Buenos Aires, 12 de abril de 2013
Queridas Madres de Federación:
Con muchísima alegría comparto este día de gracias y bendiciones especiales al cumplirse 25 años de la fundación!
Seguramente todas pueden estar inmensamente agradecidas porque el Padre y nuestra Madre llamaron a la vida a esta Comunidad en la que cada una encuentra su lugar y su camino de santidad y de entrega a la misión. Seguramente cada una puede decir: ¡qué sería de mi si no existiera la Federación de Madres!
Creo que podemos aplicar estas palabras de nuestro Padre, dichas a la primera generación de Schoenstatt, también a nosotras hoy, como Federación de Madres:
“Un movimiento (la Federación) no
puede existir -y menos en un tiempo de cambio como lo estamos experimentando
actualmente- sin dirigentes sobresalientes y eficaces. Sí, por eso debemos
tener en cuenta que también seamos semillas para un tiempo nuevo. La semilla
primero debe caer en la tierra. Debe morir, entonces dará fruto maduro en
abundancia.
¿Dónde están las semillas de entre
nosotros? ¿Dónde están aquellos de los cuales se podrá decir y cantar: 'han
entregado todo por el movimiento' (por la Federación)? El tiempo
de hoy descansa sobre sus hombros
Si me apoyo sobre los hombros de
las generaciones anteriores, esto significa para mí: ¡Por ellos! Veo entonces
las generaciones futuras ante mí. No sólo doy una mirada retrospectiva, no sólo
me detengo en el presente, mi mirada abarca también el futuro. ¡Por ellos! El
hombre heroico no piensa en sí mismo. ¡Por ellos! ¡Sí, por las generaciones
futuras!
Nosotros debemos ser los
mensajeros. Schoenstatt (la Federación) no se
ha hecho sin la colaboración vigorosa, desprendida y heroica de los primeros
portadores. Y Schoenstatt no debe seguir construyéndose sin nosotros. Por lo
tanto: Madre tres veces Admirable, transfórmame en mensajero de tu gran misterio
de Schoenstatt. Te quiero anunciar. Quiero anunciar tu misterio por medio de mi
ser. Quiero encarnar el misterio de Schoenstatt hasta la punta de mis dedos.
Entonces anunciaré el gran misterio. ¡Hazme mensajero de tu misterio!” P.K.
10 de diciembre de 1933
Con mucha alegría las acompaño en esta fiesta, en este Jubileo y les deseo
que puedan ser muy fecundas en su misión. Para mí es un gran regalo ser parte
también – desde mi lugar – de esta Comunidad de Federación y compartir con
ustedes esta misión tan grande.La Región Canaa podrá vivirla comenzando su Retiro. Seguramente ellas podrán rezar en forma especial por todas.
Y la Región de Cuyo podrá ofrecer como regalo especial de este Jubileo, la Consagración perpetua del Curso 12.
Todos signos de la fecundidad y al mismo tiempo de la bendición del Padre.
Reciban un saludo muy grande y cuenten con mi oración especial! Hna. Mariela
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