jueves, junio 21, 2012

PUENTE Nº 13

“EL ÍMPETU APOSTÓLICO Y MISIONERO DE CADA FEDERADA”
Dinámica de Integración: Descubriendo un ángel…
Objetivos:
·        Crear conciencia en nuestros cursos de la importancia del Apostolado.
·        Despertar el Espíritu Apostólico.
·        Compartir lo que estamos haciendo.
Desarrollo:
1) Definiciones:
1.1  Ser “APÓSTOL”
Un apóstol es «uno que es enviado». Cristo era apóstol de Dios (hebreos 3:1) y Dios lo «envió» para  salvar a la humanidad, redimiéndola de sus pecados.
Los apóstoles de hoy son enviados de Jesús para cumplir una misión, la de llevar su mensaje y hacer presente a Cristo en el mundo.
El apóstol recibe la misión de entregar a Jesús, quien ha entregado la vida por nosotros.
Apostolado es la entrega de la entrega de Jesús. El apóstol es elegido por Jesús (es una vocación) para estar con él y llevarlo a los demás. Exige fuego en el corazón y desprendimiento de sí mismo: "convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. Y les dijo "No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno" (Lc 9, 1-4)

¿Qué pensó el P. Kentenich al fundar la Federación?
El P. Kentenich nos dice:
… "la federación es una comunidad mariana y apostólica". El espíritu apostólico es, junto al espíritu mariano y comunitario una dimensión esencial de nuestra Federación
La federación es una asociación apostólica, corazón de un movimiento apostólico.
Nos formaremos como apóstoles en la medida que hacemos apostolado, dando testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios y a la vez consagrada al prójimo.
Schoenstatt,  es un movimiento de profunda espiritualidad, que impulsa a sus miembros a la santificación personal. Pero “esta santificación se orienta al apostolado y de él vive, e inflama con su ardor el celo por las almas” (HP 492). “No conocemos ningún apostolado sin interioridad, y ninguna interioridad sin apostolado” (P. Kentenich). María, “la gran Misionera”  nos quiere impulsar a la acción, al trabajo apostólico. En nuestro propio ambiente: en mi familia, en el trabajo, en el colegio o la universidad, en  mi ambiente social, en mi parroquia o en la diócesis.  Una federada siempre es APÓSTOL, con nuestro ejemplo y testimonio, sólo debemos tomar conciencia de ello.
1.2  “Hacer  Apostolado”
"La vocación cristiana es, por su misma naturaleza, vocación también al apostolado". Aparece aquí una visión dinámica de la existencia cristiana, porque la misión "no aparece ya como mera actividad exterior que se añade a manera de accidente al ser cristiano que descansa en sedentarismo, sino que el mismo ser cristiano es, como tal, un movimiento hacia afuera. Está marcado en su esencia con el sello misionero y debe, por lo tanto, producir necesariamente una actividad exterior como realización de su más profunda esencia en todo tiempo y en cualquier cristiano que viva de verdad su cristianismo"". Si dedicarse a procurar la gloria de Dios y el advenimiento de su reino entra de pleno derecho en la vida cristiana, no hay razón para ejercer el apostolado con inquietud, como si se robase el tiempo reservado a Dios. La actividad apostólica es un modo de realizar la unión con Dios, como se hace a través de la oración, puesto que se lleva a cabo precisamente para cumplir la voluntad divina. El apostolado, además de consecuencia del amor cristiano y de la contemplación del Dios de la salvación, es también meditación privilegiada de santidad en cuanto que promueve directamente el reino de Dios y es continuación de la actividad redentora de Cristo; es comunión con Dios, acto de culto y forma de participación en el dinamismo divino de la historia. (1 Cor 3,9; 1 Tim 3,2; 2 Tim 4,2; Rom 1,9).
