martes, septiembre 01, 2015

Editorial P.Carmona - Setiembre 2015

Tenía que llegar el mes de la primavera. Precisamos renacer, despertar a la esperanza y experimentar que la naturaleza se hace vida. Primavera tiene que ver con la “primera vista”, con ver las cosas, los hermanos y la propia vida con nuevos ojos, con nuevo corazón. Claro que la primavera en sí no regala todo esto, sino la actitud fundamental del alma que es capaz de sentir que, aunque se esté a veces en invierno, nada puede impedir que regrese la primavera. ¡Hermoso símbolo!
Los cristianos del norte celebran la Pascua en primavera, nosotros en espíritu nos asociamos a la vida, la que Cristo nos trajo matando los inviernos, las muertes, el dolor, la violencia.
Para los schoenstattianos, septiembre nos habla especialmente a través del nacimiento de la Virgen, de su Dulce Nombre, de la pascua del Padre Fundador y su reencuentro con su Madre, con Jesús y con su Padre.
Nos vendrá bien sincronizar el mes con estos acontecimientos y con la alegría de sentir que todo vuelve a florecer. El buen clima nos puede ayudar también a despertar la creatividad, expresar alegría y creer en lo bueno de la vida.
Por los años 30, un grupo de jóvenes pensó que había un nuevo inicio para Schoenstatt y se identificaron con el nombre “Primavera sagrada”. También nosotros podemos asumir un nuevo comienzo en una nueva primavera…

P. Guillermo Carmona

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