Fuente: www.vatican.va
PENITENCIARÍA APOSTÓLICA
EL DON DE LA INDULGENCIA
La celebración del Año jubilar no sólo constituye una
ocasión singular para aprovechar el gran don de las indulgencias, que el Señor
nos hace mediante la Iglesia, sino que también es una feliz oportunidad para
volver a presentar a la consideración de los fieles la catequesis sobre las
indulgencias. Por eso, la Penitenciaría apostólica publica, para utilidad de
cuantos realizan las visitas jubilares, este aviso sagrado.
INDICACIONES DE ÍNDOLE GENERALSOBRE LAS INDULGENCIAS
1. El «Código de derecho canónico» (c. 992) y el «Catecismo
de la Iglesia católica» (n. 1471), definen así la indulgencia: «La indulgencia
es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en
cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones
consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la
redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de
Cristo y de los santos».
2. En general, para lucrar las indulgencias hace falta
cumplir determinadas condiciones (las enumeramos en los
números 3 y 4) y realizar determinadas obras (en los números
8, 9 y 10 se indican las que corresponden al Año santo).
3. Para lucrar las indulgencias, tanto plenarias como
parciales, es preciso que, al menos antes de cumplir las últimas exigencias de
la obra indulgenciada, el fiel se halle en estado de gracia.
4. La indulgencia plenaria sólo se puede
obtener una vez al día. Pero, para
conseguirla, además del estado de gracia, es necesario que el fiel
- tenga la disposición interior de un desapego total
del pecado, incluso venial;
- se confiese sacramentalmeпte de sus pecados;- reciba la sagrada Eucaristía (ciertamente, es mejor recibirla participando en la santa misa, pero para la indulgencia sólo es necesaria la sagrada Comunión);
- ore según las intenciones del Romano Pontífice.
5. Es conveniente, pero no necesario, que la confesión
sacramental, y especialmente la sagrada Comunión y la oración por las
intenciones del Papa, se hagan el mismo día en que se realiza la obra
indulgenciada; pero es suficiente que estos sagrados ritos y oraciones se
realicen dentro de algunos días (unos veinte) antes o después del acto
indulgenciado. La oración según la mente del Papa queda a elección de los
fieles, pero se sugiere un «Padrenuestro» y un «Avemaría». Para varias
indulgencias plenarias basta una confesión sacramental, pero para cada
indulgencia plenaria se requiere una distinta sagrada Comunión y una distinta
oración según la mente del Santo Padre.
6. Los confesores pueden conmutar, en favor
de los que estén legítimamente impedidos, tanto la obra prescrita como las
condiciones requeridas (obviamente, excepto el desapego del pecado, incluso
venial).
7. Las indulgencias siempre son aplicables o a sí
mismos o a las almas de los difuntos, pero no son aplicables a otras
personas vivas en la tierra.
ASPECTOS PROPIOS DEL AÑO JUBILAR
Cumplidas las necesarias condiciones, indicadas
en los números 3 y 4, los fieles pueden lucrar la indulgencia jubilar realizando
una de las siguientes obras, enumeradas aquí en tres
categorías:
8. Obras de piedad o religión
- O hacer una peregrinación
piadosa a un santuario o lugar jubilar (para Roma: una de las cuatro
basílicas patriarcales, es decir, San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la
Mayor y San Pablo, o también a la basílica de Santa Cruz de Jerusalén, a la
basílica de San Lorenzo en Campo Verano, al santuario de la Virgen del Amor
Divino o a una de las catacumbas cristianas), participando en la santa misa o
en otra celebración litúrgica (Laudes o Vísperas) o en un ejercicio de piedad
(vía crucis, rosario, rezo del himno «Akáthistos», etc.),
- o hacer una visita piadosa, en
grupo o individualmente, a uno de esos lugares jubilares, participando en la
adoración eucarística y en meditaciones piadosas, concluyéndolas con el «
Padrenuestro », el « Credo » y una invocación a la Virgen María.
9. Obras de misericordia o caridad
- O visitar, durante un tiempo
conveniente, a hermanos necesitados o que atraviesan dificultades (enfermos,
detenidos, ancianos solos, discapacitados, etc.), como realizando una
peregrinación hacia Cristo presente en ellos;
- o apoyar con un donativo significativo obras
de carácter religioso o social (en favor de la infancia
abandonada, de la juventud en dificultad, de los ancianos necesitados, de los
extranjeros que, en los diversos países, buscan mejores condiciones de vida);
- o dedicar una parte conveniente
del propio tiempo libre a actividades útiles para la
comunidad u otras formas similares de sacrificio personal.
10. Obras de penitencia
Al menos durante un día
- o abstenerse de consumos superfluos (fumar,
bebidas alcohólicas, etc.);
- o ayunar;
- o hacer abstinencia de carne (u otros
alimentos, según las indicaciones de los Episcopados),
entregando una suma proporcional a los pobres.
Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el
29 de enero de 2000.
Card. WILLIAM WAKEFIELD BAUMPenitenciario mayor
Mons. LUIGI DE MAGISTRIS
Obispo titular de Nova
Regente
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