María nos enseña que el apostolado es oración, servicio y cruz. El espíritu apostólico se traduce en hechos concretos en el ámbito donde nos toca actuar.  El apostolado es hacer amar a Cristo. Se trata de contagiar a los demás el amor de Cristo. Es necesario actuar nuestra oración y orar nuestra acción.
Estaremos haciendo apostolado aun cuando estemos dentro de nuestras casas, cuidando a nuestros hijos o al marido enfermo.  Pero si lo hacemos no como deber de estado, sino con plena conciencia de apostolado. ¡Uno es apóstol siempre!
1.3 Actitud Fundamental:
El  verdadero apóstol vive desprendido de sí mismo y adicto a Cristo; va muriendo día a día “al hombre viejo”, a fin de que surja en él “el hombre nuevo”, es decir, Cristo; no busca su éxito personal, sino la victoria de su Señor. Está  siempre alegre, también en medio de las luchas y pruebas de la vida, al saberse, en toda circunstancia, cobijado en el amor misericordioso y fiel del Padre. En Schoenstatt, la Virgen María es “nuestra fundadora, nuestra Señora, nuestra Reina” (P. Kentenich, 18.10.1939). La consagración, la Alianza que sellamos con María en el Santuario, y que procuramos poner en práctica en la vida cotidiana, es garantía de un impulso apostólico siempre renovado. Y así debe ser. Todo encuentro verdadero con María nos debe llevar más profundamente a Cristo, a identificamos con Él, y por eso, a compartir también su misión redentora. “Madre tres veces Admirable, enséñanos a combatir como luchadores tuyos, para que el mundo por ti  renovado, glorifique a tu Hijo Jesús”, dice una de las primeras oraciones que viven en la tradición de la Familia de Schoenstatt.
San Pablo nos enseña las actitudes fundamentales de un apóstol:
1-    Vivir una profunda y alegre conversión.
2-    Enamorarnos cada vez más de Cristo.
3-    Ser apóstoles encendidos por el amor de Cristo y esforzarnos por crecer en el amor.
¡¡¡Actuar hoy, no mañana, no quedarnos con este tesoro en nuestras manos, vencer los miedos personales y creer que no soy yo quien vive, sino que es Dios quien vive en mí!!!
2) Importancia del PILAR APOSTÓLICO:                    
Palabras del P. Kentenich: Lo mismo debiéramos decir de la tercera gracia del Santuario: la gracia de la fecundidad apostólica. Desde que nos hemos esforzado como Familia por vivir nuestro “Poder en blanco”, desde que nos hemos entregado con tal disponibilidad en manos de la Santísima Virgen, podemos esperar una gran fecundidad apostólica. Nosotros hemos recibido una misión de Dios a través de María y lo que, hasta ahora, había impedido a la Santísima Virgen la realización de dicha misión era el hecho de que ésta dependía de nuestra disponibilidad, por eso esperamos ahora una inmensa fecundidad. Mientras más disponibles estemos nosotros para el Reino de Dios, tanto más profundamente crecerá éste en nosotros. Y mientras más crezcamos en Dios, tanto más confiado será nuestro caminar a través de los peligros de la vida.
Nuestra súplica de fe a la Madre tres veces Admirable debería darnos una vigorosa gracia de transformación expresada en una confianza inconmovible en el Padre Dios.
(P. Kentenich, 1940)

3)  APOSTOLADO según nuestro ESPEJO:

