Carta de Alianza
Junio 2013
Queridos hermanos en la
Alianza:
Hay días que se vuelven históricos. El 22 de mayo, a eso de las 10 de la
mañana, un grupo de Padres de Schoenstatt estábamos reunidos en Sión cuando
recibimos un mail con la extraordinaria noticia de que los Palotinos habían
donado el Santuario original; en el mail se indicaba el link de la página web de
los Palotinos de Alemania. Buscamos la página y decía: “La comunidad de los
Palotinos regala al Movimiento de Schoenstatt, para el año jubilar 2014, la
capilla de peregrinación en Vallendar-Schoenstatt. Lo decidió la Asamblea
Provincial, el máximo órgano decisorio de la comunidad, en su sesión del 22 de
mayo de 2013, en el provincialato de Friedberg, Baviera. Junto con la capilla se
incluye en la donación la plaza de peregrinos colindante”.
Inmediatamente se sucedieron llamados para confirmar la gran
noticia. Era verdad: el Santuario original era nuestro.
La noticia se expandió por
todo el mundo como una gran ola de alegría, despertando en la Familia de
Schoenstatt una inmensa gratitud a Dios y a la Sma. Virgen. En muchos Santuarios
se repicaron las campanas anunciando la gran noticia, y muchos la recibían con
lágrimas en los ojos. El Santuario original por fin es nuestro. Es un milagro.
Haciendo un poco de historia: en el año 1965, al regresar el P.
Fundador del exilio, estando
él en Roma y a instancias de la Santa Sede, se llevaron a cabo reuniones entre
los Palotinos (dueños del Santuario original) y el Movimiento de Schoenstatt,
acerca del uso del Santuario. Se llegó al compromiso de que Mons. Wissing, responsable de
Schoenstatt, nombraría a un
sacerdote Palotino como rector del Santuario y a un sacerdote de Schoenstatt
como rector del Movimiento Popular y de Peregrinos, y entre ambos deberían
ponerse de acuerdo sobre
el uso del Santuario original.
Pero la tarde anterior a la
firma del acuerdo el P. General de los Palotinos fue a ver al P. Fundador muy
preocupado, porque se encontraba en una situación muy difícil: consideraba que
con el acuerdo se le quitaría a los Palotinos el derecho de designar al Rector
del Santuario, derecho que les correspondía por sus constituciones. Él
consideraba esto como una intervención foránea que le crearía un problema grave
en su comunidad. El P. Fundador le respondió que Schoenstatt no quería quitarle
a los Palotinos ningún derecho, lo que solamente quería era poder tener acceso
libre al Santuario, de modo que si el Padre General se comprometía a respetar
ese derecho, él se comprometía a que ese acuerdo no se firmara. El P. General
Palotino quedó muy satisfecho con estas palabras del P. Fundador.
El P. Kentenich
habló entonces con Mons. Wissing y con Mons. Tenhumberg, los representantes de
Schoenstatt en las conversaciones ante los Palotinos; les expuso la situación y
les pidió que no se firmara este acuerdo. Mons. Tenhumberg le expresó al P.
Fundador que dudaba de que este compromiso con el General de los Palotinos se
cumpliera, a lo cual el P. Kentenich respondió: "Bien, yo asumo esta
responsabilidad”. No obstante el gesto
generoso del P. Fundador, siguieron tiempos de distanciamiento e incomprensión.
El P. Fundador contó a sus
colaboradores que el motivo por el cual había actuado así era que él no quería
que hubiera vencedores y vencidos en la problemática en torno al Santuario
original, ya que tarde o temprano deberíamos poder trabajar juntos. Era
conveniente que no quedaran heridas abiertas para permitir más tarde una
relación más fraterna. Según su visión, en el futuro podía suceder que, cuando
hubiera nuevas generaciones de Palotinos que no fueran parte de los conflictos
con Schoenstatt, ellos mismos entregaran el Santuario original ya que no les
significaría nada especial para su vida y su misión. Esto es lo que, después de
48 años, ha sucedido el 22 de mayo.
Todavía falta aclarar qué pasará con los caminos de
acceso al Santuario, los lugares de estacionamiento, la sacristía y las
formalidades del traspaso que concretarán la posesión definitiva del Santuario
original. Seguramente Uds. se preguntarán: ¿qué podemos hacer para colaborar?
¿Es suficiente decir “muchas gracias” y hacer una oración? Como les escribí en
la Carta de Alianza de febrero último, creo que, hoy más que nunca, nuestros “aportes” para poseer verdaderamente el
Santuario original deben ser:
1º
ofrecer capital de gracias: El
Santuario original será definitivamente nuestro cuando lo “conquistemos” con
nuestras entregas solidarias de amor.
2º esforzarnos por la unidad fraterna de la Familia: el
Santuario original será nuestro “hogar común” si vivimos en Alianza de Amor
entre nosotros. Crezcamos en fraternidad
y generosidad, dejemos de lado absurdas ambiciones y juegos de poder, y
fomentemos la unidad, el diálogo sincero y el trabajo en
común.
3º gestar cultura de
Alianza: siguiendo el ejemplo del P. Kentenich y los primeros misioneros de
Schoenstatt ofrezcamos la Alianza de
Amor, estrechemos vínculos y tendamos puentes entre los hombres y de los hombres
con Dios. En este año de la fe y la misión, el Papa Francisco nos convoca a
ser una Iglesia abierta y peregrina: regalemos el mensaje de la Alianza de Amor
con María y seamos constructores de “cultura de
Alianza”.
Queridos hermanos, estoy
seguro de que el P. Fundador hoy nos diría nuevamente las palabras
de Goethe: “Lo que heredaste de tus mayores,
conquístalo para poseerlo”.
Con alegría, les mando desde
el Santuario un cordial saludo y bendición.
¡Feliz día de
Alianza!
P. José Javier
Arteaga
¡CON MARÍA
ARDAMOS POR LA MISIÓN!
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