miércoles, agosto 31, 2016

El Puente N° 5 / 2016 - ALMA Y CORAZON

ALMA Y CORAZÓN... cultivando la cultura de la alianza, cultivando la cultura del encuentro


Ser “alma y corazón” es vivir la Alianza de Amor al encuentro del otro

Aporte del Curso 8
Región Metropolitana 



Nuestra misión es guardar ilimitada y permanente fidelidad al ideal original de mujer y tratar de realizarlo en la vida cotidiana. En la medida que despleguemos lo eterno que hay en nosotras habremos cumplido el más grande apostolado que podemos hacer como mujeres. Tengamos el anhelo de ser aquella “federada de oro” que nos proponía el P. Nicolás en el retiro del año 2000. Salgamos al mundo siendo “alma y corazón”, viviendo nuestra Alianza de Amor de la mano de la Mater al encuentro del otro.



Según el diccionario, “alma” significa aquello que da espíritu, aliento y fuerza a algo. Se dice que “no tener alma” significa no tener compasión, ni caridad, ser indiferente a cuanto pueda mover el ánimo. Por el otro lado, “poner el alma” significa entregarlo todo.

El corazón, según el diccionario, es un órgano de naturaleza muscular que impulsa la sangre, siendo vital en el ser humano y animal. Existen varias acepciones que también nos hacen pensar sobre su significado:
De corazón: ser franco y sincero.
No tener corazón: ser insensible.
Ser todo corazón: ser generoso, bien dispuesto, tener nobleza y ardor en los sentimientos.

Nos dice nuestro P. Fundador en Roma en 1965: “Existe hoy el peligro que la mujer quiera ser cuerpo, casi exclusivamente, con una tendencia a realzar las formas específicamente femeninas. Frente a ese todo cuerpo, la mujer quiere ser toda alma, no queriendo negar ni despreciar el cuerpo”.

Aclara el Padre Kentenich: “Todo lo que hace la mujer debe tener alma, tiene la gran tarea de dar alma y espiritualizar todos los procesos de vida en sí misma y a su alrededor. Esto significa darle un toque personal a todo lo que haga”.

Esto de ser “toda alma”, va acompañado de “ser toda entrega”, cualidad casi exclusiva de la mujer por su maternidad. Por eso nos resulta natural que todo nuestro ser, nuestras actitudes y nuestra vida entera estén llenos de alma y sean imagen del Espíritu Santo.

Sobre el corazón nos dice el Padre Kentenich: “No existe un lugar más bello en el mundo que el corazón de una persona noble unida íntimamente con Dios” (Desde el Carmelo, 25.12.1941). “Allí nuestros corazones arden en amor por la Madre Tres Veces Admirable” (H.P. 4). 

La aspiración más profunda del corazón humano es el deseo de amar y ser amado. El amor es lo esencial y principal de nuestra vida. Aquí en la Argentina, en 1951, nos decía el Padre Fundador: “La historia de cada vida es la historia de su amor, nuestra vocación principal es siempre amar”. En Juan 14,35 nos dice el Señor: “Así reconocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros”.

La originalidad de Schoenstatt es realizar y vivir la Alianza de Amor con la Santísima Virgen. En esta alianza la Mater cumplirá su misión de Madre y Educadora, y nosotros estamos dispuestos a asumir una actitud de disposición y docilidad para dejarnos educar como instrumentos en Sus Manos. Para peregrinar en este camino son muy importantes los vínculos, ya que estamos en una comunidad, en una familia, en una sociedad interactuando, siempre con otras personas.

A continuación van algunas reflexiones en forma de preguntas para mejorar nuestros vínculos.
1. ¿Sé escuchar al otro, sin interrumpir?
2. ¿Acepto a la otra persona, tal cual es, con su temperamento y características?
3. ¿Renuncio a mis gustos por satisfacer al otro?
4. ¿Pido perdón cuando lastimo al otro?
5. ¿Puedo disentir pero no desunir?
6. ¿Soy tolerante en mi relación con el otro?
7. ¿Soy creativo para mejorar mis vínculos con paciencia y responsabilidad?
8. ¿Asumo una actitud de servicio, como" la servidora del Señor"?

Sabemos que la inseguridad, los miedos, los celos, las envidias, las mentiras, la intolerancia son actitudes que nos llevan a tener vínculos malsanos. Nuestra misión es guardar ilimitada y permanente fidelidad al ideal original de mujer y tratar de realizarlo en la vida cotidiana. En la medida que despleguemos lo eterno que hay en nosotras habremos cumplido el más grande apostolado que podemos hacer como mujeres.

Tengamos el anhelo de ser aquella “federada de oro” que nos proponía el P. Nicolás en el retiro del año 2000. Salgamos al mundo siendo “alma y corazón”, viviendo nuestra Alianza de Amor de la mano de la Mater al encuentro del otro.

Curso 8
" Hija fiel instrumento de Esperanza”

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