domingo, junio 15, 2008

EL PUENTE

Año 2. Nº 2
junio 2008



"Madres serviciales, alegres y respetuosas"

Sumario

a) “Carta para nosotras” de Mili Ramaccioni, Jefa de la Región Mediterránea.
Una carta que ayuda a reflexionar sobre la vida matrimonial según dos actitudes de María, para dar a luz la vida espiritual y desarrollarla en nuestros maridos e hijos.

b) “Esto nos pasa” aporte del curso 3 de Asunción - Py
La realidad que se impone en Paraguay es similar a la de Argentina y cómo y con qué hacerle frente es lo que nos propone el Curso “Hija del Padre, Santuario Vivo”

c) “Mujeres Hoy y Acá” aporte del curso 13 de Córdoba - RMed
Partiendo de una conversación, una madre del Curso “Amada por Cristo, Luz y Alegría para el mundo” da una interesante propuesta para ser mujeres que iluminan la realidad de hoy.

d) “A la Sombra del Santuario” aporte del curso 14 de Buenos Aires
Discípulas y Misioneras: dónde, cómo y por qué en esta entrega del Curso “Hija Amada”


a) Carta para nosotras


Queridas Hermanas de Federación:
¡Que magnifica es nuestra vocación! Ser esposa es ante todo… Amar… Y el amor, no es primeramente un sentimiento sino un Mandamiento.
Es también una decisión y a quien la toma, Dios le da alegría, porque Dios es Amor. La determinación a amar, es fundamental, para poder ser fiel a nuestra vocación. Y ¿cuál es nuestra vocación? La vocación esponsal, característica propia de nuestro ser femenino.
Ser Esposa, significa, don total de sí, primero a Dios, a su marido e hijos o a los demás en general.
Por eso no se puede comprender la Consagración de la mujer sin apelar al amor esponsal, ya que en este amor, la persona se hace don para el otro.
Cuando contemplamos en María, verdadero ícono de mujer, tal como Dios lo quiso desde toda la eternidad, vemos toda la profundidad, grandeza y belleza de nuestra vocación. “Haz que como Ella, estemos siempre dispuestos para tu servicio; como Ella, que es abnegada, es alegre y fiel, es servidora, es virgen, y esposa…”(H.P.47).
Y aquí quisiera destacar dos actitudes de María, que en el mundo de hoy no son bien interpretadas: Sumisión y Humildad, en este siglo se confunden hoy con personas con falta de personalidad, inconsistencia, seres acomplejados.
En la escuela de María, ella nos enseña con su vida que la humildad, es vivir bajo la mirada de Dios. Una persona humilde, conoce sus límites, su pequeñez, pero sabe que Dios puede todo en él.
La sumisión es aceptable sólo si nuestra vida no nos pertenece, sino que le pertenece a Dios, imitando a la sumisión de Cristo Jesús, (Lc.2,50-51) en la certeza de que “…Dios es Padre, Dios es Bueno, Bueno es todo lo que El hace…”(P.K).
Someterse, es ubicarse bajo la protección del otro. Es una actitud de humildad que significa un profundo respeto del otro y es contrario a toda dominación.
Y la sumisión implica obediencia, la de Jesús sometida a la voluntad del Padre (Flp.2,8). La obediencia evangélica es un acto de amor que llama a la superación de uno mismo, y que nada tiene que ver con el servilismo, que radica en el miedo, o en formas desviadas de amor y que disminuyen al ser.
La obediencia evangélica es conjuntamente un acto de Fe, Esperanza y Caridad.
