lunes, agosto 28, 2017

El Puente N° 7 / 2017 - HIJA FIEL

HIJA FIEL: viviendo la filialidad de la vida diaria en la escuela de María

MADRE FILIAL, TRANSPARENTE DE MARÍA


Aporte de Carolina Innaco, Agustina Jofré, M. Laura Jofré, Cecilia González
Curso 12 - Región Cuyo


"Como María, es nuestro deseo cumplir alegremente la voluntad del Padre, siendo instrumentos para luchar contra el individualismo y la ausencia de Dios en un mundo tan convulsionado.
El objetivo es llevar la presencia de Dios y María a los demás, tratando de imitar a nuestra Madre del Cielo; con entrega total y alegría de ser colaboradoras en la obra del Padre, empezando por las pequeñas cosas de todos los días."






Como aporte de nuestro curso al tema propuesto, hemos pensado en presentarles una combinación entre el ideal territorial: “Hija fiel, alma y corazón, arde por la misión del Padre” y algo de nuestro estilo de vida de curso; el cual intentamos poner en práctica en la vida diaria, con la ayuda de Dios y el modelo de María, nuestra madre.
Ideal del curso 12: “Madre filial, transparente de María, instrumento de amor, paz y alegría”


Nos sabemos pensadas y creadas por Dios desde la eternidad con amor y con una misión, y en esa certeza, anhelamos ser la hija fiel que se sabe amada incondicionalmente por un Padre Misericordioso. Queremos experimentar el amor del Padre que nos ama tal cual somos, nos cuida, nos protege y nos da la fuerza que nos mueve a la misión. Como hija fiel nos entregamos totalmente al querer de Dios porque nos sentimos seguras y sin temor. 

Queremos hacer la voluntad del Padre como su Hijo. Es decir, aceptar lo que Dios tiene previsto para nosotras, creciendo en la entrega al Padre, comprometiéndonos con su plan. Deseamos dejarnos conducir con esperanza y alegría, siendo un milagro de pequeñez y confianza. 

Como María, anhelamos dar un sí filial y alegre en el camino de nuestra vida, un sí filial y valiente en nuestro camino de cruz, siendo obedientes en todas las circunstancias, sobre todo en los momentos difíciles, de oscuridad o dudas.

Anhelamos ser perseverantes en el amor a los demás, seguras y confiadas, fieles a las enseñanzas de nuestro Padre Dios y de nuestro Padre Fundador. 
Dar siempre un “continuado y perpetuo Sí”. Estar siempre disponibles con alegre generosidad al servicio de la misión. 
Con fe práctica en la Divina Providencia, queremos descubrir la voz de Dios detrás de cada suceso, y aun cuando no entendamos, entregarnos como niños dóciles a los deseos del Padre Dios.
Como hija fiel queremos mantenernos firmes en lo que nos hemos comprometido, siendo orgánicas en el pensar, amar y vivir. Anhelamos ser fieles en lo pequeño para ser fieles en lo grande, permaneciendo en el amor siempre y en todo momento, con actitud heroica y con apertura a Dios y a los grandes ideales. 

Como hija fiel, nunca nos apartaremos de Él, a pesar de los límites de nuestra humanidad.  
Queremos ser madres tomando como modelo a MARÍA, brindando cariño y amor a nuestras familias y siendo ejemplo de vida cristiana para ellos. Al mismo tiempo, conscientes de nuestras limitaciones y nuestra pequeñez, nos sentimos hijas y nos entregamos confiadas (a imagen de María) a la voluntad de nuestro Padre del cielo. 
Confiadamente nos ponemos en sus manos con filial abandono en la Voluntad de Dios.
Este rasgo de filialidad nos proporciona una tranquilidad inmensa a la hora de aceptar con cariño, equilibrio y armonía nuestro rol de esposas y madres. Anhelamos ser ejemplo tanto de madres como de hijas del Señor.
Como María, es nuestro deseo cumplir alegremente la voluntad del Padre, siendo instrumentos para luchar contra el individualismo y la ausencia de Dios en un mundo tan convulsionado.
El objetivo es llevar la presencia de Dios y María a los demás, tratando de imitar a nuestra Madre del Cielo; con entrega total y alegría de ser colaboradoras en la obra del Padre, empezando por las pequeñas cosas de todos los días.
Queremos brindarnos a los demás con servicialidad, amor cálido, cobijamiento, comprensión, aceptación y alegría; no sólo en el seno de nuestra familia, sino también con todos aquellos que nos rodean.
Anhelamos ser ejemplo, tanto de madres como de hijas del Señor, seguras de nuestra fe, como “hijas confiadas”, nos entregamos a nuestra tarea de “madres”. Tomando como modelo a la Madre por excelencia: María. Quien como Madre de Jesús estuvo siempre presente, a pesar de sus dolores y sus dudas. Siempre al lado de su Hijo, aún cuando “no entendía demasiado...”
Aspiramos a la libertad interior frente a los placeres mundanos y a nuestro ego personal, para estar libres y desapegadas para lo que Dios quiere de nosotras.
Ansiamos tener una sana y equilibrada vinculación con el trabajo, la naturaleza y los bienes materiales viviendo en el espíritu de pobreza. Esto significa desprendimiento de las cosas, de todo aquello que nos ata, para estar más libres para Dios. Es ausencia de necesidades y pretensiones. Requiere una actitud de hijo, de mendigo, de administrador frente a las cosas, pues nada nos pertenece a nosotras, sino a Dios.
En estos años de formación cristiana, dentro de los ideales de Schoenstatt y siguiendo las enseñanzas de nuestro Padre Fundador, hemos establecido un PROGRAMA DE VIDA cuyos puntos principales les presentamos:

  1. Gozar y agradecer a Dios por todos los bienes materiales y espirituales que nos ha regalado.
  2. Agradecer también lo que no se tiene y ofrecerlo al capital de gracias.
  3. Confiar como un niño, sabiendo que nada puede faltarnos, abandonarnos en las manos de Dios, pues es nuestro Padre.
  4. Agradecer a Dios por cada uno de los miembros de nuestra familia.
  5. Estar libres frente a las alabanzas y críticas, y no reaccionar negativamente cuando no se reconocen nuestros esfuerzos y trabajos.
  6. Cuidar y enseñar a cuidar en nuestro hogar y en todo lugar los recursos que provienen de la naturaleza: agua, luz, gas, etc.
  7. Compartir generosamente, sin esperar recompensas, nuestros bienes y nuestro tiempo, ejercitando la capacidad de desprendernos de personas y de cosas.
  8. Colaborar económicamente con el Movimiento y con la Iglesia, por más que nos cueste sacrificios y renuncias.
  9. Mantenernos serenas frente a las dificultades o adversidades materiales, y en todas las circunstancias de la vida.
  10. Luchar contra el consumismo, inculcando en los demás el espíritu de pobreza.
  11. Ser responsables y puntuales en nuestras tareas y realizarlas con alegría, ofreciéndolas por amor a Dios.
  12. Cumplir con todas las leyes (siempre que no sean contrarias a la moral y a la ley de Dios), aún las más pequeñas, como las normas de tránsito, pagar impuestos y deudas contraídas.
  13. Respetar a los jefes en el trabajo de cada una.
  14. Reconocer y defender la autoridad del Santo Padre, obispos y sacerdotes, autoridades y asesores del Movimiento


Carolina Innaco, Agustina Jofré, M. Laura Jofré y Cecilia González

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