jueves, abril 10, 2008

20 años de Federación de Madres en Argentina

Carta de la Hna Regina
Luego de recibir el Documento de la Presidencia internacional, con el cual aprobaron la fundación de la Federación de Madres en Argentina, el 12 de abril de 1988, el P. Antonio se reunió con el primer curso y les entregó su carta aceptándolas para el comienzo de la candidatura. Creo no equivocarme al decir que aquel día no fuimos capaces de comprender todo el peso que tuvo esta carta para nosotras. Mientras tanto han pasado 20 años, y en el entretanto se han formado 19 cursos en nuestro país y cuatro en Paraguay.

Mientras tanto han habido dos Capítulos territoriales, varios Puentes, Seminarios para aquellas que estudian y rinden los temas que encuentran en las carpetas para jefas, y varios Encuentros entre Paraguay y Argentina que tanto las han enriquecido.

La Federación internacional, de familias, madres, mujeres, hombres y sacerdotes, celebrará el año que viene sus 90 años de fundación en Hörde. Anhelo con todo el alma, que varias de Uds. puedan participar de este evento.

Cuando el consejo internacional termine de elaborar el Programa para este Encuentro, Inés les comunicará los detalles.

Nunca olvidaré el primer retiro que el P. Nicolás dio en Córdoba. Aquella vez dijo algo que me parece muy importante.

El Padre dijo:
"Lo más nuevo e importante que el P. Fundador regala a la Iglesia son las Federaciones. Los Institutos son Comunidades religiosas, que ya existieron desde al principio de la Iglesia. La Liga y el Movimiento de los Peregrinos es semejante a la Acción Católica y los demás Movimientos. Pero la Federación es algo totalmente nuevo y único en la Iglesia. Es como una Orden en el mundo, sin exigencias especiales y sin votos."

Quiero felicitar especialmente en este día al 1er. curso, que tuvo la audacia de lanzarse a la fundación, sin saber bien en qué consistía la Federación.

Vivimos tiempos difíciles en nuestra Patria. No somos solamente un "Club de autoeducación", por más que aspiramos a la santidad, pero somos una Federación Apostólica, que debe entregarse para que nuestro país vuelva a ser lo que fue antes: un país de paz, sin violencia, unidos todos en el amor de Dios.

Unidas en nuestro Padre y en la Mater, por una Patria nueva.