De Fe, porque implica la decisión de confiar en Dios mismo y no en un ser que sabemos más débil. Nuestra vida está en manos de Dios (causa primera), y en aquellos que Él ha puesto para dirigirnos, reconocernos los instrumentos de los que quiere y puede servirse, para manifestarnos su voluntad (causas segunda), siendo sus hijos por el Bautismo, nuestra vida le pertenece.
De Esperanza, porque sabemos en quien hemos creído, esperamos en la realización de sus promesas, en la seguridad de que Dios quiere nuestra felicidad. Sólo la esperanza justifica la obediencia y permite la paciencia en la prueba y la perseverancia hasta ser escuchados.
De Amor, porque únicamente por amor se puede aceptar renunciar a uno mismo, a la propia voluntad.
Por ello el amor de esposa encontrará su expresión más pura en la sumisión alegre a su esposo, enraizado en su condición de hija de Dios.
“…Si queremos conocer al esposo, debemos mirar su corazón y purificar la mirada…” (P.K).
Si el hombre es primero en el plano de la creación, la mujer lo es en el de la Redención. Por el Sí de María entró la salvación en el mundo, por el Sí de la mujer el mundo será salvado. El cumplimiento de la vocación de la mujer se realiza en el grado más alto de amor, que es la ofrenda de todo su ser hasta dar la vida. Este sacrificio es un verdadero “Sacerdocio del corazón”.
A imagen de nuestra Madre, María, Mujer Sacerdotal, que al pie de la cruz, ofrece su corazón hasta el desgarro, hasta ser traspasado, nuestra vocación esponsal, quiere ser un sacerdocio del corazón, profundamente unido al Don de la vida, y que se realiza plenamente en nuestro matrimonio, en la ofrenda de nosotras mismas al otro, por amor.
La maternidad, nos pone en relación directa con el misterio central de la historia de la Salvación, que es el Misterio de la Encarnación. Dios quiso necesitar el cuerpo de una mujer para encarnarse y se encarna nuevamente en cada nacimiento, cuando viene a habitar el corazón de un niño. Y nuestra responsabilidad va más allá de dar la vida física, sino que también debemos dar a luz para la vida espiritual, despertando la vida de la gracia y desarrollándola en nuestros esposos e hijos. “Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas…” (1 Pedro 2,9).
Todas sentimos, en distintas circunstancias de la vida, en nuestro interior, lo que podríamos llegar a ser, pero al mismo tiempo muchas veces nos sentimos incapaces de responder plenamente a este llamado interior, que es nuestra vocación… lo que es cierto, si sólo contamos con nuestras fuerzas, por eso la Mater nos dice, desde el Santuario: “…no se preocupen por la realización de sus deseos, amo a los que me aman…” (1º Acta de Fundación, 18/10/1914).
Queridas madres de Federación, con esa fuerza desbordante que nos da ser Aliadas en el amor con María, como esposas y madres, sacerdotisas del corazón, entreguemos, ofrezcamos a nuestros hijos, preparemos sus corazones, demos a luz un pueblo de Sacerdotes, Profetas y Reyes, contribuyendo así a dar a luz hombres y mujeres nuevas capaces de fundar la nueva comunidad, para la Iglesia.
Unidas en la Alianza de Amor, permanezcamos fieles.
Magdalena del Milagro Díaz de Ramaccioni
3 Curso RMed
“Portadora de Cristo”
Jefa Reg. Mediterránea.


b) Esto nos pasa
“Hija del Padre, Santuario Vivo”
“Nuestra actualidad: como país, como familia, como Padres".

