sábado, agosto 15, 2015

Asunción de María

En el corazón del mes de agosto se halla la Solemnidad de la Asunción de María. Una semana más tarde la Iglesia celebra la coronación de María en el cielo. Ella no murió de enfermedad, sino de amor. Murió de anhelo, de querer partir para estar junto a Jesús. Juan Damaceno, Doctor de la Iglesia que nació en Siria en 675, narra una tradición que él recibió: cuando murió la Virgen los apóstoles la depositaron en el sepulcro; al cumplirse los ocho días fueron a ungirla, pero al acercarse a la tumba sintieron un suavísimo aroma. Al abrir la tumba hallaron en el mismo lugar donde la habían puesto, rosas hermosas con olor tan suave, como ninguna otra podría exhalar.  
El Padre Kentenich lo describe así: “Tu muerte fue solo un éxtasis por tanto anhelo, y tu cuerpo nunca experimentó corrupción alguna; ahora reinas transfigurada en la Ciudad Santa, en Sion, cuyas puertas Dios abrió para ti” (HP,247).
El 1 de noviembre de 1950 el Papa Pío XII declaró como dogma de fe la Asunción de la Virgen. El texto es corto y bueno de recordarlo: “Por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.”

La Asunción es el dogma que nos dice que el amor es más fuerte que la muerte. Es también una oportunidad para valorar nuestro cuerpo y tratarlo con dignidad. Es un llamado de atención al descuido del mismo, pero también una crítica a su endiosamiento. Un día se nos dará también a nosotros el privilegio que Ella recibió por méritos de Cristo. Mientras tanto, tenemos una intercesora poderosa ante el Padre y una Reina a quien coronamos para agradecerle y confiarle nuestras cuitas…
P.Guillermo Carmona

No hay comentarios.: