miércoles, diciembre 16, 2015

Navidad de la Misericordia-Primer día

Novena Navideña 2015:

P.Guillermo Carmona

Introducción
El 8 de diciembre el Papa Francisco abrió la puerta de la Misericordia e inauguró un lugar y un tiempo santo. Navidad también es un tiempo de gracia. El nombre de esa gracia se llama: Misericordia.
Nos sentimos interpelados a ir a Belén para mirar al Niño que refleja la misericordia del Padre y abrazarlo como quien nos invita a imitarlo.
 Cada día de la novena meditaremos algún hecho bíblico que tenga que ver con la misericordia. Lo relacionaremos con la Navidad, buscando que sea una experiencia de vida y nos modele el día a día de la espera.  
Comenzamos la novena rezando una oración introductoria. Luego alguien puede leer el texto bíblico y otro la reflexión que le sigue. Se dejan unos momentos para la meditación y las preguntas, que pueden dialogarse, si la novena se hace en familia o en grupo. Finalmente se lee el propósito sugerido para cada uno de los días.

Oración inicial
Tu santuario es nuestro Belén, en cuya aurora Dios se regocija.
Allí diste a luz virginalmente al Señor,
quien te eligió por Madre y Compañera.

En esa admirable fecundidad nos trajiste al Sol de Justicia.
Para que nuestro tiempo pueda mirar la Luz eterna,
erigiste benignamente a Schoenstatt.

Como Enviada de Dios y Portadora de Cristo,
quieres, desde el santuario, recorrer el mundo en tinieblas.

Con alegría sumerge nuevamente al Señor en mi alma, y, al igual que tú,me asemeje a él en todo;
hazme portador de Cristo a nuestro tiempo
para que se encienda en el más luminoso resplandor del sol.

El universo entero con gozo glorifique al Padre,
le tribute honra y alabanza por Cristo, con María,
en el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.





Primer día.
Dejar que Jesús nos mire, nos llame y nos cambie la vida.

1. Texto bíblico: Lucas 5.27-32
“Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: ‘Sígueme’.
El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos.
Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: ‘¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?’. Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: ‘No son los sanos que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan’”. Palabra del Señor.

Después de la lectura dejamos un pequeño espacio para la reflexión personal del texto escuchado o leído. Me pregunto:
-      ¿Qué sucedió?
-      ¿Qué mensaje trae el texto?
-      ¿Qué me dice a mí personalmente?


2. Reflexión
La mirada de Jesús conmueve al hombre y lo convierte. Le cambia la vida y por eso lo sigue. Jesús no niega la realidad pecadora de Levi, sino que la asume y se propone redimirla.
Por otro lado, Jesús no levanta barreras ni discrimina, como lo hacen los fariseos y escribas. No se comporta como aquellos que separan entre aquellos que cumplen la ley y los que no lo hacen. La única intención es regalarle al hombre su perdón e invitarlo a cambiar. La invitación -¡Sígueme!”- es la expresión sensible de abandonar lo viejo y comenzar algo nuevo.  
La mirada y la palabra de Jesús tiene que haber sido tan fuerte que Levi -Mateo- no dudó un instante en dejar la caja, la mesa de recaudador de impuesto, el dinero, la convivencia inicua. El seguimiento es expresión de cambio: no quedarse donde está, sino ayudarlo a Jesús a sembrar semillas de cambio y de esperanza.
El convertido cambia de vida, invita a un banquete y se torna solidario: todos están convidados a la mesa. Sólo aquellos que envidian este gesto se tornan acusadores, represores del bien. El perdón y la misericordia están en el centro de la acción de Jesús.
En Navidad Jesús quiere mirarte. Desde el pesebre invitarte, invitarnos a todos, a cambiar. Nosotros acudimos como los pobres de entonces, los pastores, atónitos quizás para hallarnos con alguien que nos regala la paz y en su sonrisa nos llena de alegría.  
Cada uno de nosotros es Leví. Yo soy Leví. Tú eres Leví. Precisas que el Niño te me mire, me mire, y me invite a ser pastor, cuidador de los hermanos que que anhelan salvación.
Así como en la Nochebuena el Padre Dios no discrimina, nosotros queremos acoger a todos los hermanos y llevándolos al pesebre, pedirle a Jesús que también los reciba y todos -nosotros y ellos- lo sigamos.

Preguntas para la reflexión
1.   ¿Qué es lo primero que hace Leví cuando siente la mirada de Jesús? ¿Qué siento yo mirándolo a Él?
2.   ¿Qué personas estaban invitadas al banquete? ¿A quién quiero yo recibir en mi casa, en mi corazón, y prepararle a ellos, la experiencia del encuentro?
3.   ¿En qué consiste el “¡Sígueme!” de entonces a Levi, si lo aplico a mi vida en esta Navidad?

Compromiso sugerido
Rezar un Rosario, o una decena del Rosario, por alguna persona que siento, está lejos de Jesús y que pertenece al círculo de amistades.


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