Nuestro compromiso: como Hija del Padre, Santuario Vivo ante esta realidad”
En los últimos años la situación económica de América Latina y especialmente de nuestro país se ha tornado critica; la situación de pobreza es tal que muchos compatriotas se han visto obligados a abandonar el país buscando mejores horizontes. Lo más grave de esta situación es que en la mayoría de los casos son las mujeres las que se ven obligadas a abandonar el hogar y los niños quedan huérfanos sin la presencia de la madre; familias enteras destruidas, niños y jóvenes que crecen con un dolor y angustia que los acompañará por toda la vida.
Aún cuando la madre esté en el país, en la mayoría de los casos, tiene que trabajar afuera para ayudar a sostener los gastos del hogar, lo que por supuesto torna muy difícil ser una MADRE con mayúscula. En conclusión la familia se ve afectada por la situación económica desfavorable.
En nuestros hogares, nuestra realidad está muy influenciada por la sociedad y el mundo en que vivimos. Un mundo caracterizado por el individualismo, el impersonalismo y sobre todo el consumismo. Se impone el valor del “tener” antes que el valor del “ser”. Nuestros hijos ejercen presión porque son ellos las víctimas de este mundo globalizado, en el que buscan ser “como todos”, para evitar las burlas y rechazos. Las “marcas” manejan nuestras vidas diciéndonos qué debemos comer, vestir y usar para “ser felices”.
La publicidad nos bombardea enviándonos mensajes que fomentan el egoísmo y el consumismo, en los cuales lo primero soy “yo”, mi felicidad, mi realización, mi trabajo, mi diversión. Así mismo todo es “relativo”, todo está permitido.
Por otra parte, la mujer es utilizada de manera tan grotesca que termina siendo un “simple objeto”. El chisme está al día y se habla de la vida privada de las personas sin medir las consecuencias. Muchas veces nosotras mismas somos cómplices al mirar un programa y/o leer un diario que no hace más que rebajar al ser humano.
Nuestra realidad nos hace hoy un llamado urgente a tomar conciencia de nuestra misión de educadoras y formadoras de hombres. Como “Hija del Padre, Santuario Vivo”, debemos participar en todos los ámbitos en que nos toque interactuar. No podemos permanecer pasivas e indiferentes, debemos ser portadoras de “Cristo”. Debemos pedirle al Señor todos los días “quién me ve, te vea”. Debemos ser refugio, hogar, ternura, acogida para todos y más aún en nuestros hogares para nuestros esposos e hijos. En todo instante, nuestra presencia debe ser motivo de unión, comprensión, entendimiento, respeto.
Para poder lograr estos ideales, no debemos decaer en nuestras visitas al Santuario, la hora de Adoración, lucha por la conquista del horario espiritual, pues en definitiva estos son los medios que mantienen nuestra vinculación con Dios, quién es nuestro sostén y guía y el que nos hace abrazar y amar nuestra realidad.
Por eso rezamos y pedimos a la MTA: generosidad a la hora de la entrega, audacia a la hora de las decisiones, una alegría serena y un amor piadoso y servicial para construir un mundo mejor según el querer del Padre.


Ma. Lady Liz Cuquejo, Carmen Duarte, Susana Martínez, Cristina Barrail, Beverly Ocampo y Miriam Iribas.
Curso 3º de Asuncion Py
“Hija del Padre, Santuario Vivo”

c) Mujeres Hoy y Acá

“Ser luces en la oscuridad de la noche”


Ayer tomé un taxi y hablando del inicio del Rally el taxista me explicaba entre otras cosas” el rally arranca del Buen Pastor (un paseo-centro comercial recientemente inaugurado, en lo que fue una cárcel de mujeres) - está bueno porque el fondo que se verá, va a ser muy lindo…. “El Buen Pastor no brilla si es de día. Las luces se ven sólo si está oscuro”.
Y esto quedó en mi corazón “El Buen Pastor brilla en la oscuridad”.

Nuestro ideal de curso, “Amada por Cristo, luz y alegría para el mundo”, en el que hemos identificado el ideal personal, nos lleva, queramos o no, al campo de batalla, el mundo.

Llevar la luz al mundo implica iluminar. En un lugar lleno de luz, ésta no se nota, no tiene razón de ser. Esta “luz” tiene como fin iluminar y esto es posible sólo en los lugares de tiniebla, de ceguera, de ausencia de bien ¿No son éstas, algunas de las características de este mundo? ¿No es ésta, la situación de nuestro corazón, de nuestra familia, de nuestro ámbito de trabajo, de nuestro curso… de nuestro mundo?
Éste es nuestro gran desafío, ser luces en la oscuridad de la noche, en la oscuridad de nuestros corazones, ser lámparas encendidas, luceros, guías, señales en la noche ¡qué desafío!