El apostolado abarca todos los campos posibles: la oración, el capital de gracias, el ser y el hacer. El campo de acción por excelencia es la propia familia, la Federación de madres y la Familia de Schoenstatt.
Según sus posibilidades, podrá hacerlo en el ámbito de la Iglesia, en su trabajo, en la actividad pública, impulsadas por las palabras de nuestro Padre: “Mi profesión principal, mi deber principal, mi oración principal es y seguirá siendo: ¡amar! ”.
De acuerdo con las necesidades del tiempo y de la Iglesia, la esencia de esta comunidad es la educación de apóstoles formados, y capaces de formar a otros, en el espíritu de San Pablo, que es el espíritu vivo de Cristo, realizado en María.
La tarea primordial de las madres de Federación, consiste en manifestar convincentemente por su estilo de vida mariano, la realidad de lo sobrenatural.
La falta de acción apostólica paraliza la vida del Curso y empequeñece su horizonte. Tareas apostólicas, sin embargo, prueban la fuerza de la Alianza y su fecundidad, unen estrechamente a los miembros del Curso entre sí y exigen un compromiso personal, hace crecer, da alegría y dinamismo a la vida del Curso.
El Santuario es la fuente del apostolado. Allí bebemos y a este lugar conduciremos a otros para que beban.
Nuestra Madre un día nos llamó y nos quiere utilizar como sus instrumentos para la renovación del mundo. No temamos salir a conquistar almas, siendo sus instrumentos confiemos en que Ella nos ayudará.
Quién sino yo, aquí y ahora. Hoy, no mañana.
Al enfrentar los desafíos que nos propone nuestro tiempo, tenemos que tener claridad en nuestras metas. ¿Cuál es esta meta? La victoriosidad divina. Para enfrentar hoy un mundo pagano y secularizado, necesitamos nuevamente conciencia de victoriosidad, no por mera necesidad sino porque nace de una realidad objetiva.
El Padre nos dice hoy: Todo el Movimiento ahora es de ustedes y debe seguir siéndolo. Yo sólo quiero y puedo estar a su lado, apoyándolos y aconsejándolos. De ustedes depende la existencia, la extensión y el florecimiento de nuestra Federación.
4) CONCIENCIA de MISIÓN:
4.1 Manifestación:
Tener una misión significa haber encontrado un sentido en la vida”
Podríamos distinguir entre aquellas personas que tienen un para qué en la vida y aquéllas que no lo poseen, es muy importante poseer un sentido más trascendente en la vida. 
Las cosas que uno hace, desde las más sencillas hasta las más importantes, deberían tener un sentido. Este sentido ordena nuestros actos, prioriza nuestras actividades y nos alienta en tiempos difíciles. Por eso es tan importante tener conciencia de nuestra misión, para que esto dé un sentido a nuestra vida.
4.2 Aceptación:
“Pase lo que pase, el Padre del cielo ha trazado el plan de mi vida.  La Sma. Virgen guarda ese plan en el Santuario.  Sólo tengo que decir que sí”
4.3 Ejemplos:
El Padre Kentenich es el más claro ejemplo de aceptación de su misión divina.
La misión que Dios diera al Padre Kentenich fue la de ayudar, a través de su ser paternal sacerdotal, a solucionar el problema que el hombre actual tiene frente a Dios. La Santísima Virgen lo educó para ello e hizo de él un reflejo del Dios Misericordioso, haciéndolo participar de su ser y actuar de Padre. Ésta fue para muchas personas su gran experiencia.
Don Joao Pozzobon: Conocemos su vida, de qué manera él no regateaba tiempo ni dedicación a su apostolado. He aquí una frase suya:….”cargando la Virgen peregrina bajo una lluvia violenta y viento, pero siempre para adelante…”  El mundo llama a esto locura.  Es verdad, pues existen dos tipos de locura.  Hay quienes actúan locamente por el mal; otros actúan con locura por el bien, donándose a los otros, conservando el gran jardín de Dios.  Se consagra a la Virgen, sellando con Ella una Alianza de Amor. Le ofrece su oración y santificación. Quiere ayudar a cambiar el mundo. María, a su vez, va haciendo de él un esposo y padre ejemplar, y un evangelizador heroico. Sin descuidar su familia, a lo largo de 35 años camina 140.000 km., siempre en oración, llevando la imagen de Nuestra Señora de Schoenstatt con su hijo Jesús a familias, escuelas, hospitales, cárceles, etc., invitando a su paso a rezar el Rosario y consagrarse a María. Desarrolla así, una gigantesca misión evangelizadora popular.
