viernes, enero 21, 2011

Juan Pablo II será beatificado en Roma
Lunes, enero 17th, 2011
ROMA, P. Guillermo Mario Cassone. Hace unas horas el Papa Benedicto XVI firmó el decreto de beatificación de su predecesor, Juan Pablo II, aprobando el milagro atribuido a su intercesión, que fuera ya aprobado unánimemente por los Cardenales de la Congregación para las Causas de los Santos días atrás, habiéndose cumplido previamente todos los pasos procesales rigurosamente. La única excepción fue abrir el proceso antes de haber pasado 5 años de su muerte.

Eligió como fecha el 1 de mayo, que este año es el domingo después de la Pascua, llamado de la Divina Misericordia, una fiesta incorporada a la liturgia precisamente por Juan Pablo II.

La importancia de toda beatificación y canonización es que la Iglesia reconoce la santidad de una persona, la propone como modelo de cristiano y permite el culto público en la liturgia. Desde ese día se puede rezar por intercesión del nuevo beato o santo en las Misas y demás celebraciones de la Iglesia, así como venerar sus imágenes o reliquias.

Un “santo global”
Pero esta beatificación tiene un carácter particular ya que Juan Pablo II no sólo ha sido Papa, Pastor de la Iglesia universal, sino que era y es conocido y querido por todo el mundo, algo así como un “SANTO GLOBAL”. Esto ya se vio en su vida por el contacto con tanta gente y el afecto que despertaba en sus viajes por todo el mundo y en las multitudes que lo encontraban en Roma. Se puso de manifiesto en sus funerales y desde entonces en la cadena ininterrumpida de peregrinos que visitan su tumba hasta el presente.

Su beatificación será también una fiesta de toda la Iglesia, tanto para quienes podamos estar presentes como para los millones que se unirán por los medios de comunicación en todo el mundo. Pero será una fiesta para todo el mundo, una fiesta global, que unirá a personas de todo tipo, más allá de su raza, lengua, cultura o religión.

La herencia espiritual que nos dejó
Creo que este signo de los tiempos que fue y será su persona tiene algunos rasgos que nos permiten descubrir su profundo mensaje. En una visión muy personal me permito resumir en cinco aspectos lo que lo caracteriza y la herencia espiritual que nos dejó para acrecentarla.

1. SU PROFUNDIDAD ESPIRITUAL
A partir de una honda piedad mariana (TOTUS TUUS), su cercanía a Jesús Redentor del hombre y revelación de la Misericordia del Padre, puesta de manifiesto no sólo cuando oraba sino en todas sus actitudes y conductas públicas y privadas. Espiritualidad muy encarnada en las realidades humanas normales y extraordinarias.

2. SU PATERNIDAD UNIVERSAL
Todo hombre y todos los hombres eran y son destinatarios de su amor paternal capaz de jugarse por la paz y la justicia, la verdadera liberación de los pueblos, el respeto por la vida y la dignidad humana, la preferencia por los pobres y dolientes, la prioridad por la familia y los jóvenes, y sus múltiples gestos en que se mostraba como padre de todos, sin excluir a nadie.

3. SU INQUIETUD EVANGELIZADORA
No sólo hizo más de 100 viajes misioneros a casi todos los países sino que visitó como Obispo de Roma casi todas sus Parroquias y siempre con una extraordinaria cercanía a las personas y pueblos para promover una Nueva Evangelización y despertar una actitud misionera en los cristianos, comprometiéndonos a ser testigos de Jesús, sin temores ni miedos, con valentía y esperanza.

4. SU CONCIENCIA HISTÓRICA
No se puede escribir la historia contemporánea sin mencionar lo que hizo para cambiar tantas realidades que parecían inamovibles, como la guerra fría y sus consecuencias, por ejemplo. Su mediación valiente que evitó una guerra inminente entre dos países hermanos como Chile y Argentina, para poner otro ejemplo. El gran Jubileo de la Redención en que pidió perdón por los pecados de los cristianos y nos invitó a iniciar un nuevo milenio signado por los valores del Evangelio, como un ejemplo más.

5. SU AUTENTICIDAD DE VIDA
Su mirada vigorosa y transparente, su voz cálida y sonora, sus gestos elocuentes y espontáneos revelan un corazón que ama y no oculta sus afectos. Era profundamente humano, había vivido y sufrido en carne propia los dolores de su tiempo, no escondía sus límites físicos en su enfermedad así como no reprimía su alegría y buen humor. Para él manifestar públicamente su ternura ante una imagen de María no lo inhibía para nada, así como su entusiasmo y su pasión al proclamar las verdades del Evangelio o su enojo y firmeza al condenar situaciones de pecado.

Una “perlita” Después de esta sucinta enumeración de sus rasgos me permito proponerles tres preguntas para prepararnos a este hermoso acontecimiento de gracias del domingo 1 de mayo de este año:

•¿Qué significa la persona de Juan Pablo II para mí hoy?
•¿Qué virtudes que lo caracterizan quiero vivir e imitar?
•¿Qué puedo cambiar en mi entorno para hacer fecunda su herencia?

Concluyo con una “perlita” de las varias veces que estuve con él, que ocurrió al inicio del 2001, apenas concluido el Gran Jubileo, y fue mi último encuentro con él. Pude concelebrar con él en su Capilla privada en el Vaticano a las 7 de la mañana. Yo iba con la imagen peregrina de la Virgen de Schoenstatt que puse cerca del altar y al final de la Misa la tomé en mis manos y se la mostré diciéndole: “Santo Padre, le pido su bendición para Schoenstatt”. Me miró, se sonrió y puso su mano sobre la imagen haciendo el signo de la bendición.

Que esta bendición llegue hoy a toda nuestra Familia de Schoenstatt en todo el mundo por intercesión del nuevo Beato.

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