Nuestro ideal es para el mundo, es en el mundo. No estamos llamadas a ser meras observadoras ni críticas, ni jueces de una realidad que muchas veces nos asusta, nos paraliza.

Otras veces nos sentimos tentadas a pararnos en la vereda del frente, no por ser distintos de los demás. Si en algo somos distintas de los demás es solamente porque se nos ha revelado nuestra identidad divina, es “sólo” por tener cierto grado de conciencia de cómo hemos sido pensadas y para qué hemos sido creadas por Dios. "Creación predilecta y ocupación predilecta son el fundamento que nos permite captar más fácilmente las palabras que empleamos: somos, en forma especial, ocupación predilecta, no porque creamos ser mejores que los demás, sino porque somos más débiles y porque hemos de realizar una tarea grande que no podemos cumplir si no somos 'ocupación predilecta' " (Kentenich, José P.: "Idea directriz y fuerzas propulsoras de la Familia de Schoenstatt". Bellavista, 1979, Pág. 83)

Miro la imagen de la Mater y le pregunto ¿Cómo hiciste? ¿Cómo haces? Ella tiene al Niño en sus brazos, está siendo profundamente amada por su hijo, por su Dios, por su Señor. Ella responde a ese amor con amor de madre, incondicional, infinito. ¿Quién sostiene a quién? ¿Quién eleva a quién? Entiendo que sólo el sentirse profundamente amada por Cristo puede hacernos brillar en esta interminable noche de los tiempos.

Encuentro el valor del sentimiento de impotencia para que se cumpla su promesa “Amada por Cristo….” “A nuestra impotencia unirás tu inmenso poder” (Hacia el padre, Consagración matutina, Confianza).
Descanso en la impotencia de cada día, confió en el poder transformador del amor, fórmula divina: Nuestra impotencia, su inmenso poder, nuestra Alianza “Así todo lo puedo en Aquél que me conforta”.
Dejar que El Omnipotente, en mi impotencia, haga su obra, ser luz y alegría. Estamos llamadas a amar nuestra impotencia:
Impotencia ante los niños que padecen violencia de todo tipo, especialmente de parte de sus padres.
Impotencia ante el hambre, la falta de trabajo, la falta de dignidad.
Impotencia ante los jóvenes y niños drogadictos que han perdido la esperanza, la confianza en el otro, el deseo de vivir.
Impotencia ante nuestros hijos que eligiendo libremente su camino, se alejan de Dios.
Impotencia ante nuestro deseo ferviente de cambiar y ante la triste realidad de un corazón egoísta e incapacitado para amar.
Impotencia ante la ancianidad de nuestros padres y ante la incomprensión y la falta de generosidad de nosotros, sus hijos.
Impotencia ante la rapidez con la que pasan los días, los años... la vida.

Yo te entrego, como amada por Cristo, mi impotencia, vos entregá tu inmenso poder, así podré ser luz y alegría, a lo que estamos llamadas a ser en este mundo que tanto nos necesita.

Nuestra misión es muy clara, tan clara como la Luz que debemos llevar. Los lugares que brillan con luz propia no nos necesitan, sin la oscuridad y las tinieblas no somos nada.

Entremos al mundo, a la oscuridad del dolor, del desamor, de la falta de techo, del hambre, de la soledad, de la pobreza, de la tristeza, de la enfermedad, de los vicios y de los instintos. No nos quedemos afuera… si no nunca podremos cumplir con el sueño de nuestro Padre y nunca podremos encontrarnos con la dicha de ser “Amadas por Cristo” en plenitud.
Unidas en el corazón de nuestra Madre.

