La gracia de la fecundidad apostólica
No solo gracias de cobijamiento y transformación debemos esperar de
la Virgen en el Santuario. También nos tiene preparada otra gracia: la gracia de
la fecundidad apostólica o de misión.
Debemos ser nosotros como cada bautizado y confirmado? No, no solo
como cada bautizado y confirmado, sino como autentico apóstol debemos y podemos
ser, si la Santísima Virgen nos regala en el Santuario esta gracia de la
fecundidad apostólica y, por así decir, nos envía al mundo como sus apóstoles
escogidos.
También la virgen, como la fiel colaboradora de Cristo, ha hecho de
esta tarea su misión propia. Siempre nos señala hacia más adelante, hacia su
Hijo.
Después que nos ha vinculado a ella por la Alianza de Amor, luego que
nos ha regalado hogar en el Santuario, y una vez que nos ha dado ricas gracias
de transformación, quiere enviarnos como instrumentos en sus manos, para que
podamos anunciar a muchos hombres la Alianza de Amor con Dios.
Si la Madre de Dios nos manda como sus apóstoles, somos entonces
instrumentos en sus manos.
Pocos de nosotros tendremos la tarea de realizar el oficio apostólico
a través de grandes conversiones. Es nuestra vida sencilla en la Alianza de
Amor, el apostolado del ser, los que deben hablar más fuerte que una larga
platica. Los hombres deberán poder captar a través de nuestra vida, que hemos
sellado una alianza de amor, que pertenecemos a la Madre de Dios; que ella
hemos encontrado un hogar y que en ella quiere educarnos para la santidad. Esta
es la verdadera gracia de misión, la que vamos a implorar en el Santuario.
ORACION
Madre piensa tú en mí,
Entonces mi pensar será luminoso y claro.
Habla tú por mí
Y mi hablar será puro y veraz.
Madre, actúa tu por mi
Sera entonces justo mi actuar,
Santificado será mi trabajo
Y también mi descanso.
Penetra toda mi existencia,
Llena todo mi ser
De tal manera que en mi pueda verse
Tu manera de ser y de actuar.
Y me consagro a ti, diciendo: Oh Señora mía, Oh Madre mía. . . . .
PROPOSITO
Como cristianos nos toca testimoniar este mensaje, viviéndolo en la
sencillez y cotidianidad de nuestra vida profesional y familiar, dejando a Dios
la posibilidad de iluminar al mundo con la luz que emane de nuestras
vidas
Irene
Bareiro