ARDE POR LA MISIÓN DEL PADRE...
en camino hacia la Iglesia de las nuevas playas
Aporte de Ana Rigo de Celli
7º Curso - Región Canaa
“Fue una vivencia muy fuerte verlo vacío, despojado, pero seguía irradiando las gracias. Feliz de saber que nuestra Federación y nuestros nombres quedaron impresos en la parte de atrás del retablo para toda la vida”.
Queridas Hermanas Federadas,
Hace un tiempo que me pidieron que les escriba contándoles mi experiencia como voluntaria para el Jubileo. No lo hice antes, no porque no tenga nada que contarles, sino porque al volver a mi Córdoba y a mi realidad de todos los días, fue muy difícil adaptarme física y espiritualmente. Fue una vivencia tan fuerte que todo mi ser se tuvo que acomodar nuevamente.
Tantas cosas vividas!... Resulta imposible escribirlas todas, pero voy a tratar de buscar las experiencias que calaron hondo en mi alma y compartirlas con ustedes.
Del 22 al 25 de Mayo, recorrimos el camino de la filialidad. El objetivo del viaje era ir a Cambrai (Francia), al Santuario de la Unidad, buscando la vida y el mensaje de José Engling para traer la “pira” de José para el Jubileo.
Comenzamos nuestro recorrido en Verdú, conociendo el cementerio y el Templo, para entrar en el marco histórico de la primera guerra mundial, y así comprender los pasos de José en ese tiempo. En un pueblo cercano, pudimos visitar la capillita en donde se consagró a la Mater, y desde allí le mandó una carta al Padre Kentenich, pidiéndole perdón por su comportamiento (cuando se quedó toda la noche jugando a las cartas).
En Cambrai recorrimos el cementerio donde está enterrado José. Después, fuimos en el ómnibus con la pira hacia el lugar donde está su memorial. Con la pira al hombro y rezando el rosario, comenzamos a desandar el camino hacia el Santuario (en total 4 km).
En mi horario espiritual escribí: “Gracias José Engling por enseñarme a decir siempre SÍ a todo lo que el Señor me tiene preparado. A profundizar mi alianza de amor. A dar todo como voluntaria, y a entregar todo, mi libertad y mi voluntad”.
Al otro día nos fuimos a Lisieux, a conocer la vida de Teresita: su casa, la catedral donde había hecho su primera comunión, el Carmelo.
En mi horario espiritual escribí: “Gracias Teresita por enseñarme a ser hija. Que nunca me olvide de ser siempre niña ante Dios”.
Del 21 al 22 de Junio, fiesta de Corpus Christi. Es una tradición, en el monte Schoenstatt, cubrir con alfombras de flores el camino de la procesión de Corpus. Durante los días previos, se recogen flores de todos lados. La Municipalidad les da un permiso especial a las hermanas para que recojan flores de diferentes plantaciones, y también las cortan de su mismo vivero. El sábado a la tarde nos juntamos todos los voluntarios y personas que no necesariamente eran de Schoenstatt a diseñar las alfombras, que este año llevaron dibujos alusivos a Corpus Christi y al Jubileo. Fue un trabajo de hormiga, de muchísima gente y de hermanas, y ya es tan conocida la festividad que vienen ómnibus de turismo a visitar estas verdaderas obras de arte. El domingo, la gran procesión, recorriendo el camino de flores y terminando en la Iglesia de la Adoración, con la misa.
En mi horario espiritual puse: “Gracias Mater por compartir y vincularme con tantas personas de otras culturas, en estos momentos”.
9 de Septiembre, desarmado del Santuario original para pintarlo. Después de la bendición, comenzamos a desarmar el Santuario original, sacamos los candelabros, los bancos, los cuadros, las imágenes, etc. Se corrió el retablo, y el Padre Antonio (rector del Santuario) nos dio permiso de ir atrás. La hermana Beatriz con un lapicito comenzó a escribir nombres y todos la copiamos, yo escribí el de nuestra Federación Argentina-Paraguay y el de mi familia. Fue un momento de mucho simbolismo. Había una lista en sacristía donde cada uno se anotaba para limpiar algún elemento, Marta y yo limpiamos los candelabros y la espada de San Miguel Arcángel.
Fueron tardes muy lindas, con mucha alegría, todos en la sacristía.
En mi horario espiritual puse: “Fue una vivencia muy fuerte verlo vacío, despojado, pero seguía irradiando las gracias. Feliz de saber que nuestra Federación y nuestros nombres quedaron impresos en la parte de atrás del retablo para toda la vida”.
17 y 18 de Octubre. Después de trabajar mucho durante los 5 meses, nos dijeron que disfrutáramos y que viviéramos estos días sin horario y con tranquilidad. Fue un regalo enorme, porque realmente disfruté y me dediqué a vivir estos días con mucha alegría. La Mater nos hizo un gran regalo a mi marido y a mí, nos invitaron a participar en la Vigilia llevando una vasija con el capital de gracias de toda la familia internacional. Para mí fue muy significativo porque entregaba en esa vasija todo mi capital de gracias por mi voluntariado, y mi marido entregaba el suyo por haberme dado la oportunidad de vivir esta experiencia tan profunda y tan honda que nunca voy a olvidar.
Y llegó el gran día. Fue un júbilo enorme, mi corazón estaba lleno de alegría, agradecimiento, felicidad, experiencias riquísimas, bullicio. Me sentía como dueña de casa, que tenía que recibir a ésta, mi familia. Fueron llegando peregrinos de muchísimos países, viví lo que tanto hablábamos en los meses pasados, la internacionalidad de Schoenstatt. Los vínculos entre tantas culturas, vestimentas, colores e idiomas diferentes; pero unidos todos por una misma Madre, por el Santuario y por un Padre que desde el cielo estaba feliz y mandaba muchas bendiciones.
Del acto central del 18, lo que más me impactó fue cuando sacaron el cuadro de la MTA y lo llevaron a la “Pilger Arena”. Allí la esperábamos con banderas de todo el mundo flameando y con cánticos- Fue una fiesta, y sentí que Ella me decía: “Hija aquí estoy, cuidaré perfectamente de ti”. Mi corazón desbordaba de tanta alegría!
Gracias Mater, gracias Padre, gracias familia.
Con todo mi cariño,
Ana Rigo de Celli
7º Curso de Federación de Madres.
Región Canaa.
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