Con cariño,
Hna M. Regina

Carta de M.Inés E. de Podestá
En este día, 12 de abril, en que recordamos la consagración del Padre Kentenich a María de parte de su mamá, festejamos también los 20 años de fundación de nuestra Federación. Este hito en nuestra Federación no puede pasar desapercibido, ya que es la continuación de Hoerde en Argentina y Paraguay.
A fines de 1986, un grupo de madres, fuimos invitadas a la casa de la Hna. Regina. Ella nos explicó algo sobre la estructura del Movimiento y sobre la Federación y nos invitó a iniciar un curso.
Al año siguiente comenzamos las reuniones, no teníamos idea de qué se trataba, pero dimos un salto al vacío aceptando la invitación. A la ignorancia siguió el asombro ante la tarea y responsabilidad que teníamos por delante.
El 19 de marzo de 1988 el P.Antonio Cosp había sido autorizado oficialmente por la Presidencia Internacional para iniciar, conjuntamente con la Hna. Regina, la fundación de la Federación de Madres en Argentina.
Fue verdaderamente un salto al vacío, fuimos las “pioneras” y un poquito “conejito de Indias”. Con mucho estudio y entrega, sin saber que debíamos haber presentado el pedido de admisión, el 12 de abril de ese mismo año, el P.Antonio nos entregó su carta en la que daba por cumplida una etapa y aceptaba a las 26 madres para comenzar la Candidatura. Lo que en un comienzo parecían ser dos cursos, uno en la ciudad de Mendoza, y otro en San Martín, terminó siendo uno solo, muy numeroso.
El Padre nos decía en su carta: “Me siento muy feliz de este momento que podemos vivir juntos y me complace pensar en lo orgulloso que estará el Padre por los avances pequeñitos de sus hijos. Si Argentina vive momentos tan particulares, nosotros debemos aportar nuestra riqueza y entrega. Minutos antes de la media noche, queremos encender la luz que no se apague en la gestación de las culturas del tercer milenio. Agradezco de corazón el trabajo realizado con ustedes de parte de la Hna. Regina”.
Nosotras fuimos la tierra fértil y las semillas y nos alegra ver, en estos 20 años, cómo hemos germinado y todo el fruto que está dando nuestra querida Federación en Argentina y Paraguay, no sólo por el crecimiento en número, sino por la madurez y entrega de cada una a la misión del Padre.
Todas hemos sido llamadas a una misión, no por nuestros méritos, sino gratuitamente. Y ese llamado espera nuestra respuesta generosa. Aún hoy nos seguimos sintiendo pequeñas, pero nos sabemos elegidas como instrumentos de María para una gran tarea. Ella nos elige y nos da las gracias necesarias para poder realizar la misión. Hemos sido llamadas a una continua y auténtica vocación a la santidad, con espíritu comunitario y apostólico. Estamos a disposición de la Mater para la renovación religiosa y moral del mundo.
Sabemos que el Padre creó las Federaciones para los diferentes estados de vida. A nosotras nos llamó para ser comunidad de jefas, para ser alma y fundamento. Y esta tarea la cumplimos principalmente con nuestro apostolado del ser. El Padre nos llama a ser jefes, a ser líderes marianos en este mundo deshumanizado y sin Dios.
Somos llamadas como madres a ser continuadoras de la misión del Padre Kentenich, como madres y como mujeres. Y la misión de la mujer es ser toda alma, toda entrega y toda pureza, a imagen de María. A pesar de las dificultades, respondemos con seguridad, serenidad y audacia, porque estamos arraigadas al corazón de la Mater y a su Santuario.
Estaremos en buen camino, si a pesar de los problemas, de las cruces y dificultades, caminamos siempre confiadas de la mano del Padre y de la Mater, siendo transparentes de María. Se imaginan qué lindo sería que otras madres al vernos, pudieran decir, “¡qué feliz es, a pesar de todos sus problemas! ¿cuál será su secreto? yo quiero vivir como ella”. Es un estilo de vida que tenemos que irradiar, al hombre y a la mujer de hoy, alimentadas en la Alianza de Amor.
Nuestra vida tiene que ser fecunda, y viviremos nuestra misión según la etapa de nuestra vida, con entrega y magnanimidad. Todas estamos llamadas a ser santas, todas estamos llamadas a ser líderes, pero no todas lo haremos de la misma manera. Así como también, todas estamos llamadas a vivir en comunidad y a hacer apostolado, pero no todas lo haremos de la misma manera, todo dependerá también de la etapa y de las circunstancias que estemos viviendo. Nuestra vocación no puede variar cuando varían las circunstancias de la vida, lo que varía es nuestra manera de ejercer esa misión. La Federación me tiene que dar paz, alegría y serenidad, y siempre tenemos que volver a encendernos en el primer amor, especialmente aquellos cursos más antiguos.
Agradezco a la Mater y al Padre por este gran regalo de la Federación, por habernos elegido, a pesar de nuestra pequeñez, por habernos regalado esta vida de Alianza y de consagradas que da sentido a nuestras vidas y que la plenifica. Agradezco al P.Antonio, Hna. Regina, Hna Fiatis y demás instrumentos -asesores y asesoras-, P.Javier y Hna. Mariela, que colaboraron para el crecimiento y consolidación de la Federación y a cada una de ustedes por su sí generoso a esta gran misión. Pidamos juntas: “Mater, quien me ve te vea”.
Abrazo a cada una con mucho cariño,
M.Inés E. de Podestá
Jefa Territorial

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