Novena Navideña 2015:
P.Guillermo Carmona
Introducción
El 8 de diciembre el Papa Francisco abrió
la puerta de la Misericordia e inauguró un lugar y un tiempo santo. Navidad también
es un tiempo de gracia. El nombre de esa gracia se llama: Misericordia.
Nos sentimos interpelados a ir a Belén
para mirar al Niño que refleja la misericordia del Padre y abrazarlo como quien
nos invita a imitarlo.
Cada
día de la novena meditaremos algún hecho bíblico que tenga que ver con la
misericordia. Lo relacionaremos con la Navidad, buscando que sea una experiencia
de vida y nos modele el día a día de la espera.
Comenzamos la novena rezando una oración
introductoria. Luego alguien puede leer el texto bíblico y otro la reflexión
que le sigue. Se dejan unos momentos para la meditación y las preguntas, que
pueden dialogarse, si la novena se hace en familia o en grupo. Finalmente se
lee el propósito sugerido para cada uno de los días.
Oración inicial
Tu
santuario es nuestro Belén, en cuya aurora Dios se regocija.
Allí
diste a luz virginalmente al Señor,
quien
te eligió por Madre y Compañera.
En
esa admirable fecundidad nos trajiste al Sol de Justicia.
Para
que nuestro tiempo pueda mirar la Luz eterna,
erigiste
benignamente a Schoenstatt.
Como
Enviada de Dios y Portadora de Cristo,
quieres,
desde el santuario, recorrer el mundo en tinieblas.
Con alegría sumerge
nuevamente al Señor en mi alma, y, al igual que tú,me asemeje a él en todo;
hazme
portador de Cristo a nuestro tiempo
para
que se encienda en el más luminoso resplandor del sol.
El
universo entero con gozo glorifique al Padre,
le
tribute honra y alabanza por Cristo, con María,
en
el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
Primer día.
Dejar que
Jesús nos mire, nos llame y nos cambie la vida.
1. Texto bíblico: Lucas 5.27-32
“Jesús salió y vio a
un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de
impuestos, y le dijo: ‘Sígueme’.
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús
un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que
estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los
escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: ‘¿Por qué ustedes comen
y beben con publicanos y pecadores?’. Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: ‘No
son los sanos que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he
venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan’”.
Palabra del Señor.
Después de la lectura dejamos un
pequeño espacio para la reflexión personal del texto escuchado o leído. Me
pregunto:
-
¿Qué sucedió?
-
¿Qué mensaje trae el texto?
-
¿Qué me dice a mí personalmente?
2. Reflexión
La mirada de Jesús conmueve al hombre y
lo convierte. Le cambia la vida y por eso lo sigue. Jesús no niega la realidad
pecadora de Levi, sino que la asume y se propone redimirla.
Por otro lado, Jesús no levanta
barreras ni discrimina, como lo hacen los fariseos y escribas. No se comporta
como aquellos que separan entre aquellos que cumplen la ley y los que no lo
hacen. La única intención es regalarle al hombre su perdón e invitarlo a
cambiar. La invitación -¡Sígueme!”- es la expresión sensible de abandonar lo
viejo y comenzar algo nuevo.
La mirada y la palabra de Jesús tiene
que haber sido tan fuerte que Levi -Mateo- no dudó un instante en dejar la
caja, la mesa de recaudador de impuesto, el dinero, la convivencia inicua. El
seguimiento es expresión de cambio: no quedarse donde está, sino ayudarlo a
Jesús a sembrar semillas de cambio y de esperanza.
El convertido cambia de vida, invita a
un banquete y se torna solidario: todos están convidados a la mesa. Sólo
aquellos que envidian este gesto se tornan acusadores, represores del bien. El
perdón y la misericordia están en el centro de la acción de Jesús.
En Navidad Jesús quiere mirarte. Desde
el pesebre invitarte, invitarnos a todos, a cambiar. Nosotros acudimos como los
pobres de entonces, los pastores, atónitos quizás para hallarnos con alguien
que nos regala la paz y en su sonrisa nos llena de alegría.
Cada uno de nosotros es Leví. Yo soy
Leví. Tú eres Leví. Precisas que el Niño te me mire, me mire, y me invite a ser
pastor, cuidador de los hermanos que que anhelan salvación.
Así como en la Nochebuena el Padre Dios
no discrimina, nosotros queremos acoger a todos los hermanos y llevándolos al
pesebre, pedirle a Jesús que también los reciba y todos -nosotros y ellos- lo
sigamos.
Preguntas
para la reflexión
1.
¿Qué es lo primero que hace Leví cuando
siente la mirada de Jesús? ¿Qué siento yo mirándolo a Él?
2. ¿Qué personas estaban invitadas al banquete? ¿A quién quiero yo recibir
en mi casa, en mi corazón, y prepararle a ellos, la experiencia del encuentro?
3.
¿En qué consiste el “¡Sígueme!” de
entonces a Levi, si lo aplico a mi vida
en esta Navidad?
Compromiso
sugerido
Rezar un Rosario, o una decena del
Rosario, por alguna persona que siento, está lejos de Jesús y que pertenece al
círculo de amistades.
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