El Puente N° 2/2015 - Hija Fiel

   HIJA FIEL... viviendo la filialidad de la vida diaria en la escuela de María

Aporte del 3º Curso – Región Mediterránea

En la apertura hacia Dios, hacia los grandes horizontes e ideales, se encuentran las fuerzas necesarias para soportar el peso de los días y no claudicar cuando la labor diaria se hace dura, amenazadora por su silencio y su aparente insignificancia. Hace falta la holgura y dignidad de los grandes horizontes, pero es la tarea menuda y diaria la que da realismo y sustento a la vida. 

HIJA Y FILIALIDAD

Es notable con qué frecuencia aparece en nuestros ideales de curso, en los ideales regionales y en los temarios de estudios de nuestra Federación el tema de la filialidad. No podría ser de otra manera ya que el Padre Fundador afirmaba que “la desgracia mayor de los tiempos actuales es la pérdida del sentido filial ante Dios porque imposibilita la acción de Dios como Padre en nosotros”. Responder a esta falencia se convirtió para él y para el movimiento fundado por él en una misión y en uno de sus carismas distintivos.

La pérdida del sentido filial ante Dios va unida a la pérdida del sentido filial ante el padre terreno. Lo que el Padre Fundador como profeta vislumbraba se ha agudizado de tal manera en la actualidad, que la figura paterna terrena en muchos ámbitos tiende a desaparecer.

La esencia del Dios Padre es el Amor y su cualidad personal es engendrar. Es su anhelo que todas las creaturas en las que alienta la vida se integren en la filiación del Unigénito para así extender su paternidad sobre todas ellas. A esta motivación principal de Dios corresponde en el hombre el amor como “instinto y moción fundamental” puesto por el Espíritu Santo en su corazón. Esto es lo que hace posible al hombre soñar y alcanzar una comunión amorosa e íntima con el Padre, en la cual encuentra su plenitud de hijo.

Si Dios es en su esencia Padre y posee un sentir de Padre, el hombre debe ser en esencia hijo y tener un sentir de hijo. La infancia espiritual concebida como ser niño y sentir como niño es sencillamente el camino al cielo.

El Padre Fundador nos propone tres caminos para alcanzar la filialidad:

1. La Fe práctica en la Divina Providencia 

Es el abandono confiado en los brazos del Padre, actitud mariana fundamental. Es la Buena Noticia de Jesús: tenemos un Padre que nos ama, cuida y vela por cada uno de nosotros, aún por nuestras necesidades más insignificantes. (Mt 10,30; Lc 12,7; Mt 6, 25 – 34; Lc 12, 22 – 38)

2. La Alianza de Amor

María suscita amor filial en el hombre para ligarlo a si y remontarlo al Padre, así como la madre en la vida natural es quien despierta este primer amor y debe encausarlo hacia el padre de familia. El camino mariano es por excelencia el camino de la infancia espiritual, de la filialidad cristocéntrica y patrocéntrica en la fuerza del Espíritu Santo. Al Padre se lo ve en el Hijo y en todo aquél que es hijo en el Hijo.

3. La Conciencia de misión. 

El poder y la fuerza de ser hijo es un don y también una misión para hoy, la misión de vivir una familia patrocéntrica y filial, fraterna, mariana y solidaria por las gracias del Espíritu Santo.

FIEL Y FIDELIDAD

Jesús en el Evangelio nos dice “Permanezcan en mi amor”. A ese permanecer como mandato, como tarea de cada día, que tanto cuesta al hombre y a través del cual tantas gracias recibe, está referida la fidelidad. En el “Hacia el Padre” la fidelidad es la palabra más nombrada por el Padre Fundador. Se refiere a ella 37 veces.

¿Cómo es esto de permanecer? En la oración al Espíritu Santo del “Hacia el Padre” decimos: “…un continuado y perpetuo si”. El sí de lo cotidiano, el sí de lo pequeño, el sí de cada día, esa concentración de cada energía puesta en Dios, ese sí que modela la vida común de todos los días con las prácticas de las devociones. Estos pequeños sí puestos en los deseos y el querer del eterno Padre Dios son los que constituyen la santidad de la vida diaria que nos lleva a permanecer en el amor.

¡Qué bien conocemos las madres lo que significa en la educación de los hijos, en el matrimonio, en la vida de la familia y en la vida de la fe el continuado y perpetuo sí! Son metas en las que se avanza lentamente, se mantienen en el transcurrir de los años y deben ser renovadas cada día. No condicen con la fragilidad y superficialidad de nuestro tiempo, y tampoco con la fragilidad de nuestra voluntad. Cuando consideramos nuestras fuerzas nos dan miedo estos sí que involucran toda nuestra vida. La fidelidad, este permanecer cada día, es un fruto del Espíritu Santo que debemos pedirlo en oración y conquistarlo con los sí de cada día.

En la apertura hacia Dios, hacia los grandes horizontes e ideales, se encuentran las fuerzas necesarias para soportar el peso de los días y no claudicar cuando la labor diaria se hace dura, amenazadora por su silencio y su aparente insignificancia. Hace falta la holgura y dignidad de los grandes horizontes, pero es la tarea menuda y diaria la que da realismo y sustento a la vida. 

Como región hemos elegido el ser HIJA FIEL, la filialidad y la fidelidad como rasgo para nuestra Federación. María, HIJA FIEL por excelencia, educada y educadora, es nuestro gran ejemplo. Con gran alegría y gratitud celebra las maravillas de Dios en su vida y atesora en su corazón los momentos de oscuridad y dolor con total abandono por saberse en los brazos amados del Padre. 

Queremos iluminar cada palabra de este trabajo rindiendo un homenaje a nuestras hermanas NELLY DEPETRIS y MARÍA ESTER MAS, porque supieron permanecer en el amor siendo hijas fieles en su entrega diaria, vivida y luchada, de acuerdo al camino de Federación que el Padre y la Mater un día las invitaron a recorrer.

“QUEDAMOS EN ESO, PERMANECEMOS FIELES”

Bibliografía:

- Hacia el Padre

- Eres el alma de mi alma

- Niños ante Dios