lunes, junio 17, 2013

 
Carta de Alianza

Junio 2013
Queridos hermanos en la Alianza:

Hay días que se vuelven históricos. El 22 de mayo, a eso de las 10 de la mañana, un grupo de Padres de Schoenstatt estábamos reunidos en Sión cuando recibimos un mail con la extraordinaria noticia de que los Palotinos habían donado el Santuario original; en el mail se indicaba el link de la página web de los Palotinos de Alemania. Buscamos la página y decía: “La comunidad de los Palotinos regala al Movimiento de Schoenstatt, para el año jubilar 2014, la capilla de peregrinación en Vallendar-Schoenstatt. Lo decidió la Asamblea Provincial, el máximo órgano decisorio de la comunidad, en su sesión del 22 de mayo de 2013, en el provincialato de Friedberg, Baviera. Junto con la capilla se incluye en la donación la plaza de peregrinos colindante”. Inmediatamente se sucedieron llamados para confirmar la gran noticia. Era verdad: el Santuario original era nuestro.

La noticia se expandió por todo el mundo como una gran ola de alegría, despertando en la Familia de Schoenstatt una inmensa gratitud a Dios y a la Sma. Virgen. En muchos Santuarios se repicaron las campanas anunciando la gran noticia, y muchos la recibían con lágrimas en los ojos. El Santuario original por fin es nuestro. Es un milagro.

Haciendo un poco de historia: en el año 1965, al regresar el P. Fundador del exilio, estando él en Roma y a instancias de la Santa Sede, se llevaron a cabo reuniones entre los Palotinos (dueños del Santuario original) y el Movimiento de Schoenstatt, acerca del uso del Santuario. Se llegó al compromiso de que Mons. Wissing, responsable de Schoenstatt, nombraría a un sacerdote Palotino como rector del Santuario y a un sacerdote de Schoenstatt como rector del Movimiento Popular y de Peregrinos, y entre ambos deberían ponerse de acuerdo sobre el uso del Santuario original.

Pero la tarde anterior a la firma del acuerdo el P. General de los Palotinos fue a ver al P. Fundador muy preocupado, porque se encontraba en una situación muy difícil: consideraba que con el acuerdo se le quitaría a los Palotinos el derecho de designar al Rector del Santuario, derecho que les correspondía por sus constituciones. Él consideraba esto como una intervención foránea que le crearía un problema grave en su comunidad. El P. Fundador le respondió que Schoenstatt no quería quitarle a los Palotinos ningún derecho, lo que solamente quería era poder tener acceso libre al Santuario, de modo que si el Padre General se comprometía a respetar ese derecho, él se comprometía a que ese acuerdo no se firmara. El P. General Palotino quedó muy satisfecho con estas palabras del P. Fundador.

El P. Kentenich habló entonces con Mons. Wissing y con Mons. Tenhumberg, los representantes de Schoenstatt en las conversaciones ante los Palotinos; les expuso la situación y les pidió que no se firmara este acuerdo. Mons. Tenhumberg le expresó al P. Fundador que dudaba de que este compromiso con el General de los Palotinos se cumpliera, a lo cual el P. Kentenich respondió: "Bien, yo asumo esta responsabilidad”. No obstante el gesto generoso del P. Fundador, siguieron tiempos de distanciamiento e incomprensión.

El P. Fundador contó a sus colaboradores que el motivo por el cual había actuado así era que él no quería que hubiera vencedores y vencidos en la problemática en torno al Santuario original, ya que tarde o temprano deberíamos poder trabajar juntos. Era conveniente que no quedaran heridas abiertas para permitir más tarde una relación más fraterna. Según su visión, en el futuro podía suceder que, cuando hubiera nuevas generaciones de Palotinos que no fueran parte de los conflictos con Schoenstatt, ellos mismos entregaran el Santuario original ya que no les significaría nada especial para su vida y su misión. Esto es lo que, después de 48 años, ha sucedido el 22 de mayo.

Todavía falta aclarar qué pasará con los caminos de acceso al Santuario, los lugares de estacionamiento, la sacristía y las formalidades del traspaso que concretarán la posesión definitiva del Santuario original. Seguramente Uds. se preguntarán: ¿qué podemos hacer para colaborar? ¿Es suficiente decir “muchas gracias” y hacer una oración? Como les escribí en la Carta de Alianza de febrero último, creo que, hoy más que nunca, nuestros “aportes” para poseer verdaderamente el Santuario original deben ser:

1º ofrecer capital de gracias: El Santuario original será definitivamente nuestro cuando lo “conquistemos” con nuestras entregas solidarias de amor. 

2º esforzarnos por la unidad fraterna de la Familia: el Santuario original será nuestro “hogar común” si vivimos en Alianza de Amor entre nosotros. Crezcamos en fraternidad y generosidad, dejemos de lado absurdas ambiciones y juegos de poder, y fomentemos la unidad, el diálogo sincero y el trabajo en común.

3º gestar cultura de Alianza: siguiendo el ejemplo del P. Kentenich y los primeros misioneros de Schoenstatt ofrezcamos la Alianza de Amor, estrechemos vínculos y tendamos puentes entre los hombres y de los hombres con Dios. En este año de la fe y la misión, el Papa Francisco nos convoca a ser una Iglesia abierta y peregrina: regalemos el mensaje de la Alianza de Amor con María y seamos constructores de “cultura de Alianza”.

Queridos hermanos, estoy seguro de que el P. Fundador hoy nos diría nuevamente las palabras de Goethe: “Lo que heredaste de tus mayores, conquístalo para poseerlo”.

Con alegría, les mando desde el Santuario un cordial saludo y bendición.

¡Feliz día de Alianza!

P. José Javier Arteaga

 

¡CON MARÍA ARDAMOS POR LA MISIÓN!

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