Querida MTA: Tu Hijo Jesús, en Juan te regaló como Madre mía y Madre de
la Iglesia, mi familia.
Hoy, junto con estos hermanos míos, estamos aquí, en tu Trono de Gracias, El
Santuario Original, que hace dos años los Padres Pallottinos nos lo entregaron
para cuidarlo como nuestro hogar común. Sí, este es nuestro hogar, donde uno de
tus hijos predilectos, José Kentenich, nos educó como hijos del Padre, el que
nos creó desde su mente preexistente con un ideal personal, un ideal de
vida.
Ruega, Madre, para que realizándonos según el querer de Dios, podamos
encarnar las enseñanzas, el carisma, que el Padre José recibió desde lo alto.
Este Padre nos recordó lo dicho por Jesús “somos hermanos”, sí, una hermandad
dada por el bautismo y ahora reforzada por la Alianza de Amor contigo y con
todos y cado uno de ellos.
Una Alianza donde te entrego mis ojos para ver el mundo con tu mirada, mis
oídos para escuchar a tu Hijo, mi boca para decir tus palabras de ternura y
misericordia, mi corazón para amar como Tú nos amas. Sí, te regalo mis ojos,
mis, lengua, mi corazón para que Tú me regales tus ojos, tus oídos, tu lengua tu
corazón; por esto desde este Santuario Original renovamos nuestra Alianza de
Amor. “Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco todo a ti... te consagro...
todo mi ser... como propiedad tuya.
Esto nos lo enseñó tu hijo José y ahora nosotros en gratitud de lo recibido,
te pedimos que ruegues para que la Iglesia reconozca su santidad. Santidad
manifestada en la encarnación y fidelidad al carisma recibido.
Él nos enseñó a dejarnos forjar en tu taller, aquí en el Santuario, la fuente
de gracias; pero también nos pidió que te manifestemos en el corazón de la
Iglesia, Si no estamos en Roma no seremos conocidos ni reconocidos y nuestra
Roma se llama BELMONTE. Ruega para que allí podamos forjarnos como Familia del
Padre y realizar hacia adentro la CAU, la Confederación Apostólica Universal.
Estoy seguro de que si unimos todas las fuerzas apostólicas en una sola misión
haremos visible el carisma de Schoenstatt y lograremos aquello que ocurrió con
los primeros cristianos, que suscitaron que otros se unieran porque decían
“miren como se aman”. Nosotros debemos lograr que todas las fuerzas apostólicas
de la Iglesia digan: vayamos con ellos y anunciemos juntos el Reino mariano
del Padre.
Santuario Original, el Taller de María.
Belmonte, manifestación de la Obra de Schoenstatt.
P. Daniel
Lozano
Rector de Belmonte.
rettore@roma-belmonte.info |
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