociedad de alta velocidad, y a veces con competitividad desleal, necesariamente conduce al hombre a un esfuerzo mental desgastador, y acaba por deshacer todas las fuerzas vitales hasta aterrizar en un agotamiento irremediable; siendo al final visitado por dos de las hijas típicas del cansancio que son la decepción y el tedio.

Los valores de la sociedad actual están dominados por los criterios del agnosticismo, y el creyente se ve obligado a nadar contra la corriente. Los juicios de valor que compartimos en la sociedad secularizada en la que vivimos, no nacen de la fe.

Nos sabemos limitadas: grandes esfuerzos y pequeños resultados, algunas cualidades y muchas carencias; querer mucho y poder poco. No hay proporción entre los proyectos que soñamos y los frutos que conseguimos. Es legítimo soñar con altos ideales y luchar por conquistarlos; pero con los límites conocidos, reconocidos y aceptados.

¿Cómo lograrlo? Con el esmerado cultivo de la paciencia, no como pasividad sino como valor de autoeducación. La cuestión es esperar contra toda esperanza.

Salmo 23: “El Señor es mi pastor: nada me falta
En verdes pastos El me hace reposar….
Aunque pase por quebradas oscuras,
no temo ningún mal,
porque Tú estás conmigo
con tu vara y tu bastón;
al verlas voy sin miedo…”

Estamos insertas en este mundo. Nos preguntamos como federadas: ¿Cómo vivo mi actividad? ¿Mis motivaciones, mi fragilidad? ¿El plan mío es el del Señor?

Si no queremos gastarnos prematuramente es preciso vivir sin preocupación. Las dificultades de la vida nos asaltan y hostigan nuestro espíritu y nuestro corazón. No podremos resistir largo tiempo ni triunfar de los obstáculos si no sabemos ofrecer nuestras dificultades al Señor. Es un largo aprendizaje de abandono para cambiar nuestra impotencia por la omnipotencia divina. Al final de esta renuncia florece la paz y el éxito en Dios.

Es difícil cuidar de la familia, la escuela, nuestra religiosidad, el trabajo, nuestras amistades, nuestros vínculos, en este mundo que sólo sabe de correr, de dinero, de poder, de falta de compromiso y de valores, … de estrés.

Vivamos el amor que nos reconcilia y que nos sana, en definitiva UNA SANA ESPIRITUALIDAD EN ACCION.

Jesús vino a cumplir el plan de Dios, nosotras como Filia Inmaculata Patris, instrumento de Tu Amor, intentamos lo mismo: ser interiormente libres, alegres e integradas, como reza nuestro documento, más cercanas a Nazaret, a María, a su filialidad, su amor, su entrega.

Hablamos de bajar la actividad, no de eliminarla. Reconciliar la actividad, para vivir mi actividad. Reconocer con humildad los límites, vernos frágiles. Desde la contingencia vivir la capacidad de ese día.

Nosotras sabemos elaborar un plan: nuestro Horario. En él tengamos presentes varios puntos que nos ayudarán para frenar esta loca carrera que atenta contra nuestra salud.
a- Área física: cuidar la salud, la alimentación, hacer ejercicios.
b- Área sicológica: educar nuestras emociones (miedos, desesperanza, etc.)
c- Área espiritual: oración, lecturas.
d- Área apostólica.: transmitir experiencia de fragilidad.
e- Área intelectual: crecer en objetividad
f- Área comunitaria: cuidar amigos, hermanas de curso.
g- Área vocacional: como federada ¿Crezco en el camino elegido para alcanzar la santidad?

En definitiva no olvidemos nuestro horario espiritual (HE) que nos ayuda a colaborar con la gracia transformadora del Señor, si queremos volar como las águilas...

En nuestro canto de Curso cantamos:

“Somos hijas del Padre
cobijadas en sus manos,
manos de alfarero,
que quiere transformarnos
en un vaso nuevo”.

5º Curso - Región Cuyo
“Filia Inmaculata Patris, Instrumento de Tu Amor”

Equipo de trabajo
Susilén Ponce, Virginia Caliri, ElviraYaciófan, Gigi Fontana



c) "Mujer es Hoy y Acá"
Aporte del 6º Curso Bs As - RMet
“María, el Ideal de la mujer filial ¿Quién sino yo?”

María ilustra, forma y plasma el Ideal de la mujer. Siendo Ella la encarnación perfecta de criatura amada y querida por Dios, es también el modelo que Nuestro Fundador nos legó a todas nosotras, mujeres de Federación. Ser como María, mujeres plasmadoras de historia, llenas del Espíritu Santo, alma del Cenáculo, llamadas a infundir esa alma a la cultura presente y del mañana.

Ante el desafío del tiempo que nos toca vivir, ante la necesidad económica, la inseguridad, el individualismo, la incertidumbre institucional reconocemos que hay un Padre que está conduciendo mi vida y si tenemos una gran filialidad "Todo lo puedo en Aquel que me conforta”(S. Pablo). El conduce mi vida personal en medio de esta situación concreta que es un desafío para nuestros tiempos tan descreídos de Dios. Por lo tanto es importante y decisivo el actuar de nosotras madres, esposas, abuelas, catequistas, docentes etc, mujeres de Federación. Llenando muchos corazones vacíos con nuestra fe y amor antes que el mundo de hoy les presente otras cosas como mejores. ¡Quién sino yo!

No es algo pasivo, es entrega que debo cultivar en la actitud de hija, que es libre y sabe descubrir al Padre del Cielo en todos los acontecimientos de la vida, en este convulsionado mundo de hoy. Las madres de Federación tienen y viven ansias de verdad, de valores que no cambian y que quieren llevar al mundo.

Pidamos el don del Espíritu Santo para que seamos fuente de amor y esperanza , como la comunidad de apóstoles que tenía un solo corazón y una sola alma, se nos hará más fácil amar. Somos llamadas a amar. ¡Quien sino yo!

La mujer federada debe convertirse en un instrumento libre en las manos de Dios vivo, siendo una instrumentalidad cocreadora.
El Espíritu Santo es el Amor en la Trinidad y símbolo de la mujer.

La mujer en primer lugar tiene la función de personalizar. Destacamos cuatro actitudes típicas a las esencia de la mujer:
a) la mujer tiende a llamar a cada uno por su nombre.
b) Tiene una capacidad de escucha.
c) Tiene capacidad de subordinar la capacidad, rendimiento a la participación.
d) Ella cultiva un pudor y reserva del santuario personal, de la intimidad, de la inviolabilidad de la conciencia.

La segunda función del Espíritu Santo es el gran Vivificador.
Nosotras como federadas queremos cumplir con la misión primordial de velar por la vida más débil, más desvalida, la que sólo reclama y no puede ofrecer nada a cambio.

La tercera misión propia del Espíritu Santo que pasa en forma natural a la mujer es la fortaleza. La mujer frente al dolor en lugar de esquivarlo lo asume y enfrenta. Como María que no se arranca de la cruz, va directamente a ella , pone por así decirlo el cáliz de su propio corazón, recoge las gotas de sangre de su Hijo y convierte el signo negativo del dolor en el signo positivo de la cruz, la fuente de vida de la Iglesia y la humanidad.

Como dice nuestra oración de curso “ En la fuerza del Espíritu Santo queremos ser hogar para todos en el corazón del Padre”.

Para atravesar las oscuridades, los momentos en que preferiríamos no comenzar el día, para sanar heridas , para poder perdonar, para no sólo, no perder la esperanza , sino para que se vuelva cada vez más victoriosa en medio de los mismos problemas de siempre. Para seguir caminando cuando se pone difícil.

Para, a pesar de todo, seguir amando con paciencia, con comprensión mutua, con ese cariño que transparenta la delicadeza del amor que viene del Padre.

Así, cumpliendo nuestra misión filial “si no somos filiales hasta la médula, se derrumbará el árbol que debemos representar, solamente quien ha introducido las raíces de la filialidad hondamente en su interior, puede esperar que este árbol supere victoriosamente todas las tormentas y produzca abundantes frutos” P. Kentenich. 1948.

Nosotras como Filia Cor Unum In Patre estamos llamadas a vivir en el corazón de nuestro Padre y Fundador toda esa filialidad y misión que él vivió. Y desde ahí saltar al corazón del Padre Eterno. Sintiendo una certeza en el corazón que nos hace sonreír a pesar de todo. ¡Quién sino yo!

6º Curso – Región Metropolitana
“Filia Cor Unum in Patre”

Equipo de trabajo:
Cristina Poletto, Amalia Torino, Adriana Zambrano,
Susana Trevisán, Dolores Villanueva, M. Victoria Gazmuri.