Silvia Bustos de Villegas
Curso 13 RMed
“Amada por Cristo, Luz y Alegría para el mundo”

d) A la Sombra del Santuario

“A la sombra del Santuario, Discípulos Misioneros de Cristo con María”

A la sombra del Santuario encendemos una antorcha con la luz que irradia Aparecida por el Bicentenario de nuestra Patria.

La Iglesia recibe el Río de Agua Viva que brota de Aparecida, experimentando un nuevo Pentecostés que la impulsa a la nueva Evangelización anunciada y anhelada por Juan Pablo II.

A los pies de la Santísima Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora Aparecida en Brasil, nuestros Pastores trabajaron arduamente para desentrañar los signos de los tiempos e iluminar la nueva evangelización para América Latina y el Caribe, dándonos el documento conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.

El Papa Benedicto XVI reconoció que se vivió en la Conferencia General, el amor a Cristo y a la Iglesia y el Espíritu de comunión, que invocaron la protección de la Santísima Virgen no sólo en la advocación de Aparecida, Patrona de Brasil, sino también en su advocación Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América y Estrella de la Evangelización.

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, dice el Señor (Jn 14,6), y nuestros pastores nos dan la misión de ser Discípulos Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él, tengan Vida y Vida en Abundancia.

Del encuentro amoroso del discípulo con Cristo, lleno de Alegría y de ardor misionero sale a comunicar al mundo la Buena Noticia del Reino de Dios Amor.

“María es la Gran Misionera, Ella obrará Milagros”. María es la Madre de la Iglesia, porque así lo quiso Jesús, a los pies de la Cruz: “Mujer ahí tienes a tu hijo”, en Juan estaba representada la Iglesia. Nosotros somos la Iglesia, la hija predilecta de su Madre, discípula y amiga de Jesucristo que desde lo más intimo de su corazón anhela sobre todas las cosas agradar a su Madre y a su Amado.

Qué linda la misión que nos ha sido dada: conquistar el Corazón del Amado, aceptando ser sus Discípulos Misioneros, forjando comunidad a nuestro alrededor, amándonos como Él nos amó, restableciendo los vínculos familiares, en la calidez, la alegría, la amabilidad, el cobijamiento familiar, trabajando en todos los ambientes impregnados, empapados del Evangelio, en el estilo de vida, en los criterios y líneas de pensamiento, en los juicios y en el obrar, llamando y reuniendo a todos sus hermanos para participar de la mesa familiar de Dios Padre.

Nosotras como Hijas Amadas estamos convencidas que Jesús es la Verdad y la Vida y queremos dar al mundo, testimonio fiel de esta experiencia amorosa. Dar testimonio en todos los ambientes de esta intimidad con Cristo, de modo tal que cada hombre se encuentre con Él, descubra su identidad y la dignidad que le ha sido dada por Dios, de ser su hijo en su Hijo muy querido, de pertenecer a la familia del Padre Dios, como hijos adoptivos muy preciados, hermanos de Jesús.

Somos amados, criados, amamantados, educados y acompañados por nuestra Madre que nos da a Luz como sus Hijas muy queridas en la Alianza de Amor.

Ella despierta nuestro corazón, vivifica nuestra alma, renueva nuestro Espíritu, saca a luz lo mejor de nosotros y nos enseña a ser los adoradores que anhela el Padre Dios, adoradores en Espíritu y en Verdad, irradiando Luz en la oscuridad de este mundo.

Con nuestra Madre a la sombra del santuario repetimos cada día de un modo nuevo y renovado nuestro Fiat a Dios Padre, en Jesús, el Hijo Amado.

Nos supimos Amadas sin condiciones, hemos tenido la certeza de que Jesús nos conoce, conoce nuestro corazón, nos llama por nuestro nombre, nos purifica cada día de nuestra existencia, nos regala una vida nueva, diferente, plena, en la alegría de la libertad de los hijos de Dios.

