viernes, agosto 15, 2008

Asunción de María

María fue llevada al cielo en cuerpo y alma, y ella existe ahora en toda su realidad humana en un estado de glorificación anticipada. Este dogma nos regala la esperanza de llegar a esa situación después de la resurrección final.

María participó tan íntima y profundamente en la obra de redención, que Dios quiso regalarle esa resurrección final en forma anticipada.
Si el pecado es el fundamento de la muerte, María, concebida sin pecado, no podía permanecer sometida en su cuerpo al poder de la muerte.

La Asunción de María da sentido al cuerpo humano. Invita a valorarlo en su dignidad y función como expresión del espíritu, como medio de comunicación con la realidad y habitación de la Trinidad. El olvido o desprecio de esta dignidad conduce a una vivencia angelicista y descarnada del cristianismo.
El otro modo de violación de la dignidad del cuerpo es la exaltación y abuso del mismo. María asunta al cielo es una protesta enérgica contra la civilización de tomar al cuerpo como un ídolo, un mero objeto de placer, un artículo más de propaganda y consumo, un instrumento de satisfacción de los bajos instintos.
El cuerpo está llamado a ser santo y participará de la resurrección final. Lo que para nosotros es objeto de esperanza, para Ella es realidad experimentada.
Hoy el Santo Padre Benedicto XVI, en la Misa que celebró por la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, dijo: "Ante el triste espectáculo de tantas falsas alegrías y de tanto dolor que inunda el mundo, debemos aprender de María a convertirnos en signos de esperanza y de consolación, debemos anunciar en nuestra vida la Resurrección de Cristo".

Pidamos a María que nos muestre el camino de la esperanza para que por Cristo Jesús podamos participar de su eterna gloria.

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