Bibliografía:
Revista Carisma
El Espíritu Santo y la mujer del P. Raúl Hulsbus
Revista Presencia por el P. Horacio Sosa Carbó
Jornada de dirigentes 1984


d) “A la sombra del Santuario”
Aporte del 7º Curso Cba - RMed

“Fidelidad de Cristo, Fidelidad del Sacerdote
Año Sacerdotal – Año de Alegría y Esperanza”

Nuestro querido Santo Padre Benedicto XVI, nos convoca a un año dedicado a orar por los Sacerdotes y asistirlos en sus necesidades, nos sentimos como madres federadas, llamadas a dar una respuesta comprometida alegre y generosa a este gran regalo.

Y, si unimos este acontecimiento, al Año Jubilar, que como Familia de Schoenstatt estamos viviendo, por el aniversario de los 100 años de la ordenación sacerdotal de nuestro amado padre José, 8 de julio de 1910 - 8 de julio de 2010 y a la Ordenación Sacerdotal del padre Federico y el padre Facundo, cuanta más alegría sentimos y cuanto más nos compromete, el ver como el Espíritu Santo, suscita a lo largo de la historia sacerdotes santos y fieles a su misión y nos invita a acompañarlos como si acompañásemos a Cristo.

Bajo el lema “Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote” el 19 de junio, día en el que adoramos al Sagrado Corazón de Jesús, el papa Benedicto XVI abrió el “jubileo” celebrando las vísperas ante las reliquias del santo cura de Ars, traídas a Roma, y concluirá en la plaza de San Pedro el 19 de junio de 2010 en presencia de sacerdotes de todo el mundo, que “renovaran la fidelidad a Cristo y el vínculo de fraternidad”.

El Cura de Ars era muy humilde, pero consciente de ser, como sacerdote, un inmenso don para su gente: "Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina".

Hablaba del sacerdocio como si no fuera posible llegar a percibir toda la grandeza del don y de la tarea confiados a una criatura humana: ¡Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría. Dios le obedece: pronuncia dos palabras y Nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña hostia...". Explicando a sus fieles la importancia de los sacramentos decía: "Si desapareciese el sacramento del Orden, no tendríamos al Señor. ¿Quién lo ha puesto en el sagrario? El sacerdote. ¿Quién ha recibido vuestra alma apenas nacidos? El sacerdote. ¿Quién la nutre para que pueda terminar su peregrinación? El sacerdote. ¿Quién la preparará para comparecer ante Dios, lavándola por última vez en la sangre de Jesucristo? El sacerdote, siempre el sacerdote. Y si esta alma llegase a morir [a causa del pecado], ¿quién la resucitará y le dará el descanso y la paz? También el sacerdote... Después de Dios, el sacerdote lo es todo!... Él mismo sólo lo entenderá en el cielo".

Año de Oración : El prefecto de la congregación vaticana para el Clero, el Cardenal Claudio Hummes, en una carta enviada con motivo del Año Sacerdotal el prelado dice que debe ser ante todo, “un año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros”.

Sera “un año positivo y propositivo en el que la iglesia quiere decir, sobre todo a los sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los medios de comunicación globales, que está orgullosa de sus sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida”

Minorías en investigación: El card. Hummes reconoce que “es verdad que a algunos se los ha visto implicados en graves problemas y situaciones delictivas”. “obviamente es necesario continuar la investigación, juzgarlos debidamente e infligirles la pena merecida”, aclara.

Sin embargo, añade, “estos casos son un porcentaje muy pequeño en comparación con el número total del clero. La inmensa mayoría de sacerdotes son personas dignísimas, dedicadas al ministerio, hombres de oración y de caridad pastoral, que consumen su total existencia en actuar la propia vocación y misión y en tantas ocasiones, con grandes sacrificios personales, pero siempre con un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo; solidarios con los pobres y con quienes sufren. Es por ello que la Iglesia se muestra orgullosa de sus sacerdotes esparcidos por todo el mundo”.

Proyección de mejoras: Por otra parte el purpurado considera que este año debe dar la oportunidad para examinar “las condiciones concretas y el sustento material en el que viven nuestros sacerdotes, en algunos casos obligados a subsistir en situaciones de dura pobreza.

Como ejemplo del clero, al que quiere dedicarse el año que se cerrará en 2010, la decisión papal ha exaltado la figura de Juan María Bautista Vianey, párroco del pequeño pueblo francés de Ars, donde murió el 4 de agosto de 1859. El cura de Ars fue un sacerdote diocesano, miembro de la Tercera Orden Franciscana, canonizado por Pío XI en 1925: el mismo pontífice lo proclamó en 1929 Patrono de los Párrocos y pastores de almas.

