domingo, noviembre 05, 2006

Mes de María

El próximo 8 de noviembre comenzaremos en Argentina el mes dedicado a María, preparándonos para la fiesta de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre. Aspiramos a ser pequeñas “María”, y sólo lo lograremos teniendo a María como nuestro modelo y educadora.

El Padre Fundador experimentó durante toda su vida el amor cálido y maternal de María, dejándose guiar y educar por Ella. Su amor filial a María lo llevó a sellar su Alianza y a emprender una obra de renovación del hombre y del mundo. Siguiendo sus huellas, pidámosle a la Mater que nos transforme en la mujer nueva que queremos regalar a la Iglesia y al mundo, especialmente en estos tiempos difíciles, en los que la mujer dista mucho de asemejarse a la Inmaculada.

Podríamos aprovechar este mes, tan significativo para nosotras, para ir conquistando esa imagen de mujer, armónica, servicial, generosa, alegre, humilde, con libertad interior y con un corazón magnánimo y sereno. Ofrezcámosle a María nuestros esfuerzos y propósitos para asemejarnos a Ella, simbolizándolos, como hiciera José Engling en una flor, para ir transformando nuestro corazón en un precioso jardín. Y en ese jardín además de flores podremos construir un puente que sirva para vincular más a María con nuestra familia y con aquellos que Dios nos ha encomendado. Seamos puentes entre Dios y los hombres y entre los hombres entre sí. Que siempre llevemos unión a nuestras familias y a nuestra comunidad.

El P. Rafael Fernández nos dice que “Cada miembro de la familia de Schoenstatt puede dar testimonio de una ley reiteradamente confirmada en la vida: Quien se entregue con amor filial a la Santísima Virgen y se deje educar por ella, adquiere una dinámica interna que lo lleva a Cristo y lo hace crecer y entregarse. ´Un siervo de María nunca perecerá’ dice la inscripción en torno a la imagen de María en el Santuario de Schoenstatt. En realidad, cuando nos arraigamos en el corazón de la Santísima Virgen, no nos desalentamos ante las dificultades, ni nos paralizamos por los fracasos. Si nos aferramos a Ella, siempre saldremos adelante. Más aún, la alianza de amor con Ella es una fuerza viva que siempre nos impulsa hacia lo más alto y nos transforma en luchadores por el reino de Cristo aquí en la tierra” (María hoy, págs 11/13).

El Padre Kentenich nos dice que “la Santísima Virgen es para mí la representación femenina de la figura de Cristo. Por tanto, si como mujer, como joven, deseo saber de qué forma debo encarnar la imagen del Señor, sólo necesito mirar el rostro y la vida de la Santísima Virgen. No preciso filosofar largo y tendido; mirándola a ella sé cuál es la representación femenina de la imagen de Cristo” (La actualidad de María. P.Kentenich pág 141).

San Pablo en la carta a los Gálatas dice “Padezco dolores de parto hasta que Cristo nazca en ustedes”. “Es decir que también nosotros debemos cuidar y padecer dolores de parto, al menos espiritualmente, hasta dar a luz a Cristo, hasta que Cristo nazca en todos nosotros” (op.cit. pág 142).

Como dice el P. Kentenich, María es la imagen femenina de Cristo, por lo que si nosotros aspiramos a ser otro Cristo, tenemos que conquistar la imagen de María, vivir una actitud marcadamente mariana. Y para ello, “la receta” de José Engling nos puede ayudar. ¿Cuáles fueron las flores que él se proponía regalar a María? (José Engling. Un héroe nos indica el camino. P.Hannapel. pág. 25 y 26). La lista es muy extensa, les resumo sólo algunos que podemos aplicar a nosotras:
La “rosa” del amor y de la estima. Como la rosa es la reina de las flores, le pide que Ella sea la reina de su corazón, y para ello le ofrece: actos de entrega, lecturas sobre Ella, rezo del rosario, visitas al Santuario, comulgar, hacer apostolado, ponerla en el centro del día, rezar jaculatorias…
El “nomeolvides” de la fidelidad a tu servicio: rezar sus oraciones y hacer su lectura espiritual concentrado, hacer bien sus trabajos y seguir las inspiraciones de la gracia y de su conciencia…
La “violeta” de la humildad y de la modestia: perdonar las ofensas, obedecer con alegría, aceptar las observaciones o retos.
La “pasionaria” del amor y de la cruz: sufrir pacientemente las cosas desagradables, anticiparme a los deseos de los demás, dominarme en las comidas, cumplir con el Propósito Particular, ser servicial…
El “lirio” de la pureza: implorar la gracia de la pureza al recibir la santa Comunión…

Son pequeños pasos, como nos enseña nuestro padre y fundador, no aspiramos a hacer cosas extraordinarias, sino hacer de manera extraordinaria las cosas sencillas. Que estos pequeños ofrecimientos, hechos con amor a nuestra Madre y de su mano nos ayuden a ser transparentes de María, para gloria de Dios Padre.
M.Inés Erice de Podestá

1 comentario:

God's Servant dijo...

I like it when i find an article about religion! it makes me feel good in this world of hostility, keep on working! PEACE