Le decimos con un Corazón alegre y enamorado: soy tu Hija Amada, Jesús vives en mí y has preparado mi corazón para que puedas Padre inhabitarlo con la plenitud de tu Amor. Hágase en mí lo que deseas desde la eternidad, para amarte he nacido, sólo deseo agradarte, y mi alegría es cumplir tu voluntad. Aquí estoy, mi corazón está dispuesto, por Amor sólo por Amor!

Qué linda tu predilección y la misión que nos has dado, llevar al mundo el Amor, que todo lo perdona, lo renueva y vivifica. Qué lindo Padre que seamos en tus manos, Instrumentos dóciles de nuestra Madre, que con Espíritu Apostólico y Lucha Heroica, edifican el Mundo Nuevo, la Mujer Nueva con la alegría de los primeros discípulos.

Desde el Santuario salimos al mundo con la fuerza necesaria para llevar cabo las obras que Dios quiere que hagamos y tiene preparadas en su plan de salvación, desde toda la eternidad. Invitamos a nuestros hermanos a conocer el Santuario y las Glorias de María, suscitando esa corriente de Vida y Alegría que nos hace fieles discípulas misioneras, del Camino de la Vida y de la Verdad.

Qué lindo Padre Kentenich, Profeta de Dios, que seamos tus aliadas, colaboradoras en la Gran Misión que trajiste a América, forjadoras de la familia del Padre para que cuando vuelva Jesús nos encuentre unidos en un solo Corazón Amoroso, en una sola Fe, una sola Esperanza, orando, alabando a la Sombra del Santuario, en el Calor del Hogar de nuestra Madre, Reina y Victoriosa Tres Veces Admirable de Schoenstatt. Muchas habitaciones hay en la casa del Padre, ésta es la nuestra, gracias Padre y Madre de Dios.

La Iglesia en Argentina nos invita con firmeza “a marchar con alegría cantando al encuentro de Jesucristo, buscando su rostro, suplicándole al Señor de la historia que nos dé su alivio y fortaleza, manifestándole nuestro deseo de ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común, viviendo la alegría de la libertad de los hijos de Dios, para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres, perdonando a los que nos ofenden y pidiéndole nos conceda la sabiduría del dialogo y la esperanza que no defrauda”.

Ya estamos Padre navegando mar adentro, llevando frutos abundantes de misericordia, paz, alegría, bondad, compasión, comprensión, paciencia, sabiduría, perdón, reconciliación para todos los hombres de buena voluntad que quieran recibirlos en los puertos de la Vida.

Hoy trabajamos por ser los hombres y mujeres de Alianza que con inteligencia, imaginación creadora y responsabilidad, forjen la cultura de Alianza, con una nueva actitud de vida, irradiando un estilo de vida evangélico, como hijos de Dios y ciudadanos de la tierra marchar por el camino del diálogo y del encuentro, iluminando en medio de la oscuridad, siendo discípulos misioneros de Cristo, con María en la fuerza del Amor que lleva a la victoria.

Unidos al P. Kentenich elevamos la plegaria a María, bajo la advocación de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt, que nos cobija, nos transforma, nos envía y bajo la advocación de Luján, Madre del pueblo argentino que quiso quedarse en nuestra tierra bendita del pan, y la coronamos como Reina de la Paz y de la Unidad de nuestra Patria:

Madre, con tu Hijo Divino
desciende a los caminos de nuestra Patria,
para que siguiendo sus huellas,
encuentre paz verdadera y estable.
Patria, sólo tendrás salvación
si en amor te unes a María y a su Hijo.
Amén
Fuentes:
Aparecida - Documento Conclusivo
Oración por la Patria
Carta de Alianza - abril 2008 - Padre Javier Arteaga
Hacia el Padre - Padre José Kentenich

Indiana María Castelli Tellechea, Gladys María Guereño Manzione, Patricia Posse Fernández, Mariana Gristelli.
Curso 14 RMetropolitana
“Hija Amada”

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