Indulgencia plenarias: Benedicto XVI concederá a los sacerdotes y a los fieles la indulgencia plenaria. A los fieles cristianos, arrepentidos de corazón deben asistir a la santa misa, y ofrecer por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote y cualquier buena obra cumplida. … se les concede siempre que se hayan confesado sacramentalmente y recen por las intenciones del Papa los días en que se abre y se clausura el Año Sacerdotal, los primeros jueves del mes o cualquier otro día establecido por los ordinarios de los lugares para la utilidad de los fieles. Incluye a los que por motivos legítimos no puedan salir de casa, si se encuentran con ánimo alejado del pecado y el propósito de cumplir las tres condiciones necesarias apenas les sea posible.

Indulgencia parcial: a todos los fieles cada vez que recen cinco padrenuestros, avemarías y glorias, y otra oración debidamente aprobada en honor del Sagrado Corazón de Jesús para que los sacerdotes se conserven en pureza y santidad de vida.

Recursos: Internet, una herramienta fundamental para un Año Sacerdotal fecundo. La Sagrada Congregación para el clero, es una congregación de la Curia Romana responsable de supervisar los asuntos relacionados con los sacerdotes y diáconos que no pertenecen a una orden religiosa , y son los responsables de la organización de este año jubilar. También Aciprensa ha preparado un especial por este año en su página http://www.clerus.org/ www.aciprensa.com/asacerdotal/
Carta al Papa del presidente de Ayuda a la Iglesia Necesitada

El presidente de la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), padre Joaquín Alliende, recordó que miles de sacerdotes en todo el mundo también comparten en la actual crisis financiera la pobreza de los pobres y que muchos son víctimas de persecución, amenazas y privación de libertad a causa de su fe.

“un año de enorme gratitud hacia los sacerdotes y su vocación”

“Cristo asumió un gran riesgo al poner en manos humanas una misión tan sagrada y sensible”…

Sugerencias para acompañar a los Sacerdotes.

-En Córdoba queremos apoyar la iniciativa de la Hna. Evangelina que está en el Santuario de la Solidaridad en Villa Warcalde, que propone dar Cobijamiento a los sacerdotes ofreciéndoles el Santuario para que puedan descansar el día lunes, se les brindará almuerzo y un lugar para descansar. Haciendo del Santuario un hogar para ellos.
-apadrinar desde la oración a un sacerdote
- interiorizarnos de sus necesidades y ayudarlos económicamente.
-Invitarlos a nuestras casas, integrarlos a nuestras familias.
-Visitándolos cuando estén enfermos.
-Estar atentas a sus necesidades.

Una carta aparte merecería la vivencia de la Ordenación Sacerdotal de los padres Federico y Facundo.

Les transcribo unos párrafos de la carta que escribió Verónica Heredia de la Flia. de Schoenstatt sobre el mismo:
El pasado 2 de mayo nuestro Santuario de la solidaridad estuvo de fiesta. Por esto me permito compartir con ustedes tres sentimientos que se hicieron más fuertes en mí ese día

1-El primero que me surgió es el de la alegría compartida que vivió toda la Familia de Schoenstatt por estas ordenaciones…Esta alegría no puede pasar desapercibida porque da cuenta de una decisión libre, auténtica y anclada profundamente en Dios de la cual hemos sido testigos…

…Irradiarán la alegría de ser sacerdotes para siempre, de ser pastores fieles y comprometidos con el llamado que Dios les hace: “Dios quiere glorificar su nombre a través de mí, en todas partes donde me envíe” P.K. (Niños Ante Dios. Editorial Patris).

2-En segundo lugar estas ordenaciones me llenaron de esperanza, sí, Dios nos llama a vivir la esperanza en tiempos difíciles…
“Afrontar desafíos implica descubrir lo positivo, afirmarlo y potenciarlo. Implica sobre todo una postura existencia, una voluntad de superación, una ilusión de que el triunfo es posible” Papa Benedicto XVI.

3- Por último mi sentimiento de gran agradecimiento a nuestra comunidad de Sión. Fue increíble verlos ese día y poder percibir con claridad el amor, el respeto y la hermandad que hay entre ustedes.

7º Curso Región Mediterránea
“Hijas Predilectas del Padre, canto tu alegría”
Equipo de trabajo:
Susana de Barros, Liliana de Brachi, Adriana de Vélez, M. Isabel de Garcia

Bibliografía
Semanario Católico Cristo Hoy
Carta a la Familia de Schoenstatt. Córdoba.
San Juan María Vianney, cura de ArsMarta de Brizuela

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