5) El LEGADO de HOERDE:
Recordemos, la Jornada de Hoerde, el 20 de agosto de 1919, en la conferencia que dio origen a la Federación Apostólica, de la que hoy nosotras formamos parte.
En aquella memorable Jornada, el P. Federico Ernst nos invita a meditar y asumir el programa de San Pablo, quien con la fuerza de la gracia, se transformó de perseguidor a seguidor de Cristo.
Nos pregunta: ¿Acaso no podríamos nosotros también asumir este programa, hacerlo nuestro total y plenamente? ¿Quién podría caracterizar mejor que San Pablo nuestra relación con Jesús y nuestro medio? Él nos lleva a la fuente de la fortaleza, de la cual se nutre la acción de todo apóstol: y ese material se llama AMOR. El amor es lo que hace que el apóstol sea verdaderamente apóstol.
Naturalmente que todos no podremos llegar a ser otro San Pablo, pero si podemos conservar y cultivar al anhelo de horizontes amplios, de grandes empresas, de apostolado y formarnos como apóstoles mediante un serio trabajo de ascesis sobre nosotros mismos.
Si bien no todos podemos salir al mundo como misioneros, todos podemos descubrir la misión que nos propone la Divina Providencia: ser misioneros en nuestro medio, fortalecer y afirmar en nosotras la preocupación para trabajar en contra de la descristianización de la sociedad.  Esta labor nos compete a todos.  Debemos ser levadura en la masa, columnas de fuego que iluminen el camino en medio de la superficialidad y tinieblas de nuestro tiempo.
El primer y último fin es: “el APOSTOLADO”. No se trata en primer lugar de una nueva organización, de una nueva asociación, más bien, queremos apoyar las organizaciones y comunidades ya existentes, a través de una sabia adaptación.  Somos una comunidad “ASCÉTICO-APOSTÓLICA” de educadores que quieren existir para otros como estímulo del apostolado laical.
El objetivo de la Federación es formar “San Pablos” para la Iglesia y para el tercer milenio.
El triple amor de San Pablo debe llegar a convertirse en patrón,  medida, sobre los cuales debe asentarse nuestra labor apostólica: amor a Cristo, amor al prójimo y amor al sacrificio.
6) Los 3 PILARES de nuestro APOSTOLADO:
El espíritu apostólico se cultiva mediante el apostolado en todos los campos posibles:
De allí que siempre intentamos ser un auténtico testimonio de vida cristiana en cada uno de los lugares en que nos desenvolvemos. Reconociendo que todo lo que hacemos, no es por mérito propio sino por gracia de Dios. Aceptando con humildad nuestras limitaciones, las que  una y otra vez nos señalan nuestra realidad de hijos, de creaturas y nos hace crecer en filialidad.
1º PILAR: Apostolado del ser
Se manifiesta en cada uno de los lugares en que nos toca actuar, sirviendo desinteresa- damente, con nuestro testimonio, con nuestras oraciones, palabras, alegrías, renuncias y sacrificios silenciosos.
1-      En nuestra familia natural
2-      En toda la familia de Schoenstatt
3-      En la Iglesia y en el mundo
Ésta es la misión a la que Dios nos llamó, sabemos que somos instrumentos en las manos de la Mater, dispuestas a ser puente entre Dios y los hombres.
2º PILAR: Apostolado del hacer
Nuestra preparación no es para encerrarnos en nosotras mismas, sino para aplicarlo primero en la familia natural, en toda la familia de Schoenstatt y en la Iglesia y la sociedad. Buscamos un apostolado de acuerdo a nuestros tiempos, horarios, aptitudes y carismas. Schoenstatt ha asumido diferentes acciones sociales y hay mucho para trabajar en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia:
