Querida familia de Schoenstatt Argentina:
A la distancia física, tal como lo indica el protocolo
actual pero con muchísima cercanía espiritual, les deseo un bendecido día de
Alianza para cada uno de ustedes, sus familias y comunidades. En estos días
hemos vivido celebraciones importantes que, por la pandemia, pueden no haber
calado tan hondo en nuestro corazón. Por ello vale la pena recordar los 400
años de la presencia de la Virgen del Valle de Catamarca y que hace unos días,
nos congregábamos como pueblo argentino, también espiritualmente, en Luján para
celebrar a nuestra Patrona. Aquí “estamos todos”, nos repetía el obispo E.
Scheinig, hermanados por una misma madre.
La pandemia nos exige el salto mortal de la filialidad
Transitamos un tiempo de profundo desamparo y desvalimiento.
En el pensar de nuestro fundador, estos tiempos, son permitidos y hasta
buscados por Dios para desafiarnos a crecer en filialidad:
“El hombre debe sentirse desamparado, sino, cesa su
crecimiento. El desamparo involuntario es el gran factor de salvación en
nuestra vida. Las condiciones naturales para este descobijamiento se presentan
hoy día con mucha más fuerza, ya que el tiempo actual arrasa con todo lo
superficial. El hombre experimenta su desesperación desnuda. ¡Qué hermosa es la
tarea que nosotros tenemos en este sentido! Si enfrentamos el descobijamiento
absoluto con nuestro profundo cobijamiento, habremos dado al tiempo de hoy un
testimonio inapreciable”. (P. Kentenich, Retiro Lumen Christi, 1937)
La coronación del mes pasado fue vivida en ese espíritu
filial que encuentra reposo y cobijo en los brazos de una Madre y Reina. Ahora
la Presidencia Internacional nos vuelve a invitar a continuar en esta corriente
de coronación y sumarnos al acto del próximo 31 de mayo, en la fiesta de
Pentecostés, en Bellavista. Un Santuario histórico, bendecido por nuestro
padre, donde coronó a María como Reina de la Misión y a fin de este mes, la
Mater volverá a recibir la corona.
En el pensar del Padre Kentenich la coronación no acaba en
reconocer el poder de Reina de María, sino que, como garantía de la corona,
implica ponernos a su servicio en la plasmación de un nuevo orden social,
plasmación de su reinado. ¡Qué claro está ahora que se está gestando un nuevo
orden social! Se está hablando de una “nueva normalidad”. ¡Cuánto más nos
necesita el Señor para que esta gestación tenga un rostro más humano y divino!
Las consecuencias económicas todavía no están claras, pero
seguramente serán fuertes. La confianza en el Dios providente, nuestro
protagonismo – principalmente el de
quienes se sienten llamados por profesión y vocación al servicio y plasmación de
estructuras públicas – y nuestra solidaridad con aquellos que menos tienen, son
la clave para esta “nueva normalidad” que se avecina y quiere ser configurada.
Update Pastoral
En la vida del Movimiento me alegra constatar cómo se van
activando reuniones, encuentros, talleres y retiros de manera virtual. Sabemos
que no es lo óptimo. Extrañamos reunirnos presencialmente, pero es lo que el
Señor pone en nuestras manos y por eso queremos aprovecharlo.
Va surgiendo también la sorpresa de ver cómo ésta nueva
modalidad, acerca a personas y comunidades que antes considerábamos tan lejos
que ni soñábamos entrar en contacto con ellas. Paradójicamente, con algunos
estamos ahora más conectados que antes. Pastoralmente hablando, el nuevo límite
es la conexión a internet y el idioma, ya no más la distancia geográfica.
La oferta pastoral virtual se ha elevado exponencialmente.
Estamos llenos de alternativas. En principio esto es bueno. Aquellos que se
encuentran en lugares más periféricos, nunca antes habían tenido tanto acceso a
material y propuestas como en este tiempo. El peligro es perderse en el
infinito océano de lo digital y la sobreabundancia de ofrecimientos.
Los animo, de todas maneras, a aventurarnos en este mundo
digital de las comunicaciones. A mi entender, lo peor que podemos hacer es,
como en el Evangelio, esconder los talentos que Dios pone en nuestras manos. Ya
en el Acta de Prefundación el P. Kentenich nos lanza hacia adelante, sabiendo
que los medios de comunicación, como todos los avances científicos, puestos al
servicio del hombre, al cultivo de su mundo interior, son oportunidades de
desarrollo.
Me despido, invitándolos a unirnos en oración, en especial
el Rosario, en este mes de María europeo que el Papa nos ofrece al mundo entero
y que para los schoenstattianos tiene su historia. De Engling nos llegaron las
famosas “Flores de Mayo”, que el congregante ofrecía como muestras de amor por
su madre.
Saludos y bendiciones. Quedamos en eso, permanecemos fieles.
Padre Pablo G. Pérez
Director Nacional