jueves, diciembre 03, 2015

Navidad

El mes de diciembre es un mes muy especial. Nos trae a la conciencia el mensaje navideño y nos predispone para el descanso veraniego.
La Navidad es ocasión para vivir más cerca de Jesús y de María.
Vivir la Navidad es saber que Alguien vino a ponerle más paz, bondad y amor al mundo. Y en virtud de su gesto, abrir el corazón a los que se hallan solos y tristes, deprimidos o apesadumbrados; quizás, así descubramos la razón que les desdibujo la sonrisa en este tiempo.
La venida de Jesús arrancó de cuajo el aguijón del mal y nos despertó nuevamente a la esperanza. La magia de la Navidad se centra en el pesebre, donde todos, pequeños y grandes, pobres y ricos, creyentes y no tanto, miran a un Niño desvalido y necesitado, como cada uno de nosotros, nacido en Belén.
Pero además, diciembre nos brinda la oportunidad de hacer un balance del año, lo que él nos ha traído de alegría y de tristeza, de éxitos o fracasos. Sería muy bueno escribir (y no sólo pensar) lo positivo y negativo del 2015. Ningún año tiene sólo luz o sólo sombra; y de todo podemos sacar una enseñanza. La gracia y la felicidad consisten es transmutar aquello que nos ha lastimado, en una fuente de gracia y bendición.
Quizás en la Nochebuena, si nos acercamos al pesebre y le ofrecemos al Niño lo vivido en este año, Él nos hable al corazón y nos diga cuánto nos quiere y ama.
Les deseo una muy feliz Navidad y un año 2016 pleno de gracia y bendición,

P. Guillermo Carmona
 

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