*El apostolado es un aspecto de medición de la vocación de la federada.               
*El apostolado debe ser parte de nuestra vida, nuestro compromiso por lo que hoy nos toca vivir, nuestra realidad, nuestro desafío.
3º PILAR: La oración y el Capital de Gracias:
Ofrecemos nuestra vida entera, con todo lo que somos y hacemos, a la Santísima Virgen, por nuestros hermanos, pidiendo y rezando por ellos, por la instauración de reino de Dios en la tierra. Impregnando de espíritu evangélico el mundo, las estructuras temporales, por nuestra participación activa en la edificación de la Iglesia y específicamente para nosotras, en la edificación de Schoenstatt como célula viva dentro de la Iglesia.
7) DESAFÍOS:
7.1 Despertar la conciencia de misión en nuestros cursos:
Debemos ayudar a nuestras hermanas a despertar esa conciencia apostólica, saber que el Curso se forma para la acción, no es un grupo cerrado, no es un grupo íntimo, sino que está formándose para la acción apostólica.
Cada miembro del Curso está llamado a realizar una acción apostólica, ya sea como individuo, ya sea como matrimonio.  En diversos campos: en la parroquia, en el trabajo, en la familia.
Pero nuestra tarea fundamental es estar atentas a las necesidades de la Rama de Madres: prestando un servicio a otros grupos, organizando una jornada, charlas, seminarios, dirigiendo grupos.
Nosotros debemos tomar las iniciativas que surjan en nuestros Cursos, encauzarlas, hacerlas crecer,  hasta que se concreten en acciones apostólicas concretas.
¡¡Somos élite dentro de Schoenstatt, estamos siendo formadas para ser dirigentes!!!
7.2 Nuestras acciones apostólicas deben tener el sello de Schoenstatt:
La tarea apostólica primordial de las madres de Federación, consiste en manifestar convincentemente por su estilo de vida mariano, la realidad de lo sobrenatural. No todos dominan el arte de hablar como para hacer de él un instrumento de apostolado. Pero todos pueden ejercer el apostolado de la oración y el buen ejemplo.  Trabajar uniendo lo natural con lo sobrenatural.
7.3 Las tareas apostólicas deben fortalecer y dinamizar a nuestros cursos:
Los integrantes de nuestros cursos se conocen mucho más en la acción apostólica y los enriquece.
Si en un Curso no se da el apostolado, el mismo se empequeñece y se va paralizando hasta corre el peligro de desaparecer. La falta de acción apostólica paraliza la vida del Curso y empequeñece su horizonte.
Sin embargo, la fecundidad apostólica une estrechamente a los miembros del Curso entre sí y exigen un compromiso personal que hace crecer, da alegría y dinamismo a la vida del Curso.
7.4 ¿Por qué nos resulta tan difícil anunciar el Evangelio?
Cuando el cristiano se repliega o se calla por temor a pasar vergüenza, entonces pierde algo importante de su cristianismo. Nuestro espíritu apostólico debe llevarnos a la disposición a sufrir humillaciones, resistencias, desprecios y subestimación por parte de los demás.
Sólo un don del Espíritu Santo nos puede ayudar a vencer esta falsa prudencia.  Este don es el “espíritu de apóstol” y tenemos que implorarlo de lo alto.  No podemos alcanzarlo por medio de un simple propósito, sino que hay que pedirlo a Dios.


8) TALLER:
Analizamos los problemas más comunes que surgen en nuestros cursos y buscamos soluciones.
1 - En el curso no existe suficiente conciencia apostólica
2 - El curso tiene mucha vida hacia el interior, muy compenetrado, no tiene apostolado.
3- Excusas: La edad, los hijos, el marido, la casa, el trabajo, desánimo, cansancio, etc
4-   Trabajo apostólico no equilibrado: el activismo

 SUGERENCIAS CONCRETAS:
1-      ¿Cómo animamos a nuestros cursos en el área apostolado?  Soluciones
2-      ¿En la organización comunitaria, como favorecemos el apostolado?
3-      ¿Cómo podemos mantener vivo este campo?

Bettina Sosa de Dacosta





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