Meditación Verónica Ciudad Pap
MARÍA, MODELO DE PRUDENCIA
"Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga
en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó
la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra
aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca". (Mt
7, 24-25)
La prudencia es la virtud por la cual discernimos nuestro
verdadero bien y buscamos los medios correctos para realizarlo. La prudencia es
la que guía nuestra conciencia, nos dice en cada caso lo que conviene hacer o
dejar de hacer; nos indica cuándo y cómo debemos actuar. Quien es prudente toma
sus decisiones de acuerdo a una recta conciencia, evitando siempre el mal.
La prudencia es la compañera inseparable de todas las virtudes,
es la que nos guía para vivir todas las demás.
La Virgen María es un gran ejemplo de prudencia ya que siempre
tuvo esa luz de Dios que le permitía ver claramente todas las cosas dando a cada
una su peso y su medida. La cercanía de María a Dios en la oración le permitía
tener esa luz y esa seguridad en su alma para obrar siempre con prudencia.
María fue siempre prudente en sus palabras, siempre habló oportunamente y con
discreción, además de que supo guardar silencio cuando era necesario.
¿Cuántas veces nos arrepentimos de nuestras palabras?
La falta de prudencia con gestos, risas, preguntas, etc., puede
causar mucho daño en nuestro entorno y también a nosotros mismos, porque la paz
interior depende en gran medida de cómo son nuestras relaciones con los demás.
!Qué ejemplo de prudencia nos ofrece María en su vida!
Con lo poco que el Evangelio nos refiere de Ella es suficiente
para darnos cuenta de que era modelo de prudencia. Cuando el niño está perdido
en el templo, pudo haberlo regañado fuertemente, al fin y al cabo era su hijo;
pero no, Ella sólo dice: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?".
María, de manera reservada, guardaba en su intimidad todo lo que
hacía o decía su Hijo.
En las bodas de Caná María nos enseña también a actuar con
prudencia: "Hagan lo que Él les diga". Ésta es la verdadera
prudencia: dejar que Dios actúe en nuestras vidas.
Sólo llevando una vida de oración podremos tener esa luz que
tenía María para discernir lo que es conveniente y así obrar con prudencia.
¿He sido prudente a ejemplo de la Santísima Virgen María en mi
forma de hablar y de actuar, evitando herir a los demás? Cuando se desperten en
nosotroS pasiones que puedan llevarnos por el camino de la imprudencia,
pensemos en la prudencia de María, y en oración, pidámosle que nos ayude a
decir las cosas con amor, buscando el momento oportuno y aportando al respeto y
la buena convivencia.
¡Que así sea!
Oración Final del Mes de María
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